Fue entrevistado en “Ser Real”, el programa periodístico de Crónica TV. De Chacabuco y su comienzos como heladero a ser un referente político. Boca, El Chaqueño Palavecino, Néstor y Cristina. Su familia, el padre que lo abandonó y la adopción de un hijo (“donde comen cuatro, comen cinco”). El país que sueña: “Hay que pensar la política también desde el interior del país”. Vida y obra de un peronista hijo del pueblo.
A los casi 50 años Julián Domínguez transita por uno de los momentos más importante de su vida personal y política. Nunca olvida su Chacabuco natal, su infancia –difícil– que concluyó con los padres separados y el abandono paterno (“hasta que cuando yo tenía 22 años, mi papá murió”). Su madre, portera de la escuela número 4 fue la gran sostén familiar. A los 8 años vendía helados (“con el primer dinero me compré un reloj Pomar”), fue lavacopas en la confitería San Martín y hasta barrió veredas. “Tengo una imagen muy linda de mi madre. Me consiguió un beca parroquial para que estudie. Vivíamos en la casa de la escuela. Cuando llegó la dictadura, pensábamos que nos echaban a la calle”.
No olvida al cura Saccardi por el apoyo espiritual. Luego de la secundaria vino el Servicio Militar (“soy de la generación Malvinas”) y, después, a estudiar Ciencias Políticas en la UBA. “Mi mamá vendió el aro y el anillo de casamiento para que pudiera venir a estudiar a Buenos Aires”. En la gran ciudad, no le fue fácil: como no le alcanzaba el dinero para pagar una habitación de una pensión, llegó a dormir en las estaciones de subtes. Y hasta vendía libros por las calle para subsistir. “Nunca me olvido de los amigos que me ayudaron”, confiesa. Y hasta se vanagloria de que hace sólo dos años pudo recibirse después de dar Derecho de Navegación. Con orgullo exhibe el título.
“A la adversidad la viví con mucha alegría. El esfuerzo que hacía mi madre para que yo pudiera estudiar. No tengo registro de dolor”. Sin dramas, no duda en reconocer que “con papa no con conté nunca. La vida me ayudo mucho, Dios siempre me tendió una mano”.
Habla con emoción cuando hace referencia a su pasión por Boca, el Chaqueño Palavecino y los asados de los domingos en familia. Y cuando llega el turno de sus hijos, sus ojos se iluminan. Ante el periodista Juan Pablo Güerri, no lo oculta. Es que Tomás, Florencia, Agustín, Julio y el hijo del corazón que llegó después no sólo agrandaron la familia sino el gesto de dar amor. Por eso, no dudaron en adoptar cuando supieron del caso de ese nene que tenía padres con problemas de salud y que era compañero de su hija Florencia: “Donde comen cuatro, comen cinco”, fue su lema.
“Yo soy parte de la generación donde la vieja es sagrada”, para dar lugar a otro halago hacia su madre. “Las cosas importantes de la vida las consulto con ella.”
Su actual pareja es otro pilar. “Me enseñó a crecer. Promueve siempre lo mejor de mí. Por eso fuimos juntos en la caminata a Luján”.
De hecho, la Virgen está en su despacho.
El salto a la política
Su vida como dirigente político en Chacabuco, donde llegó a ser intendente (“aprendí a escuchar a la comunidad, trasladé los reclamos en políticas públicas”), lo llevó a ser ministro provincial y luego ministro nacional.
“A Cristina, respeto y lealtad”, destaca.
“Cuando asumí como ministro de Agricultura tuve mucho miedo. A Néstor y Cristina, les estaré eternamente agradecido”. Fue el hombre elegido para solucionar el problema del campo. “Traté de escuchar mucho, ir a visitar a los productores, de decodificar cada uno de los reclamos. El campo argentino es el que mayor desarrollo ha tenido: en la última década pasamos de producir 50 millones de toneladas a 100 millones de toneladas. Creo que ha nacido un capitalismo nacional muy fuerte.”
Su gestión en China cuando era ministro, lo vuelve a poner en escena: “China es futuro”, dice.
Las frases
– “La política no debe ser una festival de vanidades individuales. El liderazgo es escuchar al interés general”.
– “No se puede reemplazar la convicción, los valores, la idea, por el marketing. No se puede conducir lo que no se conoce o no se siente”.
– “Los dirigentes debemos transpirar a las causas a las cuales servimos”
– “El padre Mujica decía que quien vive de una manera y piensa de otra, termina pensando como vive”.
– “Debemos caminar al lado de nuestro pueblo”.
