Corrupciones del poder, Natalio R. Botana, La Nación.
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Acerca de Patricio
Patricio es profesor universitario de sociología. Trabaja sobre desigualdad y movimientos sociales. Se crió en un conventillo de la calle Olavarría, pero toda su vida ha sido hincha de River.
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La democracia para los propios, que defiende este monje laico, apostol de la pulcritud política que no se mancha con los laburantes que sudan -digo pulcritud como lo contrario de lo que Kusch llamaba el hedor-, esa democracia meliflua y perfumada funciona como trinchera de los poderosos.
Sigo. Respecto de la tan meneada libertad de expresión/imprenta, cito: «Para Fragueiro hay censura previa cuando el escritor se ve contenido por temor a incurrir en ciertas penas, por depender del capital porque el pobre no puede paar la im,presión y por las restrcciones impuestas por empresarios y editores.» Atento a eso, Fragueiro proponía que se asegurase a todo hombre la posibilidad de publicar sus opiniones en las imprentas del Estado. «…lejos de intentar atacar la libertad de imprenta queremos protegerla contra los abusos del egoísmo; peocuramos destruir el absolutismo de los empresarios, redacores, ediores y gerentes de los periódicos…La imprenta siendo un verdadero poder moral, una potencia social, no debe dejarse al interés personal. Este poder, como el del crédito, el de la justicia y demás, debe organizarse en sentido del interés general, que es el interés del pueblo»
Más allá de las tesis de Mariano Fragueiro, que datan de 1850, lo destacable es que quien rescato del olvido a Fragueiro – «Mariano Fragueiro, un pensador olvidado- y editó sus obras fue don Gregorio Weimberg, a quien nadie podría tildar de nacionalista y quien tuviera una clara postura adversa al peronismo.
Seguramente el Dr. Botana conoce muy bien el pensamiento de Fragueiro, tan opuesto al de Alberdi, pero él ha hecho su opción, que no es como nos quiere hacer creer una opción por un país que abarque a todos. El ha optado por un bando y, entonces, acusar al otro bando de que no acoge a sus enemigos es un embuste de mala fe.
Primero: bueno el recuerdo de don Gregorio. Su colección «El pasado argentino» de Solar/Hachette, es imperdible. Vaya un merecido homenaje en estos tiempos de libros flacos.
Mariano Fraguerio es un total desconocido, y como bien recuerda Halperin Dongui, fue más rescatado por sus «escasos admiradores retrospectivos» que por sus contemporáneos. Fragueiro planifica encargar al Estado un vasto conjunto de tareas que en su momento no ha asumido en ninguna parte del mundo.- Y es evidente que dentro de esa concepción no se detiene ante la prensa y si bien admite que la iniciativa del Estado concurra con la privada, sólo la prensa estatal podrá publicar avisos pagados, y si se ha la actividad periodística se ha financiado con el crédito (público) sólo verá la luz si un cuerpo de lectores, designados por el gobierno le asigna la clasificación de «útil». Esa concepción fue denunciada por sus opositores como de censura pública.
Puede que Fragueiro acertara en cuanto a los medios del Estado, pero, medios del Estado, que aún en nuestro país no existe como tal, y se corre el peligro de que en realidad sean medios del gobierno.-
Coincido con Daio en el off topic, que linda esa colección de S/H. Y los estudios previos GW muy interesantes (con los límites de la historiografía de la época). Sobre A. Barros, p.e., no se ha escrito nada mejor hasta ahora.
¿tendra algo que ver este Botana con el fundador de Critica?…el articulo que escribe hoy contiene 3 argumentos de la oposicion al gobierno que le otorgan una indudable salsa facista o anti-pueblo:1-el odio a la ley de medios sancionada que no se aplica porque la corporacion mediatica trata de utilizar como impedimento recursos judiciales-2-se declara a favor de la represion ejercida por la dictadura militar y contra el»perdon»a la guerrilla,y 3:se incorpora al grupo que esta de moda de no erradicar por la fuerza a los»ocupas».Respecto al primer punto «temo enloquecer»(y no de placer,como dice el tango) porque crei que la nueva ley de medios favorece el pluralismo ideologico..el segundo y tercer punto encierran una contradiccion porque critica y avala el uso estatal de la fuerza a discrecion.Dios nos libre de estos periodistas…
El Dr. Botana no es un periodista. Es, entre otras cosas, columnista de la Nación en base a su rol de esrella del firmamento intelectual del establishmente. Graduado en Bélgica, multipremiado, profesor emérito, autor de la tesis que sostiene, para la Argenina, una «tradición republicana», que sibilinamente trata de desegar y supewrponer a la radición popular. De allí que sea capaz de inventar expresiones como las de que el peronismo genera matorías sin consenso.
