ECONOMIA › AGRO LA PRODUCCION DE CARNES CRECIO 50 POR CIENTO EN EL PERIODO 2003-2014
En 2009, el entonces titular de la Sociedad Rural Hugo Biolcati aseguró que Argentina iba a terminar importando carne uruguaya, pero en los últimos diez años la producción de carne aviar creció 187 por ciento, la porcina 158 por ciento y la vacuna 6 por ciento.
Por Sebastián Premici
El sector ganadero vivió en los últimos años un proceso de reconversión, al generarse un impactante incremento de la producción de carne aviar y porcina en detrimento de la bovina. Esta merma tiene varias explicaciones: una fuerte sequía en 2007-2008, conjugada con el cierre de exportaciones, lo que produjo la pérdida de 10 millones de cabezas stock que luego fue recomponiéndose. “La Argentina va a celebrar el Bicentenario comiendo carne uruguaya, cuando en el Centenario era el granero del mundo y productor de la mejor carne”, había dicho Hugo Luis Biolcati, en junio de 2009. Sin embargo, la producción total de carne –vacuna, aviar y porcina– creció un 50 por ciento en el periodo 2003-2014. Esto se explica por el incremento de la producción de carne aviar en un 187 por ciento, seguido por la carne porcina con un 158 por ciento, mientras que la carne vacuna se mantuvo casi estable con una suba de 6 por ciento.
En 2003, la carne bovina representaba el 75 por ciento del total producido, mientras que la producción aviar equivalía al 20 por ciento del mercado y la porcina al 5 por ciento. En toda la serie analizada, la carne vacuna perdió 22 puntos porcentuales de participación, que fueron compensados por las otras dos producciones. La carne de pollo incrementó su participación en 18 puntos y la de cerdo, otros cuatro puntos.
El crecimiento de la producción de pollos y cerdo fue tan significativo que de acuerdo a datos del Ministerio de Industria, hubo una reducción de las importaciones sobre estos alimentos. En el caso concreto de los cerdos, las importaciones pasaron de las 61.709 toneladas en 2001 a 8929 toneladas en 2014, o sea un 85 por ciento menos. Esto significó un ahorro de divisas en compras al exterior. En materia de exportaciones, en 2014 se alcanzó un record de 7543 toneladas de carne porcina, frente a las 1605 enviadas al exterior en 2001.
Desde 2009 en adelante, la dirigencia agropecuaria ha sostenido que en la Argentina se perdieron 12 millones de cabezas de ganado. El presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, lo acaba de repetir en el corte de cintas de la 129 Exposición Ganadera. Invariablemente, año tras año, repiten esta cifra. En 2003 había un stock de 55,8 millones de cabezas, que ascendió a los 58,7 millones en 2007. Desde el 2004 hasta 2009, el sector experimentó un incremento de la faena cuyo pico máximo fue 2009, cuando se faenaron más de 16 millones de cabezas. Este aumento y su consecuente caída del stock bovino encuentra su explicación en los efectos de la sequía del año anterior, que provocó ventas masivas para recuperar parte de lo perdido en la agricultura y debido a la mala alimentación del ganado y al mal estado de las pasturas.
También hubo una fuerte liquidación de hembras (49,25 por ciento) y novillos (19,6). Todo esto fue lo que confluyó para que en 2011 el stock de ganado bovino haya caído a las 47,9 millones de cabezas, es decir una pérdida de 10,8 millones desde el pico de 2007 (y no 12 millones).
De ahí en adelante comenzó una recomposición del stock ganadero. En 2012 ascendió a 49,8 millones de cabezas y al año siguiente a 50,9 millones. Incluso se redujo el porcentaje de novillos faenados. Se pasó de 26,1 por ciento en 2011 al 17,9 por ciento el año pasado. El 2014 concluyó con un stock bovino de 51,6 millones de cabezas, según la Encuesta Nacional Agropecuaria del Ministerio de Agricultura-Indec. A pesar del contexto descripto, el Ipcva sostuvo, en base a datos del Ministerio de Agricultura de los Estados Unidos, que Argentina mantuvo entre 2008 y 2013 el sexto puesto en stock ganadero mundial y el mismo lugar en cuanto a producción bovina medido en miles de toneladas.
