El Banco Central (BCRA) batió ayer por segundo día consecutivo su récord en materia de compra de dólares al alzarse con la friolera de US$ 413 millones, monto inédito para una única jornada de negocios.
La cifra, que muestra que se alzó con el 73,5% del total negociado en el mercado, a la vez deja a la vista que recuperó el control total sobre la plaza cambiaria, aunque esta vez lo hizo ayudado por la batería de regulaciones formales e informales que puso en marcha el Gobierno desde comienzos de noviembre para reprimir parte de la demanda, poner fin a la corrida cambiaria y reducir la amenaza que suponía la creciente fuga de capitales para las reservas. Con la operación de ayer, la tenencia del BCRA volvió a superar los US$ 46.000 millones, lo que no sucedía desde el 14 pasado, cuando debió pagar el vencimiento del cupón PBI.
Para dar con una proporción semejante entre oferta de divisas e intervención oficial hay que remontarse a 2005, cuando el BCRA acopiaba dólares para acumular reservas y evitar que los crecientes ingresos de divisas le tiraran más abajo un dólar que había caído de $ 3,95 a $ 2,80 en tres años.
La marca, que ridiculiza el máximo anterior de US$ 279 millones registrado apenas 24 horas antes (y acerca a los US$ 2000 millones el total de compras en lo que va del mes), revela además que, tras largos meses de pujar con el mercado para evitar una aceleración de la tasa de devaluación del peso, ahora está obligado a frustrar una apreciación cambiaria mayor, en momentos en que buena parte del mundo se lanzó a lo que los analistas describen como una «guerra de monedas». Distintos países buscan, por la vía de devaluaciones nominales de sus monedas, mantener su competitividad ante el renovado riesgo de una recesión de alcance mundial.
Es decir, así como por un trimestre llegó a vender un promedio de 230 millones de dólares por día para evitar que el precio del dólar subiera, ayer compró todo lo que le ofrecieron sólo para impedir que el precio mayorista del dólar cayera de los $ 4,2920 a que lo había «empujado» progresivamente con sus compras en lo que va del mes.
La intervención oficial récord es consecuencia directa de la eficacia que muestra por estos días el denominado «cepo» cambiario.
Así como la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) se ocupó desde el 31 de octubre pasado de reprimir una parte importante de la demanda minorista, el esquema de presiones y controles ideado por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, sobre las empresas (y que las obliga a anotarse con 10 días de antelación cuando necesitan comprar divisas para pagar deudas, importaciones o servicios) acabó o postergó la demanda corporativa. En ese marco, el BCRA emerge como uno de los pocos (sino el único) compradores habilitados.
El fenómeno es favorecido, además, por razones estacionales. Por las Fiestas, la apertura del período vacacional y los pagos extras que afronta (pagos de aguinaldo, bonus a ejecutivos, etc.), la demanda de pesos del sector privado es la más elevada del año. Y mientras en 2009 y 2010 parte de ella se cubrió con créditos de los bancos, hoy las empresas evitan ese tipo de financiamiento para no convalidar la abrupta suba que en los últimos tiempos tuvieron las tasas de interés (se duplicaron o triplicaron en 4 meses, según el segmento de negocios). «De allí que hay casos en los que hasta optan por desatesorar algunos dólares», explicó un operador.
Para el economista Nicolás Bridger, de Prefinex, las recientes compras récord del BCRA se explican, desde la oferta de divisas, por «los cambios en la normativa respecto de las liquidaciones del sector petrolero y minero, la obligación impuesta a las aseguradoras para repatriar sus fondos y el aumento del superávit comercial, derivado de la fuerte desaceleración de las importaciones», enumeró.
En el último caso, aludió a la suba del 12% que registraron las compras al exterior en noviembre (crecían al 43% interanual en agosto) por las trabas y los signos de desaceleración que ya muestra la economía.
En cuanto a la demanda de dólares, Bridger nota la incidencia de «las restricciones impuestas a las compras del sector privado y una menor incertidumbre que ayudó a reducir la salida de depósitos en dólares del sistema financiero». «Los agentes económicos comprendieron que esto le da aire al BCRA para seguir manejando la política cambiaria a voluntad», dice.
Y esa voluntad, por ahora, es evitar un aumento en el ritmo de devaluación del peso, según proclamó la presidenta Cristina Kirchner hace un mes, al definir los ejes de su política económica ante empresarios industriales.Ingresan más dólares Se debe a la obligación impuesta a petroleras y mineras de liquidar en el país, y a las aseguradoras para que repatríen las inversiones que tenían en el exterior.
Salen menos Por el impacto que las trabas a las importaciones y la desaceleración de la economía tienen sobre el saldo de la balanza comercial. En noviembre las compras al exterior crecieron sólo 12%. Para dar con un registro similar hay que ir a 2009, año de la recesión.
La demanda privada está reprimida o postergada: a nivel minorista, por el método de validación que impuso la AFIP; a nivel mayorista, por la orden impartida a empresas desde el jueves 15 para que anuncien con 10 días de anticipación sus compras de divisas, lo que mandó a muchas firmas a enero..
