Soy el rostro visible de una línea de acción que acordamos como gobierno, pero que ante la opinión pública fracasó, dijo antes de irse. Rispideces en la coalición gobernante.
Desde Santiago
Llegó con pinta de negociador de fuste a Aysén, otra de las zonas de Chile donde los habitantes han salido a la calle a reclamar un trato justo. Empoderado por La Moneda gracias a su cargo de ministro de Energía y miembro del ultraderechista partido Unión Demócrata Independiente (UDI), Rodrigo Alvarez puso sus cartas sobre la mesa en la Patagonia. Sin embargo, la baraja nunca se le dio buena. Cero avance con los dirigentes sociales, poca sensibilidad para negociar con los lugareños y un discurso marcado por los tecnicismos vapuleado aún más por el errado y violento actuar de los carabineros muy lejos del cercano y convincente relato de Iván Fuentes, la cara visible de los pobladores disconformes, le fue quitando palos a un puente que terminó de derrumbarse el pasado viernes, cuando los representantes sociales del sur lograron un acuerdo con el gobierno de Piñera, cita de la cual Alvarez se enteró por los diarios.
El pacto fraguado por los ministros más políticos del gobierno y dirigido por Sebastián Piñera desde Asia simplemente no lo consideró, aun cuando Alvarez actuó tal como se lo pedían desde La Moneda: no ceder a las demandas como bajar el precio de los combustibles o mejorar el acceso a la salud y educación, mientras no se acabaran las barricadas y los enfrentamientos con la policía, ganándose una fama local de intransigente y soberbio. El golpe al orgullo de Alvarez fue duro y decidió ese mismo día presentar la renuncia a su cargo vía e-mail al propio Piñera, que por esas horas preparaba paradójicamente su participación en una cumbre mundial sobre energía nuclear. Ayer la dimisión se hizo pública y los remezones fueron tan fuertes como los temblores sentidos este fin de semana en Chile.
Mi renuncia es absolutamente una decisión de naturaleza política ante visiones distintas. Soy el rostro visible de una línea de acción que acordamos como gobierno, pero que ante la opinión pública fracasó. Fui quien defendió y exigió que no se podía negociar con violencia, que se debía superar el bloqueo, quien rechazaba las tomas de caminos y puentes antes de conversar, aseguró Alvarez y afirmó no compartir del todo esa política, la que asumí, respeté y defendí con todas mis fuerzas y argumentos, señaló. El renunciado ministro añadió que todo se modificó en un día. Con esas nuevas condiciones, sin duda, podríamos haber llegado a un acuerdo semanas atrás y evitar tanto dolor en Aysén.
El acuerdo del gobierno con los líderes de Aysén incluyó cambios en el sistema de bonos a la contratación de mano de obra, rebajas a los combustibles y modificaciones a la ley de zonas extremas, pero no fue fácil. Mientras avanzaban las negociaciones hubo fuertes enfrentamientos entre los pobladores y los carabineros, que terminaron con varios heridos, 22 civiles querellados por violencia y el repudio transversal al gobierno por el uso excesivo de la fuerza.
Pero no es la primera vez que el gobierno de Piñera resuelve así un lío en que alguna de sus figuras es criticada públicamente. El ex ministro de Educación Felipe Bulnes el segundo que dimite en esa cartera desde que Piñera es presidente presentó su renuncia en medio del conflicto estudiantil, Piñera recibió a Camila Vallejo y su comitiva sin consultarle al negociador principal.
Lo cierto es que el dirigente del Movimiento por Aysén, Iván Fuentes, dijo entender la decisión del ex titular de Energía y en su estilo declaró que si a mí me invitan a un partido y no juego ni cinco minutos también me molestaría. Más en serio sostuvo que el tiempo nos dio la razón. Siempre dijimos que el ministro Alvarez venía con un freno de mano. El cuando llegó acá tiró todos los poderes encima, supuestamente venía para solucionar nuestras demandas, pero cuando recibía el llamado del teléfono rojo echaba para atrás las cosas, sostuvo en alusión a las ordenes de La Moneda que llegaban al sur.
