Durante las horas que pasó en Nueva York, Francisco tuvo como anfitrión a un hombre a quien le debe mucho: el cardenal Timothy Dolan, presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense, quien es señalado como uno de los kingmakers que posibilitaron la elección papal de Jorge Mario Bergoglio en el cónclave cardenalicio de marzo de 2013.
A sus 65 años, el arzobispo de la Gran Manzana es un valioso aliado con el que cuenta el Papa en una de las comunidades eclesiásticas nacionales más influyentes del mundo.
Dolan pasó los días previos a la llegada del Pontífice practicando su español y aceitando la logística para las actividades de Francisco.
“El es para los obispos lo que se supone que nosotros debemos ser para nuestro pueblo”, manifestó anteayer el prelado. Para el cardenal estadounidense, Bergoglio es un viejo conocido. En marzo de 2013, un par de días después de que el argentino fuera electo como Pontífice, la prensa italiana y estadounidense reveló que Dolan había sido uno de los hacedores del ascenso del ex arzobispo de Buenos Aires al trono de San Pedro.
Los vaticanistas destacaron su rol clave en la construcción de un consenso de más de 90 votos para Bergoglio, muy por encima de los 77 necesarios para alcanzar la mayoría especial sobre los 115 miembros del Colegio Cardenalicio.
Según publicó entonces el diario Corriere della Sera, la elección del argentino fue producto de un acuerdo entre el decano del Colegio, Angelo Sodano, el cardenal Giovanni Battista Re, el ex secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone –quien en principio prefería al brasileño Odilo Scherer, pero que luego de una serie de críticas de Scherer a Re debió retirar a su preferido– y de los once cardenales estadounidenses guiados por Dolan.
De acuerdo con el Corriere, los “grandes electores” romanos unieron sus voluntades para neutralizar las chances del arzobispo de Milán, Angelo Scola, quien era favorito de un sector reformista. Articularon su acción con Dolan a través del ex representante del Vaticano ante la ONU, Raffaele Martino, quien conocía muy de cerca al episcopado estadounidense. El lobby del arzobispo de Nueva York era fundamental para inclinar a los cardenales de los Estados Unidos y de Latinoamérica en favor del argentino.
Rol decisivo. “Dolan se ganó el apelativo de ‘nuevo hombre fuerte de la Iglesia’ al haber tenido un rol decisivo en el cónclave –reveló entonces la vaticanista italiana Maria Antonietta Calabro–. Antes de su partida a Roma, llamó varias veces al Vaticano para actualizarse sobre las alianzas y los acuerdos que estaban surgiendo”. En Nueva York, The Wall Street Journal destacó que Dolan emergió del cónclave “como una estrella de rock de la Iglesia Católica”.
Apenas dos horas después de la votación del 13 de marzo de 2013, Dolan salió públicamente a sellar su respaldo al Papa. “Los obispos de Estados Unidos y los fieles de nuestras 195 diócesis rezan por nuestro nuevo líder y le prometen lealtad”, dijo. Dolan comparte algunos puntos centrales de la agenda política de Francisco, como su preocupación por la temática migratoria, que lo llevó a polemizar con el excéntrico candidato republicano Donald Trump.
Además, es bien conocido el peso que la orden jesuita tiene en la Conferencia Episcopal que él preside. Por eso no es de extrañar que, además de un buen anfitrión, Dolan sea un importante aliado del Pontífice en los Estados Unidos
A sus 65 años, el arzobispo de la Gran Manzana es un valioso aliado con el que cuenta el Papa en una de las comunidades eclesiásticas nacionales más influyentes del mundo.
Dolan pasó los días previos a la llegada del Pontífice practicando su español y aceitando la logística para las actividades de Francisco.
“El es para los obispos lo que se supone que nosotros debemos ser para nuestro pueblo”, manifestó anteayer el prelado. Para el cardenal estadounidense, Bergoglio es un viejo conocido. En marzo de 2013, un par de días después de que el argentino fuera electo como Pontífice, la prensa italiana y estadounidense reveló que Dolan había sido uno de los hacedores del ascenso del ex arzobispo de Buenos Aires al trono de San Pedro.
Los vaticanistas destacaron su rol clave en la construcción de un consenso de más de 90 votos para Bergoglio, muy por encima de los 77 necesarios para alcanzar la mayoría especial sobre los 115 miembros del Colegio Cardenalicio.
Según publicó entonces el diario Corriere della Sera, la elección del argentino fue producto de un acuerdo entre el decano del Colegio, Angelo Sodano, el cardenal Giovanni Battista Re, el ex secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone –quien en principio prefería al brasileño Odilo Scherer, pero que luego de una serie de críticas de Scherer a Re debió retirar a su preferido– y de los once cardenales estadounidenses guiados por Dolan.
De acuerdo con el Corriere, los “grandes electores” romanos unieron sus voluntades para neutralizar las chances del arzobispo de Milán, Angelo Scola, quien era favorito de un sector reformista. Articularon su acción con Dolan a través del ex representante del Vaticano ante la ONU, Raffaele Martino, quien conocía muy de cerca al episcopado estadounidense. El lobby del arzobispo de Nueva York era fundamental para inclinar a los cardenales de los Estados Unidos y de Latinoamérica en favor del argentino.
Rol decisivo. “Dolan se ganó el apelativo de ‘nuevo hombre fuerte de la Iglesia’ al haber tenido un rol decisivo en el cónclave –reveló entonces la vaticanista italiana Maria Antonietta Calabro–. Antes de su partida a Roma, llamó varias veces al Vaticano para actualizarse sobre las alianzas y los acuerdos que estaban surgiendo”. En Nueva York, The Wall Street Journal destacó que Dolan emergió del cónclave “como una estrella de rock de la Iglesia Católica”.
Apenas dos horas después de la votación del 13 de marzo de 2013, Dolan salió públicamente a sellar su respaldo al Papa. “Los obispos de Estados Unidos y los fieles de nuestras 195 diócesis rezan por nuestro nuevo líder y le prometen lealtad”, dijo. Dolan comparte algunos puntos centrales de la agenda política de Francisco, como su preocupación por la temática migratoria, que lo llevó a polemizar con el excéntrico candidato republicano Donald Trump.
Además, es bien conocido el peso que la orden jesuita tiene en la Conferencia Episcopal que él preside. Por eso no es de extrañar que, además de un buen anfitrión, Dolan sea un importante aliado del Pontífice en los Estados Unidos