Entrevista a Marina Dal Poggetto Directora de Estudio Bein
El mercado de consultoras bajó su expectativa de crecimiento de la actividad para 2017 a una de 2,6%. Liderando esa baja está el Estudio Bein, que antes proyectaba una variación de 5% y ahora ve una de 2,9%. El Economista conversó con su directora ejecutiva, Marina Dal Poggetto, para analizar el fenómeno.
¿Por qué se están corrigiendo a la baja las expectativas de crecimiento?
Tenés varias cosas. Por un lado hay un impulso fiscal en línea con lo que uno planteaba. El agro te ayuda un poco. Tenés algunas decisiones de inversión en los sectores que recibieron fuertes señales de precios, pero más bien contadas con los dedos de una mano. Y el consumo viene reaccionando bastante más lento. No tanto porque la política de ingresos haya ido muy por debajo de nuestra proyección original sino fundamentalmente porque hay un BCRA que está intentando contrarrestarla, tratando de bajar una inflación de costos, generada por aumentos tarifarios y la dinámica de las paritarias, con restricción monetaria.
Se trata, entonces, del efecto de las políticas económicas…
Nosotros originalmente teníamos 5% de crecimiento porque veíamos un escenario de ingreso fuerte de capitales en la economía e imaginábamos a la política intentando asegurarse un escenario de crecimiento en el año electoral. Pero el Gobierno priorizó la meta de inflación por sobre el crecimiento de corto plazo. Tenés a la obra pública jugando a pleno. Y probablemente eso te de. Pero el consumo todavía es un signo de pregunta. Tenés algunas políticas que tratan de impulsarlo: la paritaria privada en la zona del 25% y la pública intentando cerrar en la zona de 22%. Tenés la dinámica de las jubilaciones, algo de reparación histórica. Desde el lado de la política de ingreso tenés un intento de impulsar. Pero del otro lado tenés la señal de tasa de interés que hace que, si bien hay una mejora en la capacidad de compra de los salarios, se haya cambiado la función de consumo en la economía, porque tenés mecanismos de ahorro; podés comprar Lebac y dólares. También podés consumir en el exterior, lo cual no impacta en las estadísticas de consumo. El escenario en parte está incentivado por la fuerte dinámica de las tasas de interés.
Aún hoy queda pendiente corregir el atraso cambiario y el atraso tarifario, ¿cuándo se solucionará la cuestión inflacionaria y de crecimiento no sostenido?
La economía argentina tiene un problema enorme en los precios relativos. El Gobierno intentó corregir el atraso cambiario, con la liberación del cepo, y ahora está apenas 6% arriba. E intentó corregir el atraso tarifario, que quedó a mitad de camino. Este año los aumentos tarifarios también fueron más bajos que los que tenías programados. Y el transporte no aumentó. Y es muy probable que no aumente antes de las elecciones. Aun así los aumentos tarifarios te complicaron porque te llevaron la inflación por encima de lo necesario para cumplir la meta inflacionaria. Y a la vez todo lo que no hagas en el último trimestre del año, teniendo en cuenta que te queda un aumento de gas, uno de electricidad y uno de transporte, lo vas a tener que hacer en el 2018. Y en el 2018 la meta de inflación es todavía más agresiva que la de este año. Y si bien los aumentos que necesitás son cada vez menores en términos porcentuales, el impacto en el bolsillo que tendrán las tarifas es cada vez mayor. Por lo cual cuando multiplicás precio por cantidad la incidencia no es tanto más baja. Pero el principal problema que tenés es que la distorsión de precios no es solamente esa.
¿Cómo es eso?
