Los alumnos de las primarias estatales porteñas perdieron, en el último mes, cuatro días de enseñanza, de trabajo en la escuela. El motivo: los gremios pararon porque quieren seguir siendo los que elijan a los docentes y definan sus ascensos.
No admiten cambios en el sistema de poder que ellos controlan.
El Gobierno de la Ciudad promueve una reforma al Estatuto con el argumento de transparentar el proceso y achicar la burocracia . Busca reducir al mínimo el número de Juntas de Calificación y así devolver a las escuelas unos 300 maestros que, dice, trabajan allí. Pero en los hechos también apunta a erosionar el poder de la corporación sindical.
El proyecto buscaba ayer dictamen favorable en dos comisiones de la Legislatura. Pero los gremios se movilizaron y hubo incidentes entre agentes de seguridad y activistas que terminaron con heridos de los dos lados. No se armó quórum para tratar la iniciativa, entre otras cosas porque, aunque impulsa la iniciativa, el propio oficialismo tiene divisiones internas (Ver: Escándalo en la Legislatura porteña con un grupo de activistas docentes).
Como pasa con casi todas las propuestas de Macri, la oposición se alineó en contra. Esta vez no quiere pelearse con los gremios docentes y no encuentra razones para quedar pegada al oficialismo.
Los maestros hoy son designados y promovidos por 14 Juntas de Calificaciones, mayoritariamente gobernadas por los sindicatos. Lo hacen a través de puntajes que miden la antigüedad y los cursos y estudios realizados. Valen los años y los diplomas. Y entre los diplomas, a veces vale lo mismo un seminario que un posgrado universitario.
En cambio, países de la región como Chile, México y Colombia toman exámenes tanto para ingresar como para ascender. E l Gobierno porteño pretende una única Junta de Calificaciones y que los antecedentes y puntuaciones sean publicados en Internet.
¿Qué es más progresista: que los maestros sean elegidos y promovidos por su corporación gremial o por el Estado? Finalmente, el sistema educativo es de todos, no de los maestros.
Eso es lo que lo hace público.
No admiten cambios en el sistema de poder que ellos controlan.
El Gobierno de la Ciudad promueve una reforma al Estatuto con el argumento de transparentar el proceso y achicar la burocracia . Busca reducir al mínimo el número de Juntas de Calificación y así devolver a las escuelas unos 300 maestros que, dice, trabajan allí. Pero en los hechos también apunta a erosionar el poder de la corporación sindical.
El proyecto buscaba ayer dictamen favorable en dos comisiones de la Legislatura. Pero los gremios se movilizaron y hubo incidentes entre agentes de seguridad y activistas que terminaron con heridos de los dos lados. No se armó quórum para tratar la iniciativa, entre otras cosas porque, aunque impulsa la iniciativa, el propio oficialismo tiene divisiones internas (Ver: Escándalo en la Legislatura porteña con un grupo de activistas docentes).
Como pasa con casi todas las propuestas de Macri, la oposición se alineó en contra. Esta vez no quiere pelearse con los gremios docentes y no encuentra razones para quedar pegada al oficialismo.
Los maestros hoy son designados y promovidos por 14 Juntas de Calificaciones, mayoritariamente gobernadas por los sindicatos. Lo hacen a través de puntajes que miden la antigüedad y los cursos y estudios realizados. Valen los años y los diplomas. Y entre los diplomas, a veces vale lo mismo un seminario que un posgrado universitario.
En cambio, países de la región como Chile, México y Colombia toman exámenes tanto para ingresar como para ascender. E l Gobierno porteño pretende una única Junta de Calificaciones y que los antecedentes y puntuaciones sean publicados en Internet.
¿Qué es más progresista: que los maestros sean elegidos y promovidos por su corporación gremial o por el Estado? Finalmente, el sistema educativo es de todos, no de los maestros.
Eso es lo que lo hace público.