El gobierno de Brasil cree que la nuevas medidas de expansión monetaria, impulsadas por la Fed, el BCE y el Banco central de Japón, tendrán impacto en el mercado nacional. Lo que obligará a Brasil a adoptar nuevas medidas de control de cambio para evitar la apreciación de la moneda nacional, un hecho que, desde mediados de 2010 cuando se intensificó lo que el ministro de Hacienda, Guido Mantega, llama guerra de divisas, afectó negativamente la competitividad de la industria.
Una de las reacciones del Banco Central (BC) ha sido acelerar la acumulación de reservas de divisas. Desde enero hasta ahora las aumentó u$s 26.500 millones para neutralizar los efectos de la entrada de dólares en el mercado brasileño supuestamente causado por la expansión monetaria promovida a principios de este año por el Banco Central Europeo. Desde que el llamado QE2 (sigla en inglés que da cuenta de la segunda ronda de flexibilización cuantitativa promovida por la Fed) a mediados de 2010, el BC de Brasil compró alrededor de u$s 130.000 millones.
Otras medidas para controlar el flujo de divisas no están descartadas. El gobierno cree que el QE3, anunciado hace dos semanas por la FED, estuvo dentro de lo esperado, es decir, centrado en el mercado inmobiliario de Estados Unidos, lo que, en teoría, evitaría una inflación de activos generalizada. La sorpresa fue el carácter abierto (sin límite) de la medida. La FED mantendrá la expansión monetaria hasta que la tasa de desempleo haya caído y la economía estadounidense vuelva a un crecimiento sostenido.
El Banco Central no es hostil a la reducción del superávit primario. Hay un riesgo de fuga de capitales aquí. Tenemos que trabajar en eso, advirtió un miembro del equipo económico, preocupado por los efectos de la QE3.
Con la nueva flexibilización monetaria, la FED intenta reactivar el sector que lanzó al mundo a la crisis de 2007/2008. El sector inmobiliario ha tocado fondo y está en un lento proceso de recuperación. La creencia es que la inyección de recursos de ese mercado a través de la compra por parte de la Fed de MBS (títulos respaldados por hipotecas), va a regenerar el crédito para la compra de propiedades.
La probabilidad de que ese dinero huya a otros activos disminuye, reflexiona una fuente del gobierno calificada. De todos modos, ya que las condiciones de liquidez global mejorarán, habrá un impacto en los mercados, incluido el de commodities, ya presionados por las pérdidas de cosechas de importantes productos agrícolas (soja, maíz y trigo).
A juicio de Brasilia, lo que disminuirá el impacto de la expansión monetaria en los precios de los productos básicos es la desaceleración de la economía china, gran demandante de esos productos. De hecho, de acuerdo con cifras del Fondo Monetario Internacional, en 2009 China representaba el 65% de las importaciones mundiales de hierro y el 53% de las compras de soja. La compra de metales y materias primas en general fue alta -casi 30% de los primeros y casi 15% en los segundos-.
Con la desaceleración de la economía china -que de una expansión del 10,4% en 2010 pasó al 7,5% este año- es probable que los precios de los productos básicos, incluso con el aumento de la liquidez global, no sientan tanto la presión. La desaceleración en China es buena para nosotros porque no presionará sobre los precios de los commodities tan de frente, dice una fuente.
El interés en no dejar que el real se aprecie frente al dólar es crucial para el actual equipo económico. Con una crisis internacional, que convirtió a la economía mundial en desinflacionaria, el gobierno cree que debería conseguir un nuevo equilibrio macroeconómico para el país. En el período anterior, donde prevalecieron las altas tasas de interés y tipo de cambio alto, en el nuevo, las tasas de interés bajas y el tipo de cambio menos apreciado.
La misma crisis que ayudó al BC a reducir las tasas de interés también debilitó el crecimiento de la economía brasileña, por lo que es claro que el equilibrio macroeconómico nuevo no es suficiente para acelerar el PBI. Por ello, el gobierno ha estado trabajando desde principios de año una serie de medidas para estimular la inversión privada y reducir los costos de producción. El debate interno gira ahora en torno a la posibilidad de una reducción en el superávit primario de las cuentas públicas. El objetivo es crear un espacio fiscal para la promoción de nuevas exenciones impositivas.
El BC afirma que la meta de superávit primario – de entre el 3% y el 3,1% del PBI en 2011 y 2012- contribuyó a mantener la caída de la tasa básica de intereses (Selic). El superávit ayuda a contener la demanda agregada y, por lo tanto, sigue siendo importante, según una fuente oficial.
