El candidato presidencial por Unión Popular, Eduardo Duhalde, afirma que es posible crecer sin inflación y sostiene que el camino para contener el alza generalizada de los precios es producir más. Critica con dureza la concepción unitaria del poder de los K.
Eduardo Duhalde se muestra confiado en que, a poco más de tres meses de las elecciones de octubre, la idea de invencibilidad que el kirchnerismo supo instalar de cara al próximo turno electoral puede «precipitarse como un castillo de naipes cuando el Gobierno empiece a perder los comicios provinciales» que precederán a la gran elección nacional. Y apunta en ese lote las votaciones en Capital, Córdoba y Santa Fe, los distritos más grandes que, junto con Buenos Aires -madre de todas las batallas-, definen la suerte política del país. «Esa idea de que son invencibles rápidamente va a cambiar cuando la gente vea que pierden. En Santa Fe, el candidato presidencial está tercero. ¿Como explican eso?», dispara.
Durante una entrevista en la redacción de El Cronista, el ex presidente da por descontado que habrá ballottage y afirma: «La discusión está en si los meses que faltan -que son muchos- este gobierno va a seguir cometiendo errores permamentemente o va a tratar de maquillarlos».
-El Gobierno vino dando por sentado que ganaba en octubre. ¿Hay cambio de clima o es muy difícil la elección contra Cristina?
– El Gobierno está tratando de imponer esta idea, de la misma manera que se enoja porque hay personas insensatas que creen que hay más de un 8, 9% de inflación anual. El Gobierno tiene la característica de tratar de imponer algunas de sus mentiras, inclusive este episodio casi ridículo de multar a las consultoras privadas que están reflejando lo que el mismo Gobierno acepta cuando posibilita aumentos de 35, 40%. Quiere hacernos creer cosas como que el narcotráfico y la droga dependencia están de paso, cuando estamos frente a un problema tremendo que se va a convertir en una situación inmanejable en 10 ó 15 años si no nos ponemos a trabajar seriamente. Y este tema de que son invencibles es una de las mentiras.
-Pero también es cierto que después de la muerte de Kirchner, Cristina creció en las encuestas.
– Tiene que ver con nuestra idiosincrasia que la muerte tenga ese efecto, también pasa con Ricardo Alfonsín. Genera una sensación especial en un sector de la población, pero esto es hasta que se vote. Cuando llega el momento de poner el voto, allí me parece que cambia, porque son otros los elementos que manejan cada uno de los votantes. Todavía ni siquiera está pensando en quién votar.
-Hace un año, usted dijo que si el PJ anti K le quería ganar a Cristina tenía que estar unido. ¿Cómo va a hacer ahora?
– Es más difícil. Lo que pasa es que el Gobierno cometió un gravísimo error con las elecciones primarias obligatorias. Porque el que salga primero de la oposición el 14 de agosto, vamos a suponer que sale primero con 23 puntos, se lleva 13 puntos en octubre de los que quieren ganarle a Cristina, del famoso voto útil. No tengan duda. Por tanto es un gravísimo error del Gobierno, que se va a encontrar con la sorpresa de que va a estar empatando en octubre.
¿Piensa que la de octubre va a jugar como segunda vuelta?
– No exactamente. Este tipo de gestiones despiertan a veces en algún sector un rechazo muy fuerte, y otros también se fanatizan a favor. Es típico de este tipo de gobiernos que juegan a todo o nada, que dividen permanentemente, cuando en general la mayoría de la gente quiere que haya más unidad, que se pongan de acuerdo los dirigentes. Creo que cometieron un error y que no saben cómo enmendarlo.
Alfonsín plantea que al Gobierno le conviene una baja participación el 14 de agosto para que pese el aparato. ¿Cómo lo ve?
– ¿Qué aparato? No, esas son zonceras que se han instalado como ciertas. En una elección general nadie puede ir a buscar a la gente para votar. En las elecciones generales no se puede llevar gente a votar. Una mínima parte, en todo caso.
Aunque sea mínima hay dirigentes que utilizan el método…
En una interna puede ser. Si no son obligatorias sí, pero si son obligatorias es inconveniente. Te paso a buscar y después la desorganización típica, por lo menos de nuestro partido, hace que la gente se quede sin ir a votar.
¿Cree que va a haber baja participación el 14 de agosto?
– No, a la gente le gusta votar en la Argentina.Yo creo que va a estar votando el 80%.