– “La llegada del Papa nos llena de ilusión. Los peronistas nos nutrimos del pensamiento social de la iglesia, tal como lo definió Perón. Para el conjunto del pueblo argentino es una bendición”.
– Macri: “Yo lo deseo como presidente de Boca”.
– Massa: “Interpretó muy bien los medios de comunicación, vino de afuera del peronismo y dejó al peronismo. Tiene compromisos institucionales muy pocos sólidos”.
– Scioli: “Un optimista. En los momentos difíciles pone su experiencia personal como motivación para tener una visión esperanzadora”.
– Elisa Carrio: “Es muy divertida Elisa en la Cámara. Tiene una visión de la realidad y expresa lo que siente.”
– La oposición: “Todos hemos madurado en estos 30 años. No es en la agresión donde crecemos sino en la construcción. Debemos promover el futuro. A la oposición la veo muy distante de las capacidades de nuestra Presidente.”
– Néstor Kirchner: “Un líder comprometido con su tiempo. Vino a responder a los mandatos de su generación. Puso al país en el mundo”.
– Cristina: “Luchadora. Lleva sus convicciones hasta el umbral de su fuerza física. A ella, respeto y lealtad. Tiene las convicciones muy altas y muy firmes. Aún en situaciones de dificultades y turbulencias”.
Mirada federal: ¿se muda la capital al interior del país?
Domínguez se toma su tiempo para analizar y dar su opinión sobre un tema que genera, de por sí, polémica:
“Estoy convencido que este modelo de estado fue concebido hace 200 años con su capital en el puerto y los países que tienen proyectos grandes no tienen sus capitales en los puertos, las colonias tiene sus capitales en los puertos. Yo creo que es importante que la Argentina vuelva a repensar el norte argentino, que vuelva a repensar su salida al pacífico. De hecho, Néstor Kirchner cambió la estrategia de los intereses argentinos: los abrió al pacífico, al Mercosur, a la Unasur. Los argentinos tenemos que pensar desde qué lugar tenemos que pensar la política en la Argentina. Si la pensamos desde la lógica de esta ciudad, que es maravillosa, que es cautivante, pero que tiene la lógica de lo que sucede en esta ciudad, no lo que sucede en el país. Muchas veces limitamos la mirada. Hay que volver a repensar la Argentina, repensar en el norte grande, repensar si la capital política argentina debe estar en esta ciudad o en el norte argentino. Debemos repensar en un canal argentino que riegue los seis millones de hectáreas que le van a permitir producir las 60 millones de toneladas a la Argentina en el año 2020 y hay que integrar la diversidad de riqueza que tiene el interior del país”.
A los casi 50 años Julián Domínguez transita por uno de los momentos más importante de su vida personal y política. Nunca olvida su Chacabuco natal, su infancia –difícil– que concluyó con los padres separados y el abandono paterno (“hasta que cuando yo tenía 22 años, mi papá murió”). Su madre, portera de la escuela número 4 fue la gran sostén familiar. A los 8 años vendía helados (“con el primer dinero me compré un reloj Pomar”), fue lavacopas en la confitería San Martín y hasta barrió veredas. “Tengo una imagen muy linda de mi madre. Me consiguió un beca parroquial para que estudie. Vivíamos en la casa de la escuela. Cuando llegó la dictadura, pensábamos que nos echaban a la calle”.
No olvida al cura Saccardi por el apoyo espiritual. Luego de la secundaria vino el Servicio Militar (“soy de la generación Malvinas”) y, después, a estudiar Ciencias Políticas en la UBA. “Mi mamá vendió el aro y el anillo de casamiento para que pudiera venir a estudiar a Buenos Aires”. En la gran ciudad, no le fue fácil: como no le alcanzaba el dinero para pagar una habitación de una pensión, llegó a dormir en las estaciones de subtes. Y hasta vendía libros por las calle para subsistir. “Nunca me olvido de los amigos que me ayudaron”, confiesa. Y hasta se vanagloria de que hace sólo dos años pudo recibirse después de dar Derecho de Navegación. Con orgullo exhibe el título.
“A la adversidad la viví con mucha alegría. El esfuerzo que hacía mi madre para que yo pudiera estudiar. No tengo registro de dolor”. Sin dramas, no duda en reconocer que “con papa no con conté nunca. La vida me ayudo mucho, Dios siempre me tendió una mano”.
Habla con emoción cuando hace referencia a su pasión por Boca, el Chaqueño Palavecino y los asados de los domingos en familia. Y cuando llega el turno de sus hijos, sus ojos se iluminan. Ante el periodista Juan Pablo Güerri, no lo oculta. Es que Tomás, Florencia, Agustín, Julio y el hijo del corazón que llegó después no sólo agrandaron la familia sino el gesto de dar amor. Por eso, no dudaron en adoptar cuando supieron del caso de ese nene que tenía padres con problemas de salud y que era compañero de su hija Florencia: “Donde comen cuatro, comen cinco”, fue su lema.
