Escrito por:
Author: Ricardo Romero
Pasados los vaivenes del Mundial, la realidad política del país, inmerso en problemas económicos, se traduce en el inicio de la campaña presidencial que prepara el terreno para las elecciones de este año, cuyas perspectivas no son hasta ahora demasiado gratas.
Concluido el Mundial, Dilma Rousseff se apresta a enfrentar otra disputa donde ahora ella es la protagonista principal. Del fútbol se pasa a la política y como un juego de ajedrez la mandataria ordena sus piezas para librar una partida histórica. De ganar, sería tanto la primera vez que una mujer reelige en la presidencia de la República de Brasil, así como que un partido esté por cuatro mandatos en el gobierno. Esto marcaría la consolidación de un proyecto y el desafío de seguir con los cambios abiertos desde 2003.
No es una tarea sencilla, porque cada pieza debe cumplir una función diferente según el casillero donde esté. Si bien tiene a su Rey, Luiz Inácio Lula da Silva, como un protector incondicional a nivel nacional, en cada distrito sus candidatos tienen un juego particular. Desde sus torres, los gobernadores propios en los estados más importantes del país; sus alfiles, sus candidatos en distritos clave como San Pablo; sus caballos, las candidaturas propias; y sus peones, militantes que acompañan, o no, a candidaturas de partidos aliados, especialmente el PMDB. En definitiva, todo un despliegue ante una oposición que no está quieta, porque los medios ahora quieren posicionar a Aécio Neves como en virtual empate en segunda vuelta.
En primer lugar, Dilma Rousseff se reunió el martes en el Palacio de la Alvorada con los representantes de la base aliada «Con fuerza del Pueblo», para discutir las estrategias para las elecciones presidenciales del 4 de octubre. Este cónclave estuvo formado por el presidente nacional del Partido dos Trabalhadores (PT), Rui Falcão; el presidente del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y actual vicepresidente de la República, Michel Temer; el presidente del Partido Democrático Trabalhista (PDT) Carlos Lupi; el presidente del Partido Comunista de Brasil (PCdB), Renato Rabelo; el diputado Luciano Castro, en representación del presidente del Partido de la República (PR) Alfredo Nascimento; el presidente del Partido Social Democrático (PSD), Gilberto Kassab; el presidente del Partido Republicano Brasil (PRB), Marcos Antônio Pereira; el presidente del Partido Progresista (PP), Ciro Nogueira, el presidente del Partido Republicano del Orden Social (PROS), Eurípedes Júnior; y los ministros Aloísio Mercadante (Casa Civil) y Ricardo Berzoini (Relaciones Institucionales).
La presidenta se mostró alegre de reunir a todos los presidentes en este momento inicial de la campaña, porque el próximo 30 de julio deberán presentar el listado de aportes financieros al Tribunal Superior Electoral. A su vez, el vicepresidente Michel Temer sostuvo que la reunión estuvo marcada por un profundo optimismo. Según Temer: «La primera conclusión a la que se llegó es que si bien tenemos un gran tiempo de televisión, y todos pensamos que será insuficiente para demostrar todo lo que el gobierno hizo», destacó el dirigente.
Si bien con estos partidos se lograría obtener una base de más de 350 diputados y casi 50 senadores, sin embargo, este bloque no está tan unido en los distritos, lo que genera una dificultad extra para la mandataria, que tendrá que revistar uno a uno los estados para lograr consolidar su apoyo electoral y la reelección.
Su rey. Muchas fueron las especulaciones sobre Ignacio Lula Da Silva, desde su regreso a disputar la presidencia hasta incluso la idea de apuntalar a otro candidato. Lo cierto es que todo quedó en agua de borrajas y el Rey ahora acompaña a la Reina. Algo que el mismo Lula se encargó de aclarar constantemente y en plena campaña de apoyo, el martes pasado 22 de julio, ante los trabajadores farmacéuticos, realizó un discurso en el 8º Congreso de la Fequimfaar (Federación de Trabajadores de las Industrias Químicas y Farmacéuticas del Estado de San Pablo), donde aseveró que «inventaron una pelea entre dilmistas y lulistas», dando a entender un fuerte alineamiento con el proyecto Dilma 2014-2018.
Lo cierto es que el slogan «Volta Lula» no dá certo! y a muchos solo les queda pensar en Lula 2018, algo improbable, por la edad del mismo y por los desafíos pendientes que aún tiene la gestión de Dilma. En definitiva, lo cierto es que el ex mandatario pasa a ser una pieza clave para la reelección de la presidenta, no sólo por su apoyo, sino por su capacidad de apuntalar candidatos, como en el estado de San Pablo, donde acompañó a Alexandre Padilha, que intenta ser uno de los alfiles para ganar la gobernación. En ese mitin, Lula sostuvo que «el apoyo a Dilma y a Padilha es la prioridad” de su vida.