Si sale tercero, Alfonsín o usted, ¿alguno podría bajarse de la contienda de octubre?
– Hay que leer la ley para darse cuenta de que no se puede. Porque Alfonsín es candidato a presidente, pero también tiene un concejal en cada pueblo, un intendente… Si se baja, mejor que se vaya del país (se ríe), saque los votos que saque. Lo que hace la diferencia es la gente, cuando uno habla del voto útil no es que Alfonsín diga vamos a votarlo a Duhalde, eso no. Ya a esa altura es otra la forma de toma de decisión de la gente. Hay partidos que no se si llegarán al 1,5% que hay que llegar, son partidos testimoniales. Pero los partidos o los frentes que se constituyan no van a poder bajarse.
¿Los resultados de Capital, Córdoba, Santa Fe, territorios difíciles para el oficialismo, pueden complicarlo de cara a octubre?
– Absolutamente. Va a cambiar el clima. Si uno toma Buenos Aires, Capital, Córdoba, Santa Fe y creo que Tucumán viene después, son el 80 y pico por ciento de la población. No veo de qué manera el Gobierno puede sacar más de 35, 36 puntos. Porque es lo máximo que saca en elecciones previas. El que se va a la segunda vuelta es indiscutible, la discusión está en si los meses que faltan -que son muchos- el Gobierno va a seguir cometiendo errores o va a tratar de maquillarlos.
¿Va a pagar costos por el tendal de heridos que dejó en el armado de las listas de octubre?
– Seguramente sí. Y sobre todo esta imposición de candidaturas a los gobiernos provinciales. Eso nunca sucedió. Podía ser que un presidente le dijera a un gobernador yo tengo un dirigente que siempre estuvo conmigo que se lo coloque, pero nada más. Esta forma de imposición es parte de una concepción unitaria del poder. Yo manejo todo, manejo la plata, pero esto va a caer muy mal. El tema de la renovación, de incorporar a jóvenes está bien, pero lo que necesitamos es una ley de la Nación, así como una vez se le dio una oportunidad a las mujeres de participar. Decir que la mitad de la lista tenga menos de 45 años, ésa es la forma de ir incentivando la participación de los jóvenes. Pero no por ser jóvenes, sino porque dentro de un partido hicieron una carrera.
¿Por qué no ve a La Cámpora como la renovación del partido?
-Porque no lo es. Es un conjunto de empleados públicos que los ponen a militar con dinero, son de la Anses la mayoría. Donde hay un Anses hay una Cámpora. Pero eso no tiene que ver con la juventud de un partido.
A juzgar por lo que se vio en el armado K, ¿se puede decir que Cristina es finalmente menos dialoguista de lo que era Kirchner?
– Sí, en realidad lo que pasa es que está más dominada por un colega de ustedes, Verbitsky, una especie de López Rega K. Kirchner tenía mucha más autoridad, podía escucharlo, lo escuchaba, pero una cosa es escucharlo y otra cosa que le hagan el libreto.
Usted fue electo gobernador en 1995 en un proceso económico que lo favoreció, igual que a Menem. Ahora también hay un proceso de crecimiento. ¿Por qué cree que la sociedad no va a favorecer de nuevo al Gobierno?
– ¿Por qué en Chile no ganó el Socialismo después de 20 años de excelentes gobiernos? ¿O por qué no pasó en Perú? No es lo económico solamente lo que decide el voto de la gente. La gente necesita que el Gobierno por lo menos se dé por enterado de cuáles son sus problemas. Imagine una mujer que tiene escasos recursos y un hijo con una adicción. Está desesperada y ve que el Gobierno ni siquiera se da cuenta de que el problema existe. Que el Jefe de Gabinete dice que no existe. Lo mismo pasa con la inflación. La gente humilde dice no se han enterado todavía que la plata no nos alcanza. Y el Gobierno no se ha dado cuenta.
El famoso relato oficial…
– Sí, o le cuentan cosas fantásticas en construcción de viviendas. Dicen 800 mil e hicieron 280 mil. Toda una historia que puede precipitarse como un castillo de naipes cuando, por ejemplo, el Gobierno empiece a perder ahora en las provincias. Esa idea de que son invencibles rápidamente va a cambiar cuando vean que pierde. En Santa Fe, según las encuestas, está tercero el candidato presidencial. ¿Cómo lo explican? Hay una resistencia que va creciendo porque la gente comienza a advertir que es todo un relato sin sustento. La mentira termina descubriéndose.