Mientras todo esto ocurría, otras producciones y consumos comenzaron a tomar protagonismo. La merma de la carne vacuna fue compensada por el pollo y los cerdos. Es decir que se pusieron en juego otras cadenas de valor. Incluso, la recomposición del sector ganadero no implicó pérdida de puestos de trabajo, ya que al analizar toda la serie 2002-2014, se observa que en la generación de empleo registrado para el sector agropecuario, que también incluye la ganadería, fueron creados 113.339 puestos laborales. Entre 2008 y 2010 sí hubo una merma de 13.849 puestos, que luego fueron recuperados. Lo que no quiere decir que existan problemas puntuales en el sector industrial. Estos datos corresponden al ministerio de Trabajo y al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
El consumo de carne bovina, aviar y porcina per cápita aumentó en toda la serie un 34 por ciento. En 2002, luego del estallido de la convertibilidad, el consumo era de 81,3 kilos por habitante por año. El año pasado fue de 109,1 kilos, con un pico registrado en 2013 de 113,0 kilos. El consumo de carne bovina tuvo su máximo en la serie analizada en 2009, cuando fueron consumidos 68,4 kilos por habitante por año. Esa cifra se redujo a 58,8 kilos el año pasado.
En todos estos años la carne vacuna sufrió fuertes aumentos de precios, impulsados por los problemas coyunturales del sector y una fuerte especulación empresaria. Muchos consumidores optaron por volcarse hacia otros consumos. Sin embargo, la mayor producción de cerdo y pollos también debe ser entendida como un signo de recuperación económica, ya que muchos ciudadanos incorporaron a su dieta las proteínas animales. En 2002, el consumo de aves era de 17,6 kilos por habitante por año, mientras que en 2014 fue de 39,7 kilos, es decir un incremento de 125 por ciento. Y el consumo de cerdo era de 5,0 kilos por habitante y pasó a los 10,7 kilos, es decir una suba de 114 por ciento.
Según el Ministerio de Industria, la mayor demanda generó la necesidad de ampliar la cantidad de plantas de faena avícola, con un incremento de 32 por ciento en relación a las fábricas que había en 2003. Actualmente hay 58 plantas en todo el país. Esta transformación también explica que el empleo del sector haya tenido un incremento de 259 por ciento al pasar de los 24.000 puestos en 2003 hasta los 86.000 puestos el año pasado.
En 2009, el entonces titular de la Sociedad Rural Hugo Biolcati aseguró que Argentina iba a terminar importando carne uruguaya, pero en los últimos diez años la producción de carne aviar creció 187 por ciento, la porcina 158 por ciento y la vacuna 6 por ciento.
Por Sebastián Premici
El sector ganadero vivió en los últimos años un proceso de reconversión, al generarse un impactante incremento de la producción de carne aviar y porcina en detrimento de la bovina. Esta merma tiene varias explicaciones: una fuerte sequía en 2007-2008, conjugada con el cierre de exportaciones, lo que produjo la pérdida de 10 millones de cabezas stock que luego fue recomponiéndose. “La Argentina va a celebrar el Bicentenario comiendo carne uruguaya, cuando en el Centenario era el granero del mundo y productor de la mejor carne”, había dicho Hugo Luis Biolcati, en junio de 2009. Sin embargo, la producción total de carne –vacuna, aviar y porcina– creció un 50 por ciento en el periodo 2003-2014. Esto se explica por el incremento de la producción de carne aviar en un 187 por ciento, seguido por la carne porcina con un 158 por ciento, mientras que la carne vacuna se mantuvo casi estable con una suba de 6 por ciento.
En 2003, la carne bovina representaba el 75 por ciento del total producido, mientras que la producción aviar equivalía al 20 por ciento del mercado y la porcina al 5 por ciento. En toda la serie analizada, la carne vacuna perdió 22 puntos porcentuales de participación, que fueron compensados por las otras dos producciones. La carne de pollo incrementó su participación en 18 puntos y la de cerdo, otros cuatro puntos.
El crecimiento de la producción de pollos y cerdo fue tan significativo que de acuerdo a datos del Ministerio de Industria, hubo una reducción de las importaciones sobre estos alimentos. En el caso concreto de los cerdos, las importaciones pasaron de las 61.709 toneladas en 2001 a 8929 toneladas en 2014, o sea un 85 por ciento menos. Esto significó un ahorro de divisas en compras al exterior. En materia de exportaciones, en 2014 se alcanzó un record de 7543 toneladas de carne porcina, frente a las 1605 enviadas al exterior en 2001.
