A veinte días de las elecciones primarias del 30 de junio que definirán el abanderado presidencial de la oposición chilena, los cuatro precandidatos se reunieron por primera vez este lunes para exponer sus propuestas en un debate televisivo que dejó en evidencia las dos almas que existen al interior del centroizquierda del país: una de corte más liberal, que apuesta a los cambios moderados y a continuar la senda de los últimos 23 años, y otra reformista, que apunta a modificar las estructuras de base del país sudamericano.
La expresidente socialista Michelle Bachelet (2006-2010), desde que lanzó su candidatura a fines de marzo, ha anunciado iniciativas que a juicio de los sectores de centro de la oposición revelan una postura izquierdizada y distinta respecto de su primer Gobierno. La exdirectora de ONU Mujeres lo ha descartado y, aunque es apoyada por el Partido Comunista, sus asesores explican en privado que una vez que supere las primarias del día 30 retornará el centro y moderará sus propuestas programáticas.
Favorita por amplio margen según las encuestas, Bachelet no corrió grandes riesgos en el debate, se limitó a explicar su programa de Gobierno y evitó polarizar la discusión con sus contrincantes: el presidente del Partido Radical, José Antonio Gómez; el exalcalde democristiano, Claudio Orrego; y su exministro de Hacienda y número dos de su Gobierno, el independiente Andrés Velasco, que se erigió como el principal desafiante de su exjefa presumiendo de su mirada liberal.
En educación, el tema que ha marcado la campaña electoral, la exdirectora de ONU Mujeres ratificó que pretende avanzar hacia la gratuidad universal independiente de los ingresos de los padres, una de las demandas del movimiento estudiantil que en 2011 cambió el escenario político. Velasco, que tiene como referente el laborismo inglés de Tony Blair, discrepó de Bachelet y señaló que el Estado solamente debe procurar la educación a los que no puedan pagarla.
Los precandidatos, interrogados por dos periodistas y una treintena de ciudadanos invitados al plató, también mostraron diferencias respecto del modelo de pensiones del país sudamericano que muestra sus primeros signos de crisis: la mayoría de los ciudadanos adscritos al sistema privado, que se implantó en el régimen de Augusto Pinochet, solamente reciben un tercio del sueldo que recibían como trabajadores activos. La ex Jefa de Estado se manifestó a favor de la creación de una entidad estatal. Velasco la criticó: “No va a resolver nada, digámosle la verdad a la gente”, señaló el extitular de Hacienda.
Los postulantes también mostraron sus diferencias respecto de la convocatoria a una asamblea constituyente. Bachelet, que en otras oportunidades no ha descartado este mecanismo, se enfocó en la necesidad de cambiar la Constitución de 1980, que según la socialista tiene una falla de origen por haberse elaborado en dictadura. Velasco, sin embargo, dijo una asamblea constituyente no es la solución para los problemas que hoy enfrenta Chile.
La apuesta del exministro y de Orrego, que se disputan el segundo lugar, es cautivar el centro político y de esa forma influir en un eventual segundo período de Bachelet, transformarse en líderes del sector moderado y quedar posicionados con miras a las elecciones presidenciales de 2017. Los dos, sin embargo, tienen poco apoyo según las encuestas: un estudio reciente del Gobierno le daba 7,5% a Velasco y 2,3% a Orrego, que se ha enfocado en movilizar a las bases de su partido, la Democracia Cristiana.
El senador Gómez, que se ha instalado a la izquierda de Bachelet, intentando capturar el apoyo de los movimientos sociales, se ubica en cuarto lugar en la carrera de la oposición, de acuerdo al mismo sondeo del Ejecutivo.
Las dos almas de la oposición no sólo han quedado al descubierto en el plano político y económico, sino también en el ámbito de los valores. El democristiano Orrego, a diferencia de los otros tres abanderados, se mostró en contra del matrimonio entre homosexuales y del aborto terapéutico y en caso de violación. En Chile, la interrupción del embarazo se encuentra penalizado y Bachelet, que dirigió durante 30 meses ONU Mujeres, se ha mostrado a favor de avanzar en los derechos reproductivos. Velasco también se ha instalado con fuerza en la acera de la liberalidad: defiende a las minorías sexuales y cuenta con el apoyo de reconocidos líderes gais.
La gran incógnita es qué ocurrirá con la oposición el 30 de mayo y si Bachelet, que pretende liderar a una oposición amplia para configurar una Nueva Mayoría política, echará mano de los otros precandidatos para integrarlos al comando y a un eventual segundo Gobierno. En sus primeros meses de campaña, la expresidente se ha mostrado lejana a los líderes de los partidos políticos y nadie descarta que sorprenda al establishment y deje fuera a Velasco, Orrego y Gómez, todos exministros de la Concertación, como la propia Bachelet.
Los dos precandidatos del oficialismo, que también se medirán en primarias en 20 días, criticaron el debate opositor. «Más allá de esas diferencias que se han expresado, claramente va a ganar Michelle Bachelet y ninguno de los candidatos van a estar dispuestos a abandonar la Concertación», dijo Andrés Allamand, de Renovación Nacional (RN), el partido del Presidente Sebastián Piñera. El abanderado de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Pablo Longueira, dijo que «el candidato más serio, con buenas propuestas y sin demagogia, fue el exministro Andrés Velasco».