No obstante, la verdadera molestia estaba en la propia UDI. Alvarez fue a Aysén a dar la cara y La Moneda le dio la espalda, sentenció el jefe de los diputados de derecha, Felipe Ward, y aseguró que la salida de su correligionario se debe a la impericia de La Moneda para afrontar lo que estaba ocurriendo. Otro diputado UDI, David Sandoval, dijo que la dimisión fue provocada por el errático diseño que hizo La Moneda para afrontar lo que estaba pasando en la región. Se envió a un ministro a la zona, pero no se le dio poder de negociación, criticó.
Pero no fue todo. El alcalde de Puente Alto y vicepresidente de Renovación Nacional, el otro partido de derecha y al cual pertenece Piñera, Manuel José Ossandón, criticó a la gestión del gobierno ante la crisis de Aysén, que detonó la renuncia de Alvarez. Acá ocurre lo de siempre, este gobierno cultiva poco las lealtades con su gente. Fue leal con el gobierno y se jugó todo por arreglar el conflicto, pero a la larga fue tratado nada más que como intermediario, porque lo hacían ir, volver, ir otra vez y eso se vio muy feo, manifestó el influyente alcalde.
Piñera regresa el fin de semana a Chile. Arduo trabajo tendrá para explicar en las filas oficialistas lo acontecido y tratar de apaciguar los ánimos de los partidos que lo apoyan. Sobre todo en la UDI, que ha planteado muchas veces que el presidente no gobierna con ideas de la derecha y encima le da la espalda a uno de los suyos. Renovación Nacional y la UDI son amigos por conveniencia, la opción de Piñera era la única manera de instalar a un representante de derecha en La Moneda; sin embargo, de tarde en tarde, esa cuerda se rompe y ambos bandos se muestran los dientes. El errático andar de la administración actual ha golpeado más esta relación, que tendrá otra prueba de fuego a fin de año: las elecciones municipales de diciembre. Por ahora las encuestas no ayudan mucho.
Desde Santiago
Llegó con pinta de negociador de fuste a Aysén, otra de las zonas de Chile donde los habitantes han salido a la calle a reclamar un trato justo. Empoderado por La Moneda gracias a su cargo de ministro de Energía y miembro del ultraderechista partido Unión Demócrata Independiente (UDI), Rodrigo Alvarez puso sus cartas sobre la mesa en la Patagonia. Sin embargo, la baraja nunca se le dio buena. Cero avance con los dirigentes sociales, poca sensibilidad para negociar con los lugareños y un discurso marcado por los tecnicismos vapuleado aún más por el errado y violento actuar de los carabineros muy lejos del cercano y convincente relato de Iván Fuentes, la cara visible de los pobladores disconformes, le fue quitando palos a un puente que terminó de derrumbarse el pasado viernes, cuando los representantes sociales del sur lograron un acuerdo con el gobierno de Piñera, cita de la cual Alvarez se enteró por los diarios.
El pacto fraguado por los ministros más políticos del gobierno y dirigido por Sebastián Piñera desde Asia simplemente no lo consideró, aun cuando Alvarez actuó tal como se lo pedían desde La Moneda: no ceder a las demandas como bajar el precio de los combustibles o mejorar el acceso a la salud y educación, mientras no se acabaran las barricadas y los enfrentamientos con la policía, ganándose una fama local de intransigente y soberbio. El golpe al orgullo de Alvarez fue duro y decidió ese mismo día presentar la renuncia a su cargo vía e-mail al propio Piñera, que por esas horas preparaba paradójicamente su participación en una cumbre mundial sobre energía nuclear. Ayer la dimisión se hizo pública y los remezones fueron tan fuertes como los temblores sentidos este fin de semana en Chile.