La gente también ve que el PJ anti K no se unió, que Binner hace alianza con Pino y luego rompe…
– Todo eso lo ve la gente y la única que lo puede resolver es la gente. La incompetencia dirigencial no ha permitido que haya un grupo de partidos políticos, yo lo intenté durante dos años y medio con Rodolfo Terragno, que tuviera cinco políticas de estado. La dirigencia no ha sido capaz de parar y enfrentar a este Gobierno, la gente sí. Lo va a hacer después de la elección del 14 de agosto.
Brasil, Chile, Uruguay crecen como nosotros, pero tienen una inflación mucho más baja. ¿La inflación es el peor problema o hay otros más importantes?
– En realidad sí, pero ¿por qué? Porque el centro neurálgico del problema argentino es que somos un país subdesarrollado en relación a nuestra potencialidad y diversidad productiva. Argentina tiene para desarrollar el 66% de su potencialidad. Los otros países han avanzado más. Acá el último que entendió eso fue Frondizi, después no se entendió que no se pueden solucionar los problemas -que hoy son los problemas afligentes de la gente- mientras un país no tiene el ingreso adecuado a su potencialidad. Se necesita más ingreso para pagarle más a los funcionarios públicos, a los maestros para exigirles más, pero para esto hay que producir más y estamos en óptimas condiciones porque somos en ese sentido el país más poderoso de Sudamérica. A diferencia nuestra, Brasil ha tenido muy claro desde hace años que el desarrollo es el ordenador de los pueblos. Y han tenido dos fenómenos: Cardoso, el intelectual más importante en las últimas décadas que marcó las variantes económicas, productivas y sociales. Y después vino este hombre con cuarto grado (por Lula) que las siguió y mejoró. Me da una bronca enorme porque nuestro país está más dotado por la naturaleza que Brasil. Sin embargo, ellos han tenido éxito y tienen dirigentes más capaces, una clase empresarial pujante y eso se entiende porque el Estado la acompaña.
Cristina y Alfonsín eligieron economistas como vices. Usted a Redrado como diputado. La economía crece y los principales dirigentes acuden a economistas. ¿Es por eso que los eligen?
– No, en el caso de Redrado ha sido vicecanciller, ha estado en el Banco Central, es una figura económica pero también política, no es solo un economista. Uno tiene que manejarse con la gente que más entiende, pero no necesariamente tienen que ser los ministros. Roberto Lavagna me va a ayudar a armar los equipos económicos de mi gobierno, pero no imagina él volver a ese cargo. Los problemas, más que económicos, son políticos en la Argentina.
¿Cómo bajaría la inflación?
– Hay que producir más. Cuando me tocó enderezar la economía teníamos a disposición una variable que hoy no tenemos: la modificación del tipo de cambio.
¿Devaluar no está en sus planes si es electo Presidente?
– Hoy es echar un balde de nafta a una hoguera. Hoy no se podría, habría un proceso muy difícil de manejar, más que inflacionario, hiperinflacionario, y hay que tener mucho cuidado. Se necesita sintonía fina y saber que todo debe hacerse armoniosamente, sin ruptura, no se puede de un día para el otro mejorar este tema. Hay que detener la inflación e ir bajándola poco a poco.
¿El dólar así está bien?
– Los industriales se quejan, pero el problema es la consecuencia que podría haber si tomáramos una medida hoy. La salida está por otro lado. La inflación se va acelerando sobre todo por errores del Gobierno en decisiones económicas. Desde que se fue Lavagna no tuvieron nunca más ministro de Economía.
¿La inflación es el precio a pagar por el crecimiento?
– No, si el que más crece es Brasil. Hay un error, en el tiempo que le entrego el Gobierno a Kirchner crecíamos al 6%. La inflación era baja. Todos los países vecinos crecen pero se desarrollan. El problema es cuando no te desarrollás. Brasil tiene algo que los argentinos, por tener una telaraña rentística, no hemos desarrollado: tiene claro que el Estado debe generar estructuras que ayuden al privado a desarrollarse. Si por el contrario tenés un Estado que no te da seguridad jurídica, no invertís. Y la Argentina necesita un shock de inversiones. Este gobierno no entiende nada de desarrollo productivo.
De sus rivales, ¿cuál es el más capacitado para gobernar?
