Cerca de la mitad de la producción global de petróleo se utiliza como combustible para el transporte. Los autos híbridos y eléctricos pueden ser la tecnología del futuro en el sector y se basan, al igual que los productos electrónicos, en baterías cuyo insumo insustituible es el litio. El enorme volumen del mercado y las perspectivas de uso de este mineral se complementa con el siguiente dato: el 90 por ciento de las reservas mundiales de litio de extracción menos costosa se encuentra en los salares de Bolivia, Chile y Argentina.
De hecho, nuestro país ya es uno de los principales exportadores. Pero al igual que en la minería metalífera del cobre y el oro, el litio se vende en un concentrado con baja agregación de valor, más allá de que el posible crecimiento de la cantidad producida y del precio prometen jugosas regalías para las provincias y obras de infraestructura para los municipios. Que la industria nacional juegue fuerte en todos los segmentos de la cadena de producción para no replicar el esquema tradicional extractivo es un desafío sobre el que Cash consultó a científicos, empresarios y funcionarios del gobierno nacional y de las provincias.
El litio en sí no es una fuente de energía, pero resulta esencial en el desarrollo de las baterías de almacenamiento eléctrico. En la actualidad, el 50 por ciento de este metal se utiliza para aleaciones, en parte para la industria aeroespacial, cerámica y lubricantes, un 30 por ciento para aires acondicionados, sector metalúrgico, baterías para autos y medicina, y un 20 por ciento para producir las baterías de celulares, notebook y tablets. La producción de baterías de litio se incrementó desde el año 2000 a un promedio anual del 28 por ciento y se espera que continúe creciendo, en especial para abastecer a la industria de autos eléctricos. Argentina debutará a fines de septiembre con el ensamblaje de la primera batería de litio. Se espera que esa producción abastezca de modo paulatino a las computadoras producidas en Tierra del Fuego para el plan Conectar Igualdad.
En el mercado se especula que el litio puede ser el petróleo del siglo XXI. Existen indicios de la relevancia que tendrá. La revista Forbes denominó a la región como la Arabia Saudita del litio. Más allá de la producción de electrónicos, que en sí mismo ya es un mercado interesante, la potencialidad de este mineral está dada por las perspectivas del auto eléctrico, en función de la creciente presión internacional para reducir la emisión de gases de efecto invernadero y el aumento en el precio del crudo. Un informe de comienzos de 2011 publicado por la Unión Europea advierte que entre el sector público y privado se invirtieron en todo el mundo más de 21.000 millones de euros en investigación sobre autos eléctricos. El Citibank dio a conocer en febrero de este año un trabajo donde destaca que Toyota lidera el segmento híbrido y eléctrico, seguido por Ford y General Motors. Estima que la participación de las ventas globales de esos vehículos pasará de 2,5 por ciento del mercado al 6,3 por ciento en 2015. El Toyota Prius, Nissan Leaf y Chevrolet Volt liderarán las ventas. A la vez, empresas como Panasonic, LG y Sony trabajan en la fabricación de las baterías, aunque lo hacen en Asia y con una escala de producción enorme. De todos modos, sigue siendo una tecnología que, en el caso de los autos, corre el riesgo de no ser masiva.
El recurso
Según datos de 2011, las salinas de la Argentina, Bolivia y Chile conforman el triángulo del litio. En ese espacio territorial se concentra casi el 90 por ciento de las reservas mundiales del mineral extraíble en forma menos costosa. La ventaja de la explotación en esta región es que las reservas se localizan en salmueras naturales, lo que permite que el costo marginal de producción sea menor así como también el daño al medio ambiente. Al contrario de la dificultad que presenta la minería de oro o de cobre, por su tamaño y complejidad para la extracción, el litio es muy fácil de extraer, a través de un simple proceso de bombeo y evaporación que no requiere gran infraestructura y capital, a diferencia de la minería a cielo abierto, explicó a este suplemento Nicolas Gutman, investigador del Centro Cultural de la Cooperación.