En la convertibilidad vos tenías una economía abierta y entonces tenías precios de los bienes transables compatibles con los internacionales. Ahora, como contracara de la protección en la economía, hay precios muy por encima de los internacionales. Los productos en las góndolas argentinas son más caros que los de Chile, incluso los que se producen localmente. Esa distorsión en los precios de los bienes es contracara del nivel de empleo que tenés: si abrieras la economía tu nivel de desempleo sería mucho más alto y políticamente no sé si es viable. A mi juicio, esto choca con el sendero de tarifas que querés poner. Si ponés las tarifas en el sendero de Aranguren, por un lado te revientan los costos y tenés que trasladar a precios para no quebrar. Si abrís la economía para contrarrestar, generás una mejora desde el punto de vista del salario real, porque los precios de los bienes deberían caer por la competencia, pero terminás de destruir algunos sectores industriales y aumentando el desempleo. La distorsión de precios relativos tiene una contracara que es el nivel de empleo que tenés en la economía. La corrección es bastante más compleja de lo que uno piensa cuando dice: “Bueno, cuáles deberían ser las tarifas, hagamos un sendero y cada seis meses suben un poco”. En el fondo no tenés válvula de escape.
Nicolás Dujovne sostuvo que la inversión creció 5% en el primer trimestre y que, por ende, el crecimiento será sostenible. ¿Qué opina?
No sé si 5% desestacionalizado porque uno no dispone de esa serie. Pero sí que la construcción de marzo es mucho más alta que la de octubre. Y la construcción es el 60% de la inversión. Desde el punto de vista de las inversiones de la economía real, tenés decisiones de inversión en sectores que recibieron precios. Recibieron tanto precio que no importa la macro. Transporte y distribución de gas y electricidad: ahí va a haber inversiones. Energías renovables: ahí vas a tener. En agro también. En todo lo que es mercado interno e industria no tenés demasiado. Y si tenés alguna inversión tienen más que ver con aumentar la productividad, léase una línea de producción que te reduzca empleo. Que te mejore la ecuación de rentabilidad. A este tipo de cambio son pocos los sectores con posibilidades económicamente viables que no estén asociadas a que recibieron señales de precios. El resto, por distintos motivos, está bastante complicado. La industria textil, el calzado, juguetes, frente a la incompatibilidad que te mencionaba, de subir tarifas y mantener la economía cerrada, tienen la soga al cuello.
El mercado de consultoras bajó su expectativa de crecimiento de la actividad para 2017 a una de 2,6%. Liderando esa baja está el Estudio Bein, que antes proyectaba una variación de 5% y ahora ve una de 2,9%. El Economista conversó con su directora ejecutiva, Marina Dal Poggetto, para analizar el fenómeno.
¿Por qué se están corrigiendo a la baja las expectativas de crecimiento?
Tenés varias cosas. Por un lado hay un impulso fiscal en línea con lo que uno planteaba. El agro te ayuda un poco. Tenés algunas decisiones de inversión en los sectores que recibieron fuertes señales de precios, pero más bien contadas con los dedos de una mano. Y el consumo viene reaccionando bastante más lento. No tanto porque la política de ingresos haya ido muy por debajo de nuestra proyección original sino fundamentalmente porque hay un BCRA que está intentando contrarrestarla, tratando de bajar una inflación de costos, generada por aumentos tarifarios y la dinámica de las paritarias, con restricción monetaria.
Se trata, entonces, del efecto de las políticas económicas…
Nosotros originalmente teníamos 5% de crecimiento porque veíamos un escenario de ingreso fuerte de capitales en la economía e imaginábamos a la política intentando asegurarse un escenario de crecimiento en el año electoral. Pero el Gobierno priorizó la meta de inflación por sobre el crecimiento de corto plazo. Tenés a la obra pública jugando a pleno. Y probablemente eso te de. Pero el consumo todavía es un signo de pregunta. Tenés algunas políticas que tratan de impulsarlo: la paritaria privada en la zona del 25% y la pública intentando cerrar en la zona de 22%. Tenés la dinámica de las jubilaciones, algo de reparación histórica. Desde el lado de la política de ingreso tenés un intento de impulsar. Pero del otro lado tenés la señal de tasa de interés que hace que, si bien hay una mejora en la capacidad de compra de los salarios, se haya cambiado la función de consumo en la economía, porque tenés mecanismos de ahorro; podés comprar Lebac y dólares. También podés consumir en el exterior, lo cual no impacta en las estadísticas de consumo. El escenario en parte está incentivado por la fuerte dinámica de las tasas de interés.
