De subsidio en subsidio

Por Abel Viglione // FIEL
02/12/11 – 10:54
Al cumplirse diez años del abandono de la Ley de Convertibilidad se determina la eliminación por etapas de los subsidios a las empresas públicas y privadas en algunos de los cuadro tarifarios, que fueron congelados en aquel año cuando se sancionó la Ley de Emergencia Económica (de paso, ya llevamos diez años en “emergencia económica” y el PEN pidió una prórroga por dos años más, ¿tanto se ha extendido la emergencia económica?).
Sin embargo, cabe mencionar que no todos los servicios regulados son receptores de subsidios. Primero tenemos lo que no reciben subsidios, tal el caso del transporte y distribución de gas natural y de energía eléctrica, y la telefonía fija. Al usuario receptor de la factura le parecerá extraño esto, pues en la factura observa el subsidio que aporta el Gobierno, pero no lo reciben esas empresas que nos hacen llegar la factura bimestralmente. Por tener las tarifas congeladas desde hace años, ello desalienta las nuevas inversiones de esas empresas, pero como usuarios (principalmente residenciales) recibimos el beneficio de pagar menos en el corto plazo, aunque la calidad de los servicios se ve degradada. Pregunta al lector: si usted en el 2011 recibiera igual salario que el que cobraba en 2001, ¿trabajaría igual número de horas que en aquel entonces? La respuesta es sencilla.
Segundo, están los servicios públicos que sí reciben subsidios, a saber, transporte de pasajeros, saneamiento (AySA en CABA y GBA) y la generación eléctrica. En transporte de pasajeros se encuentran incluidos colectivos, trenes, subterráneos y la aerolínea estatal. Esto es, a la tarifa que cobran por esos servicios hay que sumarle los subsidios que les otorga el Gobierno. De paso, los subsidios que otorga el Gobierno no “salen del éter”, sino que se corresponden con el cobro de impuestos a los contribuyentes, es decir, en el fondo todo lo pagamos los contribuyentes. Por supuesto que algunos pagan los impuestos y no reciben el subsidio, por ejemplo en el caso de un changuito en Iruya, Salta, que al comprar una gaseosa paga el IVA y otros impuestos internos, que terminan en esos subsidios, pero él nunca usufructuará la ampliación de las claocas o agua corriente que realiza AySA, como tampoco creo que aborde ningún avión de Aerolíneas. Para él, más que una distribución a la Robin Hood es una distribución a la Hood Robin.
Al comparar las tarifas en términos reales percibidas por esas empresas (tarifa más subsidio) entre los años 2001 y 2010 se observa que en todos los casos aumentaron significativamente, entre el 50% y 300%, mientras que para los usuarios se redujeron en términos reales. No debe extrañar que lo percibido creciera significativamente, dado que el costo de los insumos (combustibles y gas natural) ha subido en los últimos años. Por ejemplo, el barril de crudo en 2001 cotizaba a US$ 25, mientras en la actualidad supera los US$ 100 por barril. Si hubiésemos tenido tarifas libres seguramente serían mayores a las del 2001 y, probablemente, mayores a las actuales, incluyendo subsidios. ¿Por qué esto último? Pues si el objetivo era mantener la calidad de los servicios de 2001 la tarifa habría aumentado más, pues resulta claro que los indicadores de calidad son en la actualidad peores que hace diez años.
El monto de los subsidios. La cifra ha sido creciente desde 2004, pero principalmente a partir de 2007, tal como puede observarse en el gráfico adjunto. En 2005 eran tan sólo 0,88% del PBI (US$ 1.596 millones). En 2007, más que se habían duplicado, alcanzando a 1,98% del PBI (US$ 5.138 millones).
El año pasado ya fueron 3,31% del PBI (US$ 12.216 millones), y en el primer nonestre de 2011 ya superamos los pagos realizados durante todo 2010 al alcanzar una suma de US$ 12.690 millones (3,80% del PBI). Por lo tanto, en este año nos encaminamos a superar los US$ 16 mil millones en subsidios.
¿Quiénes son los receptores de esos subsidios? Con los datos de 2010 se tiene que el 54% del total de los subsidios (unos US$ 6.619 millones) se destinaron al sector energético. En orden de importancia se encuentran Cammesa, Enarsa, Organismos Provinciales, YCF, Yacyretá, Nucleoeléctrica, y siguen las firmas.
El segundo lugar lo ocupa el sector transporte, con el 23% (US$ 2.810 millones), destacándose en importancia el Fondo Fiduciario del Sistema de Infraestructura del Transporte, los concesionarios de trenes y subtes, el FFCC Gral. Belgrano, entre otros. Estos subsidios no se encuentran dentro de los anuncios de recortes (excepto los subterráneos, de ser traspasados a CABA como propuso el Gobierno nacional). Por lo tanto estos subsidios seguirán “vivitos y coleando”.
En tercer lugar se encuentra Aerolíneas Argentinas, con el 5% de los subsidios (US$ 573 millones). Desde el año 2008 esa empresa recibe subsidios, y en promedio anual, desde ese año recibió unos US$ 525 millones anuales. En 2011 esa cifra superaría los US$ 600 millones (de paso, ¡¡¡qué de cosas se podrían hacer para los changuitos con ese dinero!!!).
El cuarto lugar lo ocupa AySA, con el 4% de los subsidios (US$ 469 millones), y camino a seguir creciendo en el 2011.
En el corto plazo ambas empresas seguirán recibiendo el subsidio, aunque en menor cuantía que el presente año.
Tan significativo es el pago de subsidios que ya representan el segundo ítem del gasto primario del Gobierno nacional, sólo por detrás del pago de las jubilaciones y pensiones. En la actualidad los subsidios representan el 15% del total del gasto primario. La eliminación de los subsidios a empresas públicas y privadas es necesaria, dado que desde fines de 2009 el sector público nacional está en déficit, y cada vez le quedan menores fuentes de financiamiento (excepto que arregle la situación de la deuda y se financie con endeudamiento externo, contrario a la política de desendeudamiento que se viene anunciando).
Lo que no se anunció. Y acá es donde viene el centro de la cuestión y sobre lo que no se han realizado anuncios: ¿a qué se aplicará ese ahorro de los subsidios a ser recortados en forma coercitiva? (digo coercitiva pues el mecanismo no tiene nada de voluntario, si bien se abrió un registro para que la gente renuncie a los subsidios, pues de cualquier manera desde enero de 2012 las facturas vendrán a pleno y sólo muy pocas familias podrán solicitar la prórroga de los mismos).
Si va a formar ahorro público, bienvenido sea, pues ayudará a mejorar las cuentas fiscales y a pedirle menos fondos al BCRA. Si es para destinarlo a otros gastos en igual magnitud no será bienvenido, porque en tal caso el Gobierno saldrá a buscar otra fuente de financiamiento adicional, la cual será nuevamente “pagada por el contribuyente impositivo”. ¿Cuál será la alternativa? Esperemos la respuesta oficial, pero no es bueno mi presentimiento.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

Ver todas las entradas de Nicolás Tereschuk (Escriba) →

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *