31/12/13 – 09:28
Twitter es un sismógrafo que nos muestra dónde hay movimiento y de qué intensidad es. En un par de años se convirtió , al menos para mí –y en esto coinciden la mayoría de los 14 tuiteros consultados- en la primera fuente de información del día. Pero no solo eso.
En Twitter somos todos iguales de arranque y funciona a pleno la meritocracia. El “famoso” que no participa se devalúa rápido. El anónimo con cosas para decir, se hace su lugar. No se dejen engañar por el número de seguidores. Miren cuánto genera cada tuitero. Parecía impensable lo que se podía decir en 140 caracteres. Pero ahí está. Intenso, arbitrario, brillante.
Lo que parecía un microclima terminó irradiando debates todo el tiempo. No importa si es un debate sesgado, rastrero o de alta calidad. Está ahí, disponible para todos. Aprovechémoslo.
El 2013 fue el año que vivimos en Twitter. Lo que hace algunos años era considerado algo llamativo, hoy forma parte de nuestro día a día.
Las inundaciones de abril, los saqueos y ahora los cortes de luz hicieron que la red social se convirtiera en una topadora de información, el éxtasis para todos los que alguna vez teorizaron sobre periodismo ciudadano y, sobre todo, un canal para que los-sin-voz pudiera expresar su bronca y necesidades.
También hubo trivialidades: comenzamos a ver televisión para tuitearla. #ElProgramaDeFantino marcó el inicio y los shows de Eduardo Feinmann en C5N lo continuaron, corolando el “consumo irónico” 2.0. Vimos a Alfredo Casero despotricar contra 678 y a Mauro Icardi y Wanda Nara blanquear su amor prohibido al punto de empalagarnos, como en una novela barata.
Hubo de todo porque por Twitter pasó la vida como es, con virtudes y miserias.
El cuestionario sobre 2013 en Twitter:
Clickea en los tuiteros para ver sus opiniones:
Diseño: Tea Alberti
Twitter es un sismógrafo que nos muestra dónde hay movimiento y de qué intensidad es. En un par de años se convirtió , al menos para mí –y en esto coinciden la mayoría de los 14 tuiteros consultados- en la primera fuente de información del día. Pero no solo eso.
En Twitter somos todos iguales de arranque y funciona a pleno la meritocracia. El “famoso” que no participa se devalúa rápido. El anónimo con cosas para decir, se hace su lugar. No se dejen engañar por el número de seguidores. Miren cuánto genera cada tuitero. Parecía impensable lo que se podía decir en 140 caracteres. Pero ahí está. Intenso, arbitrario, brillante.
Lo que parecía un microclima terminó irradiando debates todo el tiempo. No importa si es un debate sesgado, rastrero o de alta calidad. Está ahí, disponible para todos. Aprovechémoslo.
El 2013 fue el año que vivimos en Twitter. Lo que hace algunos años era considerado algo llamativo, hoy forma parte de nuestro día a día.
Las inundaciones de abril, los saqueos y ahora los cortes de luz hicieron que la red social se convirtiera en una topadora de información, el éxtasis para todos los que alguna vez teorizaron sobre periodismo ciudadano y, sobre todo, un canal para que los-sin-voz pudiera expresar su bronca y necesidades.
También hubo trivialidades: comenzamos a ver televisión para tuitearla. #ElProgramaDeFantino marcó el inicio y los shows de Eduardo Feinmann en C5N lo continuaron, corolando el “consumo irónico” 2.0. Vimos a Alfredo Casero despotricar contra 678 y a Mauro Icardi y Wanda Nara blanquear su amor prohibido al punto de empalagarnos, como en una novela barata.
Hubo de todo porque por Twitter pasó la vida como es, con virtudes y miserias.
El cuestionario sobre 2013 en Twitter:
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Diseño: Tea Alberti