La cifra, que muestra que se alzó con el 73,5% del total negociado en el mercado, a la vez deja a la vista que recuperó el control total sobre la plaza cambiaria, aunque esta vez lo hizo ayudado por la batería de regulaciones formales e informales que puso en marcha el Gobierno desde comienzos de noviembre para reprimir parte de la demanda, poner fin a la corrida cambiaria y reducir la amenaza que suponía la creciente fuga de capitales para las reservas. Con la operación de ayer, la tenencia del BCRA volvió a superar los US$ 46.000 millones, lo que no sucedía desde el 14 pasado, cuando debió pagar el vencimiento del cupón PBI.
Para dar con una proporción semejante entre oferta de divisas e intervención oficial hay que remontarse a 2005, cuando el BCRA acopiaba dólares para acumular reservas y evitar que los crecientes ingresos de divisas le tiraran más abajo un dólar que había caído de $ 3,95 a $ 2,80 en tres años.
La marca, que ridiculiza el máximo anterior de US$ 279 millones registrado apenas 24 horas antes (y acerca a los US$ 2000 millones el total de compras en lo que va del mes), revela además que, tras largos meses de pujar con el mercado para evitar una aceleración de la tasa de devaluación del peso, ahora está obligado a frustrar una apreciación cambiaria mayor, en momentos en que buena parte del mundo se lanzó a lo que los analistas describen como una «guerra de monedas». Distintos países buscan, por la vía de devaluaciones nominales de sus monedas, mantener su competitividad ante el renovado riesgo de una recesión de alcance mundial.
Es decir, así como por un trimestre llegó a vender un promedio de 230 millones de dólares por día para evitar que el precio del dólar subiera, ayer compró todo lo que le ofrecieron sólo para impedir que el precio mayorista del dólar cayera de los $ 4,2920 a que lo había «empujado» progresivamente con sus compras en lo que va del mes.
La intervención oficial récord es consecuencia directa de la eficacia que muestra por estos días el denominado «cepo» cambiario.
Así como la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) se ocupó desde el 31 de octubre pasado de reprimir una parte importante de la demanda minorista, el esquema de presiones y controles ideado por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, sobre las empresas (y que las obliga a anotarse con 10 días de antelación cuando necesitan comprar divisas para pagar deudas, importaciones o servicios) acabó o postergó la demanda corporativa. En ese marco, el BCRA emerge como uno de los pocos (sino el único) compradores habilitados.
El fenómeno es favorecido, además, por razones estacionales. Por las Fiestas, la apertura del período vacacional y los pagos extras que afronta (pagos de aguinaldo, bonus a ejecutivos, etc.), la demanda de pesos del sector privado es la más elevada del año. Y mientras en 2009 y 2010 parte de ella se cubrió con créditos de los bancos, hoy las empresas evitan ese tipo de financiamiento para no convalidar la abrupta suba que en los últimos tiempos tuvieron las tasas de interés (se duplicaron o triplicaron en 4 meses, según el segmento de negocios). «De allí que hay casos en los que hasta optan por desatesorar algunos dólares», explicó un operador.
Para el economista Nicolás Bridger, de Prefinex, las recientes compras récord del BCRA se explican, desde la oferta de divisas, por «los cambios en la normativa respecto de las liquidaciones del sector petrolero y minero, la obligación impuesta a las aseguradoras para repatriar sus fondos y el aumento del superávit comercial, derivado de la fuerte desaceleración de las importaciones», enumeró.
En el último caso, aludió a la suba del 12% que registraron las compras al exterior en noviembre (crecían al 43% interanual en agosto) por las trabas y los signos de desaceleración que ya muestra la economía.
En cuanto a la demanda de dólares, Bridger nota la incidencia de «las restricciones impuestas a las compras del sector privado y una menor incertidumbre que ayudó a reducir la salida de depósitos en dólares del sistema financiero». «Los agentes económicos comprendieron que esto le da aire al BCRA para seguir manejando la política cambiaria a voluntad», dice.
Y esa voluntad, por ahora, es evitar un aumento en el ritmo de devaluación del peso, según proclamó la presidenta Cristina Kirchner hace un mes, al definir los ejes de su política económica ante empresarios industriales.Ingresan más dólares Se debe a la obligación impuesta a petroleras y mineras de liquidar en el país, y a las aseguradoras para que repatríen las inversiones que tenían en el exterior.
Salen menos Por el impacto que las trabas a las importaciones y la desaceleración de la economía tienen sobre el saldo de la balanza comercial. En noviembre las compras al exterior crecieron sólo 12%. Para dar con un registro similar hay que ir a 2009, año de la recesión.
La demanda privada está reprimida o postergada: a nivel minorista, por el método de validación que impuso la AFIP; a nivel mayorista, por la orden impartida a empresas desde el jueves 15 para que anuncien con 10 días de anticipación sus compras de divisas, lo que mandó a muchas firmas a enero..