Daiao: la frase de Halperin trasunta todo su desdén hacia la figura de Fragueiro. Un tratamiento mejor se lo brinda Luan Pablo Oliver en su libro sobre Alberdi, donde por lo menos consta que Fragueiro pudo manejar la economía de la Confederación, en Paraná,con el Estatuto de Hacienda que respondía a sus ideas.Desde Europa Alberdi hizo una gran presión en contra -escribió además El sistema rentísico..,verdadero manual del colonialismo y la dependencia económica -y en pocos meses Fragueiro quedó afuera del gobierno y el estatuto derogado.Un capítulo más de colonialismo argentino. En cuanto a la prensa, no es época de reivindicar en toda su extensión la propuesta de Fragueiro, pero está bien anotar su vigorosa distinción entre libertad de prensa y libertad de imprenta/empresa, que después curtiría Jauretche
Juan:
Natalio R.Botana es un distinguido y respetado investigador, autor de numerosas obras, entre las cuales «El orden conservador. La política argentina entre 1880 y 1916» ha sido reconocida por los autores de distinta posición como un hito en la investigación de los mecanismos con los que se fue construyendo el poder político en nuestra sociedad, nos guste o no la forma como ello aconteció.
Puede que Fragueiro haya sido voluntariamente olvidado por nuestros historiadores, por ello sea hoy casi un desconocido, como ha sido olvidada también la época de la Confederación Argentina desde 1853 y hasta el triunfo mitrista. «Los trece ranchos» como cariñosamente la llamaban los porteños, pero su sistema era para su época imposible de aplicar, en sus obras posteriores se haría más ecléctico.-
Juan, tengo que coincidir con Daio nuevamente(a mi pesar :P). «El orden…» fue un hito en la historiografía argentina contemporánea, más o menos en la misma medida que «Revolución y guerra» (de H. Donghi) o los trabajos de Oszlak. Mas allá del enfoque ideológico del autor me parece un poco injusto atribuirle ese contraste tan radical.
El mérito (o uno de ellos) de la generación de historiadores a la que pertenece fue hacerse cargo de buena parte de la crítica revisionista, que con las herramientas metodológicas con que contaba, demolió buena parte de los clichés mitristas. Constituídos en hegemónicos desde los 80, los «modernos» como se les decía, abrieron el juego para refinar la discusión bastante lejos del provincianismo que mantuvo la discusión historiográfica durante la mayor parte del siglo XX.
Eso no quiere decir que su obra no merezca críticas (su visión del roquismo está siendo fuertemente críticada ahora mismo), ni que las paparruchadas que escribe en LN deban ser legítimadas en función de sus aportes en otros campos (que tuvo la delicadeza de estudiar con algo de rigor), pero tampoco a la pavada, che.
Guido:
Coincido con vos (a «mí no pesar» en eso.)La idea de rechazar al que no piensa como nosotros, es perdernos los aportes que que estos autores han realizado que, coincidiendo o no con su postura, nos han ayudada a comprender mejor el pasado, que en eso anda precisamente la investigación histórico. Lamentablemente hoy lo que importe pareciere ser colgar la foto de Botana, con gorra militar, en el Palais de Glase, u otro sitio público para escracharlo. Y no es el único.
Con relación a sus notas en La Nación, volveremos cuando se trate sobre ellas.-
Saludos.-
Yo me atengo al articulo publicado por L.N.,dejando de lado sus antecedentes academicos.Respetare su «figura»pero critico sus ideas en esta ocasion.Me recuerda al asunto Vargas Llosa.