Así fue el exclusivo almuerzo de Jorge Lanata con 293 empresarios que lo llenaron de preguntas

15 11 16 Consejo Interamericano de comercio y produccion en el hotel alvear con Jorge Lanata. FOTO GERMAN GARCIA ADRASTI – FTP CLARIN _ADR1523.JPG Z GAdrasti
Apenas puso un pie en el Hotel Alvear Jorge Lanata tuvo los sofocones típicos de las estrellas. Solo que esta vez los groupies eran varios de los empresarios más poderosos de la Argentina: buscaban la selfie a su lado. El periodista fue orador del almuerzo con el que Cicyp (Consejo Interamericano de Comercio y Producción), bajo la batuta de Adrián Werthein, despidió el año. Le armaron un escenario especial con tal de que Lanata montara su monólogo. Y así lo hizo ante un Noah Mamet, embajador de EE.UU. de lo más sorprendido y nostálgico. Mamet ya se empieza a despedir de Buenos Aires.
El periodista había pedido a algunos amigos que lo acompañaran especialmente y en ese pequeño listado se destacó Adrián Kochen, ex gestor de la familia Eskenazi.
Y allí estaban de lo más atentos, Eduardo Eurnekian ( Aeropuertos), Hugo Sigman (Insud), Adelmo Gabbi ( Bolsa de Comercio), Luis Etchevehere ( Sociedad Rural), Jorge di Fiori (Cámara de Comercio), Daniel Llambías ( bancos), el interventor del Pami, Carlos Regazzoni, Marcelo Figueras ( laboratorios), y la condesa Lily Sielecky, entre tantos otros.
Con ese sentido del humor que lo caracteriza, Lanata hizo de la fundación de la ciudad de Buenos Aires una metáfora para interpelar a un auditorio de 293 jefes de empresas que a razón de $ 2.600 pesos el cubierto para la mayoría y $ 2.100 para los socios colmaron el salón más amplio del hotel.
“Les digo a las señoras de Barrio Norte que la Ciudad fue fundada por las paraguayos”, lanzó. Y enumeró otras curiosidades como que el Cabildo no sólo tardó 300 años en ser construido, sino que también fue sede del juego ilegal que controlaba uno de sus directivos. Basado en las actas del propio Cabildo, también contó que los habitantes de aquella Ciudad abandonaban las propiedades y hasta los animales.
Después de unas láminas de salmón marinado con alcaparras, un lomo con salsa de Merlot llegó la hora de las preguntas.
A la periodista Débora Plager le tocó leerlas y lo curioso es que no iban directo al grano. Uno deslizó: “¿Qué futuro contempla para Cristina?». Y luego siguieron, “¿por qué ganó Trump?, ¿Considera que Macri es un líder político? ¿Qué pasa con la Justicia?».
Lanata consideró que Macri se equivocó al no arremeter contra la justicia federal al inicio de su gestión. Criticó la comunicación del Gobierno en el tema tarifas y se definió. Según su razonamiento, Cristina debería ir a la cárcel.
En el salón había varios atormentados por el fenómeno Trump. Ricardo Esteves se preguntaba cómo hará para financiarse el Gobierno el año que viene con mayores tasas de interés. Otro empresario, que pedía reserva del nombre, añadía que en Wall Street comienza a haber fatiga sobre la Argentina. “Es decir, quieren ver resultados en términos de menor gasto público”, explicaba. Y todos se mostraban preocupados por el impacto Trump. “La aspiradora de Estados Unidos se ha puesto en marcha nuevamente”, decía Guillermo Nielsen al explicar que la plata volverá al país del Norte. A su lado, Graciela Romer sostenía que sólo un liderazgo político en serio puede arrojar luz.
A la salida, Gabbi confesaba que iba a hacer suyas las palabras de Lanata. En el tramo final de su intervención, el periodista contó que un venezolano le explicó por qué había surgido Chávez en su país. “En Venezuela no hay empresarios, hay millonarios”, le explicó.
Lanata los llamó ayer a ejercer “la moral concreta, a portarse bien en la empresa, a concretar una biblioteca rodante o construir una escuela en el barrio”. Se llevó sonoros aplausos. Y se perdió el postre, una millefeuille de pistacho.

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