Tal como había anticipado El Cronista ediciones atrás, los plazos fijos en pesos del sector privado, alcanzaron en enero un récord en su ritmo de crecimiento mensual. Según los últimos datos publicados por el Banco Central (BCRA) con cifras hasta el 27 de enero, las colocaciones a plazo del público pegaron un salto de nada menos que $ 6.500 millones, superando el máximo alcanzando en el mes de diciembre, cuando avanzaron unos
$ 5.000 millones. Los plazos fijos minoristas pasaron, de esta manera, desde $ 110.995 millones, hasta los $ 117.426 millones.
Éste es el incremento mensual más alto registrado al menos desde el año 2002. Habitualmente enero es un período de gran liquidez en los bancos, en el que las colocaciones a plazo suelen crecer, pero lo máximo alcanzado en 10 años, fue un aumento de $ 3.791 millones (en enero de 2008), casi la mitad de lo registrado el mes pasado.
A la estacionalidad (y la inflación), los gerentes financieros le sumaron el factor del cepo verde. A partir de las restricciones que el Gobierno impuso desde noviembre pasado para las compras del dólares (tanto de pequeños como de grandes ahorristas) el fenómeno fue casi instantáneo y los pesos que no pudieron ser volcados a la divisa estadounidense fueron a parar a las cuentas a plazo del sistema financiero.
Es por eso que en enero estas colocaciones más que duplicaron el ritmo de expansión respecto de años anteriores y también de otros meses. La tendencia no es exclusiva de los pequeños ahorristas. Por el mismo motivo, los grandes inversores también están renovando o realizando nuevos plazos fijos. Según cifras oficiales, los depósitos mayoristas a plazo (superiores a $ 1 millón) treparon unos $ 3.555 millones en el primer mes del año. Estas colocaciones pasaron de $ 54.099 millones hasta
$ 57.654 millones. El avance significó más del doble de la expansión de $ 1.100 millones que crecieron en igual período de 2011; estuvo por encima de los $ 1.500 millones de 2010 y también más que duplicó el avance de $ 1.100 millones de 2009.
En las mesas además destacan como llamativo semejante crecimiento, teniendo en cuenta que las tasas que pagan en los bancos por estas colocaciones ha caído considerablemente en los últimos dos meses. La Badlar (para grandes depósitos) ya se ubica por debajo del 15% anual (llegó a tocar en el segundo semestre del año pasado un 25%) y para un pequeño inversor rondan entre el 9% y 10% anual. Son tasas que volvieron a ser negativas y se ubican muy por debajo de la inflación, calculada por consultoras privadas en torno al 20% anual. El pronóstico apunta a una estabilidad en el costo del dinero que, si bien no compensa la inflación, le sigue ganando a las proyecciones de suba del tipo de cambio (en promedio un 13% anual, contra el casi 8% de 2011). En rigor, la estabilidad del dólar (en enero prácticamente no se movió para el público minorista) contribuye a esta avalancha de pesos en los bancos.
De todas formas, en enero los depósitos totales cayeron unos $ 2.638 millones hasta los $ 269.097 millones, por un retroceso en las cuentas a la vista. Las cajas de ahorro en moneda nacional del sector privado se desplomaron unos $ 8.000 millones y las cuentas corrientes, del mismo segmento, cedieron unos $ 255 millones. En el sector explican que obedece a un fenómeno estacional: por las vacaciones muchos clientes utilizan su dinero en posiciones más líquidas.
$ 5.000 millones. Los plazos fijos minoristas pasaron, de esta manera, desde $ 110.995 millones, hasta los $ 117.426 millones.
Éste es el incremento mensual más alto registrado al menos desde el año 2002. Habitualmente enero es un período de gran liquidez en los bancos, en el que las colocaciones a plazo suelen crecer, pero lo máximo alcanzado en 10 años, fue un aumento de $ 3.791 millones (en enero de 2008), casi la mitad de lo registrado el mes pasado.
A la estacionalidad (y la inflación), los gerentes financieros le sumaron el factor del cepo verde. A partir de las restricciones que el Gobierno impuso desde noviembre pasado para las compras del dólares (tanto de pequeños como de grandes ahorristas) el fenómeno fue casi instantáneo y los pesos que no pudieron ser volcados a la divisa estadounidense fueron a parar a las cuentas a plazo del sistema financiero.
Es por eso que en enero estas colocaciones más que duplicaron el ritmo de expansión respecto de años anteriores y también de otros meses. La tendencia no es exclusiva de los pequeños ahorristas. Por el mismo motivo, los grandes inversores también están renovando o realizando nuevos plazos fijos. Según cifras oficiales, los depósitos mayoristas a plazo (superiores a $ 1 millón) treparon unos $ 3.555 millones en el primer mes del año. Estas colocaciones pasaron de $ 54.099 millones hasta
$ 57.654 millones. El avance significó más del doble de la expansión de $ 1.100 millones que crecieron en igual período de 2011; estuvo por encima de los $ 1.500 millones de 2010 y también más que duplicó el avance de $ 1.100 millones de 2009.
En las mesas además destacan como llamativo semejante crecimiento, teniendo en cuenta que las tasas que pagan en los bancos por estas colocaciones ha caído considerablemente en los últimos dos meses. La Badlar (para grandes depósitos) ya se ubica por debajo del 15% anual (llegó a tocar en el segundo semestre del año pasado un 25%) y para un pequeño inversor rondan entre el 9% y 10% anual. Son tasas que volvieron a ser negativas y se ubican muy por debajo de la inflación, calculada por consultoras privadas en torno al 20% anual. El pronóstico apunta a una estabilidad en el costo del dinero que, si bien no compensa la inflación, le sigue ganando a las proyecciones de suba del tipo de cambio (en promedio un 13% anual, contra el casi 8% de 2011). En rigor, la estabilidad del dólar (en enero prácticamente no se movió para el público minorista) contribuye a esta avalancha de pesos en los bancos.
De todas formas, en enero los depósitos totales cayeron unos $ 2.638 millones hasta los $ 269.097 millones, por un retroceso en las cuentas a la vista. Las cajas de ahorro en moneda nacional del sector privado se desplomaron unos $ 8.000 millones y las cuentas corrientes, del mismo segmento, cedieron unos $ 255 millones. En el sector explican que obedece a un fenómeno estacional: por las vacaciones muchos clientes utilizan su dinero en posiciones más líquidas.