El partido que lidera Martín Sabbatella deja atrás ese lugar de apoyo crítico al Gobierno, pero asegura que mantendrá su identidad. Seguirá con su bloque de diputados y buscará impulsar con espacios afines la creación de una estructura para profundizar el kirchnerismo.
La semana que pasó, el Nuevo Encuentro de Martín Sabbatella se reunió para evaluar la situación poselectoral, el arrollador respaldo obtenido en las urnas por Cristina Kirchner y el aporte que consideran hizo la fuerza, que también llevó en sus boletas a la Presidenta. Concluyeron que Nuevo Encuentro ya dejó atrás ese lugar de apoyo crítico al gobierno nacional para pasar a ser un espacio más dentro del kirchnerismo. Tanto como el Frente para la Victoria, sostienen. Con todo, eso no significa que perderán su identidad: planean seguir con bloque propio de diputados. Pero buscarán impulsar con espacios y dirigentes oficialistas afines la creación de una estructura que apunte a la continuidad y profundización del kirchnerismo o cristinismo, como prefieren llamarlo a veces en 2013 y 2015 para enfrentar las propuestas del establishment donde ubican, por ejemplo, al gobernador Daniel Scioli.
Respecto del desempeño propio hay conformidad, aunque reconocen que no fue como para tirar manteca al techo. Se habían puesto como objetivo alcanzar o superar el 7 por ciento de los votos en la provincia de Buenos Aires con Sabbatella como candidato a gobernador y obtuvieron el 6,5. Pero recalcan que ese medio millón de votos fue la diferencia que Cristina Kirchner le sacó a Daniel Scioli, si se cuenta la cosecha de cada uno en la geografía bonaerense.
Cerca de Sabbatella explican que la elección les permitió crecer territorialmente y conseguir, entre otras cosas, sus dos primeras bancas en la Legislatura provincial. Una de ellas para el ex titular de la PSA, Marcelo Saín, y ya se refriegan las manos pensando en sus intervenciones en la primera sesión que el ministro de Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, se presente para dar un informe.
También el bloque de diputados nacionales crecerá a seis miembros si, como se da por hecho, Cristina Alvarez Rodríguez continúa en el gabinete de Scioli y su banca queda para Gastón Harispe, un sabbatellista del Movimiento Octubres. Por otro lado, Nuevo Encuentro confirmó su liderazgo en Morón, donde Lucas Ghi retuvo la intendencia por una diferencia de 30 puntos.
Pero, si de análisis electoral se trata, desde luego que el dato contundente fue el 54 por ciento obtenido por Cristina Kirchner. Lo llamativo, analizan en el entorno de Sabbatella, es que el Gobierno haya conseguido que cuestiones tales como el rol del Estado en la economía, la importancia de lo público, la defensa de los derechos humanos o la prioridad de la integración regional se convirtieran en valores defendidos por la mayoría de la población cuando antes se suponían de interés para algunas minorías.
Por ese crecimiento de una conciencia social es que en Nuevo Encuentro consideran que el kirchnerismo empezó a proyectar una nueva identidad política argentina que desbordaría las actuales identidades partidarias. Que esta identidad novedosa formó una nueva construcción y que Nuevo Encuentro ya debe ser considerado como uno de sus integrantes.
En la fuerza de Sabbatella no piensan que nadie pueda tildarlos de oportunistas por pasar a considerarse parte del oficialismo luego de confirmada la reelección de CFK. Nuestro mayor acercamiento al kirchnerismo se gestó durante la pelea por las retenciones móviles, que fue su momento de mayor debilidad. Y lo hicimos porque consideramos que estaba en juego el rol del Estado en la economía, muy lejos de todo oportunismo, responden. Por eso aspiran a que de ahora en más alguien que quiera militar en el kirchnerismo pueda ingresar tanto a Nuevo Encuentro como al Frente para la Victoria. Es otra manera de ser kirchnerista, pero no más lejana ni más distante, subrayan.
Como en aquellos primeros tiempos de la transversalidad, creen en la necesidad de una fuerza política ciento por ciento kirchnerista que aglutine a todos los que de verdad aspiran a la profundización del modelo. Ellos ven que en el Frente para la Victoria conviven sectores que van a seguir impulsando la transformación del país con otros que tratarán de detenerla. De más está decir que entre los segundos ubican a Scioli, a quien no le creen su discurso K. Pensamos que Scioli puede ser el plan del establishment para clausurar por derecha este proceso de transformación, definen. El diputado electo Carlos Raimundi lo interpretó así: Daniel se siente más cómodo en el Coloquio de IDEA que en el Espacio para la Memoria, en la mesa de Mirtha Legrand que con Evo Morales. ¿Qué sectores podrían sostener un proceso conducido por Scioli?, dijo en el último número de Debate.
En Nuevo Encuentro aún no se animan a avanzar sobre cómo debería ser este armado que responda al liderazgo de Cristina Kirchner. Sostienen que ese proceso deberá ir construyéndose a través del trabajo conjunto en el Congreso y las legislaturas, en la participación de debates y en actos conjuntos. El sabbatellismo mantiene contactos con dirigentes agrupados en la Corriente Nacional de la Militancia como Daniel Filmus, Carlos Tomada y Edgardo Depetri; con el jefe del bloque de diputados oficialistas, Agustín Rossi; el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri; además de aclarar que formarán parte del gobierno de Francisco Paco Pérez en Mendoza y de Enrique Ponce en la capital de San Luis. También tienen un diálogo fluido con el secretario general de La Cámpora, Andrés Cuervo Larroque, y con el electo vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto. Incluso, es probable que esta semana Sabbatella y Mariotto compartan una charla pública.
Con todos ellos y varios otros, más la CTA de Hugo Yasky y movimientos sociales afines, imaginan la conformación de una fuerza que cristalice este momento fundante de una nueva etapa en la construcción popular, a la que no ven refractaria del peronismo. El kirchnerismo se construye sobre el peronismo, no es una negación: es el encuentro con lo mejor del peronismo, argumentan. Con humildad, aclaran, entienden que Nuevo Encuentro es parte de esta construcción. Podemos ser una pata chiquita, pero somos una de las patas de la mesa kirchnerista, concluyen.
La semana que pasó, el Nuevo Encuentro de Martín Sabbatella se reunió para evaluar la situación poselectoral, el arrollador respaldo obtenido en las urnas por Cristina Kirchner y el aporte que consideran hizo la fuerza, que también llevó en sus boletas a la Presidenta. Concluyeron que Nuevo Encuentro ya dejó atrás ese lugar de apoyo crítico al gobierno nacional para pasar a ser un espacio más dentro del kirchnerismo. Tanto como el Frente para la Victoria, sostienen. Con todo, eso no significa que perderán su identidad: planean seguir con bloque propio de diputados. Pero buscarán impulsar con espacios y dirigentes oficialistas afines la creación de una estructura que apunte a la continuidad y profundización del kirchnerismo o cristinismo, como prefieren llamarlo a veces en 2013 y 2015 para enfrentar las propuestas del establishment donde ubican, por ejemplo, al gobernador Daniel Scioli.
Respecto del desempeño propio hay conformidad, aunque reconocen que no fue como para tirar manteca al techo. Se habían puesto como objetivo alcanzar o superar el 7 por ciento de los votos en la provincia de Buenos Aires con Sabbatella como candidato a gobernador y obtuvieron el 6,5. Pero recalcan que ese medio millón de votos fue la diferencia que Cristina Kirchner le sacó a Daniel Scioli, si se cuenta la cosecha de cada uno en la geografía bonaerense.
Cerca de Sabbatella explican que la elección les permitió crecer territorialmente y conseguir, entre otras cosas, sus dos primeras bancas en la Legislatura provincial. Una de ellas para el ex titular de la PSA, Marcelo Saín, y ya se refriegan las manos pensando en sus intervenciones en la primera sesión que el ministro de Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, se presente para dar un informe.
También el bloque de diputados nacionales crecerá a seis miembros si, como se da por hecho, Cristina Alvarez Rodríguez continúa en el gabinete de Scioli y su banca queda para Gastón Harispe, un sabbatellista del Movimiento Octubres. Por otro lado, Nuevo Encuentro confirmó su liderazgo en Morón, donde Lucas Ghi retuvo la intendencia por una diferencia de 30 puntos.
