De Gennaro camina hacia una candidatura presidencial

Víctor De Gennaro fue tajante: –Si te abrís de ahí discutimos todo lo que quieras– le pasó la pelota a Hermes Binner. El diputado socialista lo había tentado para que sea precandidato a gobernador bonaerense de FA-UNEN. Pero el «Tano» le recordó que no estaba dispuesto a jugar en una alianza nacional de sesgo «antiperonista». De Gennaro aprecia a Binner, lo apoyó en la última elección presidencial y hasta estuvo a punto de ser su compañero de fórmula en 2011 dentro del desaparecido Frente Amplio Progresista (FAP), lugar que terminó siendo ocupado por la periodista y senadora Norma Morandini. Está claro: no hay un problema de empatía sino de proyecto de país. El ex titular de la CTA ya rompió con el socialista cuando este cerró trato con los radicales Ernesto Sanz y Julio Cobos, y los titulares de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, y de Proyecto Sur, Pino Solanas. ¿Por qué ingresaría ahora a ese club si lo rechazó desde su formación? Su apuesta inmediata está en el fortalecimiento de un espacio alternativo, por fuera de las grandes estructuras partidarias del PJ y la UCR. Por eso ahora, desde Unidad Popular (UP) tiene en la mira eso que durante tanto tiempo muchos de sus compañeros de ruta lo alentaron: la búsqueda de un cargo ejecutivo en la «Primera A» de la política. Al dar luz a UP el diputado echó mano a una frase del fallecido dirigente político-sindical Germán Abdala, que acaso sea la luz que guía su destino: «Es preferible intentar un camino autónomo, independiente, propio, que al principio, a lo mejor, es tan doloroso como el otro, pero el final del camino es nuestro; estamos construyendo nuestra nueva sociedad.» Las pintadas que comenzaron a verse estos días en algunas paredes de la provincia de Buenos Aires son la antesala de lo que seguramente resolverá UP en la segunda quincena de agosto: «De Gennaro presidente». Los grandes candidatos están cada vez más reclinados hacia la derecha, incluso Daniel Scioli y Sergio Massa, los dos justicialistas que pican en punta en la mayoría de las encuestas. De Gennaro se imagina, entonces, seduciendo no sólo a los desencantados del kirchnerismo, que no se sienten representados en el PJ, sino también del socialismo y de otros partidos de centroizquierda, que no comulgan en un espacio que –según reconoció explícitamente Carrió– busca anexar al macrismo. Su plan viene demorado un período. Años atrás se había decidido a trabajar por una candidatura presidencial. La muerte de Néstor Kirchner y la corriente de afecto con el oficialismo que se generó en la sociedad lo hizo desistir de dar esa pelea en 2011, a la que de antemano la imaginaba perdida. Desde entonces hasta ahora, ocurrió de todo. Hasta Massa le acercó una oferta para sumarse al Frente Renovador. Sin embargo, De Gennaro prefiere el paso a paso, con el apoyo de su partido, UP, y el de otras fuerzas con personería, como el Partido del Trabajo y el Pueblo, de Juan Carlos Alderete, además del guiño de Marea Popular y del Frente Darío Santillán. Está dispuesto, desde su actual banca de diputado, a transitar lenta y sistemáticamente un camino que es largo y escarpado. De mínima buscará instalarse en 2015, ser una opción electoral, más allá de lugar final que ocupe tras la compulsa. En otras palabras, ambiciona saltar el cerco de las primaras, abiertas, simultáneas y obligatorias, las famosas PASO, un verdadero filtro de candidatos. Los más veteranos conocen su trayectoria gremial, su rol de fundador y alma mater de la CTA, la central sindical autónoma de los partidos políticos que nació en tiempos de menemismo y que tuvo entre sus hitos a la Marcha Federal y a la Constituyente Social. La composición de la CTA es mayoritariamente estatal y por eso el festejo, a fines del año pasado, de la aprobación de la ley del Día del Trabajador del Estado, una celebración que impulsó De Gennaro y que se hará efectiva por primera vez este 27 de junio. La fecha es en homenaje al día en el que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó el convenio 151, que reconoció a los empleados públicos el derecho a la negociación colectiva. La central tuvo su momento de crisis en 2010 y se dividió. Un sector, al que remite De Gennaro, y que es crítico del gobierno nacional, quedó bajo la conducción de Pablo Micheli. El otro, adherente al kirchnerismo, lo lidera el histórico referente de CTERA, Hugo Yasky. El «Tano» se volcó a la política electoral sin abandonar aquella militancia sindical que practica desde muy joven, cuando fue delegado de ATE en la Secretaría de Minería de la Nación. Y ahora sí está decidido a dar un paso más, aquel que conversó antes del 2003 con el brasileño Inácio «Lula» Da Silva, cuando ambos eran referentes nacionales de los trabajadores. Con un discurso duro contra el bipartidismo se coronó diputado nacional en 2011. Compartía espacio con el socialismo, el GEN y Libres el Sur. «Para mí es un orgullo que un compañero como Binner haya gobernado Santa Fe sin denuncias de corrupción o que Margarita Stolbizer sintetice la experiencia de gente sana de la historia radical o que Victoria Donda y Humberto Tumini estén comprometidos con lo social como nosotros que hemos luchado por la libertad sindical», decía eufórico en esos tiempos. Los cuatro mencionados decidieron tejer acuerdos con el radicalismo y De Gennaro puso punto final a la sociedad. –¿Y si Binner decide dar marcha atrás, y romper con FA-UNEN, volvería a trabajar políticamente con él?–, le preguntan a De Gennaro por estas horas. –Con Binner estoy dispuesto a todo, incluso a ir como candidato a gobernador. Pero para eso tiene que romper con FA-UNEN. Ya lo sabe, ya se lo dije. De otra manera es imposible, y cada uno terminará construyendo por su lado–, detalla en privado a quien quiera oírlo. El socialista, a su vez, necesita tener candidato propio en territorio bonaerense, luego de la deserción de Stolbizer. La titular del GEN ya dijo que no peleará por la gobernación y que, a lo sumo, buscará convertirse en intendenta de Morón. Así las cosas, hoy por hoy la foto es clara. Binner y De Gennaro se mueven por andariveles distintos y ambicionan lo mismo: suceder a Cristina Kirchner en la Casa Rosada.
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