En la ley firmada ayer por Dilma, dentro de la cuota para estudiantes de escuelas públicas habrá una distribución entre negros, mulatos e indígenas, proporcional a la composición de la población en cada estado del país.
Tras 13 años de debate, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, sancionó ayer una ley que reserva la mitad de las plazas en las universidades federales a estudiantes de escuelas públicas. Dentro de esa cuota, habrá una distribución entre negros, mulatos e indígenas, proporcional a la composición de la población en cada estado del país.
Como informó el Jornal O Globo, la presidenta sancionó la iniciativa en una ceremonia cerrada con los ministros de Educación, Aloizio Mercadante, y de Igualdad Racial, Luiza Barrios, y acompañada de los parlamentarios que participaron en la redacción y aprobación del proyecto de ley en el Congreso. En ese contexto, Rousseff dijo que el desafío para democratizar el acceso a la educación superior es mantener un alto nivel de educación y la meritocracia. La importancia de este proyecto radica en un doble desafío: la democratización del acceso a las universidades, y hacer eso manteniendo un alto nivel de enseñanza y la meritocracia, dijo.
La ley obliga a reservar la mitad de las plazas en las universidades e institutos federales a alumnos que estudiaron en centros de secundaria públicos. Dentro de ese porcentaje, habrá una distribución para negros, mulatos e indígenas, proporcional a la composición de la población en cada estado del país, basada en las estadísticas del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), y también para estudiantes con ingresos familiares inferiores a un salario mínimo y medio, es decir, cerca de 450 dólares mensuales. Estamos abriendo una oportunidad para que los mejores alumnos de la red pública tengan acceso a las universidades federales, explicó el ministro de Educación, Aloizio Mercadante. El funcionario destacó la importancia de reducir las desigualdades sociales y las asimetrías que existen en ese país. Son 150 mil puestos de trabajo en cuatro años. La política de cuotas para la educación pública será una gran motivación para estos estudiantes. Y será positivo porque tenemos el gran desafío de mejorar la escuela pública, agregó el ministro citado por O Globo. Mercadante indicó que la norma aún no ha sido reglamentada para establecer el calendario de aplicación, los procedimientos y las reglas. En tanto, la provisión de vacantes, relató, se llevará a cabo de manera gradual. Por su parte, la ministra de Igualdad Racial, Luiza Barrios, enfatizó que la ley es un gran paso para la acción afirmativa en las universidades y que el Estado se asegurará de que los asientos reservados para los negros llegará a un total de 56 mil en cuatro años.
En la actualidad, y como reflejó ese diario, el 88 por ciento de los estudiantes de secundaria en Brasil asiste a las escuelas públicas, aproximadamente 891 mil contra 246 mil que concurren a escuelas privadas. El sistema avalado también por la Corte Suprema de Brasil que aprobó en abril por unanimidad la adopción de cuotas raciales en las universidades pretende frenar un proceso que se reprodujo históricamente en Brasil: los hijos de los más adinerados, formados en escuelas privadas, eran los que conseguían las mejores notas y por tanto garantizaban su ingreso en las universidades públicas brasileñas, que son las más prestigiosas del país. Y quedan afuera los más pobres, que estudiaron en escuelas públicas.
El diario Folha de Sao Paulo resaltó que Rousseff vetó un solo artículo de la nueva ley, que establece que la admisión a través de cuotas debe realizarse por las calificaciones del estudiante promedio en la escuela secundaria, sin sistema vestibular o similar y puntualizó que esta política tiene una validez de diez años. Después de eso, habrá una revisión de la cuestión con el fin de verificar el funcionamiento del modelo. También destaca que con la nueva ley aumentarán los alumnos que ingresen por cupos producto de acciones afirmativas de 52.190 a 122.131. La universidad pública reprodujo siempre el statu quo social, preocupada en asegurar el ingreso a los hijos de las elites brasileñas que accedían a las facultades públicas después de estudiar en los mejores colegios pagos, dijo el presidente de la estatal Fundación Palmares, que promueve la cultura afrobrasileña, Eloi Ferreira de Araujo. El 51 por ciento de la población brasileña son mulatos y negros, pero eso no se traduce en igual acceso a los bienes económicos o culturales, lamentó. Existe un mito en Brasil de que no hay racismo ni discriminación, pero es falso y esa legislación contribuirá a reducir el abismo social, dijo Marcelo Paixao, coordinador del Laboratorio de Análisis de Relaciones Raciales de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
De las 59 universidades federales, 32 ya adoptan diferentes sistemas de cuotas sociales, raciales o de género, pero muchas de manera tímida y con efectos limitados. Sin embargo, Brasil es considerado el segundo país con mayor población negra, por detrás de Nigeria. Además, casi el 51 por ciento de los brasileños se reconocen mulatos (43,1 por ciento) o negros (7,6 por ciento). Según datos del censo de 2010 divulgados este mes, los indígenas rondan el 0,4 por ciento de los 190 millones de brasileños. La consulta también detalló que los mulatos y negros que están estudiando rondan una cifra cercana al 13 por ciento.