Argentina representó el 11,5 por ciento de la producción total de litio en 2010, el cuarto puesto detrás de Chile, Australia y China. Se exportaron derivados del litio por 70,9 millones de dólares. Casi el 70 por ciento del total correspondió a carbonato de litio, un concentrado que requiere escaso desarrollo tecnológico. Argentina es el segundo mayor exportador de carbonato detrás de Chile, que tiene el 50 por ciento del mercado. La producción de litio representa sólo el 1,4 por ciento de la minería nacional. En la Argentina las reservas de mayor calidad de encuentran en el Salar del Hombre Muerto, Catamarca, y en el salar de Olaroz, Jujuy. En nuestra provincia las empresas todavía están en plena exploración, y en todos los casos van a producir carbonato de litio, indicó a Cash Ricardo Salas, secretario de Minería de Salta.
El Estado
La cadena de producción tiene una primera etapa de extracción y generación del concentrado, que actualmente realizan las empresas en el país. Luego ese concentrado se utiliza junto a otros compuestos para fabricar, mediante un proceso químico complejo, los polvos que componen las celdas, que se ensamblan para formar la batería.
Argentina comenzará, de a poco, por el último eslabón. El objetivo es fabricar las baterías tal cual están en el mercado ahora. Se van a importar las celdas y armar las baterías acá. Creemos que a fines de septiembre estará la primera batería ensamblada en el país. El proceso implica unir las celdas, incorporar el controlador, soldar y empaquetar. Tiene agregación de valor, pero sobre todo da lugar a una transferencia tecnológica interesante. Las ganancias se reinvertirán para continuar con este proyecto, indicó a Cash Daniel Barraco, científico de la Universidad de Córdoba que coordina las actividades de investigación alrededor del litio.
Una de las plantas de ensamblaje de baterías de la empresa PlaKa se ubica en Catamarca y está a la espera de recibir las maquinarias. También producirá baterías de litio la firma Probattery. La intención es abastecer en forma progresiva a las empresas electrónicas de Tierra del Fuego a cargo de producir las computadoras del programa Conectar Igualdad. La ventaja es que ese proceso de licitación otorga puntos adicionales a las firmas a medida que la integración nacional es mayor, explicó a Cash Javier Rando, secretario de Industria. La escala de los modelos, además, ayuda a las empresas a ser más competitivas, aunque aún no se sabe si lograrán llegar a los estándares de precio-calidad que tienen los chinos.
En el caso de la venta de baterías para otros productos fueguinos, se plantea la dificultad de la certificación que de cada componente deben hacer las grandes marcas electrónicas. El Ministerio de Industria tiene que aprobar cada proceso productivo y por lo tanto goza de capacidad para moldearlo. Ninguno de los procesos productivos vigentes, que vencen en 2014 en su mayoría, incorpora la posibilidad de integrar las baterías. Desde la cartera que dirige Débora Giorgi se encuentran en conversaciones con dos empresas electrónicas instaladas en Tierra del Fuego, que se benefician de un régimen de privilegio muy costoso para el Estado, para que instalen en el país una fábrica de celdas de baterías e importen sólo los polvos, que representaría un paso previo al ensamblaje de la batería.
Del otro lado de la cadena, el gobierno de la provincia de Jujuy declaró al recurso como de carácter estratégico y exige a las empresas que un 5 por ciento del mineral extraído en forma de carbonato de litio sea volcado al mercado interno. Las firmas van a comenzar a producir en dos años. Hoy no tenemos posibilidades de agregarle valor al carbonato, pero tendremos que desarrollar la forma de hacerlo. Los recursos pertenecen a los jujeños y deben ser un motor del desarrollo, señaló a Cash Gabriel Romarovsky, ministro de Producción de Jujuy. El sector privado manifestó sus reclamos. La declaración de recursos estratégico y la conformación de un comité especial para analizar cada proyecto ponen freno a los impulsos de las empresas interesadas, señaló Nilo Carrión, presidente de la Cámara Minera de Jujuy. Cada proyecto en Catamarca, Salta y Jujuy presenta además la problemática alrededor de las comunidades que habitan territorios atractivos para la industria. Si bien el litio no presenta los desafíos ambientales del cobre o el oro, sí utiliza gran cantidad de agua.
