Cuando uno ingresa al edificio de CNN en la ciudad de Atlanta entiende por qué la organización terrorista Al Qaeda la eligió alguna vez como target de sus ataques a los Estados Unidos. La construcción es imponente. Son 10 pisos de oficinas y estudios de televisión; un shopping que promueve los productos de la cadena en la planta baja; una moderna escalera mecánica a la que bautizaron como la más alta del planeta y hasta un hotel de la cadena Omni para hospedaje de los visitantes que no quieren perder tiempo. Los guardias de seguridad chequean con rigor a cada visitante y lo fotografían como en cualquier aeropuerto estadounidense. Todo está bajo control y, una vez adentro, la imponente CNN ofrece su bienvenida al imperio de las noticias globales.
Es el sueño de Ted Turner, el empresario que enamoró a Jane Fonda y el que leyó antes que ningún otro ser humano que las noticias producidas a escala planetaria podían ser un motivo permanente de interés y un magnífico negocio.
Tampoco es que inventó la pólvora. La BBC, la Deutsche Welle, la TVE desplegaron desde el estado británico, el alemán o el español el formato noticioso para audiencias de todo el mundo. Pero son proyectos estatales con control de sus parlamentos y diseñados para difundir el mensaje cultural de esos países. La CNN, en cambio, fue creado como una iniciativa empresaria del sector privado cuyo objetivo (además de informar) fue crear una marca que tuviera desarrollos locales en muchos países alejados de los Estados Unidos.
Ha pasado mucho tiempo desde aquel día de 1980 en que Ted Turner fundó la cadena CNN. La marca hoy es propiedad del gigante multimedia Time Warner, que controla la señal y la integró en su oferta de contenido televisivo, que incluye 15 canales de cable (Warner, Isat, TNT, Cartoon Networks o NBA Channel, para dar una idea) y factura 32.000 millones de dólares al año.
Además del edificio en el centro de Atlanta, la compañía tiene otra planta en las afueras de la ciudad llamada Tech Woods, en la que se alojan los dispositivos tecnológicos para la emisión de las señales de TV.
En medio de ese bosque al borde de la autopista 75, está la casa que fue de Turner y donde empezó su vida CNN. Ahora sólo quedan las paredes de ladrillos frente a las que se fotografían quienes pueden visitarla. Por dentro es sólo fibra óptica y computadoras que procesan la realidad y las fantasías de Time Warner. El viejo Ted ya no participa del management más duro y dirige una fundación que promueve a la cadena. Así de ásperas son las cosas en el capitalismo global.
Sin embargo, el capítulo latino y de habla castellana de la CNN acaba de cumplir 15 años y está en plena etapa de renovación y crecimiento.
En formato latino
Mientras la cadena global sentía en el mercado estadounidense el desafío de su competidora Fox, que llevó a límites inquietantes el patrioterismo después del ataque a las Torres Gemelas de 2001, la versión en español aceptó el riesgo de aggiornarse para dejar de ser «una cadena de televisión para viejitos latinos», según la definición que dan lejos de los micrófonos los directivos de CNN para referirse al modelo de canal latino que mantiene en vigencia la cadena Univisión dentro de las fronteras de los EE.UU.
Desde hace dos años, CNN en Español designó como vicepresidenta senior y gerente general de la cadena a Cinthia Hudson. Esta enérgica rubia de padre estadounidense y madre cubana es el perfecto estereotipo de ciudadana bilingüe que pasa del inglés al castellano sin transiciones. Llegó de Miami, la ciudad que la comunidad cubana anticastrista convirtió en la meca urbana de este siglo, y revolucionó la señal introduciendo un espíritu de información general que ablandó el formato histórico de las noticias duras y conmocionó a sus periodistas.
Hudson lanzó 10 nuevos programas, salió a mostrar ocho nuevos presentadores de noticias e instaló seis corresponsales en las ciudades estratégicas del gigante norteamericano, entre ellas, Nueva York, Los Angeles y, por supuesto, Atlanta y Miami. «¿Cómo no voy a tener a alguien en Los Angeles si allí vive el 40% de los hispanos de los Estados Unidos?», dice Hudson ante un auditorio de periodistas de Venezuela, Colombia, Chile y Argentina que se dieron cita en la sede central de CNN en Atlanta para compartir los festejos por los 15 años de la cadena en español.
Con esta apuesta por el lifestyle, CNN en Español apunta a agrandar una audiencia regional que llega a 34 millones de hogares. El periodista de los reportajes intimistas, Cala, es una de las estrellas del nuevo formato, que también reforzó la salida a las calles de muchas de sus caras conocidas para darle un perfil de mayor contacto con la realidad latinoamericana a sus coberturas. Por eso, se pudo ver a la colombiana Patrica Janiot en la reciente Cumbre de las Américas en Cartagena a cargo del seguimento de los presidentes de la región, y se puede ver también en estos días al argentino Carlos Montero, otra de sus celebridades, realizando entrevistas fuera de los estudios para convencer a la audiencia de que CNN está en permanente contacto con la realidad cotidiana.
Protagonista del futuro
Esa es la batalla que está dando el gigante de más de tres décadas. Criticado por demasiado estadounidense durante la guerra de Irak en los ’90. Envidiado por su poderío e imitado hasta por los enemigos del imperio que también crearon sus propias cadenas de noticias globales. Hoy busca extender su reinado mientras acepta el desafío tecnológico y cultural que representan las noticias difundidas a la velocidad de la luz por los teléfonos móviles y la marea incontenible del twitter.