Sus torres. Los gobernadores del Partido dos Trabalhadores (PT) resultan ser piezas importantes en el armado electoral. Actualmente, el partido oficial cuenta con cuatro gobernaciones. Desde la simbólica Acre, tierra del legendario Chico Mendes, pasando por el Distrito Federal y los populosos estados de Bahía y Río Grande Do Sul. En el distrito amazónico de Acre, el gobernador Sebastião Viana parece tener allanada la reelección, porque las encuestas lo indican como el favorito con más del 50% de intención frente al 20% de su principal adversario, Marcio Bittar del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Lo paradójico de este distrito, es que el principal aliado nacional del PT, el Partido Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) apoya la candidatura de Bittar, una alianza cruzada que se presenta en otros casos. Si bien es un estado pequeño, Acre fue uno de los que más creció en población en los últimos diez años, y cuenta con casi medio millón de electores.
En tanto que resulta estratégico retener el resto de los estados, ya sea por su peso electoral como por su relevancia política. Parten de una situación complicada, porque no son los favoritos en las encuestas electorales. En Brasilia-DF, que cuenta con dos y medio millones de habitantes, el actual gobernador Agnelo Queiroz del PT enfrenta a Luiz Pitiman del PSDB, que está mejor posicionado, pero aún resta mucho por delante, porque en este distrito logró el apoyo clave del PMDB, más allá que otros aliados, como el Partido Democrático Trabalhista (PDT) y el Partido Social Democrático (PSD) apoyan a la ex liberal Eliana Pedrosa, ahora candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB).
Por otro lado, con sus 14 millones de habitantes, el estado de Bahía resulta decisivo en el armado electoral. Sin embargo, el escenario es muy complejo para el PT, porque su candidato Rui Costa, ya que el actual gobernador Jaques Wagner no puede reelegir, está lejos en las encuestas, con casi el 10%. El candidato que lidera con un 40% es Paulo Souto, de la derecha de Demócratas (DEM), que recibe el apoyo del PMDB y el PSDB. Incluso la candidata del PSB, Lícide Da Mata le disputa el segundo lugar para un eventual ballotage, ya que es necesario alcanzar el 50% para consagrarse.
Un estado simbólico es Río Grande Do Sul, con su capital Porto Alegre, cuna del presupuesto participativo y el Foro Social Mundial, suma 11 millones de habitantes. Allí, el actual gobernador Tarso Genro intenta renovar sus votos, especialmente porque mantendría sus aspiraciones presidenciales, considerando que era uno de los favoritos de Lula antes que este se decida por Dilma. Sin embargo, la tiene difícil, porque si bien recibe un 38% de las preferencias, disputa con una candidata de un partido de la coalición nacional, Ana Amélia Lemos del Partido Progresista (PP), que además recibe el apoyo del PSDB y lidera las encuestas con un 40%. Los apoyos cruzados resultan importantes, porque el PMDB, en este distrito lleva candidatura propia, José Ivo Sartori, que podría dar sus 7% de intención al candidato petista y permitirle su reelección en una segunda vuelta.
Sus alfiles. Con sus 42 millones de habitantes, el estado de San Pablo es el casillero más importante del juego. Sin embargo, en este distrito el PT nunca logró ganar, solo tuvo suerte en la ciudad de San Pablo. Y si bien en el año 2010 al candidato petista Aloizio Mercadante se le escapó la gobernación en segunda vuelta, esta vez el aspirante oficialista Alexandre Padilha, a pesar del espaldarazo de Lula, parece estar lejos de lograr la proeza. Porque el actual gobernador Geraldo Alckmin encabeza las preferencias con más del 50% de los votos, mientras que Padilha no logra alcanzar el 10%. Por el contrario, un candidato del aliado PMDB, Paulo Skaf, estaría en mejores condiciones de lograr una remota segunda vuelta.
También Minas Gerais, con sus 20 millones de habitantes, resulta un distrito clave. Allí el candidato petista tiene mejor posicionamiento, Fernando Pimentel logra encabezar las encuestas con un 30%, además de recibir el apoyo del PMDB. En tanto que el PSDB postula a Pimenta de Veiga, que estaría superando los quince puntos, aunque podría verse impulsado por el candidato a senador de su partido, que estaría obteniendo un 53% de intención de voto, lo que podría instalarlo con buenas chances en una segunda vuelta.