Mi renuncia es absolutamente una decisión de naturaleza política ante visiones distintas. Soy el rostro visible de una línea de acción que acordamos como gobierno, pero que ante la opinión pública fracasó. Fui quien defendió y exigió que no se podía negociar con violencia, que se debía superar el bloqueo, quien rechazaba las tomas de caminos y puentes antes de conversar, aseguró Alvarez y afirmó no compartir del todo esa política, la que asumí, respeté y defendí con todas mis fuerzas y argumentos, señaló. El renunciado ministro añadió que todo se modificó en un día. Con esas nuevas condiciones, sin duda, podríamos haber llegado a un acuerdo semanas atrás y evitar tanto dolor en Aysén.
El acuerdo del gobierno con los líderes de Aysén incluyó cambios en el sistema de bonos a la contratación de mano de obra, rebajas a los combustibles y modificaciones a la ley de zonas extremas, pero no fue fácil. Mientras avanzaban las negociaciones hubo fuertes enfrentamientos entre los pobladores y los carabineros, que terminaron con varios heridos, 22 civiles querellados por violencia y el repudio transversal al gobierno por el uso excesivo de la fuerza.
Pero no es la primera vez que el gobierno de Piñera resuelve así un lío en que alguna de sus figuras es criticada públicamente. El ex ministro de Educación Felipe Bulnes el segundo que dimite en esa cartera desde que Piñera es presidente presentó su renuncia en medio del conflicto estudiantil, Piñera recibió a Camila Vallejo y su comitiva sin consultarle al negociador principal.
Lo cierto es que el dirigente del Movimiento por Aysén, Iván Fuentes, dijo entender la decisión del ex titular de Energía y en su estilo declaró que si a mí me invitan a un partido y no juego ni cinco minutos también me molestaría. Más en serio sostuvo que el tiempo nos dio la razón. Siempre dijimos que el ministro Alvarez venía con un freno de mano. El cuando llegó acá tiró todos los poderes encima, supuestamente venía para solucionar nuestras demandas, pero cuando recibía el llamado del teléfono rojo echaba para atrás las cosas, sostuvo en alusión a las ordenes de La Moneda que llegaban al sur.
No obstante, la verdadera molestia estaba en la propia UDI. Alvarez fue a Aysén a dar la cara y La Moneda le dio la espalda, sentenció el jefe de los diputados de derecha, Felipe Ward, y aseguró que la salida de su correligionario se debe a la impericia de La Moneda para afrontar lo que estaba ocurriendo. Otro diputado UDI, David Sandoval, dijo que la dimisión fue provocada por el errático diseño que hizo La Moneda para afrontar lo que estaba pasando en la región. Se envió a un ministro a la zona, pero no se le dio poder de negociación, criticó.
Pero no fue todo. El alcalde de Puente Alto y vicepresidente de Renovación Nacional, el otro partido de derecha y al cual pertenece Piñera, Manuel José Ossandón, criticó a la gestión del gobierno ante la crisis de Aysén, que detonó la renuncia de Alvarez. Acá ocurre lo de siempre, este gobierno cultiva poco las lealtades con su gente. Fue leal con el gobierno y se jugó todo por arreglar el conflicto, pero a la larga fue tratado nada más que como intermediario, porque lo hacían ir, volver, ir otra vez y eso se vio muy feo, manifestó el influyente alcalde.
Piñera regresa el fin de semana a Chile. Arduo trabajo tendrá para explicar en las filas oficialistas lo acontecido y tratar de apaciguar los ánimos de los partidos que lo apoyan. Sobre todo en la UDI, que ha planteado muchas veces que el presidente no gobierna con ideas de la derecha y encima le da la espalda a uno de los suyos. Renovación Nacional y la UDI son amigos por conveniencia, la opción de Piñera era la única manera de instalar a un representante de derecha en La Moneda; sin embargo, de tarde en tarde, esa cuerda se rompe y ambos bandos se muestran los dientes. El errático andar de la administración actual ha golpeado más esta relación, que tendrá otra prueba de fuego a fin de año: las elecciones municipales de diciembre. Por ahora las encuestas no ayudan mucho.