Para tener dimensión de los recursos que se devora la política de tarifas baratas para todos y todas, considérese que esos $ 11.322,48 millones equivalen al 10% de todo lo que lleva gastado la Administración Pública Nacional.
Otro modo de ilustrar el descomunal tamaño de la distorsión es comparar los subsidios con el gasto de diversos ministerios. Pues bien: esos $ 11.322,48 millones de subsidios a la electricidad es más del triple que los $ 3.326 millones que gastaron desde comienzos de año hasta el lunes pasado los siguientes diez ministerios: Salud (1.460 millones), Relaciones Exteriores (446 millones), Turismo (79 millones), Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (127 millones), Seguridad (36 millones), Trabajo (402 millones), Economía y Finanzas (450 millones), Defensa (72 millones), Agricultura, Ganadería y Pesca (216 millones), e Industria (38 millones).
Y ni siquiera si a todo lo gastado por esos diez ministerios se agregara lo correspondiente a Desarrollo Social (7.611 millones) se alcanza lo que devengó la partida Formulación y Ejecución de la Política de Energía Eléctrica.
El problema es aún más grande y grave de lo que se desprende de los números anteriores. En primer lugar, porque la mencionada partida sólo incluye una parte de los subsidios a la energía. Hay, además, fondos derivados a Cammesa y a Enarsa, y dinero aplicado a incentivar la producción de hidrocarburos.
En segundo lugar, porque si se proyecta a todo 2014 lo que ya insumieron los subsidios se llega a una cifra final que, al igual que en años anteriores, superara con creces el monto presupuestado originalmente; basta observar que en menos de una cuarta parte del año la partida Formulación y Ejecución de la Política de Energía Eléctrica devengó más de un tercio del monto asignado en el Presupuesto Nacional, y se comió el 85% de lo que devengó en ese período todo el ministerio de Julio de Vido.
Además, la necesidad de ampliar las partidas que cubren la abismal y creciente brecha entre lo que la energía cuesta y lo que por ella se abona, se potenció por la devaluación del peso, en la medida que parte de la energía que se consume es importada. La pérdida del autoabastecimiento y los miles de millones en subsidios que el gobierno viene despilfarrando en beneficio de familias que no deberían recibir ayuda estatal son dos de los gruesos pecados del kirchnerismo.
El gobierno viene despilfarrando millones en beneficio de familias que no deberían recibir ayuda estatal.
El gobierno se encuentra ante una situación compleja y muy delicada. Está frente a un nudo gordiano que, a diferencia de Zeus, no puede cortar de manera tajante; y si deja pasar el tiempo, como lo viene haciendo, el nudo crece y el enredo se afianza.
No le queda otra que desatarlo. Pero para ello se requiere de voluntad y habilidad política, y de mucha pericia técnica.
Desatar parte del nudo (la parte de los subsidios sin justificación económica y social) causaría efectos positivos inmediatos. Mejoraría la distribución del ingreso, aliviaría las cuentas fiscales, y achicaría el déficit de la balanza comercial de energía debido a la reducción del consumo de aquellos a los que les subiría la tarifa. La pequeña clientela de Edenor y Edesur a los que les aumentó la tarifa a fines de 2011 redujeron el uso de electricidad en un 15%.
Pero la tarea no está exenta de costos. Está el costo en términos inflacionarios, en momentos en que la prioridad de la política económica es frenar los aumentos y las expectativas. Y está el costo político que supone el encarecimiento de la luz y el gas.
Dos razonamientos podrían ser clave para desatar el nudo. Uno es que el gobierno comprenda, se convenza y sea capaz de trasmitir a la sociedad que la inflación provocada por un aumento de tarifas es en perjuicio de una parte de la población y no tiene incidencia en los costos de producción. El segundo es que entienda, se convenza y tenga la habilidad para comunicar y enseñar a la sociedad que una quita de subsidios bien diseñada es socialmente conveniente porque el beneficio para el conjunto supera al costo para la parte de la sociedad perjudicada. En otras palabras, que hay más ganancia que costo político.
Uno que debería comprender esas cuestiones es Máximo Kirchner. En el libro sobre La Cámpora de Sandra Russo, se queja de que hay mucha gente acostumbrada a tirar culpas hacia arriba. Se refiere a que en la Ciudad de Buenos Aires hay sectores que no pagan casi nada de luz. Acá en Gallegos pagamos de luz mensualmente un promedio de cien, doscientos pesos para arriba (…) En el interior los servicios son mucho más caros que en la Capital. Ese no es un planteo que esté en la agenda de los medios. Esas diferencias, esas inequidades, pasan inadvertidas.
¿A quién tirarle, si no a los de arriba, la culpa por esas diferencias e inequidades?La ministra de Industria, Débora Giorgi, recibió ayer a ejecutivos del grupo peruano Gloria, quienes operan en el país a través de la empresa Compañía Regional de Lácteos de Argentina.
Los empresarios anunciaron la puesta en marcha de una planta elaboradora de sueros en polvo y una planta de quesos en la ciudad santafesina de Esperanza.
Según lo informado por los ejecutivos durante el encuentro, el objetivo de esta producción será el abastecimiento tanto del mercado interno como del externo.
La puesta en marcha de este emprendimiento generará 70 puestos de trabajo directos, informó el Ministerio de Industria.
El producto obtenido a partir del secado de suero será destinado, fundamentalmente, a fórmulas infantiles lácteas, productos que han tenido un significativo aumento de la demanda, aseguró el ministerio de Industria a través de un comunicado.
Compañía Regional de Lácteos de Argentina produce leche en polvo en su planta de Esperanza y forma parte del Grupo Gloria, un conglomerado industrial peruano, integrado por más de 40 empresas y con presencia en varios países de América latina.
Inició sus actividades en Argentina en 2006, con la producción de leche en polvo entera, descremada, modificada e instantánea.
La planta tiene una capacidad de recepción de 800.000 litros de leche fresca por día y una de producción de 90 toneladas métricas por día de leche en polvo.
Sergio Massa @SergioMassa
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Hay que entender que acá no se trata de quien tiene razón. La razón la tienen los 4 millones de chicos que están esperando para ir a clase.Margarita Stolbizer @Stolbizer
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Es el Gobierno el que hizo el paro docente, pagando salarios precarios y no conteniendo el reclamo que es inevitable.María Eugenia Vidal @mariuvidal
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Van 11 días de paro docente en la Provincia. Si tiene que seguir que sea con los chicos en el aula.