Quienes asistieron a la audiencia del martes en la Corte del Segundo Circuito de Nueva York entre el Citibank Argentina, la República y los holdouts NML Capital, Aurelius, Blue Angel y otros, notaron a un juez de distrito dubitativo, «muy confundido». La transcripción de la audiencia de más de dos horas parecen corroborar esas impresiones de primera mano. La abogada del Citibank Argentina, Karen Wagner, debió repetir hasta cuatro veces los principales argumentos de su defensa (que ya había expuesto en distintos escritos durante los últimos meses), ante los pedidos de aclaración del magistrado de 83 años.
En la audiencia del martes, el Citi y Argentina pidieron al juez que libere definitivamente el pago de bonos en dólares emitidos bajo ley argentina, que se depositan en cuentas del banco de origen estadounidense. Dos fueron los argumentos principales: que los bonos no constituyen deuda externa, según se define en el Fiscal Agency Agreement (FAA), sino deuda doméstica en moneda extranjera (DFCI, sus siglas en inglés) que se originan y pagan en Argentina y, por lo tanto, estarían exceptuados de la cláusula pari passu, que atañe a la deuda externa. Y que el Citi no es un agente pagador, sino que actúa como «custodio» del dinero que recibe de la Central de Registro y Liquidación de Pasivos Públicos y Fideicomisos Financieros (CRYL) del Gobierno, vía Caja de Valores.
Los holdouts, representados por el abogado Edward Frieadman, refutaron ambos: insistieron en que los bonos se ofrecieron en el exterior y no sólo en el país y sindicaron al Citi como una parte fundamental en la cadena de pagos. Esto es importante porque Griesa ordenó a quienes participen de esa ingeniería de pago no colaborar con Argentina en la evasión de su sentencia, que impide pagar la deuda reestructurada.
La abogada Wagner llevaba un tiempo largo presentando argumentos cuando Griesa la interrumpió: «¿De qué bonos estamos hablando?», preguntó. La letrada insistió en que se trataban de los títulos en divisa emitidos bajo ley argentina. «Va un poco rápido para mí», siguió el juez, y Wagner volvió a empezar.
Luego, Wagner relató el proceso de pagos. Los certificados globales se encuentran depositados en el CRYL, en Argentina. El dinero se paga vía Caja de Valores y cuando llega al Citi, ya es de los clientes, que tienen las cuentas allí. Los bonos, insistió Wagner están en la Argentina.
-¿En el Banco Central?-, preguntó Griesa.
-No en el Banco Central, sino en una agencia de clearing.
-¿En CRYL?
-Sí-, respondió Wagner, que debió deletrear las siglas.
-¿Qué es eso?-, preguntó Griesa, que acababa de recibir una explicación, que, a su vez, ya estaba en los escritos presentados ante su Corte. Wagner volvió a describir las funciones de la CRYL.
Luego, Wagner explicó a Griesa cómo se diferencia la deuda externa de la DFCI, según el FAA. Se valió para eso de tres hojas de papel con punteos que alcanzó al juez. En ese resumen pretendió demostrar que, contractualmente, los bonos no son deuda externa y están exentos de la órbita de Nueva York. «No está sujeta a la cláusula de Pari Passu», concluyó la letrada. «Debo pedirle que vuelva sobre eso de nuevo», solicitó el juez, y la explicación volvió a comenzar.
Wagner intentó dejar en claro que el Citibank no forma parte del proceso de pagos, sino que recibe el dinero en cuentas que son de los clientes. «Dígalo de nuevo. Lo ha dicho un montón de veces, pero dígalo de nuevo. ¿Cuál fue el rol del Citibank?», inquirió Griesa por última vez.
El juez deberá resolver ahora si considera a los bonos argentinos como deuda externa (por lo que podría congelarlos) y si el Citi forma parte del proceso de pagos y, por lo tanto, puede ser sancionado. El magistrado pareció más preocupado por lo se gundo que por lo primero. «Son bonos», intentó zanjar la discusión sobre su calificación como deuda externa o no. El mercado lo espera en vilo.
En la audiencia del martes, el Citi y Argentina pidieron al juez que libere definitivamente el pago de bonos en dólares emitidos bajo ley argentina, que se depositan en cuentas del banco de origen estadounidense. Dos fueron los argumentos principales: que los bonos no constituyen deuda externa, según se define en el Fiscal Agency Agreement (FAA), sino deuda doméstica en moneda extranjera (DFCI, sus siglas en inglés) que se originan y pagan en Argentina y, por lo tanto, estarían exceptuados de la cláusula pari passu, que atañe a la deuda externa. Y que el Citi no es un agente pagador, sino que actúa como «custodio» del dinero que recibe de la Central de Registro y Liquidación de Pasivos Públicos y Fideicomisos Financieros (CRYL) del Gobierno, vía Caja de Valores.
Los holdouts, representados por el abogado Edward Frieadman, refutaron ambos: insistieron en que los bonos se ofrecieron en el exterior y no sólo en el país y sindicaron al Citi como una parte fundamental en la cadena de pagos. Esto es importante porque Griesa ordenó a quienes participen de esa ingeniería de pago no colaborar con Argentina en la evasión de su sentencia, que impide pagar la deuda reestructurada.
La abogada Wagner llevaba un tiempo largo presentando argumentos cuando Griesa la interrumpió: «¿De qué bonos estamos hablando?», preguntó. La letrada insistió en que se trataban de los títulos en divisa emitidos bajo ley argentina. «Va un poco rápido para mí», siguió el juez, y Wagner volvió a empezar.
Luego, Wagner relató el proceso de pagos. Los certificados globales se encuentran depositados en el CRYL, en Argentina. El dinero se paga vía Caja de Valores y cuando llega al Citi, ya es de los clientes, que tienen las cuentas allí. Los bonos, insistió Wagner están en la Argentina.
-¿En el Banco Central?-, preguntó Griesa.
-No en el Banco Central, sino en una agencia de clearing.
-¿En CRYL?
-Sí-, respondió Wagner, que debió deletrear las siglas.
-¿Qué es eso?-, preguntó Griesa, que acababa de recibir una explicación, que, a su vez, ya estaba en los escritos presentados ante su Corte. Wagner volvió a describir las funciones de la CRYL.
Luego, Wagner explicó a Griesa cómo se diferencia la deuda externa de la DFCI, según el FAA. Se valió para eso de tres hojas de papel con punteos que alcanzó al juez. En ese resumen pretendió demostrar que, contractualmente, los bonos no son deuda externa y están exentos de la órbita de Nueva York. «No está sujeta a la cláusula de Pari Passu», concluyó la letrada. «Debo pedirle que vuelva sobre eso de nuevo», solicitó el juez, y la explicación volvió a comenzar.
Wagner intentó dejar en claro que el Citibank no forma parte del proceso de pagos, sino que recibe el dinero en cuentas que son de los clientes. «Dígalo de nuevo. Lo ha dicho un montón de veces, pero dígalo de nuevo. ¿Cuál fue el rol del Citibank?», inquirió Griesa por última vez.
El juez deberá resolver ahora si considera a los bonos argentinos como deuda externa (por lo que podría congelarlos) y si el Citi forma parte del proceso de pagos y, por lo tanto, puede ser sancionado. El magistrado pareció más preocupado por lo se gundo que por lo primero. «Son bonos», intentó zanjar la discusión sobre su calificación como deuda externa o no. El mercado lo espera en vilo.