LONDRES — Prometiendo continuar la guerra de Osama bin Laden contra Occidente, el radical egipcio Ayman al Zawahiri ha publicado su primera declaración desde que fuerzas especiales de EEUU mataran al líder de Al Qaida en Pakistán.
Pero en un video dado a conocer el miércoles, Zawahiri — por mucho tiempo segundo al mando de Bin Laden — no asumió el puesto de Bin Laden como jefe de Al Qaida, una omisión que se suma al debate en curso entre los expertos en terrorismo sobre quién va a dirigir ahora la organización terrorista.
Zawahiri dejó en claro que él está comprometido a continuar la misión de Bin Laden. “El hombre que aterrorizó a los Estados Unidos en vida seguirá aterrorizándolos después de muerto”, dijo Zawahiri en el video de 28 minutos, publicado por la rama de prensa de Al Qaida.
En una conferencia sobre terrorismo en Londres, un antiguo jihadista, Noman Benotman, libio que peleó en Afganistán como parte del Grupo Islámico de Batalla de Libia, dijo que él cree que Zawahiri, a quien se considera menos carismático y más polémico que Bin Laden, no dirigirá la organización por sí solo.
Benotman dijo que algunas de las funciones de liderazgo serán asumidas por el ex prisionero de Guantánamo Ibrahim al Rubaish, de 33, un clérigo de Arabia Saudita que es ahora el líder espiritual de Al Qaida en la Península Arábiga, en la rama del grupo terrorista en Yemén.
Colocar a Rubaish en un puesto de líder permitiría a Al Qaida “conservar la narrativa” de sus raíces sauditas, dijo Benotman. Lo que es más, los cuatro años que Rubaish pasó en Guantánamo exaltan su papel como jihadista al mismo tiempo que fungía como líder espiritual de Al Qaida en la Península Arábiga.
“Haber sido prisionero de guerra, eso es algo muy importante”, dijo Benotman, quien ahora sirve como analista del Islam radical en el grupo de estudio Quilliam en Londres. “Nadie puede cuestionar su credibilidad o su disposición a sacrificarse por la causa”.
Él describió a Rubaish como “no un militante”, sino “un verdadero jeque, un jeque clásico”. Otros tres probables candidatos para dirigir el grupo terrorista están ahora en cárceles sauditas, dijo.
El perfil de inteligencia de Rubaish en la cárcel de Guantánamo, hecho público por WikiLeaks, lo describe como un saudita entrenado por Al Qaida que fue a Afganistán para combatir a los rusos en Chechenia pero en lugar de eso se unió a los talibanes y luego huyó a Tora Bora con Bin Laden y cientos de otros devotos tras los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2011.
Él estuvo entre los primeros cautivos de Guantánamo, detenido durante meses en las jaulas al aire libre de Camp X-Ray, y participó en las primeras huelgas de hambre. Pero el perfil suyo hecho por la inteligencia militar en el 2005, escrito un año antes de que fuera puesto en libertad, solamente da ciertos indicios de su potencial como líder.
Se alega que otro prisionero saudita dijo a los interrogadores de Guantánamo que Rubaish “tenía algún tipo de papel de líder entre los detenidos y tenía una fuerte influencia sobre ellos”.
La administración de Bush puso en libertad a Rubaish en Arabia Saudita en el 2006 para que participara en un programa de rehabilitación que al parecer fracasó en su caso. Funcionarios estadounidenses no han dado detalles sobre su caso, pero el Ministerio del Interior saudita lo declaró un hombre buscado en febrero del 2009.
En Washington, Christopher Boucek del Fondo Carnegie por la Paz estuvo de acuerdo en que Zawahiri y Rubaish podrían revelarse como los nuevos líderes de Al Qaida. Pero Boucek dijo que otro ex prisionero de EEUU — Abu Yahiya al Libi — también podría reclamar el puesto de Bin Laden.
Libi no estuvo detenido en Guantánamo, sino que escapó del centro de detención de EEUU en Bagram, Afganistán, en julio del 2005. Boucek describió al libio como “un poeta con habilidades para el video” quien se entrenó como erudito islámico y ha participado en combates.