Pero, si de análisis electoral se trata, desde luego que el dato contundente fue el 54 por ciento obtenido por Cristina Kirchner. Lo llamativo, analizan en el entorno de Sabbatella, es que el Gobierno haya conseguido que cuestiones tales como el rol del Estado en la economía, la importancia de lo público, la defensa de los derechos humanos o la prioridad de la integración regional se convirtieran en valores defendidos por la mayoría de la población cuando antes se suponían de interés para algunas minorías.
Por ese crecimiento de una conciencia social es que en Nuevo Encuentro consideran que el kirchnerismo empezó a proyectar una nueva identidad política argentina que desbordaría las actuales identidades partidarias. Que esta identidad novedosa formó una nueva construcción y que Nuevo Encuentro ya debe ser considerado como uno de sus integrantes.
En la fuerza de Sabbatella no piensan que nadie pueda tildarlos de oportunistas por pasar a considerarse parte del oficialismo luego de confirmada la reelección de CFK. Nuestro mayor acercamiento al kirchnerismo se gestó durante la pelea por las retenciones móviles, que fue su momento de mayor debilidad. Y lo hicimos porque consideramos que estaba en juego el rol del Estado en la economía, muy lejos de todo oportunismo, responden. Por eso aspiran a que de ahora en más alguien que quiera militar en el kirchnerismo pueda ingresar tanto a Nuevo Encuentro como al Frente para la Victoria. Es otra manera de ser kirchnerista, pero no más lejana ni más distante, subrayan.
Como en aquellos primeros tiempos de la transversalidad, creen en la necesidad de una fuerza política ciento por ciento kirchnerista que aglutine a todos los que de verdad aspiran a la profundización del modelo. Ellos ven que en el Frente para la Victoria conviven sectores que van a seguir impulsando la transformación del país con otros que tratarán de detenerla. De más está decir que entre los segundos ubican a Scioli, a quien no le creen su discurso K. Pensamos que Scioli puede ser el plan del establishment para clausurar por derecha este proceso de transformación, definen. El diputado electo Carlos Raimundi lo interpretó así: Daniel se siente más cómodo en el Coloquio de IDEA que en el Espacio para la Memoria, en la mesa de Mirtha Legrand que con Evo Morales. ¿Qué sectores podrían sostener un proceso conducido por Scioli?, dijo en el último número de Debate.
En Nuevo Encuentro aún no se animan a avanzar sobre cómo debería ser este armado que responda al liderazgo de Cristina Kirchner. Sostienen que ese proceso deberá ir construyéndose a través del trabajo conjunto en el Congreso y las legislaturas, en la participación de debates y en actos conjuntos. El sabbatellismo mantiene contactos con dirigentes agrupados en la Corriente Nacional de la Militancia como Daniel Filmus, Carlos Tomada y Edgardo Depetri; con el jefe del bloque de diputados oficialistas, Agustín Rossi; el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri; además de aclarar que formarán parte del gobierno de Francisco Paco Pérez en Mendoza y de Enrique Ponce en la capital de San Luis. También tienen un diálogo fluido con el secretario general de La Cámpora, Andrés Cuervo Larroque, y con el electo vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto. Incluso, es probable que esta semana Sabbatella y Mariotto compartan una charla pública.
Con todos ellos y varios otros, más la CTA de Hugo Yasky y movimientos sociales afines, imaginan la conformación de una fuerza que cristalice este momento fundante de una nueva etapa en la construcción popular, a la que no ven refractaria del peronismo. El kirchnerismo se construye sobre el peronismo, no es una negación: es el encuentro con lo mejor del peronismo, argumentan. Con humildad, aclaran, entienden que Nuevo Encuentro es parte de esta construcción. Podemos ser una pata chiquita, pero somos una de las patas de la mesa kirchnerista, concluyen.
Martin, ¿Se cayò el techo o subió el piso?
Después del ajuste, el blanqueo. Ortodoxia pura.
Sí, pero antes, dunga dunga.
El articulo relata bien la postura de M.S.Dentro del amplio espectro peronista-kirchnerista es un proceso que apunta hacia la izquierda en el rumbo de las posibilidades.Lo vote en pcia.