Entrevista de Miradas al Sur a Alberto Samid, vicepresidente del Mercado Central. Con la premisa de que la única manera de controlar la especulación es a través de la creación de otros mercados centrales, el empresario advierte que son varias las piedras y que se necesita la colaboración de todos.
Bajo el lema “Hay otro camino. Del productor al consumidor”, el proyecto para instalar sucursales del Central a lo largo del país, que eviten a los intermediarios, ya chocó con diversos intereses en juego. Alberto Samid, vicepresidente del Mercado Central y empresario de la carne, lo expresó sin rodeos: “A la tercera apretada, lo que le parecía magnífico al intendente ya no va, arruga”.
Desde los pequeños comercios linderos hasta las grandes cadenas de hipermercados, todos tejen estrategias para evitar una competencia que, inevitablemente, los obligará a bajar los precios. Y es que la diferencia en los márgenes de rentabilidad es abismal, por ejemplo el kilo de pan en el Central sale $10 contra los $22 de cualquier panadería y los supermercados “llegan a un 900% de ganancia”, indicó Samid.
El empresario destacó que cuenta con los apoyos del gobierno nacional y del bonaerense para avanzar con las sucursales y que la única vía posible para frenar el alza de los precios es creando mercados centrales a lo largo y ancho de la Argentina. Combatir la especulación no es un objetivo sencillo.
El oficialismo lanzó el programa “Precios cuidados” para mantener los valores de los productos que componen la canasta familiar, pero no siempre los hipermercados cumplen con lo pactado. Según el vicepresidente del Central, “el Gobierno hace lo que puede porque los hipermercados son poderosos. Si no nos juntamos todos, no vamos a ganar la pelea contra estos tipos”.
–El 6 de marzo inauguraron una sucursal del Mercado Central en Cañuelas, ¿cómo está funcionando?
–El fin de semana pasado llegaron más de 10 mil personas a Cañuelas. Los precios son del siglo pasado: pan $10 pesos el kilo, facturas $15 la docena, picada común $15, azúcar $6, yerba $10. En nuestro país, la fruta y la verdura pasaron a ser bienes de lujo. Nosotros la tenemos toda a menos de $10 el kilo, lechuga $10, calamares $15 el kilogramo.
–¿De cuánto es el margen de ganancia?
–No hay ganancia. Los mismos productores le venden al consumidor final. Los supermercados compran esta mercadería y le aplican un 200% como mínimo. Hasta llegan a un 900% de rentabilidad. Hay un abuso de los sectores empresariales totalmente injustificado. Además, perjudican a los productores porque les exigen que fabriquen para ellos y después les pagan cuando quieren. Donde no interviene el supermercado, el productor está mejor y vende excelentemente su mercadería. La cobra prácticamente el doble y la gente paga la mitad de lo que le sale en un hipermercado. El Mercado Central facilita el escenario y ayuda para que los mismos fabricantes traigan sus mercaderías y se las vendan a los clientes.
–¿Con qué dificultades se encuentran a la hora de instalar las sucursales?
–El gobernador Daniel Scioli realizó un relevamiento de precios en toda la provincia y comprobó que La Plata era uno de los lugares más caros, por lo cual me pidió que inauguremos un local del Mercado Central lo más rápido posible, pero estamos teniendo inconvenientes con los propios intendentes en las zonas dónde queremos colocarnos. Y los comprendo, es una realidad y desconocerla es un error. Ya me sucedió con tres intendentes. Los voy a ver para decirles que me interesa poner un Mercado Central y lo primero que me dicen es que les parece magnífico, extraordinario. Cuando empezamos a construir, rápidamente se enteran los comercios cercanos. La primera reacción viene del centro de panaderos, que expone sus preocupaciones porque vendemos barato. Luego, van a hablar con el intendente y lo aprietan porque venden el pan más caro. Le dicen que son amigos, conocidos, que le pagaron los afiches de la campaña. Después, va la amiga que tiene una fiambrería y le dice que la vamos a arruinar porque cobramos los fiambres a mitad de precio. Luego van cuatro muchachos que tienen negocio y que ayudaron al intendente a contar los votos. A la tercera apretada, lo que le parecía magnífico al intendente ya no va, arruga. Es muy difícil.
