Por Ignacio Olivera Doll.-
• EL CENTRAL SALIÓ A VENDER LETRAS EN EL MERCADO SECUNDARIO
Por: Ignacio Olivera Doll
Si el objetivo era volver «imprevisible» la política monetaria y cambiaria, como se suele recomendar, probablemente la «era Vanoli» haya empezado habiendo logrado el primer paso. El desembarco del extitular de la Comisión Nacional de Valores (CNV) en la presidencia del Banco Central sacudió al sistema financiero con tres medidas que los ejecutivos no lograban explicarse del todo. En primer lugar, una intervención poco frecuente en el mercado cambiario, que pretendió bajar aún más el dólar oficial, hasta los $ 8,44 y con ventas del Banco Nación, en momentos en que ya todos descuentan, contrariamente, que debe acelerarse para evitar la pérdida de competitividad. En segundo lugar, una curiosa venta de Letras en el mercado secundario, que absorbió pesos de esa plaza, y que de tan «ortodoxa» y efectiva para combatir al «blue» resultó extraña a los ojos de muchos. Y en tercer lugar, un control policial en grandes bancos nacionales y extranjeros, que empezó en la mañana del miércoles, y que buscó identificar a aquellas entidades que habían realizado operaciones de contado con liquidación y con información privilegiada del Central, pero que por sus resultados pareció surgir de investigaciones previas poco rigurosas.
El sentido de la intervención oficial en el mercado cambiario, no bien había empezado la rueda fue el primer indicio que tuvieron los ejecutivos del sector sobre eventuales cambios en la conducción de la mesa de dinero del Banco Central que lidera desde hace años el gerente de Operaciones, Juan Basco (ver aparte). «Llevaron al billete a un precio irrisorio», se alarmó un operador cambiario en diálogo con este diario. El histórico funcionario suele convalidar prolijamente algunas subas en el tipo de cambio, mientras desalienta las expectativas de devaluación con fuertes ventas de futuros de dólar, tanto en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) como en el Rofex (donde superó ya límites permitidos). Pero ayer, sin embargo, sus empleados resolvieron iniciar las operaciones recién a las 13.30, y mediante ventas que salieron del Banco Nación bajaron el tipo de cambio mayorista de los $ 8,4580 a los $ 8,4450 sobre el final de la rueda. Nada tan lejos de lo que está esperando la City desde hace tiempo.
Simultáneamente, y como no lo hacía en mucho tiempo, el Banco Central entró en el «Lece» , el mercado secundario de Lebac creado hace más de diez años, para vender letras a un mes de plazo y a tasas que se acercaron al 25% anual. La primera impresión que provocó fue favorable: una dosis de ortodoxia que apuntaba a absorber pesos del sistema para quitarle fuerza al dólar en el mercado paralelo. Pero no faltaron, tampoco esta vez, quienes desconfiaron del movimiento; y que presumieron que la venta de letras podía haber sido la contrapartida de una asistencia previa a bancos públicos y provinciales, que representaba concretamente una emisión de liquidez, y que lo terminaba obligabando a «descargar» en esa plaza los títulos de deuda que había comprado a esas entidades.
El tercer desconcierto fue la inspección de la AFIP que recibieron, desde la mañana del miércoles, al menos tres grandes bancos señalados en las denuncias de la presidente Cristina de Kirchner sobre el uso de información privilegiada para la venta de futuros (en los días previos a que el BCRA redujera la tenencia de activos en dólares) y operaciones de contado con liquidación: el Macro, el Supervielle y el Itaú. Ninguno de ellos realiza, desde hace tiempo, estos arbitrajes con el exterior. Y en el banco brasileño no salían ayer de su sorpresa: en los tres días previos a que el organismo oficial dictara la normativa que reducía la tenencia de dólares sobre la responsabilidad patrimonial computable (RPC) de los bancos, la mesa de cambio de la entidad compró algo menos de u$s 100 millones en contratos de futuros. Significa que, de haber tenido alguna información sobre la normativa, el banco habría optado por adquirir estos derivados a un precio más alto que el que encontraría al día siguientes. Por si fuera poco, advierten, hace siete años que la entidad no hace operaciones de contado con liquidación.
En el sector también llamaba la atención un detalle sugestivo: se sabe, casi con precisión, cuáles fueron las entidades que aquel día, horas antes de que se emitiera la nueva regulación del Central, salieron a vender con fuerza contratos a futuro para aprovechar un mejor precio, presuntamente, porque contaban con la información oficial. Pero ninguna de éstas, dicen, fue mencionada por la Presidente desde el atril.