– El más preparado es Binner. Es un hombre que ha generado mucho y bien, y ese polo radical-socialista que ha dado muy buen resultado en una provincia en la que también el peronismo tuvo buenos gobernadores. Es una provincia bien gobernada.
Eduardo Duhalde se muestra confiado en que, a poco más de tres meses de las elecciones de octubre, la idea de invencibilidad que el kirchnerismo supo instalar de cara al próximo turno electoral puede «precipitarse como un castillo de naipes cuando el Gobierno empiece a perder los comicios provinciales» que precederán a la gran elección nacional. Y apunta en ese lote las votaciones en Capital, Córdoba y Santa Fe, los distritos más grandes que, junto con Buenos Aires -madre de todas las batallas-, definen la suerte política del país. «Esa idea de que son invencibles rápidamente va a cambiar cuando la gente vea que pierden. En Santa Fe, el candidato presidencial está tercero. ¿Como explican eso?», dispara.
Durante una entrevista en la redacción de El Cronista, el ex presidente da por descontado que habrá ballottage y afirma: «La discusión está en si los meses que faltan -que son muchos- este gobierno va a seguir cometiendo errores permamentemente o va a tratar de maquillarlos».
-El Gobierno vino dando por sentado que ganaba en octubre. ¿Hay cambio de clima o es muy difícil la elección contra Cristina?
– El Gobierno está tratando de imponer esta idea, de la misma manera que se enoja porque hay personas insensatas que creen que hay más de un 8, 9% de inflación anual. El Gobierno tiene la característica de tratar de imponer algunas de sus mentiras, inclusive este episodio casi ridículo de multar a las consultoras privadas que están reflejando lo que el mismo Gobierno acepta cuando posibilita aumentos de 35, 40%. Quiere hacernos creer cosas como que el narcotráfico y la droga dependencia están de paso, cuando estamos frente a un problema tremendo que se va a convertir en una situación inmanejable en 10 ó 15 años si no nos ponemos a trabajar seriamente. Y este tema de que son invencibles es una de las mentiras.
-Pero también es cierto que después de la muerte de Kirchner, Cristina creció en las encuestas.
– Tiene que ver con nuestra idiosincrasia que la muerte tenga ese efecto, también pasa con Ricardo Alfonsín. Genera una sensación especial en un sector de la población, pero esto es hasta que se vote. Cuando llega el momento de poner el voto, allí me parece que cambia, porque son otros los elementos que manejan cada uno de los votantes. Todavía ni siquiera está pensando en quién votar.
-Hace un año, usted dijo que si el PJ anti K le quería ganar a Cristina tenía que estar unido. ¿Cómo va a hacer ahora?
– Es más difícil. Lo que pasa es que el Gobierno cometió un gravísimo error con las elecciones primarias obligatorias. Porque el que salga primero de la oposición el 14 de agosto, vamos a suponer que sale primero con 23 puntos, se lleva 13 puntos en octubre de los que quieren ganarle a Cristina, del famoso voto útil. No tengan duda. Por tanto es un gravísimo error del Gobierno, que se va a encontrar con la sorpresa de que va a estar empatando en octubre.
¿Piensa que la de octubre va a jugar como segunda vuelta?
– No exactamente. Este tipo de gestiones despiertan a veces en algún sector un rechazo muy fuerte, y otros también se fanatizan a favor. Es típico de este tipo de gobiernos que juegan a todo o nada, que dividen permanentemente, cuando en general la mayoría de la gente quiere que haya más unidad, que se pongan de acuerdo los dirigentes. Creo que cometieron un error y que no saben cómo enmendarlo.
Alfonsín plantea que al Gobierno le conviene una baja participación el 14 de agosto para que pese el aparato. ¿Cómo lo ve?
– ¿Qué aparato? No, esas son zonceras que se han instalado como ciertas. En una elección general nadie puede ir a buscar a la gente para votar. En las elecciones generales no se puede llevar gente a votar. Una mínima parte, en todo caso.
Aunque sea mínima hay dirigentes que utilizan el método…
En una interna puede ser. Si no son obligatorias sí, pero si son obligatorias es inconveniente. Te paso a buscar y después la desorganización típica, por lo menos de nuestro partido, hace que la gente se quede sin ir a votar.
¿Cree que va a haber baja participación el 14 de agosto?
– No, a la gente le gusta votar en la Argentina.Yo creo que va a estar votando el 80%.
Si sale tercero, Alfonsín o usted, ¿alguno podría bajarse de la contienda de octubre?