La primaria presidencial de la oposición, la primera que se realizará bajo el sistema de inscripción automática y voto voluntario, concitó un interés mayoritario de la ciudadanía: obtuvo 19 puntos de rating, el más alto de la televisión chilena este lunes.
La expresidente socialista Michelle Bachelet (2006-2010), desde que lanzó su candidatura a fines de marzo, ha anunciado iniciativas que a juicio de los sectores de centro de la oposición revelan una postura izquierdizada y distinta respecto de su primer Gobierno. La exdirectora de ONU Mujeres lo ha descartado y, aunque es apoyada por el Partido Comunista, sus asesores explican en privado que una vez que supere las primarias del día 30 retornará el centro y moderará sus propuestas programáticas.
Favorita por amplio margen según las encuestas, Bachelet no corrió grandes riesgos en el debate, se limitó a explicar su programa de Gobierno y evitó polarizar la discusión con sus contrincantes: el presidente del Partido Radical, José Antonio Gómez; el exalcalde democristiano, Claudio Orrego; y su exministro de Hacienda y número dos de su Gobierno, el independiente Andrés Velasco, que se erigió como el principal desafiante de su exjefa presumiendo de su mirada liberal.
En educación, el tema que ha marcado la campaña electoral, la exdirectora de ONU Mujeres ratificó que pretende avanzar hacia la gratuidad universal independiente de los ingresos de los padres, una de las demandas del movimiento estudiantil que en 2011 cambió el escenario político. Velasco, que tiene como referente el laborismo inglés de Tony Blair, discrepó de Bachelet y señaló que el Estado solamente debe procurar la educación a los que no puedan pagarla.
Los precandidatos, interrogados por dos periodistas y una treintena de ciudadanos invitados al plató, también mostraron diferencias respecto del modelo de pensiones del país sudamericano que muestra sus primeros signos de crisis: la mayoría de los ciudadanos adscritos al sistema privado, que se implantó en el régimen de Augusto Pinochet, solamente reciben un tercio del sueldo que recibían como trabajadores activos. La ex Jefa de Estado se manifestó a favor de la creación de una entidad estatal. Velasco la criticó: “No va a resolver nada, digámosle la verdad a la gente”, señaló el extitular de Hacienda.
Los postulantes también mostraron sus diferencias respecto de la convocatoria a una asamblea constituyente. Bachelet, que en otras oportunidades no ha descartado este mecanismo, se enfocó en la necesidad de cambiar la Constitución de 1980, que según la socialista tiene una falla de origen por haberse elaborado en dictadura. Velasco, sin embargo, dijo una asamblea constituyente no es la solución para los problemas que hoy enfrenta Chile.
La apuesta del exministro y de Orrego, que se disputan el segundo lugar, es cautivar el centro político y de esa forma influir en un eventual segundo período de Bachelet, transformarse en líderes del sector moderado y quedar posicionados con miras a las elecciones presidenciales de 2017. Los dos, sin embargo, tienen poco apoyo según las encuestas: un estudio reciente del Gobierno le daba 7,5% a Velasco y 2,3% a Orrego, que se ha enfocado en movilizar a las bases de su partido, la Democracia Cristiana.
El senador Gómez, que se ha instalado a la izquierda de Bachelet, intentando capturar el apoyo de los movimientos sociales, se ubica en cuarto lugar en la carrera de la oposición, de acuerdo al mismo sondeo del Ejecutivo.
Las dos almas de la oposición no sólo han quedado al descubierto en el plano político y económico, sino también en el ámbito de los valores. El democristiano Orrego, a diferencia de los otros tres abanderados, se mostró en contra del matrimonio entre homosexuales y del aborto terapéutico y en caso de violación. En Chile, la interrupción del embarazo se encuentra penalizado y Bachelet, que dirigió durante 30 meses ONU Mujeres, se ha mostrado a favor de avanzar en los derechos reproductivos. Velasco también se ha instalado con fuerza en la acera de la liberalidad: defiende a las minorías sexuales y cuenta con el apoyo de reconocidos líderes gais.
La gran incógnita es qué ocurrirá con la oposición el 30 de mayo y si Bachelet, que pretende liderar a una oposición amplia para configurar una Nueva Mayoría política, echará mano de los otros precandidatos para integrarlos al comando y a un eventual segundo Gobierno. En sus primeros meses de campaña, la expresidente se ha mostrado lejana a los líderes de los partidos políticos y nadie descarta que sorprenda al establishment y deje fuera a Velasco, Orrego y Gómez, todos exministros de la Concertación, como la propia Bachelet.
Los dos precandidatos del oficialismo, que también se medirán en primarias en 20 días, criticaron el debate opositor. «Más allá de esas diferencias que se han expresado, claramente va a ganar Michelle Bachelet y ninguno de los candidatos van a estar dispuestos a abandonar la Concertación», dijo Andrés Allamand, de Renovación Nacional (RN), el partido del Presidente Sebastián Piñera. El abanderado de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Pablo Longueira, dijo que «el candidato más serio, con buenas propuestas y sin demagogia, fue el exministro Andrés Velasco».
La primaria presidencial de la oposición, la primera que se realizará bajo el sistema de inscripción automática y voto voluntario, concitó un interés mayoritario de la ciudadanía: obtuvo 19 puntos de rating, el más alto de la televisión chilena este lunes.