En la clasificación mundial de la Libertad de Prensa 2014 la Argentina figura en el puesto 55° sobre 179 países y Rusia se ubica en el 148. Cristina Kirchner y Vladimir Putin dialogaron ayer por videoconferencia sobre la libertad de prensa. Los datos de la clasificación citada hablan por sí mismos de la consideración mundial que se tiene sobre la vigencia en Argentina y, más grave aún, en Rusia sobre ese valor indisolublemente ligado a la democracia.
Reporteros sin Fronteras, que el kirchnerismo no puede calificar de enemiga, ha calificado a Putin como un “enemigo a la libertad de prensa”. Y Amnistía Internacional ha enumerado las leyes que coartan la libertad de expresión en Rusia.
Ayer, en el diálogo, Cristina y Putin coincidieron en sus visiones autoritarias sobre el papel de los medios al inaugurar un canal de noticias ruso en español.
La Presidenta argentina dijo que este nuevo medio ayudará a “democratizar las neuronas”, mientras que Putin sostuvo que los medios son un “arma terrible que permite manipular la conciencia social”.
Esa visión hace que en la Argentina el Estado haya creado un monopolio formidable de propagada oficial, en el que la visión crítica está ausente, mientras que el líder ruso intenta con mucho éxito someter al periodismo con mano de hierro.
Este diálogo es demostrativo no sólo de una concepción vigilante de la libertad de prensa sino también del grado superlativo de burla y desprecio a ese valor.
El oficialismo sigue vaciando el verdadero concepto de las palabras para tratar de ocultar sus intenciones verdaderas.
Hay ejemplos tan notorios de esta hipocresía -la videoconferencia fue otro capítulo- que el recurso tiene cada vez menos efecto. Si el escándalo con las Madres de Plaza de Mayo fue el primer velo que se corrió, los restantes episodios se han sumado uno a uno.
La falaz conferencia de prensa que dio Sabbatella para anunciar la adecuación de oficio a la ley de medios del Grupo Clarín repite el modelo de la deformación para justificar una embestida política.
Como queda claro en la información que publicamos hoy sobre los dichos del titular de la AFSCA, Sabbatella presentó como pruebas empresas que no existen, confundió deliberadamente al auditorio con esquemas manipulados o inventados, en un grado tal que llama la atención.
El Gobierno nunca quiso la adecuación del Grupo Clarín. Al acercarse el quinto aniversario de la aplicación de la ley, con resultados que muestran su ineficacia, lo único que se mantiene en pie es el interés del oficialismo de neutralizar al periodismo independiente.
La Presidenta dijo que el nuevo canal ruso ayudará a que se conozcan las noticias “sin intermediarios”. Ya sabemos quién las elabora y el concepto de libertad de prensa que tiene Putin y que admira la Presidenta. Es toda una definición.
Reporteros sin Fronteras, que el kirchnerismo no puede calificar de enemiga, ha calificado a Putin como un “enemigo a la libertad de prensa”. Y Amnistía Internacional ha enumerado las leyes que coartan la libertad de expresión en Rusia.
Ayer, en el diálogo, Cristina y Putin coincidieron en sus visiones autoritarias sobre el papel de los medios al inaugurar un canal de noticias ruso en español.
La Presidenta argentina dijo que este nuevo medio ayudará a “democratizar las neuronas”, mientras que Putin sostuvo que los medios son un “arma terrible que permite manipular la conciencia social”.
Esa visión hace que en la Argentina el Estado haya creado un monopolio formidable de propagada oficial, en el que la visión crítica está ausente, mientras que el líder ruso intenta con mucho éxito someter al periodismo con mano de hierro.
Este diálogo es demostrativo no sólo de una concepción vigilante de la libertad de prensa sino también del grado superlativo de burla y desprecio a ese valor.
El oficialismo sigue vaciando el verdadero concepto de las palabras para tratar de ocultar sus intenciones verdaderas.
Hay ejemplos tan notorios de esta hipocresía -la videoconferencia fue otro capítulo- que el recurso tiene cada vez menos efecto. Si el escándalo con las Madres de Plaza de Mayo fue el primer velo que se corrió, los restantes episodios se han sumado uno a uno.
La falaz conferencia de prensa que dio Sabbatella para anunciar la adecuación de oficio a la ley de medios del Grupo Clarín repite el modelo de la deformación para justificar una embestida política.
Como queda claro en la información que publicamos hoy sobre los dichos del titular de la AFSCA, Sabbatella presentó como pruebas empresas que no existen, confundió deliberadamente al auditorio con esquemas manipulados o inventados, en un grado tal que llama la atención.
El Gobierno nunca quiso la adecuación del Grupo Clarín. Al acercarse el quinto aniversario de la aplicación de la ley, con resultados que muestran su ineficacia, lo único que se mantiene en pie es el interés del oficialismo de neutralizar al periodismo independiente.
La Presidenta dijo que el nuevo canal ruso ayudará a que se conozcan las noticias “sin intermediarios”. Ya sabemos quién las elabora y el concepto de libertad de prensa que tiene Putin y que admira la Presidenta. Es toda una definición.