Por Maximiliano Rizzi
BUENOS AIRES, 6 jun (Reuters) – Argentina anunció sorpresivamente el mes pasado que inició conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para obtener un crédito que llevara estabilidad a sus convulsionados mercados financieros.
La noticia generó enojo y preocupación entre gran parte de la población, que aún responsabiliza al organismo internacional por el colapso económico de 2001-2002, que derivó en una crisis de deuda y arrojó a millones de argentinos a la pobreza.
Tras casi 15 años lejos de los mercados financieros internacionales, Argentina recibió una oleada de capitales frescos luego de que el liberal Mauricio Macri llegara a la presidencia. Sin embargo, la oposición ha advertido sobre los riesgos que implica el creciente nivel de endeudamiento público.
A continuación, un panorama sobre la deuda de Argentina:
AUMENTO DE LA DEUDA PÚBLICA
Según datos oficiales, la deuda pública de Argentina alcanzó 320.935 millones de dólares en 2017. Esa cifra representa un 57,1 por ciento del Producto Bruto Interno del país y un aumento del 33,3 por ciento de la deuda desde que Macri asumió el poder.
En términos relativos a su producto, la deuda de la tercera economía de América Latina había marcado su nivel más bajo de los últimos años en el 2011, cuando representaba un 38,9 por ciento del PIB, según datos del Ministerio de Finanzas.
Ese año se produjo una fuerte fuga de capitales, que llevó a la administración de centroizquierda que gobernaba entonces a aplicar severas restricciones sobre el mercado de cambios, una medida que ahuyentó a inversores del país sudamericano y golpeó a la economía en los años siguientes.
Apenas meses después de asumir el poder, Macri llegó hace dos años a un acuerdo con fondos de inversión que reclamaban el cobro de bonos que Argentina había dejado de pagar tras la crisis financiera doméstica de 2001-2002.
Esa medida permitió a Argentina retornar a los mercados internacionales de deuda, lo que impulsó su endeudamiento externo para cubrir el grave déficit de las cuentas públicas.
A MAYOR DEUDA EXTRANJERA, MAYOR VULNERABILIDAD
Los expertos afirman que el nivel de deuda pública argentina no es alto en comparación con países de la región. Según datos de la consultora FIEL, el ratio deuda-PIB de Argentina se ubica levemente por encima del de Chile y Perú, en un nivel similar al de México y por debajo de los de Colombia y Uruguay.
Pero casi el 70 por ciento de la deuda argentina es en moneda extranjera, lo que deja al país más expuesto a la volatilidad de los mercados externos.
“Argentina tiene un porcentaje relativamente alto de su deuda en moneda extranjera y eso la hace vulnerable”, dijo a Reuters Gabriel Torres, analista senior de la calificadora Moody’s.
Torres estima que Argentina cerrará el 2018 con un 70 por ciento de su deuda global nominada en moneda extranjera, muy por encima del 5 por ciento de Brasil y del 18 por ciento de Chile.
Esa vulnerabilidad quedó de manifiesto en mayo, cuando un alza de tasas de Estados Unidos disparó una aversión global al riesgo y el peso argentino se hundió un 18 por ciento.
Para calmar a los mercados, las autoridades locales tuvieron que recurrir a fuertes alzas de tasas -a las que llevaron hasta el 40 por ciento- y al FMI para buscar asegurarse un colchón de financiamiento.
Según datos oficiales, más del 40 por ciento de la deuda pública de Argentina es con acreedores privados y la mayor parte esa cifra es en moneda extranjera. Desde la crisis de 2002, la mayoría de la deuda en divisas era con el propio sector público, lo que limitaba el impacto de los vaivenes financieros externos.
MÁS AUSTERIDAD Y ENDEUDAMIENTO
Tras más de una década de gobiernos populistas, Macri busca volver Argentina más atractiva para los inversores, pero ha tenido dificultades para implementar algunas medidas de austeridad como el recorte de subsidios sobre servicios públicos y un resistido proyecto de reforma de las leyes laborales.
