Place d’Italie tiene múltiples vías de escape, un centro comercial, cafés repletos de turistas… El punto de encuentro lo define Hervé Falciani a última hora. Un día entero en París esperando ese mensaje. Así de enigmático es el hombre que ha destruido los pilares del secreto bancario suizo. Lo denominan de distintas formas: confidente/ testigo protegido/ ladrón/ villano/ traidor/ paladín, ahora candidato. Todo aquello porque copió 130.000 ficheros de la banca privada del HSBC, una de las más crípticas del planeta. Nombres y datos de los millonarios que, en las sombras de las finanzas, se escaparon de todo control. Los grandes evasores fiscales del mundo. Gracias a él se han recuperado miles de millones de euros en Europa [Francia, Grecia, España, Alemania…] y América [de EEUU a Argentina].
Como en las películas de espías de serie B, se presenta al final de las escaleras mecánicas, entre cristaleras. Llega en patinete, lo dobla y lo lleva con facilidad. Subimos a un restaurante vacío llamado Hippopotamus, una cadena de franquicias sin estirpe. Falciani luce traje a medida, corbata delgada. Vive entre Francia, España y Bélgica. Mantiene conferencias a distancia con investigadores de todo el mundo. La Agencia Tributaria lo utiliza para entender la información que desde 2009 lleva investigando. Los, al menos, 3.000 nombres de españoles que están en su listado. La mayor investigación por fraude tributario de la historia del país.
La primera vez que lo vi fue en el juicio en la Audiencia Nacional, con una ridícula peluca y prendas que le quedaban holgadas. Contrasta con el yuppie que está delante, cuya única excentricidad es el patinete con el que se mueve, que complica a los que se encargan de vigilarle. Extiende la mano, aprieta con la firmeza de quien parece dispuesto a contar verdades. Ahora que es cabeza de lista por el Partido X -en España- para las elecciones europeas está dispuesto a hablar de la otra lista. La lista Falciani. ¿Se aventurará a hablar de cifras, de personajes, de cómo colabora con la Justicia…? Lo hará.
Ha hecho un hueco en su agenda. Es curioso estar en un espacio interior, cuando, en este día primaveral parisino, la ciudad atiborra las terrazas. Acaba de llegar de trabajar con un instituto de investigación contra el fraude. Después irá a una reunión con políticos franceses; entre medias, a la inauguración de una exposición de arte. La camarera se acerca y él, para comenzar, pide una botella de Perrier Fines Bulles [agua con gas con burbujas finas]. El encuentro será extenso. Cinco horas con Falciani.
-¿En este tiempo que ha trabajado con los investigadores españoles, cuál es su balance?
-Sólo se ve una pequeña parte del esfuerzo. Es difícil para ellos. Los expertos de la Agencia Tributaria española son valientes. Tienen un sentido del servicio público y sufren dos veces. Primero, cuando ven que el sistema no es eficaz para servir a los ciudadanos. Segundo, cuando ven que no se puede compartir información útil para cambiar lo que pasa.
-¿Qué está pasando actualmente? Hablemos de dinero…
-En España, cada año, más de 40.000 millones se van sin control. Una locura. Ésta es la estimación más correcta.
-A sus carceleros les dijo que podía recuperar 8.000 millones de euros. ¿Se quedó usted corto entonces?
-Yo solo jamás podría hacer nada. Lo importante es el equipo. Ahora que estamos trabajando, podríamos recolectar 40.000 millones de euros, incluso 50.000 y más… Los chorizos, como dicen ustedes, utilizan más y más dinero en efectivo.
-¿Por qué?
-Han entendido que estamos investigando las transacciones bancarias. Entonces, más que el dinero que podemos ahorrar u obtener, lo que hacemos está molestando a los que realizan actividades delictivas, es decir, ya no sólo a quienes no quieren pagar impuestos. Son personajes muy gordos los que manejan billetes de 500. Se sabe que esos billetes son los utilizados por los criminales.
-¿Las autoridades españolas ya lo reconocen?
-Es una información compartida. Es algo que ellos saben.
-En su lista española había 3.000 nombres y se llegó a investigar sólo unos pocos: 659 [y se iniciaron sólo 537 expedientes de inspección]. ¿Qué pasó en el camino?
-Hoy toda precisión excesiva expone a gente. Pone en peligro a funcionarios que quieren actuar fuera de las fuerzas políticas. Y que no han tenido el apoyo para actuar y actúan…
-¿Ha visto El lobo de Wall Street? ¿Así se gestiona el dinero en Suiza?
-Conozco la historia. Pregunto, ¿de dónde viene el dinero? De su país. ¿Cómo llega a Suiza? Porque falta control. Él es un ladrón… Es la historia de uno que esconde dinero y que logra que esté bien resguardado gracias a las finanzas opacas.
-Quien ve la película piensa que es todo libertinaje…
-Los banqueros son muy inteligentes. Un ejemplo es el caso de Gao Ping. Utilizaba efectivo para recorrer España… Demuestra que el control inicial es el mejor. No es sólo pensar en Suiza y su culpa. Nuestra responsabilidad es que en el lugar en el que se obtiene el dinero nadie vigila.
-En 1959 se publicó por primera vez una lista de defraudadores… Lo hizo Franco. ¿Se repiten los nombres de las grandes familias?
-La feudalidad de hoy se entenderá como feudalidad mañana…
-Parece un sí tácito…
-[Sonríe] No tengo nada contra Botín [parientes y socios aparecen en la lista de Franco] pero es él quien está pidiendo que se continúen los esfuerzos… Y se lo pide a Rajoy. El propio FMI reconoce que hemos ayudado demasiado a los bancos en Europa… Demasiado. Estamos hablando de feudalidad, de las grandes familias, del derecho de sangre…
Hace dos años, Crónica empezó la investigación sobre la lista Falciani. Entonces se reconocía que gracias a él se habían recuperado como mínimo 5.000 millones. Hoy esa cifra se habría quintuplicado. Aparecen en ella las más famosas personalidades de Francia; Liliane Bettencourt, dueña de L’Oréal, o Arlette Ricci, de Nina Ricci. En Italia: el diseñador Valentino o Elisabetta Gregoraci, mujer de Flavio Briatore… Y continúan. Nombres propios en España, pocos.
-¿Qué conoce de Luis Bárcenas, quien estaba en su lista?
-[Risas] Sabe que no es nada especial, no es nada raro lo que pasa por España. Es cínico e indigno. Él es la prueba de que la tentación puede ser combatida con la vigilancia, y que esa vigilancia sólo puede ser realizada con información. Se debe compartir la información y las instituciones deben proteger el derecho de igualdad ante la ley. Bárcenas es una batalla perdida, fracasada [refiriéndose a la falta de control del dinero]… Hablo a título personal.
-¿Por qué se filtró el nombre Emilio Botín?
-No se podía hacer algo diferente… -asegura Falciani, no parpadea.
-¿Es el que más dinero tenía?
– Disculpa, no puedo dar nombres. Pero hay 60 casos con miles de millones… Españoles son tres, hasta seis dependiendo de si se habla de nacionalidad o de residencia.
-¿Hay quienes tenían aún más, ya que se sabe que él y su familia tenían unos 2.000 millones de euros?
-No tienes idea de la cantidad de dinero que se puede ocultar detrás de cada caso. No es una sorpresa. Cada año hay personas que ganan miles de millones, al mismo tiempo que más personas no tienen nada…
Corta la conversación. Se parte la entrevista. Han pasado dos horas y media, casi tres. Tiene otra cita, múltiples videoconferencias. Dice que llamará a las 23 horas. Cruza el centro comercial con el patinete a toda prisa. Volvemos a vernos a medianoche. En un café con luz ambarina.
-En la lista que elabora EL MUNDO y en la de Forbes hay unos 18 españoles que tienen miles de millones de euros o están cerquísima de ello. Según lo dicho, son la tercera parte. ¿Casualidad?
-Las fortunas declaradas no son fiables o no bastan para tener una visión completa -afirma Falciani.
-Los protegen los mismos bancos que permiten desahucios. Ayudan a estas personas para que fuguen sus capitales, es decir, que no paguen impuestos… -le comento.
