Clarín disfruta de la derrota de La Cámpora

(pero al partido le queda mucho, CIA boys) (and girls)
Aulicino: «Es sabido: no hay que gritar los goles antes de que la pelota esté adentro. Algo de eso ocurrió anoche con la primera línea del cristinismo celebrando no un triunfo, sino un pretendido segundo lugar en las primarias porteñas. Fue un error matemático, si se quiere en base a encuestas, pero peor aún fue su pésimo cálculo político: exhibió que su objetivo era subir apenas un escalón y, en espejo, haber quedado tercero reflejó o potenció la dimensión de su resultado definitivo, una derrota. Esa cuenta final tiene que ver con el lugar de ayer en la tabla general del voto porteño y, al mismo tiempo, con el desmoronamiento de la idea de una recuperación en la Ciudad.
El kirchnerismo estuvo por debajo de los resultados de las últimas elecciones. En las primarias para las legislativas de 2013, el Frente para la Victoria anotó 19 puntos en el rubro de diputados y casi 20, para senadores. Y en la elección general, registró casi 22 y poco más de 23 en los mismos renglones. Fueron los comicios que colocaron al kircnerismo en el tercer escalón porteño, ya por debajo de la elección de 2011 para jefe de gobierno de la Ciudad: en aquel turno, Daniel Fimus –que después perdió la banca en el Senado– anotó 27,7 por ciento en la primera vuelta y 35,7 en la segunda, lejos de Mauricio Macri (64,2%)».
Roa: «Los números dan para todas las martingalas aritméticas que se quieran hacer. Pero no para todas, a menos que se quiera hacer un papelón. Una cosa es no aparecer deprimido después de una derrota. Otra muy distinta es festejar una derrota.
Los números cantaban que Eco retrocedía respecto de lo que fue Unen y Lousteau respecto de Solanas, aunque hizo una muy buena elección y conservó el segundo lugar. El kirchnerismo salía tercero y Recalde cuarto. Pero celebraron igual. No se puede decir más claramente que como lo dijo Aníbal Fernández usando una metáfora aeronáutica, quizás en homenaje a Recalde: “hemos decolado y ascendido a segunda fuerza”. Algunos no soportan pasar inadvertidos.
O dieron por ciertas proyecciones equivocadas o con la alegría fingida se les fue la mano. Recalde es presidente de una empresa fundida y fue el primer ensayo con La Cámpora. No le alcanzó la bendición de Cristina, empeñada en impulsar como administrador porteño a un desadministrador consumado, que voló bien bajo».
Van der Kooy: «La quinta elección realizada desde que comenzó este larguísimo proceso permitiría sacar varias conclusiones. Una de ellas es la declinación objetiva del kirchnerismo. Sólo pudo imponerse en las primarias de Salta, con Juan Manuel Urtubey. Aunque el mandatario se declaró con presteza de identidad peronista. La derrota en Mendoza era previsible, por la convergencia entre los radicales, Macri y Massa. La caída en Santa Fe también, a raíz de que el PJ está en aquella provincia desguazado, desde que los K lo condujeron.
En Neuquén anoche el FPV quedó muy lejos del triunfante MPN, que consagró gobernador a Omar Gutiérrez, discípulo de Jorge Sapag. Quizás haya sido esa elección en la provincia patagónica la única nube del domingo claro de Macri: su candidato, en unión con la UCR, quedó tercero y relegado.
Aquella percepción declinante, sin embargo, pareció ser desconocida por el kirchnerismo. Desató una celebración, con Scioli presente, por el tercer y cuarto puesto obtenido en Capital. La interna del ECO, entre el ex ministro Martín Lousteau y Graciela Ocaña, superó en votos individuales y en conjunto al FPV. Pero en el búnker K se vieron militantes alborozados, ministros que se abrazaron y hasta aquellos que viven clandestinamente, como Amado Boudou. El discurso de Mariano Recalde estuvo a tono. Pareció de ficción. Salvo cuando aseguró que el kirchnerismo no reconoce otros líderes que no sean Cristina.
La candidatura de Recalde fue una decisión de Máximo Kirchner que avaló su madre. El titular de Aerolíneas Argentinas como oferta electoral para una ciudad que necesita, entre tantas cosas, buenos subtes. Una ironía que, en plena campaña, supo desgranar el legislador Juan Cabandié.
Recalde parecería una figura de poca popularidad. Incluso en ámbitos cerrados. Hace pocos días padeció en la empresa que dirige. La lista del gremio de pilotos que respaldaba recibió una paliza en la elección. No pudo ungir un solo delegado de los tres puestos en juego. Nadie supo informar si aquel día, como anoche, también estallaron los festejos».
Ortelli: «Si bien el triunfo de Recalde en la interna partidaria termina siendo anecdótico, debido al fuerte apoyo que recibió de Cristina desde que lanzó su candidatura, con vistas a las generales encierra un desafío: contener a los otros seis dirigentes que perdieron en la interna para que el piso no sea aún más bajo. Sabe Recalde que necesita de todos ellos, ya que según la mayoría de los analistas el voto K parece haber encontrado ayer un techo, mientras que ECO podría crecer y captar votos de la interna del PRO. “Vamos a trabajar unidos”, aseguró el titular de Aerolíneas Argentinas, flanqueado por Gabriela Cerruti (¿Será su vice?), que peleaba el segundo lugar con el ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra y superaba a su compañero de Nuevo Encuentro Carlos Heller. Más rezagados, por debajo del 1 por ciento, quedaron el radical K Gustavo López, el pejotista Víctor Ramos y Carlos Oviedo, que responde a la ex titular del INADI María José Lubertino. Entre los legisladores, la lista encabezada por el ministro de Trabajo Carlos Tomada superaba los 80 puntos y desplazaba a las otras cuatro.
Otro que desfiló desde temprano por los alrededores del Obelisco fue el diputado Juan Cabandié, quien sugestivamente fue el primero en hablar y felicitar a Recalde. Muchos leyeron este gesto como una maniobra para acallar los rumores de una pelea con Recalde que circularon durante la campaña».
Paladini: «Daniel Scioli arrastraba un desplante casi humillante en el distrito: su precandidato, Gustavo Marangoni, fue bajado por la Rosada de una interna K en la que entraba cualquiera. Recalde resultó el más votado entre …¡7 kirchneristas! Sin rencor, sonriente, el gobernador fue hasta el búnker a apoyar al titular de Aerolíneas. El joven camporista ya había dado muestras de flexibilidad ideológica: estrenó su precandidatura hablando de recuperar las Malvinas y terminó fotografiándose con Karina Rabolini, la mujer modelo de Scioli».

Acerca de Napule

es Antonio Cicioni, politólogo y agnotólogo, hincha de Platense y adicto en recuperación a la pizza porteña.

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