El gobierno cree, sin embargo, que es posible reducir la meta de superávit a través de una exención horizontal de impuestos (que beneficie a todos los sectores de la economía). Habría un impacto positivo en los precios, que a la postre ayudarían a controlar la inflación. El Banco Central no es hostil a la idea, ya que la disminución del superávit no se hace para aumentar el gasto corriente.
Una de las reacciones del Banco Central (BC) ha sido acelerar la acumulación de reservas de divisas. Desde enero hasta ahora las aumentó u$s 26.500 millones para neutralizar los efectos de la entrada de dólares en el mercado brasileño supuestamente causado por la expansión monetaria promovida a principios de este año por el Banco Central Europeo. Desde que el llamado QE2 (sigla en inglés que da cuenta de la segunda ronda de flexibilización cuantitativa promovida por la Fed) a mediados de 2010, el BC de Brasil compró alrededor de u$s 130.000 millones.
Otras medidas para controlar el flujo de divisas no están descartadas. El gobierno cree que el QE3, anunciado hace dos semanas por la FED, estuvo dentro de lo esperado, es decir, centrado en el mercado inmobiliario de Estados Unidos, lo que, en teoría, evitaría una inflación de activos generalizada. La sorpresa fue el carácter abierto (sin límite) de la medida. La FED mantendrá la expansión monetaria hasta que la tasa de desempleo haya caído y la economía estadounidense vuelva a un crecimiento sostenido.
El Banco Central no es hostil a la reducción del superávit primario. Hay un riesgo de fuga de capitales aquí. Tenemos que trabajar en eso, advirtió un miembro del equipo económico, preocupado por los efectos de la QE3.
Con la nueva flexibilización monetaria, la FED intenta reactivar el sector que lanzó al mundo a la crisis de 2007/2008. El sector inmobiliario ha tocado fondo y está en un lento proceso de recuperación. La creencia es que la inyección de recursos de ese mercado a través de la compra por parte de la Fed de MBS (títulos respaldados por hipotecas), va a regenerar el crédito para la compra de propiedades.
La probabilidad de que ese dinero huya a otros activos disminuye, reflexiona una fuente del gobierno calificada. De todos modos, ya que las condiciones de liquidez global mejorarán, habrá un impacto en los mercados, incluido el de commodities, ya presionados por las pérdidas de cosechas de importantes productos agrícolas (soja, maíz y trigo).
A juicio de Brasilia, lo que disminuirá el impacto de la expansión monetaria en los precios de los productos básicos es la desaceleración de la economía china, gran demandante de esos productos. De hecho, de acuerdo con cifras del Fondo Monetario Internacional, en 2009 China representaba el 65% de las importaciones mundiales de hierro y el 53% de las compras de soja. La compra de metales y materias primas en general fue alta -casi 30% de los primeros y casi 15% en los segundos-.
Con la desaceleración de la economía china -que de una expansión del 10,4% en 2010 pasó al 7,5% este año- es probable que los precios de los productos básicos, incluso con el aumento de la liquidez global, no sientan tanto la presión. La desaceleración en China es buena para nosotros porque no presionará sobre los precios de los commodities tan de frente, dice una fuente.
El interés en no dejar que el real se aprecie frente al dólar es crucial para el actual equipo económico. Con una crisis internacional, que convirtió a la economía mundial en desinflacionaria, el gobierno cree que debería conseguir un nuevo equilibrio macroeconómico para el país. En el período anterior, donde prevalecieron las altas tasas de interés y tipo de cambio alto, en el nuevo, las tasas de interés bajas y el tipo de cambio menos apreciado.
La misma crisis que ayudó al BC a reducir las tasas de interés también debilitó el crecimiento de la economía brasileña, por lo que es claro que el equilibrio macroeconómico nuevo no es suficiente para acelerar el PBI. Por ello, el gobierno ha estado trabajando desde principios de año una serie de medidas para estimular la inversión privada y reducir los costos de producción. El debate interno gira ahora en torno a la posibilidad de una reducción en el superávit primario de las cuentas públicas. El objetivo es crear un espacio fiscal para la promoción de nuevas exenciones impositivas.
El BC afirma que la meta de superávit primario – de entre el 3% y el 3,1% del PBI en 2011 y 2012- contribuyó a mantener la caída de la tasa básica de intereses (Selic). El superávit ayuda a contener la demanda agregada y, por lo tanto, sigue siendo importante, según una fuente oficial.
El gobierno cree, sin embargo, que es posible reducir la meta de superávit a través de una exención horizontal de impuestos (que beneficie a todos los sectores de la economía). Habría un impacto positivo en los precios, que a la postre ayudarían a controlar la inflación. El Banco Central no es hostil a la idea, ya que la disminución del superávit no se hace para aumentar el gasto corriente.