-Es un sufrimiento, el peor…
-Pasea en patinete libre por París después de pasar por la cárcel como un delincuente… Uno de sus carceleros me dijo que «por las mismas celdas había pasado gente que está en su lista». ¿Es así?
-La cárcel es un micromundo y sabe que no puedo dar nombres. Entre rejas había muchos financieros, que no banqueros; criminales, gente del grupo de Casper. Un día haré un reencuentro público con ellos [risas, bebe lentamente].
-¿Financieros no banqueros?
-Nunca un banquero ira a la cárcel. Cuando en el caso del HSBC se descubrieron sus nexos con el narco mexicano, nadie fue a la cárcel -el informático italo-monegasco se exalta, de canción de fondo suena Get Lucky, de Daft Punk.
-¿Qué no se sabe de su lista?
-¿Has oído hablar de empresas? Te puedo asegurar que el banco [HSBC] vive de 60 clientes que no son personas, son empresas. Se piensa en términos de personas, pero lo que se deben controlar son las malas empresas.
-¿No se están controlando a millonarios ni empresas?
-Hablo de hechos y lo estoy probando a las autoridades. ¿Antes de la lista se sabían nombres, cantidades? ¿Por qué no se sabían?
-¿Ya se está forjando un sistema de control, al menos?
-Estamos haciendo un radar financiero… Primero en Francia, el primer lugar donde he tenido apoyo. El día de mañana estará disponible en España… Espera y verás las noticias de lo que conseguiremos
-¿Eso pasa en un mundo en el que si en un email se escribe que quieres viajar se recibe misteriosamente publicidad del viaje perfecto, la publicidad exacta?
-Es que tienen interés en controlar esas palabras.
-¿Y me quiere decir que no hay interés en controlar el dinero de las grandes fortunas?
-Son hechos.
Entonces Falciani coge una servilleta y dibuja su radar. Lo explica. Es sencillo y nada sofisticado [en el apoyo, en qué consiste]. Flujos y flujos. Se entusiasma, suda. Dice que el desarrollo de esta herramienta es lo que le da sustento. Le apoya la Agencia Tributaria… francesa.
-La vergüenza es que en Grecia aparecieron los nombres de la gran mayoría porque era una forma de castigarlos. En España hay políticos y se sospecha de futbolistas, estrellas de música, aristócratas… ¿Por qué no sabemos sus identidades?
-La realidad es peor de lo que se pueda imaginar. Le hago una similitud. ¿Ha oído hablar del caso de Bélgica, de los diamantes robados? Cuando se llegue al final se encontraran diamantes de sangre, que están relacionados con armas, guerras, con sufrimiento de países… No son sólo familias ricas, es lo que se hace en la sombra. Lo que no queremos ver. Las actividades criminales.
-¿Cuál es el numero de españoles en la lista?
-Puedo confirmar que se habla de más de 1.800 contratos/clientes. Debe saber que por contrato hay una media de dos a tres personas.
-¿Lo que da entre 3.600 y 5.400 nombres propios en total [siempre se habló de sólo 3.000]?
-Un contrato español no implica que todos los beneficiarios son españoles… Por eso prefiero hablar de contratos.
-Suiza dice que usted es un ladrón de información…
-Los mismos que hablan de ladrón olvidan que soy perseguido por Suiza por violación del secreto bancario. Los que hablan de robo no saben hacer diferencia entre hechos y rabia -le miro a los ojos, escucho el ruido que hace al sorber.
-¿Le sorprendió que su ex amante -Georgina Mikhael- le atacara en una entrevista [le acusó de traficar con la lista]?
-No fue mi amante. Y no me molesta. Los datos explican muchas mentiras. Las investigaciones que me han hecho vienen por ella. Los jueces le preguntaron: «¿Por qué ha dicho que quería vender datos?». «Él me lo ha dicho», respondió.
-¿Y se lo dijo?
-Jamás.
-¿Ha leído Le Monde? [le enseño un reportaje donde se habla de su candidatura por el Partido X: «¿Un justiciero de tiempos modernos o un fabulador megalómano?»]