– Hay que leer la ley para darse cuenta de que no se puede. Porque Alfonsín es candidato a presidente, pero también tiene un concejal en cada pueblo, un intendente… Si se baja, mejor que se vaya del país (se ríe), saque los votos que saque. Lo que hace la diferencia es la gente, cuando uno habla del voto útil no es que Alfonsín diga vamos a votarlo a Duhalde, eso no. Ya a esa altura es otra la forma de toma de decisión de la gente. Hay partidos que no se si llegarán al 1,5% que hay que llegar, son partidos testimoniales. Pero los partidos o los frentes que se constituyan no van a poder bajarse.
¿Los resultados de Capital, Córdoba, Santa Fe, territorios difíciles para el oficialismo, pueden complicarlo de cara a octubre?
– Absolutamente. Va a cambiar el clima. Si uno toma Buenos Aires, Capital, Córdoba, Santa Fe y creo que Tucumán viene después, son el 80 y pico por ciento de la población. No veo de qué manera el Gobierno puede sacar más de 35, 36 puntos. Porque es lo máximo que saca en elecciones previas. El que se va a la segunda vuelta es indiscutible, la discusión está en si los meses que faltan -que son muchos- el Gobierno va a seguir cometiendo errores o va a tratar de maquillarlos.
¿Va a pagar costos por el tendal de heridos que dejó en el armado de las listas de octubre?
– Seguramente sí. Y sobre todo esta imposición de candidaturas a los gobiernos provinciales. Eso nunca sucedió. Podía ser que un presidente le dijera a un gobernador yo tengo un dirigente que siempre estuvo conmigo que se lo coloque, pero nada más. Esta forma de imposición es parte de una concepción unitaria del poder. Yo manejo todo, manejo la plata, pero esto va a caer muy mal. El tema de la renovación, de incorporar a jóvenes está bien, pero lo que necesitamos es una ley de la Nación, así como una vez se le dio una oportunidad a las mujeres de participar. Decir que la mitad de la lista tenga menos de 45 años, ésa es la forma de ir incentivando la participación de los jóvenes. Pero no por ser jóvenes, sino porque dentro de un partido hicieron una carrera.
¿Por qué no ve a La Cámpora como la renovación del partido?
-Porque no lo es. Es un conjunto de empleados públicos que los ponen a militar con dinero, son de la Anses la mayoría. Donde hay un Anses hay una Cámpora. Pero eso no tiene que ver con la juventud de un partido.
A juzgar por lo que se vio en el armado K, ¿se puede decir que Cristina es finalmente menos dialoguista de lo que era Kirchner?
– Sí, en realidad lo que pasa es que está más dominada por un colega de ustedes, Verbitsky, una especie de López Rega K. Kirchner tenía mucha más autoridad, podía escucharlo, lo escuchaba, pero una cosa es escucharlo y otra cosa que le hagan el libreto.
Usted fue electo gobernador en 1995 en un proceso económico que lo favoreció, igual que a Menem. Ahora también hay un proceso de crecimiento. ¿Por qué cree que la sociedad no va a favorecer de nuevo al Gobierno?
– ¿Por qué en Chile no ganó el Socialismo después de 20 años de excelentes gobiernos? ¿O por qué no pasó en Perú? No es lo económico solamente lo que decide el voto de la gente. La gente necesita que el Gobierno por lo menos se dé por enterado de cuáles son sus problemas. Imagine una mujer que tiene escasos recursos y un hijo con una adicción. Está desesperada y ve que el Gobierno ni siquiera se da cuenta de que el problema existe. Que el Jefe de Gabinete dice que no existe. Lo mismo pasa con la inflación. La gente humilde dice no se han enterado todavía que la plata no nos alcanza. Y el Gobierno no se ha dado cuenta.
El famoso relato oficial…
– Sí, o le cuentan cosas fantásticas en construcción de viviendas. Dicen 800 mil e hicieron 280 mil. Toda una historia que puede precipitarse como un castillo de naipes cuando, por ejemplo, el Gobierno empiece a perder ahora en las provincias. Esa idea de que son invencibles rápidamente va a cambiar cuando vean que pierde. En Santa Fe, según las encuestas, está tercero el candidato presidencial. ¿Cómo lo explican? Hay una resistencia que va creciendo porque la gente comienza a advertir que es todo un relato sin sustento. La mentira termina descubriéndose.