Como compañía de origen indudablemente estadounidense que es, CNN se reinventa para poder sobrevivir y se alimenta de la savia nueva. Será por eso que los 50 millones de hispanos que serán decisivos para elegir a los próximos presidentes de la máxima potencia planetaria ocupan un lugar estratégico en los planes de una de las naves insignias de la era de la comunicación que quiere seguir siendo protagonista del futuro. z we
Es el sueño de Ted Turner, el empresario que enamoró a Jane Fonda y el que leyó antes que ningún otro ser humano que las noticias producidas a escala planetaria podían ser un motivo permanente de interés y un magnífico negocio.
Tampoco es que inventó la pólvora. La BBC, la Deutsche Welle, la TVE desplegaron desde el estado británico, el alemán o el español el formato noticioso para audiencias de todo el mundo. Pero son proyectos estatales con control de sus parlamentos y diseñados para difundir el mensaje cultural de esos países. La CNN, en cambio, fue creado como una iniciativa empresaria del sector privado cuyo objetivo (además de informar) fue crear una marca que tuviera desarrollos locales en muchos países alejados de los Estados Unidos.
Ha pasado mucho tiempo desde aquel día de 1980 en que Ted Turner fundó la cadena CNN. La marca hoy es propiedad del gigante multimedia Time Warner, que controla la señal y la integró en su oferta de contenido televisivo, que incluye 15 canales de cable (Warner, Isat, TNT, Cartoon Networks o NBA Channel, para dar una idea) y factura 32.000 millones de dólares al año.
Además del edificio en el centro de Atlanta, la compañía tiene otra planta en las afueras de la ciudad llamada Tech Woods, en la que se alojan los dispositivos tecnológicos para la emisión de las señales de TV.
En medio de ese bosque al borde de la autopista 75, está la casa que fue de Turner y donde empezó su vida CNN. Ahora sólo quedan las paredes de ladrillos frente a las que se fotografían quienes pueden visitarla. Por dentro es sólo fibra óptica y computadoras que procesan la realidad y las fantasías de Time Warner. El viejo Ted ya no participa del management más duro y dirige una fundación que promueve a la cadena. Así de ásperas son las cosas en el capitalismo global.
Sin embargo, el capítulo latino y de habla castellana de la CNN acaba de cumplir 15 años y está en plena etapa de renovación y crecimiento.
En formato latino
Mientras la cadena global sentía en el mercado estadounidense el desafío de su competidora Fox, que llevó a límites inquietantes el patrioterismo después del ataque a las Torres Gemelas de 2001, la versión en español aceptó el riesgo de aggiornarse para dejar de ser «una cadena de televisión para viejitos latinos», según la definición que dan lejos de los micrófonos los directivos de CNN para referirse al modelo de canal latino que mantiene en vigencia la cadena Univisión dentro de las fronteras de los EE.UU.
Desde hace dos años, CNN en Español designó como vicepresidenta senior y gerente general de la cadena a Cinthia Hudson. Esta enérgica rubia de padre estadounidense y madre cubana es el perfecto estereotipo de ciudadana bilingüe que pasa del inglés al castellano sin transiciones. Llegó de Miami, la ciudad que la comunidad cubana anticastrista convirtió en la meca urbana de este siglo, y revolucionó la señal introduciendo un espíritu de información general que ablandó el formato histórico de las noticias duras y conmocionó a sus periodistas.
Hudson lanzó 10 nuevos programas, salió a mostrar ocho nuevos presentadores de noticias e instaló seis corresponsales en las ciudades estratégicas del gigante norteamericano, entre ellas, Nueva York, Los Angeles y, por supuesto, Atlanta y Miami. «¿Cómo no voy a tener a alguien en Los Angeles si allí vive el 40% de los hispanos de los Estados Unidos?», dice Hudson ante un auditorio de periodistas de Venezuela, Colombia, Chile y Argentina que se dieron cita en la sede central de CNN en Atlanta para compartir los festejos por los 15 años de la cadena en español.
Con esta apuesta por el lifestyle, CNN en Español apunta a agrandar una audiencia regional que llega a 34 millones de hogares. El periodista de los reportajes intimistas, Cala, es una de las estrellas del nuevo formato, que también reforzó la salida a las calles de muchas de sus caras conocidas para darle un perfil de mayor contacto con la realidad latinoamericana a sus coberturas. Por eso, se pudo ver a la colombiana Patrica Janiot en la reciente Cumbre de las Américas en Cartagena a cargo del seguimento de los presidentes de la región, y se puede ver también en estos días al argentino Carlos Montero, otra de sus celebridades, realizando entrevistas fuera de los estudios para convencer a la audiencia de que CNN está en permanente contacto con la realidad cotidiana.
Protagonista del futuro
Esa es la batalla que está dando el gigante de más de tres décadas. Criticado por demasiado estadounidense durante la guerra de Irak en los ’90. Envidiado por su poderío e imitado hasta por los enemigos del imperio que también crearon sus propias cadenas de noticias globales. Hoy busca extender su reinado mientras acepta el desafío tecnológico y cultural que representan las noticias difundidas a la velocidad de la luz por los teléfonos móviles y la marea incontenible del twitter.
Como compañía de origen indudablemente estadounidense que es, CNN se reinventa para poder sobrevivir y se alimenta de la savia nueva. Será por eso que los 50 millones de hispanos que serán decisivos para elegir a los próximos presidentes de la máxima potencia planetaria ocupan un lugar estratégico en los planes de una de las naves insignias de la era de la comunicación que quiere seguir siendo protagonista del futuro. z we