El presidente de General Motors en la Argentina y Brasil reclamó más competitividad y una mayor integración con el Mercosur
Carlos Zarlenga no tiene miedo de nombrarla. «La flexibilización hizo una diferencia importante», afirma el presidente de General Motors en Argentina y Brasil. «Generó productividad en una industria que no la tenía, y eso produjo más empleo», agrega, sobre el plan de competitividad que impulsó España hace cuatro años y que llevará a ese país a una producción de 3 millones de autos al año. Zarlenga no pide cambios drásticos pero sí, por lo menos, tener en cuenta que Brasil, principal socio comercial, ya encaró su reforma.
«La industria no está lista para competir», concluyó el ejecutivo. ¿Debe haber apertura al mundo? «Sí», sentencia. Pero con un plazo que permita equilibrar la cancha. Es que, según el sector, Brasil y México producen con costos entre 20% y más de 40% más bajos que la Argentina. Si no existe una solución, advierte, «el crecimiento del sector será acotado».
-La industria muestra incipientes datos positivos, ¿es un momento bisagra?
-Para enero, el mercado argentino tiene un estimado de 850.000 unidades al año. Creo que lo vamos a tener que revisar hacia arriba. Brasil tuvo un muy mal arranque, pero ahora se expande. La preocupación apareció después de las últimas novedades políticas. Esa potencial inestabilidad, de menos ventas y menor confianza, la vimos en la última semana de mayo con una caída en los boletos de venta. Pero desde mediados de junio volvió a la curva de crecimiento, y ahora vemos una expansión muy fuerte. Brasil va a estar en 2,2 millones de vehículos. La segunda mitad del año veremos unos números mucho mejores.
-¿Hay una invasión de autos importados en la Argentina?
-No. Tiene que ver con cómo se dio el crecimiento de este año en la industria argentina. Este nuevo flujo no es una sustitución de importaciones. Hay mayor oferta.
-¿Preocupan a la industria los resultados de las elecciones?
-La economía siempre está influenciada por la realidad política de cada país. Pero tenemos una visión de largo plazo por nuestro tipo de negocio. Lo que pasa en el cortísimo plazo, como la elección, no es el principal predictor. Nos preocupa más el crecimiento agregado de la demanda en la industria o la penetración de vehículos por cada mil habitantes.
-¿Qué pasará con los precios de los autos este año?
-A nivel Mercosur hay una capacidad de 5 millones de unidades y se van a vender 3,1 millones. Hay mucho excedente. Va a haber una gran competencia de precios.
-¿Qué le pidieron a Macri?
-Tres puntos. El primero es la competitividad. Tenemos grandes diferenciales con México y Brasil, que tienen que cerrarse a mediano plazo. Eso se logra con competitividad, mirando, por ejemplo, la reforma laboral en Brasil. El segundo es apalancar el Mercosur. Hay que pensarlo como un mercado único, vender un solo auto. Para eso hay que tener las mismas normas. El tercer punto es seguir impulsando la apertura a largo plazo. Como con la discusión por el comercio con la Unión Europea. Ese objetivo de largo plazo genera más competitividad. En un escenario claro, con 10 años de convergencia, podemos hacer todas las reformas necesarias.
-¿Es imposible hacerlo a corto plazo?
-No estamos listos para competir. La apertura tiene que ser conjunta, del Mercosur, y a 10 o 15 años.
-¿Cuán importante es una reforma laboral?
-Es muy importante para Brasil. Le da al mercado laboral una dinámica que necesita para generar confianza y crecimiento. La Argentina y Brasil son diferentes, pero mirar el caso brasileño nos puede dar ideas. Hay que tomar nota de que el vecino se movió en este tema.
Carlos Zarlenga no tiene miedo de nombrarla. «La flexibilización hizo una diferencia importante», afirma el presidente de General Motors en Argentina y Brasil. «Generó productividad en una industria que no la tenía, y eso produjo más empleo», agrega, sobre el plan de competitividad que impulsó España hace cuatro años y que llevará a ese país a una producción de 3 millones de autos al año. Zarlenga no pide cambios drásticos pero sí, por lo menos, tener en cuenta que Brasil, principal socio comercial, ya encaró su reforma.
«La industria no está lista para competir», concluyó el ejecutivo. ¿Debe haber apertura al mundo? «Sí», sentencia. Pero con un plazo que permita equilibrar la cancha. Es que, según el sector, Brasil y México producen con costos entre 20% y más de 40% más bajos que la Argentina. Si no existe una solución, advierte, «el crecimiento del sector será acotado».
-La industria muestra incipientes datos positivos, ¿es un momento bisagra?
-Para enero, el mercado argentino tiene un estimado de 850.000 unidades al año. Creo que lo vamos a tener que revisar hacia arriba. Brasil tuvo un muy mal arranque, pero ahora se expande. La preocupación apareció después de las últimas novedades políticas. Esa potencial inestabilidad, de menos ventas y menor confianza, la vimos en la última semana de mayo con una caída en los boletos de venta. Pero desde mediados de junio volvió a la curva de crecimiento, y ahora vemos una expansión muy fuerte. Brasil va a estar en 2,2 millones de vehículos. La segunda mitad del año veremos unos números mucho mejores.
-¿Hay una invasión de autos importados en la Argentina?
-No. Tiene que ver con cómo se dio el crecimiento de este año en la industria argentina. Este nuevo flujo no es una sustitución de importaciones. Hay mayor oferta.
-¿Preocupan a la industria los resultados de las elecciones?
-La economía siempre está influenciada por la realidad política de cada país. Pero tenemos una visión de largo plazo por nuestro tipo de negocio. Lo que pasa en el cortísimo plazo, como la elección, no es el principal predictor. Nos preocupa más el crecimiento agregado de la demanda en la industria o la penetración de vehículos por cada mil habitantes.
-¿Qué pasará con los precios de los autos este año?
-A nivel Mercosur hay una capacidad de 5 millones de unidades y se van a vender 3,1 millones. Hay mucho excedente. Va a haber una gran competencia de precios.
-¿Qué le pidieron a Macri?
-Tres puntos. El primero es la competitividad. Tenemos grandes diferenciales con México y Brasil, que tienen que cerrarse a mediano plazo. Eso se logra con competitividad, mirando, por ejemplo, la reforma laboral en Brasil. El segundo es apalancar el Mercosur. Hay que pensarlo como un mercado único, vender un solo auto. Para eso hay que tener las mismas normas. El tercer punto es seguir impulsando la apertura a largo plazo. Como con la discusión por el comercio con la Unión Europea. Ese objetivo de largo plazo genera más competitividad. En un escenario claro, con 10 años de convergencia, podemos hacer todas las reformas necesarias.
-¿Es imposible hacerlo a corto plazo?
-No estamos listos para competir. La apertura tiene que ser conjunta, del Mercosur, y a 10 o 15 años.
-¿Cuán importante es una reforma laboral?
-Es muy importante para Brasil. Le da al mercado laboral una dinámica que necesita para generar confianza y crecimiento. La Argentina y Brasil son diferentes, pero mirar el caso brasileño nos puede dar ideas. Hay que tomar nota de que el vecino se movió en este tema.