El juez federal Ariel Lijo archivó ayer la causa que buscaba precisar el rol del sindicalista Gerardo Martínez como agente civil de inteligencia militar en la dictadura.
De esta forma, y en menos de 24 horas, Lijo aceptó el pedido del fiscal Jorge Di Lello para que archivara el expediente dado que no había encontrado “constancias de peso entre las pruebas reunidas” sobre la presunta responsabilidad de Martínez en delitos de desaparición de personas.
Para su dictamen, el juez también valoró el informe del entonces secretario de Derechos Humanos, ya fallecido, Eduardo Luis Duhalde, quien desligó a Martínez de responsabilidad en desapariciones de obreros de la UOCRA durante la dictadura, porque no coincidían las fechas de esos delitos con el ingreso del sindicalista al Batallón 601 , que la secretaría fechaba al día 1 de marzo de 1982.
Según su legajo de inteligencia militar publicado en exclusiva por Clarín, el último 22 de julio, Martínez fue presentado en julio de 1981 e ingresó como Personal Civil de Inteligencia (PCI) bajo el apodo de “Gabriel Antonio Mansilla”, con la categoría C3 IN 14 y con “horario completo”.
Martínez juró brindar “lealtad y fidelidad” al organismo de inteligencia el 18 de enero de 1982 en Campo de Mayo.
Su especialidad fue agente de reunión en el ámbito gremial. Los “PCI” enviaban información al Batallón 601, que luego analizaban, clasificaban y redistribuían para convertirla en “objetivos” o “blancos” sobre los que actuaban los grupos operativos.
De las fojas microfilmadas del legajo de Martínez, Lijo solicitó la declaración del capitán Raúl Fernando Delaico, quien lo había recomendado a un ascenso por considerarlo “un agente leal, disciplinado y con amplios conocimientos y contactos a nivel gremial que debe supervisar en la comunidad informativa ya que tiene capacidad para ello”, según la foja 44. Pero Delaico había muerto el 18 de noviembre de 1995. Tras esa medida, Lijo archivó la causa que había impulsado el sindicato SITRAIC.
Sin embargo, tanto el juez como el fiscal pasaron por alto, para recabar nuevas pruebas, la foja 1 del legajo militar de Martínez , donde se menciona su vinculación con el entonces mayor Roberto Edgardo Gordillo, quien lo conoce “desde febrero de 1976”, y quien lo recomendó a la inteligencia militar. En el legajo militar de Gordillo, que revistió en la SIDE hasta 2005, se califica como “sobresaliente” su actividad “contra la delincuencia subversiva”.
De esta forma, y en menos de 24 horas, Lijo aceptó el pedido del fiscal Jorge Di Lello para que archivara el expediente dado que no había encontrado “constancias de peso entre las pruebas reunidas” sobre la presunta responsabilidad de Martínez en delitos de desaparición de personas.
Para su dictamen, el juez también valoró el informe del entonces secretario de Derechos Humanos, ya fallecido, Eduardo Luis Duhalde, quien desligó a Martínez de responsabilidad en desapariciones de obreros de la UOCRA durante la dictadura, porque no coincidían las fechas de esos delitos con el ingreso del sindicalista al Batallón 601 , que la secretaría fechaba al día 1 de marzo de 1982.
Según su legajo de inteligencia militar publicado en exclusiva por Clarín, el último 22 de julio, Martínez fue presentado en julio de 1981 e ingresó como Personal Civil de Inteligencia (PCI) bajo el apodo de “Gabriel Antonio Mansilla”, con la categoría C3 IN 14 y con “horario completo”.
Martínez juró brindar “lealtad y fidelidad” al organismo de inteligencia el 18 de enero de 1982 en Campo de Mayo.
Su especialidad fue agente de reunión en el ámbito gremial. Los “PCI” enviaban información al Batallón 601, que luego analizaban, clasificaban y redistribuían para convertirla en “objetivos” o “blancos” sobre los que actuaban los grupos operativos.
De las fojas microfilmadas del legajo de Martínez, Lijo solicitó la declaración del capitán Raúl Fernando Delaico, quien lo había recomendado a un ascenso por considerarlo “un agente leal, disciplinado y con amplios conocimientos y contactos a nivel gremial que debe supervisar en la comunidad informativa ya que tiene capacidad para ello”, según la foja 44. Pero Delaico había muerto el 18 de noviembre de 1995. Tras esa medida, Lijo archivó la causa que había impulsado el sindicato SITRAIC.
Sin embargo, tanto el juez como el fiscal pasaron por alto, para recabar nuevas pruebas, la foja 1 del legajo militar de Martínez , donde se menciona su vinculación con el entonces mayor Roberto Edgardo Gordillo, quien lo conoce “desde febrero de 1976”, y quien lo recomendó a la inteligencia militar. En el legajo militar de Gordillo, que revistió en la SIDE hasta 2005, se califica como “sobresaliente” su actividad “contra la delincuencia subversiva”.