Si no ocurre algo inesperado, la CGT marcha derecho a la ruptura y el sindicalismo hacia una organización más débil. Moyano mostró ayer todo lo que tiene y aunque esté lejos de la mayoría, reúne fuerzas como para armar una central propia capaz de disputar el poder gremial (ver Moyano dijo que el Gobierno “sale a comprar” dirigentes).
Hay al menos dos cosas que le juegan en contra: salvo unos pocos, los grandes sindicatos le dan la espalda y se le han cerrado las puertas a beneficios y privilegios que el kirchnerismo le concedió todos estos años.
También tienes dos cosas a favor. Se ha colocado como expresión de la autonomía del sindicalismo peronista respecto del Gobierno, en un momento en que el kirchnerismo parece deslizarse por una pendiente.
Esa es una. La otra es que lo enfrenta una alianza más poderosa pero mucho más heterogénea , donde conviven cuatro sectores. Dos alineados con el Gobierno: los independientes, que han hecho del oficialismo su credo y se han dado una sobredosis de kirchnerismo , y la UOM, el gremio con mayor historia peronista, hoy sin liderazgo firme.
En ese frente también están los Gordos, las grandes organizaciones oficialistas sólo en público.
Y aunque comparten con Moyano la idea de una CGT con política propia, su prioridad es cobrarle al camionero la factura por usar todos estos años la CGT en su provecho y hasta robarles afiliados.
El cuarto del bloque es Barrionuevo, que ya advirtió que no será un simple “aplaudidor” y mucho menos gratuito . Es quien está más lejos del kirchnerismo y que, a diferencia de los independientes y la UOM, quiere a Moyano adentro y una conducción de tres secretarios generales . El camionero habló de una tregua hasta septiembre con el “independiente” Martínez, pero fracasó.
Moyanistas y antimoyanistas tienen algo en común: reclaman que el Gobierno devuelva plata de las obras sociales , suba el piso de ganancias y que más gente perciba el salario familiar. Cristina no lo ha hecho para no darle un triunfo a Moyano. En realidad, lo que hace es perjudicar a los trabajadores.
Hay al menos dos cosas que le juegan en contra: salvo unos pocos, los grandes sindicatos le dan la espalda y se le han cerrado las puertas a beneficios y privilegios que el kirchnerismo le concedió todos estos años.
También tienes dos cosas a favor. Se ha colocado como expresión de la autonomía del sindicalismo peronista respecto del Gobierno, en un momento en que el kirchnerismo parece deslizarse por una pendiente.
Esa es una. La otra es que lo enfrenta una alianza más poderosa pero mucho más heterogénea , donde conviven cuatro sectores. Dos alineados con el Gobierno: los independientes, que han hecho del oficialismo su credo y se han dado una sobredosis de kirchnerismo , y la UOM, el gremio con mayor historia peronista, hoy sin liderazgo firme.
En ese frente también están los Gordos, las grandes organizaciones oficialistas sólo en público.
Y aunque comparten con Moyano la idea de una CGT con política propia, su prioridad es cobrarle al camionero la factura por usar todos estos años la CGT en su provecho y hasta robarles afiliados.
El cuarto del bloque es Barrionuevo, que ya advirtió que no será un simple “aplaudidor” y mucho menos gratuito . Es quien está más lejos del kirchnerismo y que, a diferencia de los independientes y la UOM, quiere a Moyano adentro y una conducción de tres secretarios generales . El camionero habló de una tregua hasta septiembre con el “independiente” Martínez, pero fracasó.
Moyanistas y antimoyanistas tienen algo en común: reclaman que el Gobierno devuelva plata de las obras sociales , suba el piso de ganancias y que más gente perciba el salario familiar. Cristina no lo ha hecho para no darle un triunfo a Moyano. En realidad, lo que hace es perjudicar a los trabajadores.