El aborto es hoy en la Argentina, y también en la mayor parte de América latina, la primera causa de mortalidad materna, con alrededor de un tercio de la totalidad de los fallecimientos.
En Uruguay, en cambio, hace cuatro años que no se registra ninguna muerte por abortos.
Hasta el año 2000, en ese país la mortalidad materna era de 23 cada cien mil nacidos vivos, y, al igual que en el resto de los países de la región, la interrupción insegura del embarazo era la primera causa de esas muertes, con el 27 por ciento de los casos. En Uruguay, como en Argentina, el aborto está penado por la ley.
La estrategia que produjo el cambio fue presentado ayer por Ana Labandera, presidenta de la Asociación Obstétrica de Uruguay, en la jornada “El aborto inseguro y las consecuencias en la salud de las mujeres”, organizada por el Programa Género de la Secretaría de Extensión Universitaria (UNC), Católicas por el Derecho a Decidir y la Secretaría de Graduados Facultad de Ciencias Medicas.
El modelo se basa en la reducción de riesgo del aborto, a partir de la información que se brinda en el sistema de salud a las mujeres que quieren interrumpir el embarazo, y los controles que se realizan en forma posterior, impulsada por Iniciativas Sanitarias, organización sin fines de lucro integrada por profesionales de la salud.
“Esto se sustenta en ver el aborto como un problema de salud, en romper la dicotomía a favor o en contra, y en hacer valer los derechos de la persona dentro del marco normativo vigente”, explicó Labandera.
“El aborto no es legal, pero antes de ese procedimiento hay un antes y un después”, indicó, y es en esas dos instancias en las que interviene el sistema de salud, haciendo valer los derechos de confidencialidad y secreto profesional.
“Cuando la mujer acude al hospital, se hacen por lo general dos entrevistas en las que participan una partera profesional o un ginecólogo y una psicóloga, en la que primero la escuchamos, y vemos juntas si hay motivos de peso para un aborto, que siempre es la última opción. También se hace el diagnóstico clínico de embarazo y se informa sobre la autogestión del aborto”, señaló Labandera.
La profesional precisó que en esa instancia se da información precisa sobre el medicamento que se usa y cómo se usa, así como los signos ante los que hay que concurrir a la consulta por posibles complicaciones.
“Pero no prescribimos el misoprostol, no lo damos y tampoco les decimos cómo conseguirlo”, afirmó. “Lo que hacemos es dar la información para que no tengan riesgos, que está permitido por las normas vigentes”.
A la semana la mujer vuelve al centro de salud donde recibe atención integral, y se le indica una ecografía de seguimiento. Y después se realiza asesoramiento en anticoncepción.
La estrategia comenzó a aplicarse hace 10 años en el Hospital de la Mujer de Montevideo, el centro de referencia en obstetricia del país, con el apoyo de los referentes más prestigiosos, y hoy es una política pública que se lleva adelante en todo el sistema sanitario uruguayo.
Las claves
En la Argentina. La tasa de mortalidad materna es de 55 cada 100 mil nacidos vivos, según datos del Ministerio de Salud de la Nación para 2010. En el marco del los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas, el país se comprometió a reducir la tasa a 13 por 100 mil en 2015.
Primera causa. A nivel nacional, el aborto es la primera causa de muerte materna, lo que se acrecienta en las regiones más pobres del país (noroeste y nordeste).
No sólo muertes. Por cada embarazada que pierde la vida, 20 mujeres sufren enfermedades o lesiones por abortos inseguros.
Visitante distinguido. Aníbal Faundes, experto latinoamericano en salud sexual y reproductiva, recibió el título de visitante distinguido de la
UNC. También disertaron Ricardo Rizzi y Alejandra Domínguez.
En Uruguay, en cambio, hace cuatro años que no se registra ninguna muerte por abortos.
Hasta el año 2000, en ese país la mortalidad materna era de 23 cada cien mil nacidos vivos, y, al igual que en el resto de los países de la región, la interrupción insegura del embarazo era la primera causa de esas muertes, con el 27 por ciento de los casos. En Uruguay, como en Argentina, el aborto está penado por la ley.
La estrategia que produjo el cambio fue presentado ayer por Ana Labandera, presidenta de la Asociación Obstétrica de Uruguay, en la jornada “El aborto inseguro y las consecuencias en la salud de las mujeres”, organizada por el Programa Género de la Secretaría de Extensión Universitaria (UNC), Católicas por el Derecho a Decidir y la Secretaría de Graduados Facultad de Ciencias Medicas.
El modelo se basa en la reducción de riesgo del aborto, a partir de la información que se brinda en el sistema de salud a las mujeres que quieren interrumpir el embarazo, y los controles que se realizan en forma posterior, impulsada por Iniciativas Sanitarias, organización sin fines de lucro integrada por profesionales de la salud.
“Esto se sustenta en ver el aborto como un problema de salud, en romper la dicotomía a favor o en contra, y en hacer valer los derechos de la persona dentro del marco normativo vigente”, explicó Labandera.
“El aborto no es legal, pero antes de ese procedimiento hay un antes y un después”, indicó, y es en esas dos instancias en las que interviene el sistema de salud, haciendo valer los derechos de confidencialidad y secreto profesional.
“Cuando la mujer acude al hospital, se hacen por lo general dos entrevistas en las que participan una partera profesional o un ginecólogo y una psicóloga, en la que primero la escuchamos, y vemos juntas si hay motivos de peso para un aborto, que siempre es la última opción. También se hace el diagnóstico clínico de embarazo y se informa sobre la autogestión del aborto”, señaló Labandera.
La profesional precisó que en esa instancia se da información precisa sobre el medicamento que se usa y cómo se usa, así como los signos ante los que hay que concurrir a la consulta por posibles complicaciones.
“Pero no prescribimos el misoprostol, no lo damos y tampoco les decimos cómo conseguirlo”, afirmó. “Lo que hacemos es dar la información para que no tengan riesgos, que está permitido por las normas vigentes”.
A la semana la mujer vuelve al centro de salud donde recibe atención integral, y se le indica una ecografía de seguimiento. Y después se realiza asesoramiento en anticoncepción.
La estrategia comenzó a aplicarse hace 10 años en el Hospital de la Mujer de Montevideo, el centro de referencia en obstetricia del país, con el apoyo de los referentes más prestigiosos, y hoy es una política pública que se lleva adelante en todo el sistema sanitario uruguayo.
Las claves
En la Argentina. La tasa de mortalidad materna es de 55 cada 100 mil nacidos vivos, según datos del Ministerio de Salud de la Nación para 2010. En el marco del los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas, el país se comprometió a reducir la tasa a 13 por 100 mil en 2015.
Primera causa. A nivel nacional, el aborto es la primera causa de muerte materna, lo que se acrecienta en las regiones más pobres del país (noroeste y nordeste).
No sólo muertes. Por cada embarazada que pierde la vida, 20 mujeres sufren enfermedades o lesiones por abortos inseguros.
Visitante distinguido. Aníbal Faundes, experto latinoamericano en salud sexual y reproductiva, recibió el título de visitante distinguido de la
UNC. También disertaron Ricardo Rizzi y Alejandra Domínguez.