A diferencia del enfoque del Gobierno, Facundo Huidobro, presidente de la Cámara Minera de Salta, resaltó a Cash que el desafío es producir más carbonato de litio, que ya tiene mucho valor agregado. Para ello hay que incentivar la radicación de inversiones, que dependen de las reglas del juego, y de la carga tributaria.
La sustitución de importaciones en la cadena del litio todavía no comenzó y todos los desarrollos en ese sentido son incipientes. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que encabeza Lino Barañao, cofinancia un proyecto de investigación sobre los insumos que componen las celdas de las baterías. Está abocado en esa tarea un equipo interdisciplinario de científicos de la CNEA, la Universidad de La Plata, Córdoba y la Unsam. También aporta financiamiento la empresa Ithurbide, que fabrica baterías tradicionales para vehículos. La industria argentina podría estar presente en toda la cadena de producción del litio. Se trata de un proceso que no es extremadamente complejo. El auto eléctrico tiene una proyección enorme, y entre el 40 y el 60 por ciento del costo de esos vehículos representa la batería, destacó a este suplemento Juan Collet, químico de la CNEA.
El litio es un mineral valioso y el horizonte es promisorio en materia de utilización. Estamos aportando a la investigación para poder agregarle valor. Nuestro proyecto es crecer en el grado de industrialización. Debemos anticiparnos al futuro, indicó a Cash Ruth Ladenheim, viceministra de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT). El INTI también está estudiando distintas aplicaciones que pueden hacerse del litio. Cabe destacar que el paso de la etapa de investigación, que todavía es incipiente, a la del desarrollo industrial para la comercialización de esos productos a escala de mercado, es muy grande.
La ventaja, en el caso de este mineral, es que la región ocupa una posición estratégica y por ello podría tener poder de negociación frente a las mineras, siempre que haya voluntad política y coordinación regional. La visión estratégica del Estado nacional para avanzar en ese proceso es fundamental, de modo de no cerrar la discusión sólo en torno del aporte fiscal, que muchas veces es el mayor interés de las provincias.
Las empresas
El negocio del litio, como el de la minería en general, se concentra en un puñado de empresas de enorme tamaño. Cuatro empresas concentran casi el 70 por ciento de la capacidad de producción mundial de derivados de litio: Talison (Australia), SQM (Chile), Chemetall (Alemania) y FMC (EE.UU.). En Argentina ya opera FMC, a través de la firma Minera del Altiplano. También lo hacen OroCobre (Australia) y Lithium Americas (Canadá) en Jujuy, y The Sentient Group (Australia), en Salta.
Un reciente informe de la Subsecretaría de Planificación Económica del Ministerio de Economía advierte que la centralidad del litio en la cadena de producción de los artículos electrónicos y, a futuro, en los autos eléctricos, hizo que también firmas como Toyota (Japón), Mitsubishi (Japón), Magna (Canadá), LG (Corea) y Bollore-Eramet (Francia), estén completamente integradas, desde la extracción del mineral hasta la producción de la batería. Panasonic/Sanyo (Japón), indica el trabajo, es líder en la producción de baterías para la industria electrónica, seguido por Motorola (EE.UU.), Samsung (Corea) y Sony (Japón). En el segmento de baterías Li-Ion para automóviles se destacan: Panasonic/Sanyo, que produce para Toyota Motor Corp (Japón) y Toshiba (Japón).