-Soy el peor del mundo para mucha gente. Pero sólo hablo de elementos probados. Llevo ya cinco años investigado. Sólo la Justicia suiza dice lo mismo. Pero por otro lado está la verdad. La autora del texto me llama «fabulador», que no es otra cosa que mentiroso. Si hubiera dado una información falsa, es decir, falso testimonio ante un tribunal, estaría preso.
-Hay un paso tremendo entre haber estado en la cárcel hace unos meses a ser eurodiputado.
-El mismo salto que haber trabajado para uno de los bancos más grandes del mundo e ir a la cárcel. Siempre encontrarás a las mismas personas en un lugar y en el otro.
-¿Por qué no se está vigilando el dinero en Europa?
-Por falta de voluntad política y de los protagonistas. Eso se refleja en la falta de medios. Te voy a poner el caso de Italia. Muchas veces el técnico que investiga no tiene dinero ni para poner gasolina al coche.
-Y los estafadores, en Ferrari…
-Eso es… Los gilipollas que están contra mí van a pedir que no se use el radar financiero que estamos creando.
-Sigo sin creer que este esquema dibujado en una servilleta, que implica controlar decenas de miles de millones de fraude fiscal, no se le haya ocurrido a nadie más…
-[Carcajadas] Pido a todas las personas que puedan contestar, que lo hagan. Me paso los días explicando por qué. Te lo digo. A nadie le interesaba.
-Es muy ofensivo para los que pagamos impuestos…
-Una vergüenza. Si yo he puesto en riesgo mi vida y la de mi familia por esto es porque tengo la certeza de que se puede cambiar. Si no, no hacía nada… Dicen que soy un cabrón, un loco. Y sólo he insistido sobre elementos fácticos. El radar de las finanzas no existe. Hablo de verdades. Quién va a levantar la mano para decir que no es verdad…
-Ha hablado de los suyos, ¿cuál es su situación familiar?
-Estoy casado. Tengo esposa e hija. Hemos decidido vivir separados por motivos de seguridad. Estamos en medio de una guerra por ayudar a muchas personas.
-Volvamos a esos más de 40.000 millones que se van, ¿cuánto se recuperaría con este radar?
-Este es el primer paso. Sin `este no se podrá hacer nada más. El segundo será controlar los flujos. Pero con esto se podrá dar el segundo paso… Te pondré el ejemplo de Francia: los defraudadores, al enterarse que estamos creando este radar, en cuatro meses se ha recaudado más que en cuatro años.
-¿Sólo habla de fraude fiscal?
-No sólo. Es dinero del crimen…
-Una frivolidad antes de acabar. ¿Se ha ido de fiesta en España?
-Sí, en Madrid, por La Latina y por Sol. Tomando una copa por allí, un hombre miraba la televisión y aparecí. «Ése va a morir», me dijo. «A ese lo van a matar», siguió. Yo respondí: «Espero que no».
Coge su patinete. Pone rumbo a la puerta. Le acompaña una mujer morena, delgada, atractiva, miembro del equipo anticorrupción francés, en palabras de Falciani. Es un poco más alta que él, 1,85 m calculo. Le indica cuál es la ruta a seguir. Van en dirección de la avenue de Choisy. Caen gotitas de lluvia. Hay poca luz a las 2.18. El candidato por el Partido X tiene una sombra alargada, brillante.
El rastro de los evasores
Falciani dibuja sobre una servilleta un esbozo de su radar financiero. Afirma que permitirá «controlar decenas de miles de millones de euros que se van». E «identificar los trazos que dejan las operaciones bancarias», precisa el candidato a las Europeas por el Partido X. ¿Qué significa eso? «Analiza origen y destino, en un mismo país o fuera de él. Simplificando, por cada ingreso, crearemos un ID, identificación con fecha y cantidad. Cada registro corresponde a un movimiento. ID1 que envía a ID2. ID2 que va a ID3. Puede ser que con el tiempo ID3 regrese a ID2 y lo sabremos. También si en el camino una sociedad desaparece o si el dinero se divide y va en dos caminos para volver al mismo lugar». ¿Simple? Falciani también lo cree. «Se necesitaba sólo voluntad política. Te puedo asegurar que dentro del sistema bancario no querían que existiera». En España se controlarían, al menos, esos 40.000 millones que se defraudan. Esa vergüenza.
