Desde hoy rige acuerdo para bajar «blue» (sin gendarmes)

El viernes a la tarde, a poco de cerrar los mercados, los representantes de las casas de cambio fueron a ver a Guillermo Moreno sin demasiadas esperanzas; le llevaban un proyecto para ampliar su actividad y no tener que despedir a una buena parte de sus empleados ni cerrar las sucursales que abrieron en los shopping más importantes.
Desde que apareció el cepo cambiario operan un 10% de lo que movían antes de octubre del año pasado cuando apareció la primera censura a la compra de dólares. La gente que representaba a las Casas y Agencias de Cambio (Cadecac) no tuvo resultados positivos en anteriores gestiones. Desde el Banco Central les habían insinuado, en alguna oportunidad, que el destino de sus empleados no era tan importante como el de la Nación y que no podían seguir perdiendo reservas.
Pero esta vez le llevaban una idea a Moreno. Fueron con la certeza de que el «no» ya lo tenían porque la propuesta que le iban a hacer era ambiciosa. El secretario de Comercio Interior los hizo esperar escaso tiempo y eso era señal de buenos augurios. Más sorprendidos se vieron cuando los recibió con una sonrisa y de manera amable. Hubo algunas bromas para mostrarles que iba a ser una reunión sin tensiones. «Los escucho», les dijo.
Los cambistas le relataron que no podían seguir así, inactivos, y le propusieron participar en las operaciones de Comercio Exterior como lo hace el Forex-MAE, la principal plaza mayorista en la que participan los bancos. La diferencia es que los bancos operan a través del sistema Siopel que tiene pantallas en todas las sucursales bancarias y son monitoreadas por el Banco Central, mientras los cambistas lo hacen por teléfono a través del MEC, algo que no agrada tanto a Mercedes Marcó del Pont, la titular del Central. La primera sorpresa fue que Moreno los escuchó con atención. Estaba sonriente. «Les tengo algo mejor muchachos, pero me tienen que ayudar a bajar el dólar que no puede estar a 6 pesos», les dijo. A continuación les hizo una oferta «transgresora», por llamarla de manera benigna: les pidió que participen de las operaciones cambiarias en el «blue» y les dijo que el dólar informal debería bajar a entre $ 5 y 5,10 como estaba antes del cepo cambiario.
Moreno estaba reeditando el pacto de octubre pasado cuando el «blue» se disparó por los obstáculos que puso la AFIP para la venta de divisas. En aquel momento, las ventas de las casas de cambio cayeron a la mitad, porque el Gobierno tuvo la prudencia de dejar algunas ventanas abiertas para la colocación de dólares. La diferencia entre aquella reunión y ésta, es que la primera vez Moreno se reunió con un solo cambista, uno de los más grandes, y le hizo una propuesta similar para que se la transmita a los demás. La otra diferencia entre la propuesta de octubre y la del viernes, es que la primera fue con tono amenazante.
Lo que Moreno propone, en realidad, no cambia demasiado la vida de muchos de los cambistas que trabajan en conexión con los compradores y vendedores del «blue». Sobrevivir es la meta de toda empresa y no estaban cruzados de brazos ante el florecimiento del mercado marginal. Pero el alivio es que ahora son más los que van a poder intervenir y la Policía, la Gendarmería y los perros dejarán de perseguir a clientes y «arbolitos». Será un sistema de «nadie ve nada». De esta manera con una mayor oferta de dólares a precios más bajos, se intentará suplir la ausencia de los cambistas y bancos en la venta al público.
El experimento comienza hoy y todo indica que el «blue» bajará. La diferencia con octubre es que este mercado está menos alimentado porque el cepo no deja salir dólares de $ 4,50 a la venta. Los dólares que llegan al mercado marginal son parte de los depósitos en divisas que los ahorristas retiran diariamente de los bancos.
No faltarán los compradores de dólares, si el precio baja, pero tampoco faltarán los vendedores. El viernes el dólar terminó a $ 5,95, tres centavos más que el día anterior. El «contado con liquidación» se disparó otros 11 centavos a $ 6,23 porque la salida de capitales sigue a un ritmo intenso. La buena noticia fue que el Banco Central compró u$s 40 millones en el mercado mayorista donde el dólar cerró a $ 4,471. Las reservas subieron u$s 99 millones a u$s 47.104 millones por la enorme suba del 4,15% del oro en el mundo. El derrumbe de las Bolsas hizo que los inversores volvieran a refugiarse en el metal precioso.
Los bonos argentinos tuvieron caídas generalizadas, a excepción del Boden 2012 que se mantuvo sin cambios. Este título en dólares vence el 3 de agosto de allí que esté más allá del bien y del mal. En cambio, el Bonar X que vence en 2017 perdió un 1,70% y el Boden 2015 se derrumbó un 2,13%. El problema es que los inversores están aliviando sus carteras de bonos emergentes, en particular de la Argentina. Ahora el rendimiento de un bono que vence en 3 años es del 18%, una tasa inusualmente elevada, pero que ante la inseguridad no atrae a inversores.
Hoy comienza a funcionar un «blue» menos marginal que antes. Se podrá comprar y vender dólares sin gendarmes cerca. Resta saber cuál será el precio. Hay pocas dudas de que el dólar marginal bajará, de lo que hay dudas es de por cuánto tiempo será.

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