El inesperado pedido de renuncia a Carlos Balbín obedeció a un hecho que ocurrió el viernes pasado en la Procuración del Tesoro: ese día allí se terminó de elaborar una dura y crítica auditoría sobre la actuación de muchos funcionarios en el conflicto del Correo. El documento puntualiza –caso por caso– los groseros errores cometidos por funcionarios del Ministerio de Comunicación y de la Jefatura de Gabinete. El tema le costó, en febrero, un fuerte traspié político al Presidente.
Lo urticante del expediente explica otra decisión: la inmediata renuncia de su autor, Guillermo García, el director de Auditoría de la Procuración .
Balbín -el ahora ex Procurador- también se habría negado a firmar otra serie de expediente, desoyendo los criterios que le exigía la Casa Rosada. Unos días antes se lo había informado a Fabián “Pepín” Rodríguez Simón .
En circulación y pendientes hay un par más de cuestiones urticantes: la Procuración tiene que emitir un dictamen sobre el controvertido caso Avianca y el reclamo de fondos a Odebrecht. Se trata de temas complicados para los futuros inversores y el movimiento empresario.
Balbín mantiene absoluto silencio. Habló sólo con Elisa Carrió. La líder de Cambiemos no comparte su desplazamiento, aunque dejó en libertad de acción al Presidente. Macri sostiene que el Procurador no puede cuestionar las decisiones de la Casa Rosada. Los dos hablaron por teléfono el martes , antes del viaje a Estados Unidos Paradójicamente, la buena química política que tuvieron ayer Donald Trump y Mauricio Macri nació de un fuerte cruce empresario entre ambos hace ya 34 años. Fue cuando el Grupo Macri intentó expandir sus negocios en Manhattan y se chocó contra un muro: el propio Trump. Franco Macri, el padre del Presidente , intentó competir en la construcción con la firma del ahora presidente de Estados Unidos.
Trump le bloqueó el acceso al crédito de los bancos de Wall Street y todo terminó con una escena de película que ya anticipó Clarín: una limusina siguió por las calles de Nueva York a Franco Macri. En un momento –cuando el auto quedó a la par de Franco– se abrió la puerta del lujoso coche: desde adentro Trump invitaba a Macri a ingresar. Pasearon media hora. Nadie sabe que sucedió adentro. Pero después de ese viaje el Grupo Macri de inmediato se retiró de Manhattan.
El entonces joven empresario Macri fue el encargado de negociar con Trump la retirada de Socma. Esas negociaciones terminaron en una relación fluida, que ayer se reflotó: Macri logró un fuerte apoyo del norteamericano. Un calificado vocero del propio Trump le dijo a Clarín: “ Él quiere mantener una buena relación, y eso dependerá solamente de cómo actúe Macri”.
Un dato sobrevoló en encuentro privado que ambos mandatarios sostuvieron ayer: el nombramiento del nuevo embajador argentino en Washington. Parte de la comitiva oficial, algunas miradas se posaron sobre el ministro de Producción, Francisco Cabrera.
La visita tuvo un buen saldo. Pero ese avance no soluciona nada. Ya Barack Obama le dio un respaldo al Presidente y eso no generó ni lluvia de inversiones, ni reanimación. Las buenas relaciones con Washington son imprescindibles, para atraer inversores.
Ayer Techint calificó de “relato del kirchnerismo” las versiones de que haya frenado su planta de Campana y beneficiado las inversiones de EE.UU. Para desmentirlo, ahora está incorporando 400 operarios en su planta de Buenos Aires. Pero eso no evita que la Casa Rosada tenga que hacer sus atrasados deberes y definir un plan que al fin corrija los fuertes desequilibrios macroeconómicos.
Esos desajustes son los que generan inflación, recesión y atraso cambiario. Así nadie invierte en serio en Argentina y menos si Federico Sturzenegger quiere encorsetar los desequilibrios solo aumentando la tasa de interés. Esa preocupación la escribieron 17 importantes empresarios fabriles, en una carta reservada que le enviaron el lunes a Héctor Méndez . Tiene dos carillas y en su texto pedían a Miguel Acevedo -o al propio Méndez -que acepte ya conducir la Unión Industrial.
Los “popes” fabriles hablan del “difícil momento económico”, que requiere la “responsabilidad de los dirigentes”. La movida fue clave para designar por “unanimidad” y con lista única a Miguel Acevedo al frente de la UIA, la entidad empresaria políticamente mas importante de Argentina.
Un día antes, Daniel Funes del Rioja se había bajado de la candidatura. Su nominación surgió – en enero – de un plan armado en Punta del Este al borde del yate del propio Méndez. La estrategia marina fracasó.
El primer traspié ocurrió cuando quisieron desplazar a Juan Sacco. Fue desbaratada la maniobra. Y el segundo cuando el otro agrupamiento interno de la UIA cuestionó la nominación de Funes del Rioja. El titular de la Copal decidió dar el lunes un paso al costado y apoyar la unidad fabril en la UIA.
