Leandro Renou Especial para BAE Negocios
El alza en precios de bienes y servicios empezó a impactar de forma negativa en la economía de los sectores medios y bajos. Un estudio presentado ayer por la consultora Kantar Worldpanel evidenció que en el mes de enero cayó 8% el consumo de la canasta básica hogareña. El fenómeno se explica en los recaudos que tomaron las familias de menores recursos, la base de la pirámide del consumo, ante “incrementos de precios e incertidumbre sobre los ingresos futuros”. Según Juan Manuel Primbas, director de la Consultora para el Cono Sur, en 2016 el mayor desafío será que el consumo no caiga tras un 2015 con niveles estables en términos comparativos. (Ver aparte.)
En los últimos días, un diagnóstico similar empezaron a realizar las grandes cadenas comerciales nucleadas en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU). En los híper enero y febrero mostraron retrocesos en las ventas, y marzo, sin el número final cerrado, sigue la tendencia de prolongar la caída. De hecho, buena parte de la facturación diaria está relacionada con compras donde predominan las segundas marcas y las marcas propias de los supermercados, con diferencias de precios de entre 20% y 40 por ciento.
A principios de año, la Secretaría de Comercio reunió a la mesa chica de los grandes híper para trazar las líneas de trabajo del año. Se renegoció Precios Cuidados por un trimestre para mantener un esquema que no solucionó el problema inflacionario pero sí estableció valores de referencia para una canasta de familia tipo. Para ese entonces, la idea del Gobierno de Mauricio Macri ya era introducir el plan de devolución del IVA a los productos de la canasta básica. En la apertura de las sesiones del Congreso fue el propio Presidente de la Nación quien adelantó que se llevaría a cabo. A pesar de que la agenda macroeconómica se centra hoy en resolver el problema de la deuda con los fondos buitre y que el reintegro del IVA vería la luz más adelante, empezaron a acelerarse los plazos para ponerla en práctica ante la catarata de números negativos del consumo y el alza en los precios. La cartera que conduce Miguel Braun ya trabaja en una extensión hasta agosto del plan Precios Cuidados (quizás con otro nombre), pero como una especie de puente, de compás de espera mientras se concreta el tema IVA, que para Comercio tendría impacto significativo en la recuperación del consumo. El planteo es razonable si se tienen en cuenta los detalles a los que tuvo acceso este diario. Sólo habrá devolución para los sectores bajos aquellos que hoy están restringiendo su consumo, con planes sociales y jubilados que cobren la mínima. La discusión con los comerciantes va por dos carriles: primero, hacer o no andar el beneficio por medio del pago con las tarjetas con las que se cobran planes y jubilaciones. Que estos plásticos actúen como identificadores del beneficiario. Allí Gobierno y empresarios acuerdan. Pero está más compleja la aplicación concreta del descuento. Se está trabajando en mantener el precio del producto variable en góndola, es decir, pasible de variaciones en su valor. Y que luego la devolución del 21% opere en la caja. Para los comercios, el 21% devuelto pone a ciertos productos en un nivel de precio más bajo que los que tenían en la lista de Precios Cuidados y no quieren resignar más renta.
La otra duda es cuántos productos habrá sin IVA. Son casi todos los que están dentro de los trescientos de la última lista de Precios Cuidados, una síntesis de la canasta básica: almacén, fideos, legumbres, polenta, cortes baratos de carne, pollo, quesos y leche, detergente, pasta de dientes, champú, productos de limpieza, aceite, yerba y azúcar. Estos tres últimos son los más conflictivos. Son los que apalancan la demanda de los sectores bajos y los que, con una baja de 21%, corren riesgo de generar desabastecimiento. En ese sentido, y para evitarse el disgusto, Comercio pretende llevar a la mesa de discusión a los proveedores para que garanticen tres o cuatro variantes de cada uno de sus productos.
Las segundas marcas ganan terreno en las compras
El informe de Kantar Worldpanel presentado ayer en Mar del Plata afirma que existe una “real caída en la frecuencia de compra y un crecimiento de las compras “medianas o de reposición”. El perfil del comprador empezó además a mutar en la forma de selección de productos. “Las primeras marcas pierden participación, mientras que las marcas del distribuidor crecen en todos los niveles socioeconómicos”, apunta el estudio. Y agrega que “otra forma de cuidar el bolsillo son las promociones, hace dos años representaban el 15% del gasto que hacen los hogares en cadenas, en 2015 el valor ascendió a 19%. “De cada $100 pesos gastados en una cadena, $20 son bajo algún tipo de promoción”, señala.