Como en las películas de espías de serie B, se presenta al final de las escaleras mecánicas, entre cristaleras. Llega en patinete, lo dobla y lo lleva con facilidad. Subimos a un restaurante vacío llamado Hippopotamus, una cadena de franquicias sin estirpe. Falciani luce traje a medida, corbata delgada. Vive entre Francia, España y Bélgica. Mantiene conferencias a distancia con investigadores de todo el mundo. La Agencia Tributaria lo utiliza para entender la información que desde 2009 lleva investigando. Los, al menos, 3.000 nombres de españoles que están en su listado. La mayor investigación por fraude tributario de la historia del país.
La primera vez que lo vi fue en el juicio en la Audiencia Nacional, con una ridícula peluca y prendas que le quedaban holgadas. Contrasta con el yuppie que está delante, cuya única excentricidad es el patinete con el que se mueve, que complica a los que se encargan de vigilarle. Extiende la mano, aprieta con la firmeza de quien parece dispuesto a contar verdades. Ahora que es cabeza de lista por el Partido X -en España- para las elecciones europeas está dispuesto a hablar de la otra lista. La lista Falciani. ¿Se aventurará a hablar de cifras, de personajes, de cómo colabora con la Justicia…? Lo hará.
Ha hecho un hueco en su agenda. Es curioso estar en un espacio interior, cuando, en este día primaveral parisino, la ciudad atiborra las terrazas. Acaba de llegar de trabajar con un instituto de investigación contra el fraude. Después irá a una reunión con políticos franceses; entre medias, a la inauguración de una exposición de arte. La camarera se acerca y él, para comenzar, pide una botella de Perrier Fines Bulles [agua con gas con burbujas finas]. El encuentro será extenso. Cinco horas con Falciani.
-¿En este tiempo que ha trabajado con los investigadores españoles, cuál es su balance?
-Sólo se ve una pequeña parte del esfuerzo. Es difícil para ellos. Los expertos de la Agencia Tributaria española son valientes. Tienen un sentido del servicio público y sufren dos veces. Primero, cuando ven que el sistema no es eficaz para servir a los ciudadanos. Segundo, cuando ven que no se puede compartir información útil para cambiar lo que pasa.
-¿Qué está pasando actualmente? Hablemos de dinero…
-En España, cada año, más de 40.000 millones se van sin control. Una locura. Ésta es la estimación más correcta.
-A sus carceleros les dijo que podía recuperar 8.000 millones de euros. ¿Se quedó usted corto entonces?
-Yo solo jamás podría hacer nada. Lo importante es el equipo. Ahora que estamos trabajando, podríamos recolectar 40.000 millones de euros, incluso 50.000 y más… Los chorizos, como dicen ustedes, utilizan más y más dinero en efectivo.
-¿Por qué?
-Han entendido que estamos investigando las transacciones bancarias. Entonces, más que el dinero que podemos ahorrar u obtener, lo que hacemos está molestando a los que realizan actividades delictivas, es decir, ya no sólo a quienes no quieren pagar impuestos. Son personajes muy gordos los que manejan billetes de 500. Se sabe que esos billetes son los utilizados por los criminales.
-¿Las autoridades españolas ya lo reconocen?
-Es una información compartida. Es algo que ellos saben.
-En su lista española había 3.000 nombres y se llegó a investigar sólo unos pocos: 659 [y se iniciaron sólo 537 expedientes de inspección]. ¿Qué pasó en el camino?
-Hoy toda precisión excesiva expone a gente. Pone en peligro a funcionarios que quieren actuar fuera de las fuerzas políticas. Y que no han tenido el apoyo para actuar y actúan…
-¿Ha visto El lobo de Wall Street? ¿Así se gestiona el dinero en Suiza?
