Por Pablo Giuliano SAO PAULO, 2 (ANSA) – El gobierno de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, deberá enfrentar en 2012 un interrogante en su modelo económico: por qué la séptima economía mundial creció en el primer trimestre apenas 0,2%, un resultado más cercano a la terapia intensiva de las cuentas europeas que de la pujanza exhibida por los países emergentes y los pesados Brics.
Para muchos actores económicos, desde el sector financiero y el industrial, ha llegado el fin del ciclo de oro del consumo interno, la gran rueda keynesiana aplicada en el gobierno de Luiz Lula da Silva con el ingreso de sectores que dejaron la pobreza y se sumaron a la nueva clase media.
Luego de conocerse el resultado de que el PIB en el primer trimestre avanzó 0,2%, el gobierno, mediante el ministro de Economía, Guido Mantega, traba una guerra de pronósticos contra el sector privado, que reclama más beneficios impositivos y, en el fondo, una reducción de los derechos laborales para luchar contra lo que se llama «el costo Brasil».
El ministro Mantega hizo una apuesta de alto vuelo, al afirmar que el primer trimestre quedó atrás y no refleja la reactivación que se viene, para crecer a un 4%, contra el 2,7% de 2011.
El mercado financiero y economistas de diversas ramas apuestan a un crecimiento similar al de 2011 y reclaman que el problema de Brasil es la inversión, tanto pública como privada, como fase superadora de la exitosa «rueda de consumo interno» del gobierno de Lula.
«Si llegamos este año al 2,7% de aumento del PIB como el año pasado, podemos darnos por satisfechos. Nos preocupa crecer menos que el año pasado», dijo el presidente de la Orden de Economistas de Brasil y profesor de la Universidad de Sao Paulo (USP), Manuel Enriquez García. PLG-MI/DFG
02/06/2012 16:55
Para muchos actores económicos, desde el sector financiero y el industrial, ha llegado el fin del ciclo de oro del consumo interno, la gran rueda keynesiana aplicada en el gobierno de Luiz Lula da Silva con el ingreso de sectores que dejaron la pobreza y se sumaron a la nueva clase media.
Luego de conocerse el resultado de que el PIB en el primer trimestre avanzó 0,2%, el gobierno, mediante el ministro de Economía, Guido Mantega, traba una guerra de pronósticos contra el sector privado, que reclama más beneficios impositivos y, en el fondo, una reducción de los derechos laborales para luchar contra lo que se llama «el costo Brasil».
El ministro Mantega hizo una apuesta de alto vuelo, al afirmar que el primer trimestre quedó atrás y no refleja la reactivación que se viene, para crecer a un 4%, contra el 2,7% de 2011.
El mercado financiero y economistas de diversas ramas apuestan a un crecimiento similar al de 2011 y reclaman que el problema de Brasil es la inversión, tanto pública como privada, como fase superadora de la exitosa «rueda de consumo interno» del gobierno de Lula.
«Si llegamos este año al 2,7% de aumento del PIB como el año pasado, podemos darnos por satisfechos. Nos preocupa crecer menos que el año pasado», dijo el presidente de la Orden de Economistas de Brasil y profesor de la Universidad de Sao Paulo (USP), Manuel Enriquez García. PLG-MI/DFG
02/06/2012 16:55