Por Natalia Vaccarezza
De cara a las elecciones de 2015, la Presidenta quedó en el lugar que siempre le gusta estar. En las últimas semanas, se convirtió en la principal figura del kirchnerismo frente a los precandidatos que parecen haber bajado el nivel de exposición y la intensidad de la campaña electoral.
Cristina Fernández de Kirchner pasó a ser el centro de la escena y fortaleció su imagen como única figura del oficialismo, en momentos en que los principales candidatos deberían posicionarse para la contienda en las urnas del año próximo.
Algunos candidatos tratan sin embargo de mantener el ritmo de la campaña, y otros prefieren ni participar de actos oficiales. El gobernador Daniel Scioli es uno de los que se ha mostrado un poco más cerca de la Casa Rosada. Por lo menos una vez por semana, se lo ve sentado en el escenario junto a la jefa de Estado. El miércoles pasado estuvo en Tecnópolis; unos días antes en el Museo del Bicentenario para la promulgación del Código Civil; y en Ezeiza para firmar acuerdos por obras hídricas. Incluso, su mujer Karina Rabolini salió a apoyar la candidatura presidencial, y le pidió a la Presidenta que “confíen en Daniel”.
Otro que parece sobrevivir mejor en la campaña es el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, el precandidato del kirchnerismo más duro y el preferido a puertas cerradas- de La Cámpora. Todavía no logró el visto bueno de la Presidenta, pero tiene muy buena relación con Balcarce 50. Es uno de los infaltables a los actos públicas de Cristina. No estuvo entre los elegidos de la comitiva que visitó al Papa Francisco en el Vaticano, pero viajó a la Guyana Francesa para participar del histórico lanzamiento al espacio del primer satélite argentino, el Arsat-1.
Los ministros pretendientes para ocupar el sillón de Rivadavia mostraron más acercamiento a la gestión. Florencio Randazzo, uno de los menos ultrakirchneristas, salió de la exposición pública. Realizó dos viajes al exterior por temas de transporte; primero a Berlín, en coincidencia con el viaje de Cristina a Roma y Nueva York; y luego a Canadá. Para largarse a la carrera electoral, el ministro del Interior y Transporte se apoya en la visibilidad de la gestión para competir con su principal rival, Daniel Scioli.
En el día a día participa de inauguraciones de formaciones o de estaciones de trenes, y viaja hacia el interior del país. Últimamente asiste poco a actos oficiales junto a la Presidenta. Agustín Rossi y Julián Domínguez, los otros que completan la lista de precandidatos del Frente para la Victoria, están más distendidos con la campaña electoral.
El foco de atención del oficialismo quedó sobre la figura de la Presidenta, que en las últimas semanas recuperó la iniciativa política con la sanción de leyes clave en el Congreso de la Nación. Fue aprobado y promulgado la unificación y reforma del Código Civil y Comercial. También pasaron por el Parlamento las cuestionadas leyes de hidrocarburos; de abastecimiento; y el Presupuesto 2015. Ahora irán por el Código Procesal Penal.
De cara a las elecciones de 2015, la Presidenta quedó en el lugar que siempre le gusta estar. En las últimas semanas, se convirtió en la principal figura del kirchnerismo frente a los precandidatos que parecen haber bajado el nivel de exposición y la intensidad de la campaña electoral.
Cristina Fernández de Kirchner pasó a ser el centro de la escena y fortaleció su imagen como única figura del oficialismo, en momentos en que los principales candidatos deberían posicionarse para la contienda en las urnas del año próximo.
Algunos candidatos tratan sin embargo de mantener el ritmo de la campaña, y otros prefieren ni participar de actos oficiales. El gobernador Daniel Scioli es uno de los que se ha mostrado un poco más cerca de la Casa Rosada. Por lo menos una vez por semana, se lo ve sentado en el escenario junto a la jefa de Estado. El miércoles pasado estuvo en Tecnópolis; unos días antes en el Museo del Bicentenario para la promulgación del Código Civil; y en Ezeiza para firmar acuerdos por obras hídricas. Incluso, su mujer Karina Rabolini salió a apoyar la candidatura presidencial, y le pidió a la Presidenta que “confíen en Daniel”.
Otro que parece sobrevivir mejor en la campaña es el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, el precandidato del kirchnerismo más duro y el preferido a puertas cerradas- de La Cámpora. Todavía no logró el visto bueno de la Presidenta, pero tiene muy buena relación con Balcarce 50. Es uno de los infaltables a los actos públicas de Cristina. No estuvo entre los elegidos de la comitiva que visitó al Papa Francisco en el Vaticano, pero viajó a la Guyana Francesa para participar del histórico lanzamiento al espacio del primer satélite argentino, el Arsat-1.
Los ministros pretendientes para ocupar el sillón de Rivadavia mostraron más acercamiento a la gestión. Florencio Randazzo, uno de los menos ultrakirchneristas, salió de la exposición pública. Realizó dos viajes al exterior por temas de transporte; primero a Berlín, en coincidencia con el viaje de Cristina a Roma y Nueva York; y luego a Canadá. Para largarse a la carrera electoral, el ministro del Interior y Transporte se apoya en la visibilidad de la gestión para competir con su principal rival, Daniel Scioli.
En el día a día participa de inauguraciones de formaciones o de estaciones de trenes, y viaja hacia el interior del país. Últimamente asiste poco a actos oficiales junto a la Presidenta. Agustín Rossi y Julián Domínguez, los otros que completan la lista de precandidatos del Frente para la Victoria, están más distendidos con la campaña electoral.
El foco de atención del oficialismo quedó sobre la figura de la Presidenta, que en las últimas semanas recuperó la iniciativa política con la sanción de leyes clave en el Congreso de la Nación. Fue aprobado y promulgado la unificación y reforma del Código Civil y Comercial. También pasaron por el Parlamento las cuestionadas leyes de hidrocarburos; de abastecimiento; y el Presupuesto 2015. Ahora irán por el Código Procesal Penal.
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