Actividad espacial / Calibran los instrumentos del satélite SAC-D
Viernes 22 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa
Nora Bär
LA NACION
Cuando todavía no se apagan los ecos del impecable lanzamiento y puesta en órbita del último satélite desarrollado y construido en el país -el SAC-D (que fue lanzado el 10 de junio y en estos momentos está calibrando sus instrumentos para medir la salinidad, vientos y temperatura superficial de los mares, la humedad y los focos de alta temperatura en el suelo, y la distribución de desechos espaciales, entre otros parámetros)-, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) ya encara otros exigentes desafíos.
Sin duda, el que más captura la imaginación de los visitantes a la megamuestra Tecnópolis, donde se exhibe una maqueta de tamaño real del proyecto en desarrollo, es un lanzador espacial para colocar satélites en órbita que por sus características será revolucionario. A diferencia de las misiones actuales, que requieren entre seis y ocho años de preparación, estaría disponible casi sin demora y podría «inyectar» estos observatorios orbitales con mucha precisión a un costo veinte veces menor.
«Cuando uno habla de un lanzador lo primero que tiene que hacer es pensar para qué lo quiere -dice el doctor Conrado Varotto, director ejecutivo de la Conae-. Nosotros partimos del hecho de que cada vez las demandas de los usuarios son más variadas y tenemos que ser capaces de dar respuestas más rápidas. Por ejemplo, si aparece un hongo en el trigo, se necesita ver cómo se difunde y encontrar soluciones en semanas.»
Después de analizar el problema, Varotto y su equipo decidieron concretar una idea totalmente innovadora: satélites de arquitectura segmentada. «Consiste en montar clusters o flotillas de pequeños satélites que hagan cosas diferentes uno del otro, pero que puedan compartir servicios y a los que pueda agregárseles un instrumento o hacerles una reparación muy rápido -explica Varotto-. Para hacer eso necesito un lanzador muy especial y el Tronador está pensado específicamente para la arquitectura segmentada.»
Según explica el ingeniero Roberto Yasielski, especialista en navegación, guiado y control que tiene a su cargo el desarrollo del vector, éste será propulsado por combustible líquido, tendrá una altura de unos 30 metros y podrá poner en órbita, a unos 650 km de altura, satélites de entre 250 y 400 kg.
«El sistema de navegación, guiado y control es el corazón de este lanzador -afirma-. Es el sistema nervioso que le permite «elegir» dónde ir. Tiene sensores que determinan dónde está, «sabe» adónde debe dirigirse y toma las acciones sobre el motor para llegar a ese lugar.»
La base de lanzamiento estará en Puerto Belgrano, una latitud ideal para cierto tipo de órbitas que permiten una alta frecuencia de revisita a regiones del territorio nacional. Y si se aseguran los recursos, en 2014 se haría una prueba tecnológica completa. «El motor lo hacemos nosotros -dice Varotto-. Ya estamos probando los de la etapa superior en el banco de ensayos de Córdoba.»
El Tronador será un nuevo instrumento para traducir en hechos el concepto básico del Plan Espacial Nacional, que es generar información de utilidad económica, es decir, aplicar ciencia y tecnología de avanzada a la producción.
«Aquí, en Tecnópolis, presentamos una simulación de un satélite que se lanza al espacio para que en 10 minutos se tenga un panorama general de nuestra actividad -agrega Félix Menicocci, secretario general de la Conae-. Incluimos la maqueta del Tronador porque queremos que se conozca el que va a ser nuestro gran proyecto para los próximos años.»
La Argentina es uno de los 80 países y más de 40 organizaciones que trabajan en forma conjunta para generar información desde el espacio y la comparte con otras naciones de la región, como Colombia, Ecuador, Chile y Perú.
Viernes 22 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa
Nora Bär
LA NACION
Cuando todavía no se apagan los ecos del impecable lanzamiento y puesta en órbita del último satélite desarrollado y construido en el país -el SAC-D (que fue lanzado el 10 de junio y en estos momentos está calibrando sus instrumentos para medir la salinidad, vientos y temperatura superficial de los mares, la humedad y los focos de alta temperatura en el suelo, y la distribución de desechos espaciales, entre otros parámetros)-, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) ya encara otros exigentes desafíos.
Sin duda, el que más captura la imaginación de los visitantes a la megamuestra Tecnópolis, donde se exhibe una maqueta de tamaño real del proyecto en desarrollo, es un lanzador espacial para colocar satélites en órbita que por sus características será revolucionario. A diferencia de las misiones actuales, que requieren entre seis y ocho años de preparación, estaría disponible casi sin demora y podría «inyectar» estos observatorios orbitales con mucha precisión a un costo veinte veces menor.
«Cuando uno habla de un lanzador lo primero que tiene que hacer es pensar para qué lo quiere -dice el doctor Conrado Varotto, director ejecutivo de la Conae-. Nosotros partimos del hecho de que cada vez las demandas de los usuarios son más variadas y tenemos que ser capaces de dar respuestas más rápidas. Por ejemplo, si aparece un hongo en el trigo, se necesita ver cómo se difunde y encontrar soluciones en semanas.»
Después de analizar el problema, Varotto y su equipo decidieron concretar una idea totalmente innovadora: satélites de arquitectura segmentada. «Consiste en montar clusters o flotillas de pequeños satélites que hagan cosas diferentes uno del otro, pero que puedan compartir servicios y a los que pueda agregárseles un instrumento o hacerles una reparación muy rápido -explica Varotto-. Para hacer eso necesito un lanzador muy especial y el Tronador está pensado específicamente para la arquitectura segmentada.»
Según explica el ingeniero Roberto Yasielski, especialista en navegación, guiado y control que tiene a su cargo el desarrollo del vector, éste será propulsado por combustible líquido, tendrá una altura de unos 30 metros y podrá poner en órbita, a unos 650 km de altura, satélites de entre 250 y 400 kg.
«El sistema de navegación, guiado y control es el corazón de este lanzador -afirma-. Es el sistema nervioso que le permite «elegir» dónde ir. Tiene sensores que determinan dónde está, «sabe» adónde debe dirigirse y toma las acciones sobre el motor para llegar a ese lugar.»
La base de lanzamiento estará en Puerto Belgrano, una latitud ideal para cierto tipo de órbitas que permiten una alta frecuencia de revisita a regiones del territorio nacional. Y si se aseguran los recursos, en 2014 se haría una prueba tecnológica completa. «El motor lo hacemos nosotros -dice Varotto-. Ya estamos probando los de la etapa superior en el banco de ensayos de Córdoba.»
El Tronador será un nuevo instrumento para traducir en hechos el concepto básico del Plan Espacial Nacional, que es generar información de utilidad económica, es decir, aplicar ciencia y tecnología de avanzada a la producción.
«Aquí, en Tecnópolis, presentamos una simulación de un satélite que se lanza al espacio para que en 10 minutos se tenga un panorama general de nuestra actividad -agrega Félix Menicocci, secretario general de la Conae-. Incluimos la maqueta del Tronador porque queremos que se conozca el que va a ser nuestro gran proyecto para los próximos años.»
La Argentina es uno de los 80 países y más de 40 organizaciones que trabajan en forma conjunta para generar información desde el espacio y la comparte con otras naciones de la región, como Colombia, Ecuador, Chile y Perú.