Se reunieron ayer en la torre de YPF con representantes del Credit Suisse, el JP Morgan y otros bancos
Desde la torre de YPF en Puerto Madero todos los edificios de la ciudad de Buenos Aires parecen pequeños, incluso el Congreso de la Nación, donde ayer el oficialismo obtuvo dictamen de comisión en el Senado para avanzar en el pago a Repsol del 51% de sus acciones en la petrolera local, que fueron expropiadas en abril de 2012.
El dueño de casa, Miguel Galuccio, había estado en el Congreso la semana pasada. Pero ayer siguió de lejos la actividad legislativa. Estuvo más concentrado, en cambio, en cumplir con diligencia su rol de anfitrión. Desde el mediodía, el presidente de YPF recibió a unos 40 inversores, en su mayoría extranjeros, de Estados Unidos y de Brasil, que llegaron al país esta semana para visitar Vaca Muerta, la publicitada formación de recursos petroleros no convencionales , en el marco de un field trip (viaje al campo).
Además de su socia Chevron, estuvieron representantes de bancos de inversión, como el Credit Suisse y el JP Morgan. La mayoría llegó de la mano de Susan Segal, titular de la Americas Society y el Consejo de las Américas, que organiza todos los años una multitudinaria reunión en el hotel Alvear.
Todos por los dólares
Galuccio tenía un objetivo declarado: mostrarles a los hombres de negocios, entre los que se contaban representantes de fondos de pensión norteamericanos y, en general, eventuales compradores de obligaciones negociables en dólares que prevé emitir YPF en el futuro, la conveniencia de invertir en la compañía estatal. Para eso, contó con una ayuda especial. Galuccio sumó entre los asistentes nada menos que a la primera plana del Gobierno. En más o en menos, y por motivos distintos, todos cuentan entre sus deseos con la llegada de divisas que podrían usar como vehículo a la petrolera.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich , fue la mayor autoridad de la partida. Estuvo junto al secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli , y al ministro de Economía, Axel Kicillof , a quien dentro y fuera del oficialismo señalan como el principal mentor de la estatización de YPF. Esta vez, su paso por la torre de Puerto Madero no tuvo como objetivo la expulsión de una empresa privada, sino llevar tranquilidad sobre el futuro de la macroeconomía a eventuales interesados en invertir en la petrolera.
Capitanich, Kicillof y Parrilli llegaron pasadas las 13, a la hora del lunch . Mientras degustaban quesos y sándwiches de salmón, carne y pollo, se mezclaron con los asistentes.
Capitanich charló un rato largo con Alí Moshiri, jefe de Chevron para África y América latina. El iraní fue la punta de lanza de YPF entre los inversores, ya que la empresa que representa fue la primera que accedió a realizar una inversión importante junto a la empresa estatizada (US$ 1240 millones en un año). Ayer volvió a actuar como puente entre YPF y los hombres de negocios. Moshiri repitió, luego, el mismo ejercicio con Kicillof.
Según uno de los asistentes, a Kicillof se le repitieron preguntas evidentes: qué piensa hacer con la inflación, cómo marcha la economía, si prepara nuevas medidas para el sector energético y si habrá otra devaluación. La última es una cuestión que alimenta las preocupaciones de los inversores. Por caso, las principales consultas a Galuccio tras la presentación de resultados hace 10 días -los mejores de la empresa en 14 años- tuvieron que ver con los efectos de la depreciación de enero sobre las cuentas de la petrolera estatizada.
El ministro transmitió más tranquilidad que definiciones, siempre venerando la gestión de Galuccio en la empresa.
Antes de la llegada de los funcionarios, Galuccio había conversado con los inversores durante unos 45 minutos. Según uno de los asistentes, respondió preguntas muy técnicas vinculadas con el upstream , como se denomina entre los petroleros a la exploración y extracción de crudo. Entre otras cosas, cuán sustentable era la mejora en el rendimiento de los pozos petroleros de Neuquén y cómo había logrado la empresa reducir de 8,10 millones de dólares en 2013 hasta un estimado de US$ 7,60 millones el costo de perforación de cada pozo no convencional.
La invitación de YPF a los inversores es la primera decisión fuerte para «vender» a la compañía en el mundo y comenzó a organizarse justo después de la firma del acuerdo con Repsol para saldar, mediante la emisión de bonos por hasta US$ 6000 millones, la expropiación de la petrolera.