La mayor parte de las plantas para la elaboración de baterías de litio están instaladas en China, Japón y Corea del Sur. El interés automotor se refleja, por ejemplo, en el reciente anuncio de inversión de la australiana OroCobre, que se asoció con Toyota para extraer litio en las Salinas de Olaroz, Jujuy
De hecho, nuestro país ya es uno de los principales exportadores. Pero al igual que en la minería metalífera del cobre y el oro, el litio se vende en un concentrado con baja agregación de valor, más allá de que el posible crecimiento de la cantidad producida y del precio prometen jugosas regalías para las provincias y obras de infraestructura para los municipios. Que la industria nacional juegue fuerte en todos los segmentos de la cadena de producción para no replicar el esquema tradicional extractivo es un desafío sobre el que Cash consultó a científicos, empresarios y funcionarios del gobierno nacional y de las provincias.
El litio en sí no es una fuente de energía, pero resulta esencial en el desarrollo de las baterías de almacenamiento eléctrico. En la actualidad, el 50 por ciento de este metal se utiliza para aleaciones, en parte para la industria aeroespacial, cerámica y lubricantes, un 30 por ciento para aires acondicionados, sector metalúrgico, baterías para autos y medicina, y un 20 por ciento para producir las baterías de celulares, notebook y tablets. La producción de baterías de litio se incrementó desde el año 2000 a un promedio anual del 28 por ciento y se espera que continúe creciendo, en especial para abastecer a la industria de autos eléctricos. Argentina debutará a fines de septiembre con el ensamblaje de la primera batería de litio. Se espera que esa producción abastezca de modo paulatino a las computadoras producidas en Tierra del Fuego para el plan Conectar Igualdad.
En el mercado se especula que el litio puede ser el petróleo del siglo XXI. Existen indicios de la relevancia que tendrá. La revista Forbes denominó a la región como la Arabia Saudita del litio. Más allá de la producción de electrónicos, que en sí mismo ya es un mercado interesante, la potencialidad de este mineral está dada por las perspectivas del auto eléctrico, en función de la creciente presión internacional para reducir la emisión de gases de efecto invernadero y el aumento en el precio del crudo. Un informe de comienzos de 2011 publicado por la Unión Europea advierte que entre el sector público y privado se invirtieron en todo el mundo más de 21.000 millones de euros en investigación sobre autos eléctricos. El Citibank dio a conocer en febrero de este año un trabajo donde destaca que Toyota lidera el segmento híbrido y eléctrico, seguido por Ford y General Motors. Estima que la participación de las ventas globales de esos vehículos pasará de 2,5 por ciento del mercado al 6,3 por ciento en 2015. El Toyota Prius, Nissan Leaf y Chevrolet Volt liderarán las ventas. A la vez, empresas como Panasonic, LG y Sony trabajan en la fabricación de las baterías, aunque lo hacen en Asia y con una escala de producción enorme. De todos modos, sigue siendo una tecnología que, en el caso de los autos, corre el riesgo de no ser masiva.
El recurso
Según datos de 2011, las salinas de la Argentina, Bolivia y Chile conforman el triángulo del litio. En ese espacio territorial se concentra casi el 90 por ciento de las reservas mundiales del mineral extraíble en forma menos costosa. La ventaja de la explotación en esta región es que las reservas se localizan en salmueras naturales, lo que permite que el costo marginal de producción sea menor así como también el daño al medio ambiente. Al contrario de la dificultad que presenta la minería de oro o de cobre, por su tamaño y complejidad para la extracción, el litio es muy fácil de extraer, a través de un simple proceso de bombeo y evaporación que no requiere gran infraestructura y capital, a diferencia de la minería a cielo abierto, explicó a este suplemento Nicolas Gutman, investigador del Centro Cultural de la Cooperación.
