Gabriela Michetti anoche ingresando al edificio de avenida Libertador, donde vive Mauricio Macri. La diputada formalizaba ante el jefe de Gobierno su decisión de no ser candidata por la provincia de Buenos Aires.
Llegó anoche Gabriela Michetti, ataviada de negro, junto a su novio Juan Tonelli al edificio de avenida Del Libertador al 2700, donde en el cuarto piso ya estaba preparada la cena que ofrecían los anfitriones, dispuestos a sentarse sin vueltas a la mesa. Mauricio Macri y Juliana Awada recibieron a la pareja para protagonizar la puesta donde, formalmente, la exvicejefa porteña le manifiesta al jefe de Gobierno que rechaza, y ya no lo volverá a pensar, ser candidata en las elecciones del año próximo en la provincia de Buenos Aires.
La reunión surgió después que la diputada anticipara a través de funcionarios del Gobierno y declaraciones públicas su anhelos de ocupar una banca en el Senado en representación de la Ciudad de Buenos Aires y no abandonar el distrito.
«Yo siempre te dije que tenías que hacer lo que sentías», le decía un Macri nada sorprendido por la decisión, pero sí presionado por buena parte del PRO para que intentara al menos un reto a la legisladora que desafía los mandatos partidarios.
La llegada de Michetti a la cena, de alguna manera comenzó con cierto castigo: el jefe de Gobierno impuso a toda su tropa, el martes, que se pongan una mordaza y «no hablen de elecciones ni de candidaturas». Lo justificó con «la situación del país» y la necesidad de «mostrar gestión» más que vocación por ir pronto a las urnas.
Inclusive se especuló con que Macri, al avalar que Michetti fuera candidata a senadora por la Ciudad de Buenos Aires, haría dar un paso atrás al jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Pero, como «no se debe hablar de candidaturas», hubo mutis de esa parte, aunque aliados del funcionario rompían la veda para asegurar «vamos a internas con todo».
R. Larreta, en cambio, ante una reunión de un centenar de militantes, el martes por la noche, se cansó de repetir: «No hablamos de candidatos ni de candidaturas, no es momento».
«Si esto es un problema, yo estoy dispuesta a quedarme dos años sin nada», ofrecía Michetti en la mesa, refiriéndose a la posibilidad de no competir en ningún distrito en 2013 y cuando termine el mandato a fin de ese año, quedarse en su casa esperando que 2015 le prometa la posibilidad de pelear por el sillón mayor de la Capital Federal.
Macri se entusiasma con la idea de que el PRO participe de la interna abierta obligatoria y simultánea del año que viene, o al menos trata que le crean ese ánimo. Sostiene que sería la única agrupación o partido que resuelva sus listas electorales de esa manera. Eso creen en el PRO, por el momento, aunque siempre apegados a las encuestas, podrían terminar de decidir de otra forma la nómina de candidatos a senadores y diputados nacionales para la disputa próxima.
La comida se prolongó hasta la madrugada en el departamento de Macri, intercambiando opiniones sobre la campaña presidencial del jefe porteño, ya que, en esa mesa, se levantó la prohibición -sólo durante la velada- de hablar de urnas, internas, elecciones o candidatos.
Llegó anoche Gabriela Michetti, ataviada de negro, junto a su novio Juan Tonelli al edificio de avenida Del Libertador al 2700, donde en el cuarto piso ya estaba preparada la cena que ofrecían los anfitriones, dispuestos a sentarse sin vueltas a la mesa. Mauricio Macri y Juliana Awada recibieron a la pareja para protagonizar la puesta donde, formalmente, la exvicejefa porteña le manifiesta al jefe de Gobierno que rechaza, y ya no lo volverá a pensar, ser candidata en las elecciones del año próximo en la provincia de Buenos Aires.
La reunión surgió después que la diputada anticipara a través de funcionarios del Gobierno y declaraciones públicas su anhelos de ocupar una banca en el Senado en representación de la Ciudad de Buenos Aires y no abandonar el distrito.
«Yo siempre te dije que tenías que hacer lo que sentías», le decía un Macri nada sorprendido por la decisión, pero sí presionado por buena parte del PRO para que intentara al menos un reto a la legisladora que desafía los mandatos partidarios.
La llegada de Michetti a la cena, de alguna manera comenzó con cierto castigo: el jefe de Gobierno impuso a toda su tropa, el martes, que se pongan una mordaza y «no hablen de elecciones ni de candidaturas». Lo justificó con «la situación del país» y la necesidad de «mostrar gestión» más que vocación por ir pronto a las urnas.
Inclusive se especuló con que Macri, al avalar que Michetti fuera candidata a senadora por la Ciudad de Buenos Aires, haría dar un paso atrás al jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Pero, como «no se debe hablar de candidaturas», hubo mutis de esa parte, aunque aliados del funcionario rompían la veda para asegurar «vamos a internas con todo».
R. Larreta, en cambio, ante una reunión de un centenar de militantes, el martes por la noche, se cansó de repetir: «No hablamos de candidatos ni de candidaturas, no es momento».
«Si esto es un problema, yo estoy dispuesta a quedarme dos años sin nada», ofrecía Michetti en la mesa, refiriéndose a la posibilidad de no competir en ningún distrito en 2013 y cuando termine el mandato a fin de ese año, quedarse en su casa esperando que 2015 le prometa la posibilidad de pelear por el sillón mayor de la Capital Federal.
Macri se entusiasma con la idea de que el PRO participe de la interna abierta obligatoria y simultánea del año que viene, o al menos trata que le crean ese ánimo. Sostiene que sería la única agrupación o partido que resuelva sus listas electorales de esa manera. Eso creen en el PRO, por el momento, aunque siempre apegados a las encuestas, podrían terminar de decidir de otra forma la nómina de candidatos a senadores y diputados nacionales para la disputa próxima.
La comida se prolongó hasta la madrugada en el departamento de Macri, intercambiando opiniones sobre la campaña presidencial del jefe porteño, ya que, en esa mesa, se levantó la prohibición -sólo durante la velada- de hablar de urnas, internas, elecciones o candidatos.