Desde la torre de YPF en Puerto Madero todos los edificios de la ciudad de Buenos Aires parecen pequeños, incluso el Congreso de la Nación, donde ayer el oficialismo obtuvo dictamen de comisión en el Senado para avanzar en el pago a Repsol del 51% de sus acciones en la petrolera local, que fueron expropiadas en abril de 2012.
El dueño de casa, Miguel Galuccio, había estado en el Congreso la semana pasada. Pero ayer siguió de lejos la actividad legislativa. Estuvo más concentrado, en cambio, en cumplir con diligencia su rol de anfitrión. Desde el mediodía, el presidente de YPF recibió a unos 40 inversores, en su mayoría extranjeros, de Estados Unidos y de Brasil, que llegaron al país esta semana para visitar Vaca Muerta, la publicitada formación de recursos petroleros no convencionales , en el marco de un field trip (viaje al campo).
Además de su socia Chevron, estuvieron representantes de bancos de inversión, como el Credit Suisse y el JP Morgan. La mayoría llegó de la mano de Susan Segal, titular de la Americas Society y el Consejo de las Américas, que organiza todos los años una multitudinaria reunión en el hotel Alvear.
Todos por los dólares
Galuccio tenía un objetivo declarado: mostrarles a los hombres de negocios, entre los que se contaban representantes de fondos de pensión norteamericanos y, en general, eventuales compradores de obligaciones negociables en dólares que prevé emitir YPF en el futuro, la conveniencia de invertir en la compañía estatal. Para eso, contó con una ayuda especial. Galuccio sumó entre los asistentes nada menos que a la primera plana del Gobierno. En más o en menos, y por motivos distintos, todos cuentan entre sus deseos con la llegada de divisas que podrían usar como vehículo a la petrolera.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich , fue la mayor autoridad de la partida. Estuvo junto al secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli , y al ministro de Economía, Axel Kicillof , a quien dentro y fuera del oficialismo señalan como el principal mentor de la estatización de YPF. Esta vez, su paso por la torre de Puerto Madero no tuvo como objetivo la expulsión de una empresa privada, sino llevar tranquilidad sobre el futuro de la macroeconomía a eventuales interesados en invertir en la petrolera.
Capitanich, Kicillof y Parrilli llegaron pasadas las 13, a la hora del lunch . Mientras degustaban quesos y sándwiches de salmón, carne y pollo, se mezclaron con los asistentes.
Capitanich charló un rato largo con Alí Moshiri, jefe de Chevron para África y América latina. El iraní fue la punta de lanza de YPF entre los inversores, ya que la empresa que representa fue la primera que accedió a realizar una inversión importante junto a la empresa estatizada (US$ 1240 millones en un año). Ayer volvió a actuar como puente entre YPF y los hombres de negocios. Moshiri repitió, luego, el mismo ejercicio con Kicillof.
Según uno de los asistentes, a Kicillof se le repitieron preguntas evidentes: qué piensa hacer con la inflación, cómo marcha la economía, si prepara nuevas medidas para el sector energético y si habrá otra devaluación. La última es una cuestión que alimenta las preocupaciones de los inversores. Por caso, las principales consultas a Galuccio tras la presentación de resultados hace 10 días -los mejores de la empresa en 14 años- tuvieron que ver con los efectos de la depreciación de enero sobre las cuentas de la petrolera estatizada.
El ministro transmitió más tranquilidad que definiciones, siempre venerando la gestión de Galuccio en la empresa.
Antes de la llegada de los funcionarios, Galuccio había conversado con los inversores durante unos 45 minutos. Según uno de los asistentes, respondió preguntas muy técnicas vinculadas con el upstream , como se denomina entre los petroleros a la exploración y extracción de crudo. Entre otras cosas, cuán sustentable era la mejora en el rendimiento de los pozos petroleros de Neuquén y cómo había logrado la empresa reducir de 8,10 millones de dólares en 2013 hasta un estimado de US$ 7,60 millones el costo de perforación de cada pozo no convencional.
La invitación de YPF a los inversores es la primera decisión fuerte para «vender» a la compañía en el mundo y comenzó a organizarse justo después de la firma del acuerdo con Repsol para saldar, mediante la emisión de bonos por hasta US$ 6000 millones, la expropiación de la petrolera.
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