Luciano Cohan, hace un año subsecretario de Programación Macroeconómica, reconoció que ahora del lado del sector público le está tocando recibir los cachetazos por el proceso inflacionario. «Estamos pasando los momentos más difíciles de la inflación», dijo el ex economista jefe de Elypsis. En una entrevista con El Cronista defendió el proceso de desinflación porque los índices tienen incorporados la suba de tarifas y remarcó el hecho de que las paritarias, que marcan «uno de los precios más importantes de la economía», se estén negociando en base a la inflación futura: «Que la gente mire para adelante va a tener consecuencias» en el movimiento de los precios, dijo y previó que los salarios le ganarán 2 o 3 puntos al alza de costo de vida promedio.
¿La meta de inflación sigue siendo del 15%?
Entendemos que el 15% es una meta difícil, pero es realista. Es una meta operativa. Para dar un ejemplo, que en las mesas paritarias esté en discusión el 15% es una novedad absoluta en Argentina.
Pero se le suma una cláusula de revisión…
Es un piso a los salarios reales. La novedad en Argentina es que por primera vez las paritarias se negocian sobre la inflación esperada, no la pasada. La inflación interanual hacia atrás es de 25% y en las negociaciones paritarias se mira para adelante. Eso tiene implicancias sobre el proceso inflacionario, no es independiente. No es lo mismo que los contratos, como las paritarias, se formen mirando la inflación hacia atrás a que se formen mirando la inflación para adelante. El hecho de que la gente mire hacia adelante va a tener consecuencias en la inflación. En los contratos paritarios y en los otros contratos de la economía.
¿Los salarios le ganarán a la inflación este año?
Tienen un arrastre estadístico de 6 a 8 puntos nominales del año pasado. No es que el salario sube en 2018 como la paritaria. Se pueden cerrar paritarias de 15% y que los salarios crezcan 22 o 23% en promedio todo el año. Los salarios este año pueden ganarle 2 o 3 puntos a la inflación en promedio.
Se calcula que la meta requerirá una inflación mensual de 0,5%. ¿Es posible?
Es difícil, pero hay chances de que el 15% se cumpla. Parado en diciembre, enero y febrero, de este lado me toco recibir cachetazos del proceso inflacionario. Cuando uno mira la película, 25% es parecida a la inflación kirchnerista. Pero la composición es muy distinta: tiene 8 puntos de tarifas y no atrasa el tipo de cambio. En la década pasada se atrasaba 5 a 10 puntos el tipo de cambio todos los años y se congelaban las tarifas sistemáticamente. Es un 25% que implica una desinflación en términos de proceso inflacionario. Está registrando la inflación reprimida por suba de tarifas. La meta del año pasado no se cumplió, pero cuando uno mira el proceso inflacionario está bajando la inflación. La núcleo el año pasado fue la más baja desde que hay registro. En simultáneo, estamos cerca de terminar con la suba de tarifas, y cuando eso termine, la inflación va a bajar aún más.
¿Qué impacto tuvo la devaluación en los precios?
Tuvo impacto, pero nada sorpresivo. Tuvo incidencia, pero dentro de los parámetros normales. El traslado del tipo de cambio a precios fue razonable. Fue distinto a la devaluación de 2015. El número de febrero va a ser malo, por encima de 2%, está muy ensuciado por la suba de tarifas. Está tocando los picos de inflación del año. Estamos pasando los momentos más difíciles de inflación y va a volver a bajar. Hoy el sendero que tiene incorporado el mercado es optimista: espera 15 puntos de baja de inflación en tres años.
«Esperaría deterioro de 0,2 a 0,3% del PBI en la balanza comercial»
El Gobierno prevé que el costo de la sequía se acerque a 0,5% del PBI, «o un poco más si las cosas se siguen complicando», dijo Luciano Cohan, subsecretario de Programación Macroeconómica. Con todo, previó que no impacte en las exportaciones por la suba de precios y estimó que la balanza comercial se deteriore en el año entre 0,2 y 0,3% del PBI, desde el 1,4% del año pasado. «Obliga a estar atentos», dijo.
«Dentro de la mala noticia de la sequía, la industria tiene stocks muy altos. Es probable que la contracción se concentre en el sector primario, pero que la industria siga con una dinámica buena. Hay inventarios en los campos y no creo que el crushing caiga», explicó. Y todavía espera un PBI creciendo en torno al 3%. «Hay un impacto en la sequía que saca actividad pero el primer trimestre es mejor de lo que esperábamos», dijo.