Sin demasiados forcejeos fue en cambio la renovación de autoridades en ADEBA. Por de pronto, ayer todos los banqueros que representan a las entidades de capital nacional aceptaron la renuncia de Daniel Llambías.
Lo urticante del expediente explica otra decisión: la inmediata renuncia de su autor, Guillermo García, el director de Auditoría de la Procuración .
Balbín -el ahora ex Procurador- también se habría negado a firmar otra serie de expediente, desoyendo los criterios que le exigía la Casa Rosada. Unos días antes se lo había informado a Fabián “Pepín” Rodríguez Simón .
En circulación y pendientes hay un par más de cuestiones urticantes: la Procuración tiene que emitir un dictamen sobre el controvertido caso Avianca y el reclamo de fondos a Odebrecht. Se trata de temas complicados para los futuros inversores y el movimiento empresario.
Balbín mantiene absoluto silencio. Habló sólo con Elisa Carrió. La líder de Cambiemos no comparte su desplazamiento, aunque dejó en libertad de acción al Presidente. Macri sostiene que el Procurador no puede cuestionar las decisiones de la Casa Rosada. Los dos hablaron por teléfono el martes , antes del viaje a Estados Unidos Paradójicamente, la buena química política que tuvieron ayer Donald Trump y Mauricio Macri nació de un fuerte cruce empresario entre ambos hace ya 34 años. Fue cuando el Grupo Macri intentó expandir sus negocios en Manhattan y se chocó contra un muro: el propio Trump. Franco Macri, el padre del Presidente , intentó competir en la construcción con la firma del ahora presidente de Estados Unidos.
Trump le bloqueó el acceso al crédito de los bancos de Wall Street y todo terminó con una escena de película que ya anticipó Clarín: una limusina siguió por las calles de Nueva York a Franco Macri. En un momento –cuando el auto quedó a la par de Franco– se abrió la puerta del lujoso coche: desde adentro Trump invitaba a Macri a ingresar. Pasearon media hora. Nadie sabe que sucedió adentro. Pero después de ese viaje el Grupo Macri de inmediato se retiró de Manhattan.
El entonces joven empresario Macri fue el encargado de negociar con Trump la retirada de Socma. Esas negociaciones terminaron en una relación fluida, que ayer se reflotó: Macri logró un fuerte apoyo del norteamericano. Un calificado vocero del propio Trump le dijo a Clarín: “ Él quiere mantener una buena relación, y eso dependerá solamente de cómo actúe Macri”.
Un dato sobrevoló en encuentro privado que ambos mandatarios sostuvieron ayer: el nombramiento del nuevo embajador argentino en Washington. Parte de la comitiva oficial, algunas miradas se posaron sobre el ministro de Producción, Francisco Cabrera.
La visita tuvo un buen saldo. Pero ese avance no soluciona nada. Ya Barack Obama le dio un respaldo al Presidente y eso no generó ni lluvia de inversiones, ni reanimación. Las buenas relaciones con Washington son imprescindibles, para atraer inversores.
Ayer Techint calificó de “relato del kirchnerismo” las versiones de que haya frenado su planta de Campana y beneficiado las inversiones de EE.UU. Para desmentirlo, ahora está incorporando 400 operarios en su planta de Buenos Aires. Pero eso no evita que la Casa Rosada tenga que hacer sus atrasados deberes y definir un plan que al fin corrija los fuertes desequilibrios macroeconómicos.
Esos desajustes son los que generan inflación, recesión y atraso cambiario. Así nadie invierte en serio en Argentina y menos si Federico Sturzenegger quiere encorsetar los desequilibrios solo aumentando la tasa de interés. Esa preocupación la escribieron 17 importantes empresarios fabriles, en una carta reservada que le enviaron el lunes a Héctor Méndez . Tiene dos carillas y en su texto pedían a Miguel Acevedo -o al propio Méndez -que acepte ya conducir la Unión Industrial.
Los “popes” fabriles hablan del “difícil momento económico”, que requiere la “responsabilidad de los dirigentes”. La movida fue clave para designar por “unanimidad” y con lista única a Miguel Acevedo al frente de la UIA, la entidad empresaria políticamente mas importante de Argentina.
Un día antes, Daniel Funes del Rioja se había bajado de la candidatura. Su nominación surgió – en enero – de un plan armado en Punta del Este al borde del yate del propio Méndez. La estrategia marina fracasó.
El primer traspié ocurrió cuando quisieron desplazar a Juan Sacco. Fue desbaratada la maniobra. Y el segundo cuando el otro agrupamiento interno de la UIA cuestionó la nominación de Funes del Rioja. El titular de la Copal decidió dar el lunes un paso al costado y apoyar la unidad fabril en la UIA.
Sin demasiados forcejeos fue en cambio la renovación de autoridades en ADEBA. Por de pronto, ayer todos los banqueros que representan a las entidades de capital nacional aceptaron la renuncia de Daniel Llambías.