Argentina ingresó al grupo de países con muy alto desarrollo humano, según el “Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 2011”, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ocupa el puesto 45° entre los 47 de esa categoría y detrás de Chile, los dos únicos países latinoamericanos incluidos en ese nivel.
Desde 1990, el PNUD confecciona cada año el índice de desarrollo humano (IDH), que evalúa el progreso promedio en tres dimensiones básicas: la esperanza de vida al nacer; los años promedio de escolaridad y los años esperados de escolarización; y el ingreso nacional bruto per cápita . Una vez combinados esos indicadores, el índice toma un valor que varía entre 0 y 1; cuanto más cercano a 1, mayor el nivel de desarrollo humano.
Este año, Noruega encabeza la tabla, con 0,943, mientras que el IDH de nuestro país es de 0,797. Los diez últimos pertenecen al África Subsahariana; cierra la tabla de 187 países a República Democrática del Congo, con 0,286.
El PNUD calcula también el índice de desarrollo humano ajustado por desigualdad (IDHD), en el que Argentina baja 13 lugares por tener un valor menos favorable: 0,641, lo que implica una reducción del 19,5% respecto del IDH. El índice de ingresos es el que recibe el mayor castigo al considerar la desigualdad, ya que pierde el 34,4% de su valor. Las desigualdades también hicieron caer 19 puestos a EE.UU., pese a estar situado en la 4ª posición en el IDH, y 11 lugares a Chile.
El Informe de 2011 revela que la distribución del ingreso ha empeorado en la mayoría de los países. América latina sigue siendo la región más desigual en materia de ingresos, aún cuando Chile y Brasil han logrado reducir sus brechas internas en este ítem.
El índice de desigualdad de género (IDG) penaliza la desigualdad entre varones y mujeres, y se construye a partir de variables de salud, de empoderamiento –que involucran educación y participación política–, y del mercado de trabajo. En este rubro, el primer lugar lo ocupa Suecia, seguida por Holanda, Dinamarca, Suiza y Finlandia. Así Qatar, 37 en el índice de desarrollo humano, se desmorona al puesto 111, fundamentalmente por no tener ninguna mujer en el parlamento.
Argentina, con un 37,8% de bancas ocupadas por mujeres, cae al puesto 67 sobre todo por la tasa de mortalidad materna, de 70 por cada 100.000 nacidos vivos (en 2008), conformada en su tercera parte por complicaciones debidas a abortos clandestinos; la cifra está muy por encima de la media de los países de muy alto desarrollo humano (la de Chile es 26). También es alta la tasa de fecundidad adolescente: 56,9 de cada mil chicas de 15 a 19 años han tenido al menos un hijo. En cambio, en nuestro país, el 78% de las mujeres o su pareja usan un método anticonceptivo; hacen al menos una consulta médica durante el embarazo; y el 95% cuenta con personal especializado durante el parto.
Resulta interesante analizar los parámetros de educación y salud. Con una alta tasa de alfabetización (97,7%), y un alto porcentaje de vacunación en niños menores de un año –más elevado incluso que países con IDH superior–, Argentina tiene no obstante la tasa más alta de la categoría en mortalidad en menores de 5 años (14 por cada 1.000 nacidos vivos). Sin embargo, las disparidades son enormes respecto de los países menos desarrollados, como Chad, donde 209 de cada mil niños no llegan a cumplir 5 años, o Afganistán y Congo (199).
La relación entre población y economía muestra que el desarrollo humano no depende sólo de cuánto se invierta, sino también de cómo se lo utilice. En 2009, Argentina ha gastado el 9,5% del PBI en educación y otro tanto en salud. Con el 9,7% en ambos rubros, Noruega es el país con más alto desarrollo humano. Lo sigue Australia, que invirtió aún menos: el 8,5%.
Desde 1990, el PNUD confecciona cada año el índice de desarrollo humano (IDH), que evalúa el progreso promedio en tres dimensiones básicas: la esperanza de vida al nacer; los años promedio de escolaridad y los años esperados de escolarización; y el ingreso nacional bruto per cápita . Una vez combinados esos indicadores, el índice toma un valor que varía entre 0 y 1; cuanto más cercano a 1, mayor el nivel de desarrollo humano.
Este año, Noruega encabeza la tabla, con 0,943, mientras que el IDH de nuestro país es de 0,797. Los diez últimos pertenecen al África Subsahariana; cierra la tabla de 187 países a República Democrática del Congo, con 0,286.
El PNUD calcula también el índice de desarrollo humano ajustado por desigualdad (IDHD), en el que Argentina baja 13 lugares por tener un valor menos favorable: 0,641, lo que implica una reducción del 19,5% respecto del IDH. El índice de ingresos es el que recibe el mayor castigo al considerar la desigualdad, ya que pierde el 34,4% de su valor. Las desigualdades también hicieron caer 19 puestos a EE.UU., pese a estar situado en la 4ª posición en el IDH, y 11 lugares a Chile.
El Informe de 2011 revela que la distribución del ingreso ha empeorado en la mayoría de los países. América latina sigue siendo la región más desigual en materia de ingresos, aún cuando Chile y Brasil han logrado reducir sus brechas internas en este ítem.
El índice de desigualdad de género (IDG) penaliza la desigualdad entre varones y mujeres, y se construye a partir de variables de salud, de empoderamiento –que involucran educación y participación política–, y del mercado de trabajo. En este rubro, el primer lugar lo ocupa Suecia, seguida por Holanda, Dinamarca, Suiza y Finlandia. Así Qatar, 37 en el índice de desarrollo humano, se desmorona al puesto 111, fundamentalmente por no tener ninguna mujer en el parlamento.
Argentina, con un 37,8% de bancas ocupadas por mujeres, cae al puesto 67 sobre todo por la tasa de mortalidad materna, de 70 por cada 100.000 nacidos vivos (en 2008), conformada en su tercera parte por complicaciones debidas a abortos clandestinos; la cifra está muy por encima de la media de los países de muy alto desarrollo humano (la de Chile es 26). También es alta la tasa de fecundidad adolescente: 56,9 de cada mil chicas de 15 a 19 años han tenido al menos un hijo. En cambio, en nuestro país, el 78% de las mujeres o su pareja usan un método anticonceptivo; hacen al menos una consulta médica durante el embarazo; y el 95% cuenta con personal especializado durante el parto.
Resulta interesante analizar los parámetros de educación y salud. Con una alta tasa de alfabetización (97,7%), y un alto porcentaje de vacunación en niños menores de un año –más elevado incluso que países con IDH superior–, Argentina tiene no obstante la tasa más alta de la categoría en mortalidad en menores de 5 años (14 por cada 1.000 nacidos vivos). Sin embargo, las disparidades son enormes respecto de los países menos desarrollados, como Chad, donde 209 de cada mil niños no llegan a cumplir 5 años, o Afganistán y Congo (199).
La relación entre población y economía muestra que el desarrollo humano no depende sólo de cuánto se invierta, sino también de cómo se lo utilice. En 2009, Argentina ha gastado el 9,5% del PBI en educación y otro tanto en salud. Con el 9,7% en ambos rubros, Noruega es el país con más alto desarrollo humano. Lo sigue Australia, que invirtió aún menos: el 8,5%.