Aún hoy queda pendiente corregir el atraso cambiario y el atraso tarifario, ¿cuándo se solucionará la cuestión inflacionaria y de crecimiento no sostenido?
La economía argentina tiene un problema enorme en los precios relativos. El Gobierno intentó corregir el atraso cambiario, con la liberación del cepo, y ahora está apenas 6% arriba. E intentó corregir el atraso tarifario, que quedó a mitad de camino. Este año los aumentos tarifarios también fueron más bajos que los que tenías programados. Y el transporte no aumentó. Y es muy probable que no aumente antes de las elecciones. Aun así los aumentos tarifarios te complicaron porque te llevaron la inflación por encima de lo necesario para cumplir la meta inflacionaria. Y a la vez todo lo que no hagas en el último trimestre del año, teniendo en cuenta que te queda un aumento de gas, uno de electricidad y uno de transporte, lo vas a tener que hacer en el 2018. Y en el 2018 la meta de inflación es todavía más agresiva que la de este año. Y si bien los aumentos que necesitás son cada vez menores en términos porcentuales, el impacto en el bolsillo que tendrán las tarifas es cada vez mayor. Por lo cual cuando multiplicás precio por cantidad la incidencia no es tanto más baja. Pero el principal problema que tenés es que la distorsión de precios no es solamente esa.
¿Cómo es eso?
En la convertibilidad vos tenías una economía abierta y entonces tenías precios de los bienes transables compatibles con los internacionales. Ahora, como contracara de la protección en la economía, hay precios muy por encima de los internacionales. Los productos en las góndolas argentinas son más caros que los de Chile, incluso los que se producen localmente. Esa distorsión en los precios de los bienes es contracara del nivel de empleo que tenés: si abrieras la economía tu nivel de desempleo sería mucho más alto y políticamente no sé si es viable. A mi juicio, esto choca con el sendero de tarifas que querés poner. Si ponés las tarifas en el sendero de Aranguren, por un lado te revientan los costos y tenés que trasladar a precios para no quebrar. Si abrís la economía para contrarrestar, generás una mejora desde el punto de vista del salario real, porque los precios de los bienes deberían caer por la competencia, pero terminás de destruir algunos sectores industriales y aumentando el desempleo. La distorsión de precios relativos tiene una contracara que es el nivel de empleo que tenés en la economía. La corrección es bastante más compleja de lo que uno piensa cuando dice: “Bueno, cuáles deberían ser las tarifas, hagamos un sendero y cada seis meses suben un poco”. En el fondo no tenés válvula de escape.
Nicolás Dujovne sostuvo que la inversión creció 5% en el primer trimestre y que, por ende, el crecimiento será sostenible. ¿Qué opina?
No sé si 5% desestacionalizado porque uno no dispone de esa serie. Pero sí que la construcción de marzo es mucho más alta que la de octubre. Y la construcción es el 60% de la inversión. Desde el punto de vista de las inversiones de la economía real, tenés decisiones de inversión en sectores que recibieron precios. Recibieron tanto precio que no importa la macro. Transporte y distribución de gas y electricidad: ahí va a haber inversiones. Energías renovables: ahí vas a tener. En agro también. En todo lo que es mercado interno e industria no tenés demasiado. Y si tenés alguna inversión tienen más que ver con aumentar la productividad, léase una línea de producción que te reduzca empleo. Que te mejore la ecuación de rentabilidad. A este tipo de cambio son pocos los sectores con posibilidades económicamente viables que no estén asociadas a que recibieron señales de precios. El resto, por distintos motivos, está bastante complicado. La industria textil, el calzado, juguetes, frente a la incompatibilidad que te mencionaba, de subir tarifas y mantener la economía cerrada, tienen la soga al cuello.