-Conozco la historia. Pregunto, ¿de dónde viene el dinero? De su país. ¿Cómo llega a Suiza? Porque falta control. Él es un ladrón… Es la historia de uno que esconde dinero y que logra que esté bien resguardado gracias a las finanzas opacas.
-Quien ve la película piensa que es todo libertinaje…
-Los banqueros son muy inteligentes. Un ejemplo es el caso de Gao Ping. Utilizaba efectivo para recorrer España… Demuestra que el control inicial es el mejor. No es sólo pensar en Suiza y su culpa. Nuestra responsabilidad es que en el lugar en el que se obtiene el dinero nadie vigila.
-En 1959 se publicó por primera vez una lista de defraudadores… Lo hizo Franco. ¿Se repiten los nombres de las grandes familias?
-La feudalidad de hoy se entenderá como feudalidad mañana…
-Parece un sí tácito…
-[Sonríe] No tengo nada contra Botín [parientes y socios aparecen en la lista de Franco] pero es él quien está pidiendo que se continúen los esfuerzos… Y se lo pide a Rajoy. El propio FMI reconoce que hemos ayudado demasiado a los bancos en Europa… Demasiado. Estamos hablando de feudalidad, de las grandes familias, del derecho de sangre…
Hace dos años, Crónica empezó la investigación sobre la lista Falciani. Entonces se reconocía que gracias a él se habían recuperado como mínimo 5.000 millones. Hoy esa cifra se habría quintuplicado. Aparecen en ella las más famosas personalidades de Francia; Liliane Bettencourt, dueña de L’Oréal, o Arlette Ricci, de Nina Ricci. En Italia: el diseñador Valentino o Elisabetta Gregoraci, mujer de Flavio Briatore… Y continúan. Nombres propios en España, pocos.
-¿Qué conoce de Luis Bárcenas, quien estaba en su lista?
-[Risas] Sabe que no es nada especial, no es nada raro lo que pasa por España. Es cínico e indigno. Él es la prueba de que la tentación puede ser combatida con la vigilancia, y que esa vigilancia sólo puede ser realizada con información. Se debe compartir la información y las instituciones deben proteger el derecho de igualdad ante la ley. Bárcenas es una batalla perdida, fracasada [refiriéndose a la falta de control del dinero]… Hablo a título personal.
-¿Por qué se filtró el nombre Emilio Botín?
-No se podía hacer algo diferente… -asegura Falciani, no parpadea.
-¿Es el que más dinero tenía?
– Disculpa, no puedo dar nombres. Pero hay 60 casos con miles de millones… Españoles son tres, hasta seis dependiendo de si se habla de nacionalidad o de residencia.
-¿Hay quienes tenían aún más, ya que se sabe que él y su familia tenían unos 2.000 millones de euros?
-No tienes idea de la cantidad de dinero que se puede ocultar detrás de cada caso. No es una sorpresa. Cada año hay personas que ganan miles de millones, al mismo tiempo que más personas no tienen nada…
Corta la conversación. Se parte la entrevista. Han pasado dos horas y media, casi tres. Tiene otra cita, múltiples videoconferencias. Dice que llamará a las 23 horas. Cruza el centro comercial con el patinete a toda prisa. Volvemos a vernos a medianoche. En un café con luz ambarina.
-En la lista que elabora EL MUNDO y en la de Forbes hay unos 18 españoles que tienen miles de millones de euros o están cerquísima de ello. Según lo dicho, son la tercera parte. ¿Casualidad?
-Las fortunas declaradas no son fiables o no bastan para tener una visión completa -afirma Falciani.
-Los protegen los mismos bancos que permiten desahucios. Ayudan a estas personas para que fuguen sus capitales, es decir, que no paguen impuestos… -le comento.
-Es un sufrimiento, el peor…
-Pasea en patinete libre por París después de pasar por la cárcel como un delincuente… Uno de sus carceleros me dijo que «por las mismas celdas había pasado gente que está en su lista». ¿Es así?
-La cárcel es un micromundo y sabe que no puedo dar nombres. Entre rejas había muchos financieros, que no banqueros; criminales, gente del grupo de Casper. Un día haré un reencuentro público con ellos [risas, bebe lentamente].