En tanto, observó que la caída en las cantidades producidas se compensó hasta ahora con la suba de precios. «Sube el precio de la cosecha y de los inventarios. Y algo paradójico: si las exportaciones quedan parejas, la balanza comercial puede mejorar. Como Argentina es formador de precios (de soja) en el mundo, en términos de exportaciones no esperamos una incidencia muy fuerte. Pero sí tiene impacto en la actividad, termina empujando las importaciones para abajo y la balanza comercial podría mejorar respecto del escenario de mayor crecimiento, no respecto de 2017», explicó.
El déficit comercial de 2017 fue de 1,4% del PBI. «Obliga a estar atentos. Pero hay que mirar la película: esperamos una secuencia en la cual las inversiones anticipan el crecimiento de las exportaciones. Durante un par de años vamos a estar en valores similares a los de ahora. En el corto plazo no vemos una reversión», dijo.
Calculó que este año la balanza comercial se deteriore entre 0,2 y 0,3 puntos del PBI, porque espera que las exportaciones suban entre 5 y 10% y las importaciones, arriba de 10%. «En una economía que crece, donde el principal factor de recomposición del crecimiento son las inversiones, las importaciones van a crecer», dijo.
En la composición del déficit de 2017 respecto de 2015, todo el deterioro de unos u$s 4000 millones se explica «completamente» por Brasil. «La dinámica de aparente deterioro en el balance comercial está dominado por el efecto del sector automotriz, que se está empezando a revertir. No vamos a volver a ver las importaciones creciendo al 30%, con Brasil creciendo y las empresas del sector automotriz con grandes proyectos de inversión», explicó. Dijo que hay que poner foco en las exportaciones, para que logren integrarse más al mundo: «Es una dinámica modesta, pero muchos sectores tienen potencial para exportar». Además del sector minero, indicó que la producción en Vaca Muerta. «Uno podría esperar que en 4 o 5 años el balance comercial de combustibles se dé vuelta, y esos son casi u$s 4000 millones», estimó.
¿El rojo externo es financiable? «Es importante que crezca la inversión extranjera directa (IED), que creció mucho menos de lo que esperamos. Si el país logra que la forma de financiar sea menos la toma de deuda pública que la IED, lo vuelve más sustentable».
En Argentina la IED es de 2% del PBI, unos u$s 12 mil millones. Y Cohan espera que crezca 0,5% respecto del año pasado y medio punto más el año siguiente, «en un contexto en que la cuenta corriente no mejore demasiado». «El proceso de que empiecen a entrar capitales está pasando todavía con números modestos, pero va a pasar y eso hace que la cuenta corriente sea sustentable», dijo. «En el proceso de ingreso de dólares tenemos tiempo. Argentina tiene un tipo de cambio flotante y, si los números no cierran, tiene el tipo de cambio para absorberlos. Las tasas de deuda son muy bajas. Argentina no está expuesta a riesgos inminentes».
¿La meta de inflación sigue siendo del 15%?
Entendemos que el 15% es una meta difícil, pero es realista. Es una meta operativa. Para dar un ejemplo, que en las mesas paritarias esté en discusión el 15% es una novedad absoluta en Argentina.
Pero se le suma una cláusula de revisión…
Es un piso a los salarios reales. La novedad en Argentina es que por primera vez las paritarias se negocian sobre la inflación esperada, no la pasada. La inflación interanual hacia atrás es de 25% y en las negociaciones paritarias se mira para adelante. Eso tiene implicancias sobre el proceso inflacionario, no es independiente. No es lo mismo que los contratos, como las paritarias, se formen mirando la inflación hacia atrás a que se formen mirando la inflación para adelante. El hecho de que la gente mire hacia adelante va a tener consecuencias en la inflación. En los contratos paritarios y en los otros contratos de la economía.
¿Los salarios le ganarán a la inflación este año?
Tienen un arrastre estadístico de 6 a 8 puntos nominales del año pasado. No es que el salario sube en 2018 como la paritaria. Se pueden cerrar paritarias de 15% y que los salarios crezcan 22 o 23% en promedio todo el año. Los salarios este año pueden ganarle 2 o 3 puntos a la inflación en promedio.
Se calcula que la meta requerirá una inflación mensual de 0,5%. ¿Es posible?
Es difícil, pero hay chances de que el 15% se cumpla. Parado en diciembre, enero y febrero, de este lado me toco recibir cachetazos del proceso inflacionario. Cuando uno mira la película, 25% es parecida a la inflación kirchnerista. Pero la composición es muy distinta: tiene 8 puntos de tarifas y no atrasa el tipo de cambio. En la década pasada se atrasaba 5 a 10 puntos el tipo de cambio todos los años y se congelaban las tarifas sistemáticamente. Es un 25% que implica una desinflación en términos de proceso inflacionario. Está registrando la inflación reprimida por suba de tarifas. La meta del año pasado no se cumplió, pero cuando uno mira el proceso inflacionario está bajando la inflación. La núcleo el año pasado fue la más baja desde que hay registro. En simultáneo, estamos cerca de terminar con la suba de tarifas, y cuando eso termine, la inflación va a bajar aún más.