La gente también ve que el PJ anti K no se unió, que Binner hace alianza con Pino y luego rompe…
– Todo eso lo ve la gente y la única que lo puede resolver es la gente. La incompetencia dirigencial no ha permitido que haya un grupo de partidos políticos, yo lo intenté durante dos años y medio con Rodolfo Terragno, que tuviera cinco políticas de estado. La dirigencia no ha sido capaz de parar y enfrentar a este Gobierno, la gente sí. Lo va a hacer después de la elección del 14 de agosto.
Brasil, Chile, Uruguay crecen como nosotros, pero tienen una inflación mucho más baja. ¿La inflación es el peor problema o hay otros más importantes?
– En realidad sí, pero ¿por qué? Porque el centro neurálgico del problema argentino es que somos un país subdesarrollado en relación a nuestra potencialidad y diversidad productiva. Argentina tiene para desarrollar el 66% de su potencialidad. Los otros países han avanzado más. Acá el último que entendió eso fue Frondizi, después no se entendió que no se pueden solucionar los problemas -que hoy son los problemas afligentes de la gente- mientras un país no tiene el ingreso adecuado a su potencialidad. Se necesita más ingreso para pagarle más a los funcionarios públicos, a los maestros para exigirles más, pero para esto hay que producir más y estamos en óptimas condiciones porque somos en ese sentido el país más poderoso de Sudamérica. A diferencia nuestra, Brasil ha tenido muy claro desde hace años que el desarrollo es el ordenador de los pueblos. Y han tenido dos fenómenos: Cardoso, el intelectual más importante en las últimas décadas que marcó las variantes económicas, productivas y sociales. Y después vino este hombre con cuarto grado (por Lula) que las siguió y mejoró. Me da una bronca enorme porque nuestro país está más dotado por la naturaleza que Brasil. Sin embargo, ellos han tenido éxito y tienen dirigentes más capaces, una clase empresarial pujante y eso se entiende porque el Estado la acompaña.
Cristina y Alfonsín eligieron economistas como vices. Usted a Redrado como diputado. La economía crece y los principales dirigentes acuden a economistas. ¿Es por eso que los eligen?
– No, en el caso de Redrado ha sido vicecanciller, ha estado en el Banco Central, es una figura económica pero también política, no es solo un economista. Uno tiene que manejarse con la gente que más entiende, pero no necesariamente tienen que ser los ministros. Roberto Lavagna me va a ayudar a armar los equipos económicos de mi gobierno, pero no imagina él volver a ese cargo. Los problemas, más que económicos, son políticos en la Argentina.
¿Cómo bajaría la inflación?
– Hay que producir más. Cuando me tocó enderezar la economía teníamos a disposición una variable que hoy no tenemos: la modificación del tipo de cambio.
¿Devaluar no está en sus planes si es electo Presidente?
– Hoy es echar un balde de nafta a una hoguera. Hoy no se podría, habría un proceso muy difícil de manejar, más que inflacionario, hiperinflacionario, y hay que tener mucho cuidado. Se necesita sintonía fina y saber que todo debe hacerse armoniosamente, sin ruptura, no se puede de un día para el otro mejorar este tema. Hay que detener la inflación e ir bajándola poco a poco.
¿El dólar así está bien?
– Los industriales se quejan, pero el problema es la consecuencia que podría haber si tomáramos una medida hoy. La salida está por otro lado. La inflación se va acelerando sobre todo por errores del Gobierno en decisiones económicas. Desde que se fue Lavagna no tuvieron nunca más ministro de Economía.
¿La inflación es el precio a pagar por el crecimiento?
– No, si el que más crece es Brasil. Hay un error, en el tiempo que le entrego el Gobierno a Kirchner crecíamos al 6%. La inflación era baja. Todos los países vecinos crecen pero se desarrollan. El problema es cuando no te desarrollás. Brasil tiene algo que los argentinos, por tener una telaraña rentística, no hemos desarrollado: tiene claro que el Estado debe generar estructuras que ayuden al privado a desarrollarse. Si por el contrario tenés un Estado que no te da seguridad jurídica, no invertís. Y la Argentina necesita un shock de inversiones. Este gobierno no entiende nada de desarrollo productivo.
De sus rivales, ¿cuál es el más capacitado para gobernar?
– El más preparado es Binner. Es un hombre que ha generado mucho y bien, y ese polo radical-socialista que ha dado muy buen resultado en una provincia en la que también el peronismo tuvo buenos gobernadores. Es una provincia bien gobernada.