–O sea que no son sólo los grandes hipermercados quienes se oponen al emplazamiento de las sucursales del Central.
–Los hipermercados se manejan de otra manera. Van a las grandes empresas y les dicen que no nos vendan porque van a dejar de comprarles los grandes volúmenes que requieren. Tenemos trabas por todos lados. Hay una economía informal que existe y es real. Estos hipermercados que venden al 80% de la gente, reciben todo con CBU, intercambian mails, manejan toda la tecnología. El 40% de los que producen frutas y verduras están todo el día en la quinta y no tienen ni teléfono, por lo que no entran en la comercialización. No tienen a quién venderle la mercadería que producen. Entonces, tenemos mucha mercancía y no tenemos dónde ofrecerla. Los supermercados le compran a la mano que está bien empapelada y los productos valen un montón de plata. El Mercado Central posibilita que los pequeños productores entren en la mercantilización. Aclaro que los ponemos en regla para que puedan comerciar. Trabajo que no se toman los supermercados, y por eso la mercadería llega al consumidor.
–¿Qué apoyo están recibiendo del gobierno nacional y de las provincias?
–Nosotros somos parte del gobierno provincial. El Mercado Central pertenece a la Nación, a la provincia de Buenos Aires y a la Capital Federal. Jorge Capitanich (jefe de Gabinete) junto a Ricardo Echegaray (titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos) tienen intenciones de que el proyecto se realice y, por supuesto, también está el gobernador Scioli, que avala y respalda la iniciativa. Sin el apoyo de los tres, no lo hubiera podido hacer.
–¿Qué posibilidades hay de abrir una sucursal del Central en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires?
–Hay que abrir uno. Se está evaluando, pero necesitamos la colaboración de todos. Ya bastantes piedras tengo para estar solo. El que quiera un mercado que venga y se ponga a trabajar a mi lado, para que sea factible. Todavía no hemos tenido una conversación con el macrismo.
–¿De qué manera se combate la inflación?
–Poniendo sucursales del Mercado Central por todo el país, para que no haya intermediarios y sean los propios productores quienes vendan sus productos a los consumidores. Es la única forma. Cuando inauguramos en Cañuelas llenamos cuatro carros de mercaderías para una familia de seis personas. El costo fue de 2.000 pesos. Esa mercadería, las mismas marcas y productos, en tres supermercados distintos, nos costaron 6.000 pesos. Una diferencia del 200%. Por eso digo que la manera de combatir la suba de precios es creando mercados centrales.
–¿Qué le parecen el programa “Precios Cuidados” y la política del Gobierno nacional para controlar la inflación?
–El oficialismo hace lo que puede, lo que pasa es que es muy difícil pelear con estos hipermercados. Mienten mucho. Dicen que van a cumplir y después hacen otra cosa. Son cadenas muy poderosas. Ya están cartelizados, se reúnen en la cámara una vez por semana y fijan las reglas de juego, no sólo perjudican al que consume, sino también a los fabricantes. Con los supermercados no se puede pactar. Son los que generan subas junto a los bancos, las prepagas y los colegios privados. Hay que eliminarlos de la comercialización de la canasta básica y de los alimentos. Acá tenemos que tratar, una vez por todas, de que el mismo productor tenga un escenario y que venda directamente el producto al consumidor final. Carrefour pertenece al gobierno francés, los chinos tienen el aval de China, los apoyan las mismas potencias de las que son originarios. Si no nos juntamos todos los argentinos, productores, gobiernos, consumidores, no vamos a ganar la pelea contra estos tipos.
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