“El líder del movimiento global tiene que ser capaz de llegar a los soldados, encontrar eco en los simpatizantes, y mantener la cohesión ideológica y la disciplina”, dijo Boucek.
Pero en un video dado a conocer el miércoles, Zawahiri — por mucho tiempo segundo al mando de Bin Laden — no asumió el puesto de Bin Laden como jefe de Al Qaida, una omisión que se suma al debate en curso entre los expertos en terrorismo sobre quién va a dirigir ahora la organización terrorista.
Zawahiri dejó en claro que él está comprometido a continuar la misión de Bin Laden. “El hombre que aterrorizó a los Estados Unidos en vida seguirá aterrorizándolos después de muerto”, dijo Zawahiri en el video de 28 minutos, publicado por la rama de prensa de Al Qaida.
En una conferencia sobre terrorismo en Londres, un antiguo jihadista, Noman Benotman, libio que peleó en Afganistán como parte del Grupo Islámico de Batalla de Libia, dijo que él cree que Zawahiri, a quien se considera menos carismático y más polémico que Bin Laden, no dirigirá la organización por sí solo.
Benotman dijo que algunas de las funciones de liderazgo serán asumidas por el ex prisionero de Guantánamo Ibrahim al Rubaish, de 33, un clérigo de Arabia Saudita que es ahora el líder espiritual de Al Qaida en la Península Arábiga, en la rama del grupo terrorista en Yemén.
Colocar a Rubaish en un puesto de líder permitiría a Al Qaida “conservar la narrativa” de sus raíces sauditas, dijo Benotman. Lo que es más, los cuatro años que Rubaish pasó en Guantánamo exaltan su papel como jihadista al mismo tiempo que fungía como líder espiritual de Al Qaida en la Península Arábiga.
“Haber sido prisionero de guerra, eso es algo muy importante”, dijo Benotman, quien ahora sirve como analista del Islam radical en el grupo de estudio Quilliam en Londres. “Nadie puede cuestionar su credibilidad o su disposición a sacrificarse por la causa”.
Él describió a Rubaish como “no un militante”, sino “un verdadero jeque, un jeque clásico”. Otros tres probables candidatos para dirigir el grupo terrorista están ahora en cárceles sauditas, dijo.
El perfil de inteligencia de Rubaish en la cárcel de Guantánamo, hecho público por WikiLeaks, lo describe como un saudita entrenado por Al Qaida que fue a Afganistán para combatir a los rusos en Chechenia pero en lugar de eso se unió a los talibanes y luego huyó a Tora Bora con Bin Laden y cientos de otros devotos tras los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2011.
Él estuvo entre los primeros cautivos de Guantánamo, detenido durante meses en las jaulas al aire libre de Camp X-Ray, y participó en las primeras huelgas de hambre. Pero el perfil suyo hecho por la inteligencia militar en el 2005, escrito un año antes de que fuera puesto en libertad, solamente da ciertos indicios de su potencial como líder.
Se alega que otro prisionero saudita dijo a los interrogadores de Guantánamo que Rubaish “tenía algún tipo de papel de líder entre los detenidos y tenía una fuerte influencia sobre ellos”.
La administración de Bush puso en libertad a Rubaish en Arabia Saudita en el 2006 para que participara en un programa de rehabilitación que al parecer fracasó en su caso. Funcionarios estadounidenses no han dado detalles sobre su caso, pero el Ministerio del Interior saudita lo declaró un hombre buscado en febrero del 2009.
En Washington, Christopher Boucek del Fondo Carnegie por la Paz estuvo de acuerdo en que Zawahiri y Rubaish podrían revelarse como los nuevos líderes de Al Qaida. Pero Boucek dijo que otro ex prisionero de EEUU — Abu Yahiya al Libi — también podría reclamar el puesto de Bin Laden.
Libi no estuvo detenido en Guantánamo, sino que escapó del centro de detención de EEUU en Bagram, Afganistán, en julio del 2005. Boucek describió al libio como “un poeta con habilidades para el video” quien se entrenó como erudito islámico y ha participado en combates.
“El líder del movimiento global tiene que ser capaz de llegar a los soldados, encontrar eco en los simpatizantes, y mantener la cohesión ideológica y la disciplina”, dijo Boucek.