Alejandro Marinelli
amarinelli@clarin.com
La milenaria vocación imperial de China ya no se ejerce con tropas que ocupan territorios. Con el crecimiento económico exponencial que tuvo el gigante asiático en las últimas décadas, le resulta más cómodo avanzar con relaciones comerciales, enormes inversiones millonarias y expansión política allí donde su dinero va. Como una nueva Roma que desembarca en Latinoamérica Beijing se extiende en la región –entre 2005 y 2013 dio préstamos por 100.000 millones– y provoca el desfile de presidentes que van a la capital china a pedir dinero para sus países.
Esta semana, los mandatarios de Ecuador, Costa Rica y Venezuela están de visita en Beijing y participarán el fin de semana de la reunión entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China. Pero los tres llegaron unos días antes para cerrar acuerdos por préstamos o realizar emprendimientos comunes con el país asiático.
El caso más destacado puede ser el del mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, que se reunió ayer en Beijing con bancos y empresas en busca de apoyo financiero para paliar la caída de los ingresos petroleros, principal sostén de su economía. El viaje es clave para el heredero de Hugo Chávez ya que su país está en recesión luego de tres trimestres de contracción del PBI y con una inflación galopante.
Venezuela recibió de China 42.000 millones de dólares y ahora vino a plantear sus necesidades de financiación sobre unos 20.000 millones. Para eso Maduro estuvo con el titular del Banco de China, el de la petrolera estatal CNPC y verá hoy al presidente Xi Jinping.
En este momento China es el primer socio comercial de Brasil, México y Chile y el segundo de Argentina, Cuba, Perú, Costa Rica y Nicaragua. Precisamente con este último país comenzó a construir un canal interoceánico, que le otorgará al gran dragón un estratégico control sobre el Caribe.
Otro de los que están en Beijing, el ecuatoriano Rafael Correa, alcanzó ayer varios acuerdos para que una entidad china realice inversiones por valor de 5.296 millones de dólares en su país. El mandatario, luego de los anuncios, reivindicó “una mayor integración latinoamericana”. Correa llegó a estos pactos en un encuentro con el presidente del Banco de Importaciones y Exportaciones de China (Eximbank), Li Ruogu.
El ministro de Finanzas ecuatoriano, Fausto Herrera, detalló en una rueda de prensa que estas inversiones se destinarán a proyectos de transporte, educación, salud y seguridad. Los créditos promedio tienen 30 años de plazo y 2% de interés. En paralelo a estas noticias, Ecuador anunció ayer un recorte de 1.420 millones de dólares en el presupuesto 2015 producto de la caída del precio del petróleo, una de sus principales fuentes de divisas.
El tercero que llegó a Beijing fue el presidente costarricense Guillermo Solís, quien llevaba en su valija un preacuerdo para iniciar trabajos sobre una zona económica especial en su territorio según modelos que tuvieron éxito en China en los ‘80. Para eso recibirá una cifra cercana a los US$ 1.700 millones. Solís fue recibido el lunes por Xi en un acto con desfile militar. “En estos años nuestros lazos crecieron y demostraron, sin duda, que el tratado de libre comercio (vigente desde 2011) fue fundamental en nuestras relaciones”, dijo tras un encuentro con empresarios.
La penetración china también juega un papel destacado en México. La Corporación de Construcción Ferroviaria de China (CRCC) anunció la semana pasada que tiene intenciones de llevar adelante un proyecto de tren de alta velocidad. Esa línea de ferrocarril, entre México D.F. y Querétaro supondría una inversión de unos 3.760 millones de dólares y tras una suspensión de un par de meses en la licitación, la CRCC confirmó su interés en ese negocio del transporte.
“Probablemente nos presentaremos y tendremos ventajas significativas sobre otros ofertantes en términos de tecnología, experiencia y precio”, declaró un directivo del consorcio constructor ferroviario chino, apellidado Yu, al diario oficial Global Times, que publicó ayer la noticia. CRCC aún no recibió una respuesta oficial de México, pero espera que eso ocurra favorablemente después de que se examinen las nuevas condiciones para el proceso de adjudicación.
Una confirmación del avance chino en la región es el dato de que la cumbre de la CELAC se realice en Beijing el fin de semana. A los tres presidentes adelantados se le sumarán luego representantes de 30 de los 33 países integrantes, según informó Zhu Qingqiao, director del Departamento de América Latina y Caribe de la cancillería china.
También asistirán delegados de diversos organismos regionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). El país anfitrión estará representado por su presidente, el primer ministro, Li Keqiang; y los ministros de Asuntos Exteriores, Comercio y Reforma, y Desarrollo.
Esta reunión entre China y la CELAC supondrá el primer encuentro ministerial impulsado por el presidente Xi Jinping con este foro. El líder chino formalizó la propuesta de un mayor acercamiento entre su país y América Latina durante una gira que realizó en julio pasado por Argentina, Cuba, Venezuela y Brasil, en la que suscribió diversos acuerdos de cooperación por unos 70.000 millones de dólares.
Este avance en América Latina preocupa a Washington en el plano económico y el estratégico. Muchos analistas coinciden que no en vano EE.UU. se apresuró a hacer las paces con Cuba y devolver los prisioneros reclamados. Es claro que el cambio de actitud hacia la isla dirigida por Raúl Castro es recuperar fortaleza en una región donde ha venido perdiendo influencia, situación que los chinos aprovechan a su favor. Flexibilizar su postura con La Habana es una clave en esa estrategia de acercamiento pero, a la luz de los acontecimientos, hoy parece muy tardía.
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amarinelli@clarin.com
La milenaria vocación imperial de China ya no se ejerce con tropas que ocupan territorios. Con el crecimiento económico exponencial que tuvo el gigante asiático en las últimas décadas, le resulta más cómodo avanzar con relaciones comerciales, enormes inversiones millonarias y expansión política allí donde su dinero va. Como una nueva Roma que desembarca en Latinoamérica Beijing se extiende en la región –entre 2005 y 2013 dio préstamos por 100.000 millones– y provoca el desfile de presidentes que van a la capital china a pedir dinero para sus países.
Esta semana, los mandatarios de Ecuador, Costa Rica y Venezuela están de visita en Beijing y participarán el fin de semana de la reunión entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China. Pero los tres llegaron unos días antes para cerrar acuerdos por préstamos o realizar emprendimientos comunes con el país asiático.
El caso más destacado puede ser el del mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, que se reunió ayer en Beijing con bancos y empresas en busca de apoyo financiero para paliar la caída de los ingresos petroleros, principal sostén de su economía. El viaje es clave para el heredero de Hugo Chávez ya que su país está en recesión luego de tres trimestres de contracción del PBI y con una inflación galopante.
Venezuela recibió de China 42.000 millones de dólares y ahora vino a plantear sus necesidades de financiación sobre unos 20.000 millones. Para eso Maduro estuvo con el titular del Banco de China, el de la petrolera estatal CNPC y verá hoy al presidente Xi Jinping.
En este momento China es el primer socio comercial de Brasil, México y Chile y el segundo de Argentina, Cuba, Perú, Costa Rica y Nicaragua. Precisamente con este último país comenzó a construir un canal interoceánico, que le otorgará al gran dragón un estratégico control sobre el Caribe.
Otro de los que están en Beijing, el ecuatoriano Rafael Correa, alcanzó ayer varios acuerdos para que una entidad china realice inversiones por valor de 5.296 millones de dólares en su país. El mandatario, luego de los anuncios, reivindicó “una mayor integración latinoamericana”. Correa llegó a estos pactos en un encuentro con el presidente del Banco de Importaciones y Exportaciones de China (Eximbank), Li Ruogu.
El ministro de Finanzas ecuatoriano, Fausto Herrera, detalló en una rueda de prensa que estas inversiones se destinarán a proyectos de transporte, educación, salud y seguridad. Los créditos promedio tienen 30 años de plazo y 2% de interés. En paralelo a estas noticias, Ecuador anunció ayer un recorte de 1.420 millones de dólares en el presupuesto 2015 producto de la caída del precio del petróleo, una de sus principales fuentes de divisas.
El tercero que llegó a Beijing fue el presidente costarricense Guillermo Solís, quien llevaba en su valija un preacuerdo para iniciar trabajos sobre una zona económica especial en su territorio según modelos que tuvieron éxito en China en los ‘80. Para eso recibirá una cifra cercana a los US$ 1.700 millones. Solís fue recibido el lunes por Xi en un acto con desfile militar. “En estos años nuestros lazos crecieron y demostraron, sin duda, que el tratado de libre comercio (vigente desde 2011) fue fundamental en nuestras relaciones”, dijo tras un encuentro con empresarios.
La penetración china también juega un papel destacado en México. La Corporación de Construcción Ferroviaria de China (CRCC) anunció la semana pasada que tiene intenciones de llevar adelante un proyecto de tren de alta velocidad. Esa línea de ferrocarril, entre México D.F. y Querétaro supondría una inversión de unos 3.760 millones de dólares y tras una suspensión de un par de meses en la licitación, la CRCC confirmó su interés en ese negocio del transporte.
“Probablemente nos presentaremos y tendremos ventajas significativas sobre otros ofertantes en términos de tecnología, experiencia y precio”, declaró un directivo del consorcio constructor ferroviario chino, apellidado Yu, al diario oficial Global Times, que publicó ayer la noticia. CRCC aún no recibió una respuesta oficial de México, pero espera que eso ocurra favorablemente después de que se examinen las nuevas condiciones para el proceso de adjudicación.
Una confirmación del avance chino en la región es el dato de que la cumbre de la CELAC se realice en Beijing el fin de semana. A los tres presidentes adelantados se le sumarán luego representantes de 30 de los 33 países integrantes, según informó Zhu Qingqiao, director del Departamento de América Latina y Caribe de la cancillería china.
También asistirán delegados de diversos organismos regionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). El país anfitrión estará representado por su presidente, el primer ministro, Li Keqiang; y los ministros de Asuntos Exteriores, Comercio y Reforma, y Desarrollo.
Esta reunión entre China y la CELAC supondrá el primer encuentro ministerial impulsado por el presidente Xi Jinping con este foro. El líder chino formalizó la propuesta de un mayor acercamiento entre su país y América Latina durante una gira que realizó en julio pasado por Argentina, Cuba, Venezuela y Brasil, en la que suscribió diversos acuerdos de cooperación por unos 70.000 millones de dólares.
Este avance en América Latina preocupa a Washington en el plano económico y el estratégico. Muchos analistas coinciden que no en vano EE.UU. se apresuró a hacer las paces con Cuba y devolver los prisioneros reclamados. Es claro que el cambio de actitud hacia la isla dirigida por Raúl Castro es recuperar fortaleza en una región donde ha venido perdiendo influencia, situación que los chinos aprovechan a su favor. Flexibilizar su postura con La Habana es una clave en esa estrategia de acercamiento pero, a la luz de los acontecimientos, hoy parece muy tardía.
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