-¿Financieros no banqueros?
-Nunca un banquero ira a la cárcel. Cuando en el caso del HSBC se descubrieron sus nexos con el narco mexicano, nadie fue a la cárcel -el informático italo-monegasco se exalta, de canción de fondo suena Get Lucky, de Daft Punk.
-¿Qué no se sabe de su lista?
-¿Has oído hablar de empresas? Te puedo asegurar que el banco [HSBC] vive de 60 clientes que no son personas, son empresas. Se piensa en términos de personas, pero lo que se deben controlar son las malas empresas.
-¿No se están controlando a millonarios ni empresas?
-Hablo de hechos y lo estoy probando a las autoridades. ¿Antes de la lista se sabían nombres, cantidades? ¿Por qué no se sabían?
-¿Ya se está forjando un sistema de control, al menos?
-Estamos haciendo un radar financiero… Primero en Francia, el primer lugar donde he tenido apoyo. El día de mañana estará disponible en España… Espera y verás las noticias de lo que conseguiremos
-¿Eso pasa en un mundo en el que si en un email se escribe que quieres viajar se recibe misteriosamente publicidad del viaje perfecto, la publicidad exacta?
-Es que tienen interés en controlar esas palabras.
-¿Y me quiere decir que no hay interés en controlar el dinero de las grandes fortunas?
-Son hechos.
Entonces Falciani coge una servilleta y dibuja su radar. Lo explica. Es sencillo y nada sofisticado [en el apoyo, en qué consiste]. Flujos y flujos. Se entusiasma, suda. Dice que el desarrollo de esta herramienta es lo que le da sustento. Le apoya la Agencia Tributaria… francesa.
-La vergüenza es que en Grecia aparecieron los nombres de la gran mayoría porque era una forma de castigarlos. En España hay políticos y se sospecha de futbolistas, estrellas de música, aristócratas… ¿Por qué no sabemos sus identidades?
-La realidad es peor de lo que se pueda imaginar. Le hago una similitud. ¿Ha oído hablar del caso de Bélgica, de los diamantes robados? Cuando se llegue al final se encontraran diamantes de sangre, que están relacionados con armas, guerras, con sufrimiento de países… No son sólo familias ricas, es lo que se hace en la sombra. Lo que no queremos ver. Las actividades criminales.
-¿Cuál es el numero de españoles en la lista?
-Puedo confirmar que se habla de más de 1.800 contratos/clientes. Debe saber que por contrato hay una media de dos a tres personas.
-¿Lo que da entre 3.600 y 5.400 nombres propios en total [siempre se habló de sólo 3.000]?
-Un contrato español no implica que todos los beneficiarios son españoles… Por eso prefiero hablar de contratos.
-Suiza dice que usted es un ladrón de información…
-Los mismos que hablan de ladrón olvidan que soy perseguido por Suiza por violación del secreto bancario. Los que hablan de robo no saben hacer diferencia entre hechos y rabia -le miro a los ojos, escucho el ruido que hace al sorber.
-¿Le sorprendió que su ex amante -Georgina Mikhael- le atacara en una entrevista [le acusó de traficar con la lista]?
-No fue mi amante. Y no me molesta. Los datos explican muchas mentiras. Las investigaciones que me han hecho vienen por ella. Los jueces le preguntaron: «¿Por qué ha dicho que quería vender datos?». «Él me lo ha dicho», respondió.
-¿Y se lo dijo?
-Jamás.
-¿Ha leído Le Monde? [le enseño un reportaje donde se habla de su candidatura por el Partido X: «¿Un justiciero de tiempos modernos o un fabulador megalómano?»]
-Soy el peor del mundo para mucha gente. Pero sólo hablo de elementos probados. Llevo ya cinco años investigado. Sólo la Justicia suiza dice lo mismo. Pero por otro lado está la verdad. La autora del texto me llama «fabulador», que no es otra cosa que mentiroso. Si hubiera dado una información falsa, es decir, falso testimonio ante un tribunal, estaría preso.
-Hay un paso tremendo entre haber estado en la cárcel hace unos meses a ser eurodiputado.