Los expertos creen que para acceder al crédito del FMI, que sería de al menos unos 20.000 millones de dólares, el organismo pedirá una aceleración del ritmo de ajuste de la economía. Por eso, el Gobierno anunció una meta de déficit más dura para este año y también reducirá su objetivo para 2019 y 2020.
Durante dos años el Gobierno buscó realizar un ajuste económico de forma gradual para limitar su impacto social, pero la creciente deuda en divisas obligará al país a emitir más deuda para cubrir vencimientos.
“El veloz ritmo del endeudamiento externo ha creado una amplia necesidad de financiamiento externo para los próximos años”, afirmó el FMI en un reporte de diciembre del 2017.
En ese informe el organismo advirtió sobre la vulnerabilidad que el país enfrentaría ante una devaluación de su moneda y la “normalización” de las condiciones monetarias globales tras años de tasas de interés bajas que facilitaron el acceso al crédito.
Ambos escenarios se dieron conjuntamente en mayo.
EXPECTATIVAS
El Gobierno aspira a que el préstamo del FMI brinde financiamiento suficiente hasta el final del mandato de Macri, en diciembre de 2019, lo que le ahorraría el riesgo que podrían implicar eventuales nuevas alzas en las tasas globales.
“Los vencimientos en el corto/mediano plazo son altos”, dijo a Reuters Cynthia Moskovits, economista senior de FIEL.
“A eso se suma un muy fuerte déficit de cuenta corriente, que en parte está inducido por el propio sector público, lo que hace que el requerimiento de divisas sea muy importante. Y eso es lo que ahora está siendo un problema para Argentina”, añadió.
Mucho dependerá de la economía local, que volvió a crecer en 2017 tras una larga recesión, pero cuya expansión del 3 por ciento prevista para este año será golpeada por la volatilidad financiera reciente y por una sequía que generó pérdidas de miles de millones de dólares en el sector agrícola, que es uno de los pilares de la economía.
La situación implica un riesgo especial para las provincias, muchas de las cuales han emitido bonos internacionales en los últimos dos años en medio del optimismo de los mercados por la llegada de Macri al poder. Anteriormente, las provincias solían endeudarse con el Gobierno federal.
Editado por Juana Casas/Nicolás Misculin
BUENOS AIRES, 6 jun (Reuters) – Argentina anunció sorpresivamente el mes pasado que inició conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para obtener un crédito que llevara estabilidad a sus convulsionados mercados financieros.
La noticia generó enojo y preocupación entre gran parte de la población, que aún responsabiliza al organismo internacional por el colapso económico de 2001-2002, que derivó en una crisis de deuda y arrojó a millones de argentinos a la pobreza.
Tras casi 15 años lejos de los mercados financieros internacionales, Argentina recibió una oleada de capitales frescos luego de que el liberal Mauricio Macri llegara a la presidencia. Sin embargo, la oposición ha advertido sobre los riesgos que implica el creciente nivel de endeudamiento público.
A continuación, un panorama sobre la deuda de Argentina:
AUMENTO DE LA DEUDA PÚBLICA
Según datos oficiales, la deuda pública de Argentina alcanzó 320.935 millones de dólares en 2017. Esa cifra representa un 57,1 por ciento del Producto Bruto Interno del país y un aumento del 33,3 por ciento de la deuda desde que Macri asumió el poder.
En términos relativos a su producto, la deuda de la tercera economía de América Latina había marcado su nivel más bajo de los últimos años en el 2011, cuando representaba un 38,9 por ciento del PIB, según datos del Ministerio de Finanzas.
Ese año se produjo una fuerte fuga de capitales, que llevó a la administración de centroizquierda que gobernaba entonces a aplicar severas restricciones sobre el mercado de cambios, una medida que ahuyentó a inversores del país sudamericano y golpeó a la economía en los años siguientes.
Apenas meses después de asumir el poder, Macri llegó hace dos años a un acuerdo con fondos de inversión que reclamaban el cobro de bonos que Argentina había dejado de pagar tras la crisis financiera doméstica de 2001-2002.
Esa medida permitió a Argentina retornar a los mercados internacionales de deuda, lo que impulsó su endeudamiento externo para cubrir el grave déficit de las cuentas públicas.
