BRASILIA (Reuters) – El Gobierno de Brasil planea congelar 55.000 millones de reales (32.000 millones de dólares) en gastos de presupuesto en 2012, dijeron el miércoles funcionarios, como parte de un ejercicio fiscal anual diseñado para controlar la inflación y dar una señal de compromiso con la austeridad.
La mayoría de los inversores anticipaban un congelamiento de alrededor de 50.000 millones de reales. Se espera que el presupuesto total del Gobierno de Brasil este año sea de aldededor de 1,5 billones de reales.
El congelamiento de parte del presupuesto es normalmente aplaudido por los inversores, que lo ven como una señal de que el Gobierno mantendrá los gastos bajo control pese a la presión del sector público.
El esfuerzo fiscal del Gobierno debería dar al banco central de Brasil espacio para continuar un ciclo de recortes de la tasa de interés que comenzaron en agosto pasado, dijo el ministro de Hacienda, Guido Mantega, en una conferencia de prensa.
Es habitual que los gobiernos brasileños reserven cada año un porcentaje del presupuesto, normalmente decenas de miles de millones de reales, para «contingencias».
El Gobierno gana así flexibilidad para cumplir con sus metas fiscales, pues puede postergar o congelar parte del presupuesto hasta el año siguiente o después.
La mayoría de los analistas afirmaron que era necesario un congelamiento del presupuesto de entre 60.000 y 70.000 millones de reales para que la presidenta Dilma Rousseff pueda cumplir con una ambiciosa meta de superávit presupuestario primario de 139.800 millones de reales o un 3,1 por ciento del Producto Interno Bruto.
Sin embargo, una congelación de los gastos mayor a la de 50.000 millones de reales del año pasado probablemente mantenga tranquilos a los inversores y reafirme el compromiso de Rousseff con la mantención de la disciplina fiscal.
«Es un buen resultado», dijo Luciano Rostagno, estratega jefe del Banco West LB en Brasil. «El Gobierno está aumentando la eficiencia del gasto público en vez de reducir inversiones», añadió.
Una declaración del Ministerio de Planificación dijo que el programa de infraestructura del Gobierno no sería afectado por el congelamiento de gastos. La medida tampoco afectaría un plan de construcción de viviendas subsidiadas para familias de bajos ingresos, añadió.
El Gobierno de Rousseff tuvo éxito al lograr la meta de superávit primario el año pasado tras dos años de fuertes gastos por parte de su precedesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
Rousseff, una tecnócrata convertida en política, está comprometida con mostrar más austeridad fiscal, pero dará prioridad a un crecimiento económico de al menos un 4 por ciento este año, después de que la economía local se mantuviera plana en el tercer trimestre del 2011.
Una desaceleración en ingresos gubernamentales en medio de una economía global más débil y una caída en el precio de exportaciones brasileñas clave podría hacer muy difícil para el Gobierno impulsar la economía y mantener al mismo tiempo el gasto bajo control.
(Reporte de Alonso Soto y Tiago Pariz; Editado en español por Inés Guzmán y Patricio Abusleme)
© Thomson Reuters 2012 All rights reserved.
La mayoría de los inversores anticipaban un congelamiento de alrededor de 50.000 millones de reales. Se espera que el presupuesto total del Gobierno de Brasil este año sea de aldededor de 1,5 billones de reales.
El congelamiento de parte del presupuesto es normalmente aplaudido por los inversores, que lo ven como una señal de que el Gobierno mantendrá los gastos bajo control pese a la presión del sector público.
El esfuerzo fiscal del Gobierno debería dar al banco central de Brasil espacio para continuar un ciclo de recortes de la tasa de interés que comenzaron en agosto pasado, dijo el ministro de Hacienda, Guido Mantega, en una conferencia de prensa.
Es habitual que los gobiernos brasileños reserven cada año un porcentaje del presupuesto, normalmente decenas de miles de millones de reales, para «contingencias».
El Gobierno gana así flexibilidad para cumplir con sus metas fiscales, pues puede postergar o congelar parte del presupuesto hasta el año siguiente o después.
La mayoría de los analistas afirmaron que era necesario un congelamiento del presupuesto de entre 60.000 y 70.000 millones de reales para que la presidenta Dilma Rousseff pueda cumplir con una ambiciosa meta de superávit presupuestario primario de 139.800 millones de reales o un 3,1 por ciento del Producto Interno Bruto.
Sin embargo, una congelación de los gastos mayor a la de 50.000 millones de reales del año pasado probablemente mantenga tranquilos a los inversores y reafirme el compromiso de Rousseff con la mantención de la disciplina fiscal.
«Es un buen resultado», dijo Luciano Rostagno, estratega jefe del Banco West LB en Brasil. «El Gobierno está aumentando la eficiencia del gasto público en vez de reducir inversiones», añadió.
Una declaración del Ministerio de Planificación dijo que el programa de infraestructura del Gobierno no sería afectado por el congelamiento de gastos. La medida tampoco afectaría un plan de construcción de viviendas subsidiadas para familias de bajos ingresos, añadió.
El Gobierno de Rousseff tuvo éxito al lograr la meta de superávit primario el año pasado tras dos años de fuertes gastos por parte de su precedesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
Rousseff, una tecnócrata convertida en política, está comprometida con mostrar más austeridad fiscal, pero dará prioridad a un crecimiento económico de al menos un 4 por ciento este año, después de que la economía local se mantuviera plana en el tercer trimestre del 2011.
Una desaceleración en ingresos gubernamentales en medio de una economía global más débil y una caída en el precio de exportaciones brasileñas clave podría hacer muy difícil para el Gobierno impulsar la economía y mantener al mismo tiempo el gasto bajo control.
(Reporte de Alonso Soto y Tiago Pariz; Editado en español por Inés Guzmán y Patricio Abusleme)
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