Con unos 40 piquetes buscarán garantizar el éxito del paro

Los encabezarán los grupos de izquierda que adhieren a la huelga; resistencia de Moyano y Barrionuevo
El anhelo de que mañana «no se mueva una sola pluma» por el paro nacional al que convocaron las centrales obreras opositoras quedó en claro en las últimas horas: las agrupaciones de izquierda que adhieren a la huelga confirmaron la realización de piquetes y protestas, que prometen complicar el ingreso a la ciudad de Buenos Aires y tendrán un fuerte correlato en varias capitales del interior.
La confirmación de los bloqueos, unos 40 en todo el país, disparó la preocupación de Hugo Moyano , que tomó distancia de esas protestas y acusó al Gobierno de querer «desvirtuar» el paro . Hasta sugirió que podría estar detrás de posibles incidentes.
La Casa Rosada, por su parte, avisó que no desplegará un operativo especial para evitar los bloqueos o garantizar que quienes no adhieran al paro lleguen a sus lugares de trabajo.
La inclusión de piquetes durante la jornada de protesta es resistida en público por Moyano, por Luis Barrionuevo , jefe de la CGT Azul y Blanca, y por Pablo Micheli, líder de la CTA enfrentada con el Gobierno, que también adhiere a la huelga.
Desde que lo anunciaron, hace casi un mes, Moyano y Barrionuevo dejaron en claro que querían que el paro fuera «pasivo», sin cortes de calles o rutas ni marchas. Micheli, acostumbrado a poner a su CTA al frente de las movilizaciones callejeras, se les sumó el fin de semana después del congreso de su central en Mar del Plata. También desde un primer momento los grupos de izquierda rechazaron el «paro dominguero» y presionaron para incluir piquetes.
Los bloqueos son un arma de doble filo: pueden volverse clave para el nivel de acatamiento del paro, pero si derivan en incidentes pueden desvirtuar el sentido de la huelga y desdibujar los reclamos que la motivaron.
Además, sumados al fuerte recorte de transporte público (no habrá colectivos ni trenes, y se espera una adhesión despareja de los trabajadores del subte), los piquetes podrían coronar el éxito del paro. De allí el tenor de la polémica.
Al frente de los cortes en los accesos a la ciudad, en distintos puntos del conurbano bonaerense y del resto del país, estarán el Frente de Izquierda (PO, PTS e Izquierda Socialista), la Corriente Clasista Combativa (CCC), el Encuentro Sindical Combativo y Barrios de Pie, entre otros.
Tras recalcar que la convocatoria de las CGT y la CTA es a un paro «sin movilización», Moyano dejó constancia de sus temores. «Tenemos que estar precavidos porque el Gobierno, por todos los medios, quiere desvirtuar la jornada de protesta. Le desconfío más al Gobierno que a cualquier otro sector de la sociedad», advirtió en declaraciones radiales.
No sólo lo hizo en público. En las últimas horas se comunicó con referentes de los grupos que impulsan los bloqueos para intentar disuadirlos.
«Moyano está preocupado porque el Gobierno pueda mandar infiltrados, porque haya alguna provocación. Nos pidió que tuviéramos cuidado», relató a LA NACION Rubén «el Pollo» Sobrero, delegado de la línea Sarmiento. «Nosotros vamos a garantizar que no se nos meta nadie, que no haya disturbios», añadió.
El dirigente aprovechó además para defender los piquetes. «Queremos expresar nuestra bronca manifestándonos, que la gente vea que estamos reclamando y que lo hacemos con toda nuestra fuerza», afirmó.
También Néstor Pitrola, diputado nacional del FIT y líder del Partido Obrero (PO), reivindicó la protesta activa. «La izquierda se va a movilizar. Estamos en contra del paro dominguero, del paro matero. Queremos garantizar una verdadera huelga activa. Vamos a hacer decenas de piquetes para difundir los reclamos sin ninguna escena de violencia», afirmó a Radio El Mundo.
Micheli, en cambio, procuró despegarse. «Los compañeros de los partidos de izquierda tienen derecho de hacer lo que consideren correcto, pero no es una decisión de las centrales obreras», diferenció en declaraciones a Radio Del Plata.
Entre las demandas que motivaron la huelga figuran la lucha contra la inflación y la pérdida de poder adquisitivo del salario; paritarias libres; la eliminación del impuesto a las ganancias; la devolución de las retenciones a las obras sociales sindicales; la universalización de las asignaciones familiares; un aumento «de urgencia» a los jubilados, y abordar las problemáticas del narcotráfico y de la inseguridad.
El Gobierno habló ayer, una vez más, a través del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que reiteró que se descontarán subsidios al transporte público que adhiera a la huelga. La sanción no preocupa a los gremios, ya que sólo afecta a las empresas.
Además, Capitanich avisó que no habrá un operativo especial de seguridad por la huelga. «Los mecanismos de prevención que aplica el Estado tienen que ver con lo ordinario, que se usa para prevenir la seguridad de pasajeros o transeúntes», dijo en su habitual estilo barroco. Descartó que el Gobierno haya hecho gestiones con la Unión Tranviarios Automotor (UTA) para evitar el paro o garantizar un servicio mínimo de colectivos.
El impacto de la huelga de mañana ya no dependerá sólo de la cantidad de gremios decididos a parar y de los servicios que se vean afectados, sino también del alcance de los piquetes y de la medida en que contribuyan a convertir la ciudad de Buenos Aires en un desierto.
NEGOCIACIONES DURAS EN MENDOZA
Luego de conseguir en la paritaria docente la mayor suba salarial del país (30,5% en un solo pago), el gobierno de Mendoza busca replicar ese acuerdo con los demás gremios combativos de la provincia, que ponen resistencia e inician mañana un nuevo paro por tres días, reclamando un 45% de incremento en sus haberes.
El gobernador mendocino, Francisco Pérez, esperará a que finalice esa huelga por 72 horas, sobre todo en el sector de la salud, así como el paro general nacional del jueves, que afectará en Mendoza todo el sistema de transporte, para presionar con más fuerza a los sindicatos que exigen más. De esta manera, la actual administración tiene guardada una herramienta que pondría sobre la mesa y dejaría a los trabajadores con poco margen de negociación: un aumento por decreto.
Los gremios ATE y la Asociación Mendocina de Profesionales de la Salud ya han puesto el grito en el cielo y aseguran que de aplicarse ese instrumento, que ya ha sido utilizado por gobiernos anteriores, lo «darán vuelta» y ganarán las calles con más manifestaciones y huelgas. Sobre el paro que comienza hoy, Pérez exige la prestación del 100% en la atención de niños, embarazadas y adultos mayores.
Del editor: qué significa. Los piquetes fueron funcionales al moyanismo cuando los paros no incluían al transporte y su éxito no estaba asegurado. Ahora preferiría evitar riesgos

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