A MAYOR DEUDA EXTRANJERA, MAYOR VULNERABILIDAD
Los expertos afirman que el nivel de deuda pública argentina no es alto en comparación con países de la región. Según datos de la consultora FIEL, el ratio deuda-PIB de Argentina se ubica levemente por encima del de Chile y Perú, en un nivel similar al de México y por debajo de los de Colombia y Uruguay.
Pero casi el 70 por ciento de la deuda argentina es en moneda extranjera, lo que deja al país más expuesto a la volatilidad de los mercados externos.
“Argentina tiene un porcentaje relativamente alto de su deuda en moneda extranjera y eso la hace vulnerable”, dijo a Reuters Gabriel Torres, analista senior de la calificadora Moody’s.
Torres estima que Argentina cerrará el 2018 con un 70 por ciento de su deuda global nominada en moneda extranjera, muy por encima del 5 por ciento de Brasil y del 18 por ciento de Chile.
Esa vulnerabilidad quedó de manifiesto en mayo, cuando un alza de tasas de Estados Unidos disparó una aversión global al riesgo y el peso argentino se hundió un 18 por ciento.
Para calmar a los mercados, las autoridades locales tuvieron que recurrir a fuertes alzas de tasas -a las que llevaron hasta el 40 por ciento- y al FMI para buscar asegurarse un colchón de financiamiento.
Según datos oficiales, más del 40 por ciento de la deuda pública de Argentina es con acreedores privados y la mayor parte esa cifra es en moneda extranjera. Desde la crisis de 2002, la mayoría de la deuda en divisas era con el propio sector público, lo que limitaba el impacto de los vaivenes financieros externos.
MÁS AUSTERIDAD Y ENDEUDAMIENTO
Tras más de una década de gobiernos populistas, Macri busca volver Argentina más atractiva para los inversores, pero ha tenido dificultades para implementar algunas medidas de austeridad como el recorte de subsidios sobre servicios públicos y un resistido proyecto de reforma de las leyes laborales.
Los expertos creen que para acceder al crédito del FMI, que sería de al menos unos 20.000 millones de dólares, el organismo pedirá una aceleración del ritmo de ajuste de la economía. Por eso, el Gobierno anunció una meta de déficit más dura para este año y también reducirá su objetivo para 2019 y 2020.
Durante dos años el Gobierno buscó realizar un ajuste económico de forma gradual para limitar su impacto social, pero la creciente deuda en divisas obligará al país a emitir más deuda para cubrir vencimientos.
“El veloz ritmo del endeudamiento externo ha creado una amplia necesidad de financiamiento externo para los próximos años”, afirmó el FMI en un reporte de diciembre del 2017.
En ese informe el organismo advirtió sobre la vulnerabilidad que el país enfrentaría ante una devaluación de su moneda y la “normalización” de las condiciones monetarias globales tras años de tasas de interés bajas que facilitaron el acceso al crédito.
Ambos escenarios se dieron conjuntamente en mayo.
EXPECTATIVAS
El Gobierno aspira a que el préstamo del FMI brinde financiamiento suficiente hasta el final del mandato de Macri, en diciembre de 2019, lo que le ahorraría el riesgo que podrían implicar eventuales nuevas alzas en las tasas globales.
“Los vencimientos en el corto/mediano plazo son altos”, dijo a Reuters Cynthia Moskovits, economista senior de FIEL.
“A eso se suma un muy fuerte déficit de cuenta corriente, que en parte está inducido por el propio sector público, lo que hace que el requerimiento de divisas sea muy importante. Y eso es lo que ahora está siendo un problema para Argentina”, añadió.
Mucho dependerá de la economía local, que volvió a crecer en 2017 tras una larga recesión, pero cuya expansión del 3 por ciento prevista para este año será golpeada por la volatilidad financiera reciente y por una sequía que generó pérdidas de miles de millones de dólares en el sector agrícola, que es uno de los pilares de la economía.
La situación implica un riesgo especial para las provincias, muchas de las cuales han emitido bonos internacionales en los últimos dos años en medio del optimismo de los mercados por la llegada de Macri al poder. Anteriormente, las provincias solían endeudarse con el Gobierno federal.
Editado por Juana Casas/Nicolás Misculin