Argentina representó el 11,5 por ciento de la producción total de litio en 2010, el cuarto puesto detrás de Chile, Australia y China. Se exportaron derivados del litio por 70,9 millones de dólares. Casi el 70 por ciento del total correspondió a carbonato de litio, un concentrado que requiere escaso desarrollo tecnológico. Argentina es el segundo mayor exportador de carbonato detrás de Chile, que tiene el 50 por ciento del mercado. La producción de litio representa sólo el 1,4 por ciento de la minería nacional. En la Argentina las reservas de mayor calidad de encuentran en el Salar del Hombre Muerto, Catamarca, y en el salar de Olaroz, Jujuy. En nuestra provincia las empresas todavía están en plena exploración, y en todos los casos van a producir carbonato de litio, indicó a Cash Ricardo Salas, secretario de Minería de Salta.
El Estado
La cadena de producción tiene una primera etapa de extracción y generación del concentrado, que actualmente realizan las empresas en el país. Luego ese concentrado se utiliza junto a otros compuestos para fabricar, mediante un proceso químico complejo, los polvos que componen las celdas, que se ensamblan para formar la batería.
Argentina comenzará, de a poco, por el último eslabón. El objetivo es fabricar las baterías tal cual están en el mercado ahora. Se van a importar las celdas y armar las baterías acá. Creemos que a fines de septiembre estará la primera batería ensamblada en el país. El proceso implica unir las celdas, incorporar el controlador, soldar y empaquetar. Tiene agregación de valor, pero sobre todo da lugar a una transferencia tecnológica interesante. Las ganancias se reinvertirán para continuar con este proyecto, indicó a Cash Daniel Barraco, científico de la Universidad de Córdoba que coordina las actividades de investigación alrededor del litio.
Una de las plantas de ensamblaje de baterías de la empresa PlaKa se ubica en Catamarca y está a la espera de recibir las maquinarias. También producirá baterías de litio la firma Probattery. La intención es abastecer en forma progresiva a las empresas electrónicas de Tierra del Fuego a cargo de producir las computadoras del programa Conectar Igualdad. La ventaja es que ese proceso de licitación otorga puntos adicionales a las firmas a medida que la integración nacional es mayor, explicó a Cash Javier Rando, secretario de Industria. La escala de los modelos, además, ayuda a las empresas a ser más competitivas, aunque aún no se sabe si lograrán llegar a los estándares de precio-calidad que tienen los chinos.
En el caso de la venta de baterías para otros productos fueguinos, se plantea la dificultad de la certificación que de cada componente deben hacer las grandes marcas electrónicas. El Ministerio de Industria tiene que aprobar cada proceso productivo y por lo tanto goza de capacidad para moldearlo. Ninguno de los procesos productivos vigentes, que vencen en 2014 en su mayoría, incorpora la posibilidad de integrar las baterías. Desde la cartera que dirige Débora Giorgi se encuentran en conversaciones con dos empresas electrónicas instaladas en Tierra del Fuego, que se benefician de un régimen de privilegio muy costoso para el Estado, para que instalen en el país una fábrica de celdas de baterías e importen sólo los polvos, que representaría un paso previo al ensamblaje de la batería.
Del otro lado de la cadena, el gobierno de la provincia de Jujuy declaró al recurso como de carácter estratégico y exige a las empresas que un 5 por ciento del mineral extraído en forma de carbonato de litio sea volcado al mercado interno. Las firmas van a comenzar a producir en dos años. Hoy no tenemos posibilidades de agregarle valor al carbonato, pero tendremos que desarrollar la forma de hacerlo. Los recursos pertenecen a los jujeños y deben ser un motor del desarrollo, señaló a Cash Gabriel Romarovsky, ministro de Producción de Jujuy. El sector privado manifestó sus reclamos. La declaración de recursos estratégico y la conformación de un comité especial para analizar cada proyecto ponen freno a los impulsos de las empresas interesadas, señaló Nilo Carrión, presidente de la Cámara Minera de Jujuy. Cada proyecto en Catamarca, Salta y Jujuy presenta además la problemática alrededor de las comunidades que habitan territorios atractivos para la industria. Si bien el litio no presenta los desafíos ambientales del cobre o el oro, sí utiliza gran cantidad de agua.