“Yo soy parte de la generación donde la vieja es sagrada”, para dar lugar a otro halago hacia su madre. “Las cosas importantes de la vida las consulto con ella.”
Su actual pareja es otro pilar. “Me enseñó a crecer. Promueve siempre lo mejor de mí. Por eso fuimos juntos en la caminata a Luján”.
De hecho, la Virgen está en su despacho.
El salto a la política
Su vida como dirigente político en Chacabuco, donde llegó a ser intendente (“aprendí a escuchar a la comunidad, trasladé los reclamos en políticas públicas”), lo llevó a ser ministro provincial y luego ministro nacional.
“A Cristina, respeto y lealtad”, destaca.
“Cuando asumí como ministro de Agricultura tuve mucho miedo. A Néstor y Cristina, les estaré eternamente agradecido”. Fue el hombre elegido para solucionar el problema del campo. “Traté de escuchar mucho, ir a visitar a los productores, de decodificar cada uno de los reclamos. El campo argentino es el que mayor desarrollo ha tenido: en la última década pasamos de producir 50 millones de toneladas a 100 millones de toneladas. Creo que ha nacido un capitalismo nacional muy fuerte.”
Su gestión en China cuando era ministro, lo vuelve a poner en escena: “China es futuro”, dice.
Las frases
– “La política no debe ser una festival de vanidades individuales. El liderazgo es escuchar al interés general”.
– “No se puede reemplazar la convicción, los valores, la idea, por el marketing. No se puede conducir lo que no se conoce o no se siente”.
– “Los dirigentes debemos transpirar a las causas a las cuales servimos”
– “El padre Mujica decía que quien vive de una manera y piensa de otra, termina pensando como vive”.
– “Debemos caminar al lado de nuestro pueblo”.
– “La llegada del Papa nos llena de ilusión. Los peronistas nos nutrimos del pensamiento social de la iglesia, tal como lo definió Perón. Para el conjunto del pueblo argentino es una bendición”.
– Macri: “Yo lo deseo como presidente de Boca”.
– Massa: “Interpretó muy bien los medios de comunicación, vino de afuera del peronismo y dejó al peronismo. Tiene compromisos institucionales muy pocos sólidos”.
– Scioli: “Un optimista. En los momentos difíciles pone su experiencia personal como motivación para tener una visión esperanzadora”.
– Elisa Carrio: “Es muy divertida Elisa en la Cámara. Tiene una visión de la realidad y expresa lo que siente.”
– La oposición: “Todos hemos madurado en estos 30 años. No es en la agresión donde crecemos sino en la construcción. Debemos promover el futuro. A la oposición la veo muy distante de las capacidades de nuestra Presidente.”
– Néstor Kirchner: “Un líder comprometido con su tiempo. Vino a responder a los mandatos de su generación. Puso al país en el mundo”.
– Cristina: “Luchadora. Lleva sus convicciones hasta el umbral de su fuerza física. A ella, respeto y lealtad. Tiene las convicciones muy altas y muy firmes. Aún en situaciones de dificultades y turbulencias”.
Mirada federal: ¿se muda la capital al interior del país?
Domínguez se toma su tiempo para analizar y dar su opinión sobre un tema que genera, de por sí, polémica:
“Estoy convencido que este modelo de estado fue concebido hace 200 años con su capital en el puerto y los países que tienen proyectos grandes no tienen sus capitales en los puertos, las colonias tiene sus capitales en los puertos. Yo creo que es importante que la Argentina vuelva a repensar el norte argentino, que vuelva a repensar su salida al pacífico. De hecho, Néstor Kirchner cambió la estrategia de los intereses argentinos: los abrió al pacífico, al Mercosur, a la Unasur. Los argentinos tenemos que pensar desde qué lugar tenemos que pensar la política en la Argentina. Si la pensamos desde la lógica de esta ciudad, que es maravillosa, que es cautivante, pero que tiene la lógica de lo que sucede en esta ciudad, no lo que sucede en el país. Muchas veces limitamos la mirada. Hay que volver a repensar la Argentina, repensar en el norte grande, repensar si la capital política argentina debe estar en esta ciudad o en el norte argentino. Debemos repensar en un canal argentino que riegue los seis millones de hectáreas que le van a permitir producir las 60 millones de toneladas a la Argentina en el año 2020 y hay que integrar la diversidad de riqueza que tiene el interior del país”.