Desde 2009 en adelante, la dirigencia agropecuaria ha sostenido que en la Argentina se perdieron 12 millones de cabezas de ganado. El presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, lo acaba de repetir en el corte de cintas de la 129 Exposición Ganadera. Invariablemente, año tras año, repiten esta cifra. En 2003 había un stock de 55,8 millones de cabezas, que ascendió a los 58,7 millones en 2007. Desde el 2004 hasta 2009, el sector experimentó un incremento de la faena cuyo pico máximo fue 2009, cuando se faenaron más de 16 millones de cabezas. Este aumento y su consecuente caída del stock bovino encuentra su explicación en los efectos de la sequía del año anterior, que provocó ventas masivas para recuperar parte de lo perdido en la agricultura y debido a la mala alimentación del ganado y al mal estado de las pasturas.
También hubo una fuerte liquidación de hembras (49,25 por ciento) y novillos (19,6). Todo esto fue lo que confluyó para que en 2011 el stock de ganado bovino haya caído a las 47,9 millones de cabezas, es decir una pérdida de 10,8 millones desde el pico de 2007 (y no 12 millones).
De ahí en adelante comenzó una recomposición del stock ganadero. En 2012 ascendió a 49,8 millones de cabezas y al año siguiente a 50,9 millones. Incluso se redujo el porcentaje de novillos faenados. Se pasó de 26,1 por ciento en 2011 al 17,9 por ciento el año pasado. El 2014 concluyó con un stock bovino de 51,6 millones de cabezas, según la Encuesta Nacional Agropecuaria del Ministerio de Agricultura-Indec. A pesar del contexto descripto, el Ipcva sostuvo, en base a datos del Ministerio de Agricultura de los Estados Unidos, que Argentina mantuvo entre 2008 y 2013 el sexto puesto en stock ganadero mundial y el mismo lugar en cuanto a producción bovina medido en miles de toneladas.
Mientras todo esto ocurría, otras producciones y consumos comenzaron a tomar protagonismo. La merma de la carne vacuna fue compensada por el pollo y los cerdos. Es decir que se pusieron en juego otras cadenas de valor. Incluso, la recomposición del sector ganadero no implicó pérdida de puestos de trabajo, ya que al analizar toda la serie 2002-2014, se observa que en la generación de empleo registrado para el sector agropecuario, que también incluye la ganadería, fueron creados 113.339 puestos laborales. Entre 2008 y 2010 sí hubo una merma de 13.849 puestos, que luego fueron recuperados. Lo que no quiere decir que existan problemas puntuales en el sector industrial. Estos datos corresponden al ministerio de Trabajo y al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
El consumo de carne bovina, aviar y porcina per cápita aumentó en toda la serie un 34 por ciento. En 2002, luego del estallido de la convertibilidad, el consumo era de 81,3 kilos por habitante por año. El año pasado fue de 109,1 kilos, con un pico registrado en 2013 de 113,0 kilos. El consumo de carne bovina tuvo su máximo en la serie analizada en 2009, cuando fueron consumidos 68,4 kilos por habitante por año. Esa cifra se redujo a 58,8 kilos el año pasado.
En todos estos años la carne vacuna sufrió fuertes aumentos de precios, impulsados por los problemas coyunturales del sector y una fuerte especulación empresaria. Muchos consumidores optaron por volcarse hacia otros consumos. Sin embargo, la mayor producción de cerdo y pollos también debe ser entendida como un signo de recuperación económica, ya que muchos ciudadanos incorporaron a su dieta las proteínas animales. En 2002, el consumo de aves era de 17,6 kilos por habitante por año, mientras que en 2014 fue de 39,7 kilos, es decir un incremento de 125 por ciento. Y el consumo de cerdo era de 5,0 kilos por habitante y pasó a los 10,7 kilos, es decir una suba de 114 por ciento.
Según el Ministerio de Industria, la mayor demanda generó la necesidad de ampliar la cantidad de plantas de faena avícola, con un incremento de 32 por ciento en relación a las fábricas que había en 2003. Actualmente hay 58 plantas en todo el país. Esta transformación también explica que el empleo del sector haya tenido un incremento de 259 por ciento al pasar de los 24.000 puestos en 2003 hasta los 86.000 puestos el año pasado.
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