El alza en precios de bienes y servicios empezó a impactar de forma negativa en la economía de los sectores medios y bajos. Un estudio presentado ayer por la consultora Kantar Worldpanel evidenció que en el mes de enero cayó 8% el consumo de la canasta básica hogareña. El fenómeno se explica en los recaudos que tomaron las familias de menores recursos, la base de la pirámide del consumo, ante “incrementos de precios e incertidumbre sobre los ingresos futuros”. Según Juan Manuel Primbas, director de la Consultora para el Cono Sur, en 2016 el mayor desafío será que el consumo no caiga tras un 2015 con niveles estables en términos comparativos. (Ver aparte.)
En los últimos días, un diagnóstico similar empezaron a realizar las grandes cadenas comerciales nucleadas en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU). En los híper enero y febrero mostraron retrocesos en las ventas, y marzo, sin el número final cerrado, sigue la tendencia de prolongar la caída. De hecho, buena parte de la facturación diaria está relacionada con compras donde predominan las segundas marcas y las marcas propias de los supermercados, con diferencias de precios de entre 20% y 40 por ciento.
A principios de año, la Secretaría de Comercio reunió a la mesa chica de los grandes híper para trazar las líneas de trabajo del año. Se renegoció Precios Cuidados por un trimestre para mantener un esquema que no solucionó el problema inflacionario pero sí estableció valores de referencia para una canasta de familia tipo. Para ese entonces, la idea del Gobierno de Mauricio Macri ya era introducir el plan de devolución del IVA a los productos de la canasta básica. En la apertura de las sesiones del Congreso fue el propio Presidente de la Nación quien adelantó que se llevaría a cabo. A pesar de que la agenda macroeconómica se centra hoy en resolver el problema de la deuda con los fondos buitre y que el reintegro del IVA vería la luz más adelante, empezaron a acelerarse los plazos para ponerla en práctica ante la catarata de números negativos del consumo y el alza en los precios. La cartera que conduce Miguel Braun ya trabaja en una extensión hasta agosto del plan Precios Cuidados (quizás con otro nombre), pero como una especie de puente, de compás de espera mientras se concreta el tema IVA, que para Comercio tendría impacto significativo en la recuperación del consumo. El planteo es razonable si se tienen en cuenta los detalles a los que tuvo acceso este diario. Sólo habrá devolución para los sectores bajos aquellos que hoy están restringiendo su consumo, con planes sociales y jubilados que cobren la mínima. La discusión con los comerciantes va por dos carriles: primero, hacer o no andar el beneficio por medio del pago con las tarjetas con las que se cobran planes y jubilaciones. Que estos plásticos actúen como identificadores del beneficiario. Allí Gobierno y empresarios acuerdan. Pero está más compleja la aplicación concreta del descuento. Se está trabajando en mantener el precio del producto variable en góndola, es decir, pasible de variaciones en su valor. Y que luego la devolución del 21% opere en la caja. Para los comercios, el 21% devuelto pone a ciertos productos en un nivel de precio más bajo que los que tenían en la lista de Precios Cuidados y no quieren resignar más renta.
La otra duda es cuántos productos habrá sin IVA. Son casi todos los que están dentro de los trescientos de la última lista de Precios Cuidados, una síntesis de la canasta básica: almacén, fideos, legumbres, polenta, cortes baratos de carne, pollo, quesos y leche, detergente, pasta de dientes, champú, productos de limpieza, aceite, yerba y azúcar. Estos tres últimos son los más conflictivos. Son los que apalancan la demanda de los sectores bajos y los que, con una baja de 21%, corren riesgo de generar desabastecimiento. En ese sentido, y para evitarse el disgusto, Comercio pretende llevar a la mesa de discusión a los proveedores para que garanticen tres o cuatro variantes de cada uno de sus productos.
Las segundas marcas ganan terreno en las compras
El informe de Kantar Worldpanel presentado ayer en Mar del Plata afirma que existe una “real caída en la frecuencia de compra y un crecimiento de las compras “medianas o de reposición”. El perfil del comprador empezó además a mutar en la forma de selección de productos. “Las primeras marcas pierden participación, mientras que las marcas del distribuidor crecen en todos los niveles socioeconómicos”, apunta el estudio. Y agrega que “otra forma de cuidar el bolsillo son las promociones, hace dos años representaban el 15% del gasto que hacen los hogares en cadenas, en 2015 el valor ascendió a 19%. “De cada $100 pesos gastados en una cadena, $20 son bajo algún tipo de promoción”, señala.