A diferencia del enfoque del Gobierno, Facundo Huidobro, presidente de la Cámara Minera de Salta, resaltó a Cash que el desafío es producir más carbonato de litio, que ya tiene mucho valor agregado. Para ello hay que incentivar la radicación de inversiones, que dependen de las reglas del juego, y de la carga tributaria.
La sustitución de importaciones en la cadena del litio todavía no comenzó y todos los desarrollos en ese sentido son incipientes. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que encabeza Lino Barañao, cofinancia un proyecto de investigación sobre los insumos que componen las celdas de las baterías. Está abocado en esa tarea un equipo interdisciplinario de científicos de la CNEA, la Universidad de La Plata, Córdoba y la Unsam. También aporta financiamiento la empresa Ithurbide, que fabrica baterías tradicionales para vehículos. La industria argentina podría estar presente en toda la cadena de producción del litio. Se trata de un proceso que no es extremadamente complejo. El auto eléctrico tiene una proyección enorme, y entre el 40 y el 60 por ciento del costo de esos vehículos representa la batería, destacó a este suplemento Juan Collet, químico de la CNEA.
El litio es un mineral valioso y el horizonte es promisorio en materia de utilización. Estamos aportando a la investigación para poder agregarle valor. Nuestro proyecto es crecer en el grado de industrialización. Debemos anticiparnos al futuro, indicó a Cash Ruth Ladenheim, viceministra de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT). El INTI también está estudiando distintas aplicaciones que pueden hacerse del litio. Cabe destacar que el paso de la etapa de investigación, que todavía es incipiente, a la del desarrollo industrial para la comercialización de esos productos a escala de mercado, es muy grande.
La ventaja, en el caso de este mineral, es que la región ocupa una posición estratégica y por ello podría tener poder de negociación frente a las mineras, siempre que haya voluntad política y coordinación regional. La visión estratégica del Estado nacional para avanzar en ese proceso es fundamental, de modo de no cerrar la discusión sólo en torno del aporte fiscal, que muchas veces es el mayor interés de las provincias.
Las empresas
El negocio del litio, como el de la minería en general, se concentra en un puñado de empresas de enorme tamaño. Cuatro empresas concentran casi el 70 por ciento de la capacidad de producción mundial de derivados de litio: Talison (Australia), SQM (Chile), Chemetall (Alemania) y FMC (EE.UU.). En Argentina ya opera FMC, a través de la firma Minera del Altiplano. También lo hacen OroCobre (Australia) y Lithium Americas (Canadá) en Jujuy, y The Sentient Group (Australia), en Salta.
Un reciente informe de la Subsecretaría de Planificación Económica del Ministerio de Economía advierte que la centralidad del litio en la cadena de producción de los artículos electrónicos y, a futuro, en los autos eléctricos, hizo que también firmas como Toyota (Japón), Mitsubishi (Japón), Magna (Canadá), LG (Corea) y Bollore-Eramet (Francia), estén completamente integradas, desde la extracción del mineral hasta la producción de la batería. Panasonic/Sanyo (Japón), indica el trabajo, es líder en la producción de baterías para la industria electrónica, seguido por Motorola (EE.UU.), Samsung (Corea) y Sony (Japón). En el segmento de baterías Li-Ion para automóviles se destacan: Panasonic/Sanyo, que produce para Toyota Motor Corp (Japón) y Toshiba (Japón).
La mayor parte de las plantas para la elaboración de baterías de litio están instaladas en China, Japón y Corea del Sur. El interés automotor se refleja, por ejemplo, en el reciente anuncio de inversión de la australiana OroCobre, que se asoció con Toyota para extraer litio en las Salinas de Olaroz, Jujuy