Durante la última entrevista del ciclo “Desde otro lugar”, y frente al cuestionamiento del periodista Jorge Rial sobre las limitaciones para adquirir dólares, la Presidenta eligió hacer referencia a dos de sus últimos viajes, el de Rusia con motivo del G-20 y el de Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU. En palabras de la mandataria, fue muy amplia “la cantidad de argentinos que encontré en Nueva York. Y no estaba en el Bronx sino en la Quinta Avenida. Argentinos de muy buena onda, saludándome. Lo mismo me pasó cuando fui a Rusia, los argentinos me saludaban cuando veían la banderita argentina”. Más allá del debate sobre la decisión de resguardar las divisas por parte del Gobierno, y su respectiva implementación y comunicación, el ejemplo de la Presidenta sirvió para exponer dos cuestiones inherentes a los últimos tiempos económicos: el fuerte consumo de la clase media por un lado, y la sangría de divisas a causa del turismo internacional, por el otro.
Sucede que lejos de ser un dato secundario para la economía argentina, la magnitud de salida de dólares a causa del turismo internacional se ha convertido en uno de los principales desafíos para el equipo económico. Al ritmo experimentado en la actualidad, este déficit (salida de dólares de turistas nacionales menos entrada de dólares de turistas extranjeros) superará incluso al de la balanza comercial de cada uno de los principales rubros con saldo negativo en el país, esto es, el gasto enérgico, de autopartes, de bienes de capital, o de insumos electrónicos.
Puestos en cifras, el año pasado la importación de energía consumió 3.000 millones de dólares (y para este año se especula con un egreso de 7.000 millones), mientras que los segmentos de autopartes tuvieron un déficit de 8.000 millones, los de bienes de capital de 4.500 millones, y los de insumos electrónicos de 3.500 millones. Así, a esta altura del año, la salida de dólares por turismo, que se encuentra en el orden de los 4.500 millones de dólares, está sólo por debajo del gasto energético y de autopartes, pero la tendencia podría ubicarla a fin de año por encima de ellas. De hecho, el déficit actual ya representa casi la mitad de la caída experimentada este año por las reservas del Banco Central, la cual fue de casi 10.000 millones de dólares.
Entre el disfrute y la conveniencia. Pero las causas de este fenómeno, deben encontrarse en cuestiones que exceden el gusto de los argentinos por conocer el mundo, y del mundo por conocer la Argentina. Sucede que, por un lado, el turismo en el extranjero está siendo muy conveniente para los argentinos, ya que el dólar utilizado mediante tarjeta de crédito para consumir en el exterior tiene un valor aproximado a los 7 pesos, es decir muy por debajo de la cotización del dólar paralelo, cercano a los 10. Pero al mismo tiempo, debido a la crisis europea y la retracción del Brasil, bajó la cantidad de turistas que ingresaron al país, y los que sí lo hacen eligen cambiar su dinero fuera del circuito legal, para obtener el valor de la cotización paralela, en lugar de la oficial de 5,85 pesos, lo cual produce que esos dólares queden fuera del sistema bancario.
Este cuadro motivó a una gran cantidad de argentinos que lograron capacidad de ahorro y/o tuvieron acceso a los amplios créditos personales durante los últimos años a aprovechar el beneficio de viajar el exterior y realizar allí consumos al valor oficial argentino de la moneda norteamericana (también desde la Argentina, por internet, de productos ofertados en dólares en el exterior), abonado mediante tarjeta de crédito y sensiblemente menor a la cotización del dólar paralelo. Como efecto disuasivo, el Gobierno aplicó en agosto del año pasado un recargo del 15% sobre los consumos realizados en dólares con tarjeta de crédito, el cual, junto a la suba del dólar paralelo, se amplió al 20% en marzo de este año, incluyendo además su aplicación sobre compra de paquetes turísticos, pasajes y demás servicios relativos.
Pero nada fue suficiente. Según la encuesta de Turismo Internacional (ETI) del Indec, en 2012, año del recargo de la tarjeta, viajaron al exterior alrededor de 2.400.000 argentinos, es decir un 12,8% más que en 2011. Y hasta agosto de este año, subieron otro 5,6%, llegando a 1.400.000 argentinos. Paralelamente, debido a la crisis europea y la retracción del Brasil, la llegada de extranjeros al país cayó un 4,6% en 2012 y 11,2% en lo que va del año, con el citado agravante de que en 2012 gastaron “oficialmente” un 12% menos, y en lo que va del año otro 20% menos en comparación con igual período del año anterior, entre otras cosas por la mencionada razón de la opción por cambiar sus dólares fuera del circuito formal. Así, de acuerdo con el Informe del Mercado Único de Cambios del Banco Central, el déficit de la balanza comercial de turismo alcanzó en el primer semestre de este año 4.533 millones de dólares, superando holgadamente los 3.825 millones registrados en todo el 2012.
El titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, expresó en más de una oportunidad que el Gobierno no planea modificar el esquema vigente, pero la fuerte suba del turismo durante los últimos meses –más allá de estar también relacionada con segmentos de la población que consideran que puede haber alguna modificación luego de las elecciones– parece abrir el camino para tomar algún otro tipo de intervención. Subir por encima del 20% la cifra de recargo, poner un tope a los gastos en dólares con tarjeta o desdoblar el tipo de cambio para turismo, es decir, elevar la cotización oficial para los dólares usados por tarjeta a tal efecto, serían algunas de las alternativas para revertir este cuadro.
También, siguiendo la línea de lo planteado por Echegaray, existe la posibilidad de que el Gobierno aguarde, a un costo altísimo, que en algún momento se revierta por sí misma la tendencia negativa . Pero no es de esperar, en apariencia, ningún otro cambio: en su discurso del 11 de agosto la Presidenta fue tajante: “Tocar el tipo de cambio es devaluación, argentinos y argentinas, ¿y sabés dónde se te va tu salario cuando devalúan? Ya la vimos esta película”.
El gasto debido al deficit energetico no es mal sintoma si lo vinculamos con el aumento de la produccion y del consumo.Claro que seria ideal el autoabastecimiento-El gasto en viajes afuera responde a la raiz inmigratoria de nuestra poblacion en especial una clase media que por su cultua y ancestros desea conocer Europa y demas,fenomeno especifico de nuestra sociedad en A,L.,y que se impone sobre cualquier reflexion «patriotica»de dejar los dolares aca.Algunos,en especial los porteños,lo hacen tambien para «joder»al gobierno,por derivacion de una actitud que busca separarase de esos»negros»en ascenso,pero creo que la curiosidad de la mayoria de la mayoria es legitima y enriqueecedora.(¿o no sera que este gobierno con sus politicas tambien sirve a los intereses yanquis?…)
Es cierto: He visto oleadas de clasemedieros porteños huyendo hacia Miami y París, de los negros en ascenso. Lo que no sé es cómo harán para volver y encontrar a los mismos negros, ya ascendidos…
si yo exagero,Ud. me gana…