-El mismo salto que haber trabajado para uno de los bancos más grandes del mundo e ir a la cárcel. Siempre encontrarás a las mismas personas en un lugar y en el otro.
-¿Por qué no se está vigilando el dinero en Europa?
-Por falta de voluntad política y de los protagonistas. Eso se refleja en la falta de medios. Te voy a poner el caso de Italia. Muchas veces el técnico que investiga no tiene dinero ni para poner gasolina al coche.
-Y los estafadores, en Ferrari…
-Eso es… Los gilipollas que están contra mí van a pedir que no se use el radar financiero que estamos creando.
-Sigo sin creer que este esquema dibujado en una servilleta, que implica controlar decenas de miles de millones de fraude fiscal, no se le haya ocurrido a nadie más…
-[Carcajadas] Pido a todas las personas que puedan contestar, que lo hagan. Me paso los días explicando por qué. Te lo digo. A nadie le interesaba.
-Es muy ofensivo para los que pagamos impuestos…
-Una vergüenza. Si yo he puesto en riesgo mi vida y la de mi familia por esto es porque tengo la certeza de que se puede cambiar. Si no, no hacía nada… Dicen que soy un cabrón, un loco. Y sólo he insistido sobre elementos fácticos. El radar de las finanzas no existe. Hablo de verdades. Quién va a levantar la mano para decir que no es verdad…
-Ha hablado de los suyos, ¿cuál es su situación familiar?
-Estoy casado. Tengo esposa e hija. Hemos decidido vivir separados por motivos de seguridad. Estamos en medio de una guerra por ayudar a muchas personas.
-Volvamos a esos más de 40.000 millones que se van, ¿cuánto se recuperaría con este radar?
-Este es el primer paso. Sin `este no se podrá hacer nada más. El segundo será controlar los flujos. Pero con esto se podrá dar el segundo paso… Te pondré el ejemplo de Francia: los defraudadores, al enterarse que estamos creando este radar, en cuatro meses se ha recaudado más que en cuatro años.
-¿Sólo habla de fraude fiscal?
-No sólo. Es dinero del crimen…
-Una frivolidad antes de acabar. ¿Se ha ido de fiesta en España?
-Sí, en Madrid, por La Latina y por Sol. Tomando una copa por allí, un hombre miraba la televisión y aparecí. «Ése va a morir», me dijo. «A ese lo van a matar», siguió. Yo respondí: «Espero que no».
Coge su patinete. Pone rumbo a la puerta. Le acompaña una mujer morena, delgada, atractiva, miembro del equipo anticorrupción francés, en palabras de Falciani. Es un poco más alta que él, 1,85 m calculo. Le indica cuál es la ruta a seguir. Van en dirección de la avenue de Choisy. Caen gotitas de lluvia. Hay poca luz a las 2.18. El candidato por el Partido X tiene una sombra alargada, brillante.
El rastro de los evasores
Falciani dibuja sobre una servilleta un esbozo de su radar financiero. Afirma que permitirá «controlar decenas de miles de millones de euros que se van». E «identificar los trazos que dejan las operaciones bancarias», precisa el candidato a las Europeas por el Partido X. ¿Qué significa eso? «Analiza origen y destino, en un mismo país o fuera de él. Simplificando, por cada ingreso, crearemos un ID, identificación con fecha y cantidad. Cada registro corresponde a un movimiento. ID1 que envía a ID2. ID2 que va a ID3. Puede ser que con el tiempo ID3 regrese a ID2 y lo sabremos. También si en el camino una sociedad desaparece o si el dinero se divide y va en dos caminos para volver al mismo lugar». ¿Simple? Falciani también lo cree. «Se necesitaba sólo voluntad política. Te puedo asegurar que dentro del sistema bancario no querían que existiera». En España se controlarían, al menos, esos 40.000 millones que se defraudan. Esa vergüenza.
¿Aparece Mariano T. en la lista?
Yo creía que la fuga de capitales y la evasión impositiva era sólo de los países no serios como Argentina, y que la culpa es del país.
Ahora resulta que ocurre en los países serios, y en gran escala.
Debe ser por el populismo.