¿Qué impacto tuvo la devaluación en los precios?
Tuvo impacto, pero nada sorpresivo. Tuvo incidencia, pero dentro de los parámetros normales. El traslado del tipo de cambio a precios fue razonable. Fue distinto a la devaluación de 2015. El número de febrero va a ser malo, por encima de 2%, está muy ensuciado por la suba de tarifas. Está tocando los picos de inflación del año. Estamos pasando los momentos más difíciles de inflación y va a volver a bajar. Hoy el sendero que tiene incorporado el mercado es optimista: espera 15 puntos de baja de inflación en tres años.
«Esperaría deterioro de 0,2 a 0,3% del PBI en la balanza comercial»
El Gobierno prevé que el costo de la sequía se acerque a 0,5% del PBI, «o un poco más si las cosas se siguen complicando», dijo Luciano Cohan, subsecretario de Programación Macroeconómica. Con todo, previó que no impacte en las exportaciones por la suba de precios y estimó que la balanza comercial se deteriore en el año entre 0,2 y 0,3% del PBI, desde el 1,4% del año pasado. «Obliga a estar atentos», dijo.
«Dentro de la mala noticia de la sequía, la industria tiene stocks muy altos. Es probable que la contracción se concentre en el sector primario, pero que la industria siga con una dinámica buena. Hay inventarios en los campos y no creo que el crushing caiga», explicó. Y todavía espera un PBI creciendo en torno al 3%. «Hay un impacto en la sequía que saca actividad pero el primer trimestre es mejor de lo que esperábamos», dijo.
En tanto, observó que la caída en las cantidades producidas se compensó hasta ahora con la suba de precios. «Sube el precio de la cosecha y de los inventarios. Y algo paradójico: si las exportaciones quedan parejas, la balanza comercial puede mejorar. Como Argentina es formador de precios (de soja) en el mundo, en términos de exportaciones no esperamos una incidencia muy fuerte. Pero sí tiene impacto en la actividad, termina empujando las importaciones para abajo y la balanza comercial podría mejorar respecto del escenario de mayor crecimiento, no respecto de 2017», explicó.
El déficit comercial de 2017 fue de 1,4% del PBI. «Obliga a estar atentos. Pero hay que mirar la película: esperamos una secuencia en la cual las inversiones anticipan el crecimiento de las exportaciones. Durante un par de años vamos a estar en valores similares a los de ahora. En el corto plazo no vemos una reversión», dijo.
Calculó que este año la balanza comercial se deteriore entre 0,2 y 0,3 puntos del PBI, porque espera que las exportaciones suban entre 5 y 10% y las importaciones, arriba de 10%. «En una economía que crece, donde el principal factor de recomposición del crecimiento son las inversiones, las importaciones van a crecer», dijo.
En la composición del déficit de 2017 respecto de 2015, todo el deterioro de unos u$s 4000 millones se explica «completamente» por Brasil. «La dinámica de aparente deterioro en el balance comercial está dominado por el efecto del sector automotriz, que se está empezando a revertir. No vamos a volver a ver las importaciones creciendo al 30%, con Brasil creciendo y las empresas del sector automotriz con grandes proyectos de inversión», explicó. Dijo que hay que poner foco en las exportaciones, para que logren integrarse más al mundo: «Es una dinámica modesta, pero muchos sectores tienen potencial para exportar». Además del sector minero, indicó que la producción en Vaca Muerta. «Uno podría esperar que en 4 o 5 años el balance comercial de combustibles se dé vuelta, y esos son casi u$s 4000 millones», estimó.
¿El rojo externo es financiable? «Es importante que crezca la inversión extranjera directa (IED), que creció mucho menos de lo que esperamos. Si el país logra que la forma de financiar sea menos la toma de deuda pública que la IED, lo vuelve más sustentable».
En Argentina la IED es de 2% del PBI, unos u$s 12 mil millones. Y Cohan espera que crezca 0,5% respecto del año pasado y medio punto más el año siguiente, «en un contexto en que la cuenta corriente no mejore demasiado». «El proceso de que empiecen a entrar capitales está pasando todavía con números modestos, pero va a pasar y eso hace que la cuenta corriente sea sustentable», dijo. «En el proceso de ingreso de dólares tenemos tiempo. Argentina tiene un tipo de cambio flotante y, si los números no cierran, tiene el tipo de cambio para absorberlos. Las tasas de deuda son muy bajas. Argentina no está expuesta a riesgos inminentes».