Otros distritos donde Dilma pone sus alfiles son Río de Janeiro y Paraná. En el estado carioca, la fragmentación electoral, donde el primer candidato en las encuestas, el ex gobernador Anthony Garotinho, ahora por el Partido de la República (PR), solo logra el 18% de las preferencias. Y si bien el candidato petista Lindberg Farias se ubica cuarto con un 12 %, se disputa con un pelotón de candidatos de la base aliada. El PMDB, apoyado por el opositor PSDB, lleva como candidato a Luiz Fernando Pezão, con un 13%; y el Partido Republicano Brasileño (PRB) postula a Marcelo Crivella que estaría segundo con un 16%. Sin embargo, todos aseguran que este escenario será cambiante y turbulento, especialmente porque el PMDB no recibe el apoyo del PT.
En tanto que en Paraná, un distrito adverso al PT, con 10 millones de habitantes, el actual gobernador del opositor PSDB, Roberto (Beto) Richa está liderando las encuestas con un 40%, y Dilma puso una alfil fuerte, su ex jefa de gabinete, Gleisi Hoffmann, quien cosecha un 23% y podría ser sorpresa en una eventual segunda vuelta, más cuando el PMDB lleva candidatura propia, Roberto Requião, que tiene 19% y podría volcar esos votos a la oficialista para darle un distrito clave a Dilma.
Y si bien es un estado pequeño, con tres y medio millones de habitantes, es importante porque el PT buscar volver a gobernarlo y pareciera tener chances. En Mato Grosso do Sul, el candidato petista Delcídio do Amaral está liderando las encuestas con más del 45%, más allá que en este distrito no recibió el apoyo del PMDB, que presentó candidatura propia, a Nelson Trad Filho que tiene una intención del 25%; seguido por el candidato del opositor PSDB, Reinaldo Azambuja con un 18%, lo que le dejaría un buen escenario para una remota segunda vuelta.
Sus caballos. Por otra parte, el PT lleva candidatos propios en ocho estados que intentarán dar el salto en las encuestas, especialmente en los distritos más populosos, aunque parece que poco probable que esto suceda. En Ceará, con 8,5 millones de habitantes, el candidato Camilo Santa no logra instalarse en las mediciones, aunque allí un alfil de Michel Temer que encabeza con el 30%, el candidato del PMDB, Eunício Oliveira, seguido por Domingos Filho del PR, con un 20%. En Santa Catarina, con seis millones de habitantes, el petista Cláudio Vignatti mide el 7% de intención, con la posible consagración de un partido aliado, el candidato del PSD Raimundo Colombo. En tanto que en Goiás, también con seis millones de población, la propuesta oficial logra un magro 8% de las preferencias, encima aquí el opositor PSDB está encabezando las encuestas, Marcelo Perillo con el 34,2%, seguido por la pemedebista Iris Rezende con el 29,7%.
Recorriendo otros estados intermedios, con tres millones de habitantes, se encuentran Piauí, Espíritu Santo y Mato Grosso. El candidato petista podría dar el batacazo en Piauí, donde Wellington Dias encabeza las preferencias con el 53%, seguido de lejos por el postulante del PMDB, Zé Filho con el 16%. Sin embargo, en los otros el escenario es pesimista. En Espíritu Santo, el candidato petista Roberto Carlos no logra instalarse en las encuestas, en tanto que el distrito lo encabeza el pemedebista Paulo Hartung, con el 34%, seguido de cerca por el ahora opositor Partido Socialista Brasileño (PSB), con el candidato Renato Casagrande con un 30%. En tanto que en Mato Grosso, Lúdio Cabral, el candidato del PT con el 15% estaría lejos del 45% que está cosechando Pedro Taques del PDT.
En otro distrito donde el PT podría lograr una gobernación sería en Roraima, que aunque tiene solo medio millón de habitantes, no se descarta su peso institucional. Allí, la mala gestión del tucano José Anchieta, dejó en las preferencias a la petista, la actual senadora Ângela Portela, que logra el apoyo del PMDB. En tanto que el PSDB decidió acompañar la candidatura de Chicho Rodrigues del PSB. Por último, en Rondonía el PT va en la soledad con un candidato propio, el Padre Ton, que cosecha el 16% de las preferencias, quedando tercero ante el candidato del PSDB, Expedito Junior con el 27% y del PMDB, Confúcio Moura con el 24%.
Sus peones. En algunos estados, el PT coloca a sus peones detrás de candidatos aliados. Así, lo hace en Maranhão, con seis y medio millones de habitantes, donde el oficialismo acompaña la candidatura de Edson Lobão Filho del PMDB, apoyado por la actual gobernadora Roseana Sarney. Sin embargo, en este distrito se presenta una sorpresa, porque Flávio Dino del PCdB está encabezando las encuestas con el 58,2%. Por eso, algunos petistas disidentes lanzaron el miércoles un comité de apoyo a Dino, considerándolo un aliado sostén a la reelección de Dilma Rousseff, más cuando Filho solo alcanza el 20%.
En otros cinco estados, el PT apoya al PMDB, lo hace en Alagoas, Amazonas, Sergipe, Pará y Tocantins. El más importante es Pará, por su gran caudal de habitantes, siete millones y medio, el candidato Helder Barbalho del PMDB también encabeza las encuestas, con el 34%, frente al 26% del tucano Simão Jatene. En Alagoas, con tres millones de habitantes, el candidato oficial Renan Filho lidera las pesquisas con el 35% frente al 25% de Benedito de Lira del PP. En Amazonas, con tres millones y medio de habitantes, el pemedebista Eduardo Braga está cómodo con un 60% de intención de votos. Con dos millones de habitantes, en Sergipe, el candidato del PMDB Jackson Barreto está segundo con el 24% frente al 31% del derechista de Demócratas, João Alves Filho. El estado más pequeño es Tocantins, con millón y medio de habitantes, donde el PMDB postula al ex gobernador Marcelo Miranda, encabeza los sondeos con un 32% de intención de votos. Sólo en un estado el PT, no lleva candidato propio y no apoya al PMDB, es en Río Grande do Norte, donde decidió acompañar a Robinson Faria del PSD de la base aliada, que cosecha una intención del 21 %, frente al 36% que concentraría el candidato del PMDB, Henrique Alves.
Por otra parte, en un distrito simbólico como Pernambuco, que con casi 9 millones de habitantes, es el estado del candidato Eduardo Campos, del PSB –ex aliado del PT–. Allí el oficialismo acompaña la postulación de Armando Monteiro del Partido Trabalhista Brasileño (PTB), que a nivel nacional es opositor, y que en las encuestas locales encabeza con el 43%, mientras que el candidato socialista Paulo Câmara no supera el 10%. Sin embargo, las alianzas cruzadas se complejizan, porque en Paraíba, el PT apoya al candidato del PSB, Ricardo Coutinho, que está segundo con el 25% contra el 43% del opositor candidato del PSDB, Cássio Cunha Lima. También lo hace en Amapá, donde apoya a Capiberibe.
La partida. Luego de recorrer el tablero, podemos analizar la estrategia de Dilma y el PT. En principio parece ser clara, en distritos donde gana, intentará retener, en aquellos donde tiene chances, tratará de reforzar a sus candidatos, en los estados donde no tiene posibilidades acompaña orgánicamente al PMDB y en otros solo busca el mejor resultado apostando a ganador o votando ideológicamente, como en Paraíba.
Cabe señalar que la derecha concentrada está cambiando la estrategia. Si bien realizó una apertura que apostaba a la caída de imagen de Dilma Rousseff durante el Mundial de fútbol a manos de Eduardo Campos, generando un acercamiento de Aécio Neves para disputarle en la segunda vuelta, ahora los medios apuestan a instalar la idea de empate técnico, donde los tucanos apuestan a dar el batacazo.
Igualmente, la intención de votos de Dilma Rousseff es alta, oscila entre el 35 y el 42%, en tanto que la de Neves no supera los 25 puntos. Y si bien se estaría en escenario de ballottage, difícilmente Dilma Rousseff baje del 55% en segunda vuelta. Especialmente porque la clase media, que si bien es crítica del gobierno petista, tiene mucha desconfianza de los tucanos.
Sin embargo, tal como se ve en el tablero, tendrá un escenario complicado. Porque Dilma difícilmente logre repetir los buenos resultados que obtuvo en algunos distritos en 2010, como en Minas Gerais que alcanzó el 46%; o como en Maranhão, que con los conflictos desatados en los presidios, difícilmente logre el 70% que recibió con el apoyo de Roseana Sarney. Además, ya no tendrá el respaldo de Eduardo Campos de Pernambuco, donde había obtenido el 61%.
Además, en las gobernaciones que hoy posee, tiene complicaciones para sostener el nivel de votos alcanzados en 2010. Especialmente en Bahía, que con la derrota en Salvador (la capital) en manos de los DEM, es muy difícil que Dilma repita ese 62% en el estado. Además, en Río Grande Do Sul, si bien Tarso Genro podría retener la gobernación, difícilmente obtenga los 46% que tuvo en las elecciones pasadas. Y si se cuenta que en importantes estados como San Pablo o Brasilia, el PT podría perder caudal electoral. Sin embargo, cabe destacar que puede estar compensado con el avance de los partidos aliados, en especial del PMDB, que lograría tener importantes distritos. Incluso, en Maranhão donde el partido del vicepresidente podría perder, quedaría en manos de un incondicional como el PCdB, que arrastrará votos a Dilma.
Además, cabe señalar, que estamos a 15 días del Mundial y a 70 de las elecciones, y este no es un dato menor, porque seguro se irán disipando las amarguras del cuarto lugar de Brasil en la Copa y se entrará en un clima electoral, donde Dilma aún tiene muchas jugadas por armar, especialmente si el país muestra la recuperación económica que todos están esperando.