El candidato de la UCR obtenía anoche el 35 por ciento de los votos frente al 27 de la postulante de Fuerza de la Gente, Olga Riutort. Campana quedó tercero, con el 21. Alfonsín y Schiaretti se mostraron con el ganador.
Desde Córdoba
Cuando a las 18 se conoció que las bocas de urnas otorgaban una cómoda diferencia al radical Ramón Mestre sobre la peronista Olga Riutort, en la Casa Radical un puñado de militantes desplegaba una alegría inhabitual y la escena aparecía como infrecuente para un día de elecciones. Es que desde hace doce años el radicalismo no ganaba una elección importante en Córdoba y siempre la postal que presentaba la sede de la UCR era un peregrinaje de lamentos y caras largas. El triunfo de Mestre en la intendencia de Córdoba logró revertir una cadena de fracasos electorales en un partido que marcó la hegemonía política de la ciudad durante muchos años. Con este resultado, el radicalismo vuelve a gobernar una de las ciudades más importantes del país.
Anoche, con el 95 por ciento de los votos escrutados, el candidato de la UCR obtenía el 35 por ciento de los votos, seguido por la candidata de la Fuerza de la Gente, Olga Riutort, con el 27 por ciento. El tercer lugar era para Héctor Pichi Campana, de Unión por Córdoba, con el 21 por ciento, y en el cuarto lugar se ubicaba Esteban Domina, del juecista Frente Cívico, con el 7 por ciento. Después aparecían los siete candidatos restantes, sin chances de entrar al Concejo Deliberante.
Acompañado por su vice, Marcelo Cossar, y el ex intendente Rubén Marti, Mestre habilitó el balcón de la histórica Casa Radical para pronunciar su discurso. La decisión tenía mucho de simbolismo. En los momentos más difíciles de la gobernación de Eduardo Angeloz, la sede fue incendiada por manifestantes. Hacía años que no lucía tan festiva. Para nosotros ha sido muy importante este triunfo, porque se ha forjado en las muchas derrotas que hemos tenido. No subimos a este palco desde 1995. Ganamos porque volvimos a hacer lo que un partido político tiene que hacer: renovar sus cuadros, abrirse a los jóvenes y discutir ideas y proyectos, dijo Mestre.
En un acontecimiento poco usual en la política local, hasta allí se acercaron el gobernador Juan Schiaretti y el candidato justicialista Pichi Campana. La provincia y la ciudad tienen que trabajar juntas, dijo el gobernador, en medio de la algarabía radical. También desembarcaron en el bunker de campaña el candidato presidencial Ricardo Alfonsín, quien no había pisado Córdoba en toda la campaña, y el presidente de la UCR, Ernesto Sanz, necesitados de mostrar un éxito electoral. Este resultado ayuda muchísimo, retempla el espíritu y el ánimo de todos, dijo Alfonsín, quien fue recibido por la militancia como una celebridad, al grito de Volveremos, volveremos, volveremos a ser gobierno como en el 83.
El retorno del radicalismo a la ciudad de Córdoba alumbra las alicaídas perspectivas de la UCR en la provincia. Con este resultado, Mestre se posiciona como el candidato natural para la gobernación en 2015. En los festejos, al intendente electo se lo veía contento y agotado. Durante la jornada, Mestre en persona había monitoreado el escrutinio. Por delante le queda una tarea dura: mejorar la gestión municipal, luego del deslucido paso de Daniel Giacomino. El 10 de diciembre asumirá y prometió cumplir su promesa de orden y firmeza para mejorar la administración pública.
Para Mestre, la buena performance electoral también implicó un ajuste de cuentas con su historia. En su discurso recordó a su padre con lágrimas en los ojos. A lo largo de la campaña había reivindicado la gestión de su padre en las dos primeras intendencias desde el retorno de la democracia. Sin embargo, en muchos radicales aún queda el sabor amargo de la derrota de Mestre ante José Manuel de la Sota en 1998.
La otra elección
En el nuevo mapa electoral que dibujaron las urnas se extraen dos datos clave que ayudan a comprender el triunfo radical: el desplome del Frente Cívico y la división del peronismo.
Tras haber ganado las dos últimas elecciones para la intendencia, el Frente Cívico que encabeza el senador Luis Juez hizo su peor elección en Córdoba. Desorbitado por la reciente derrota para la gobernación, el juecismo no logró remontar la fuga de votos. Entre las causas de la pérdida de su capital político se evidencia un pase de factura del electorado por su pelea con el actual intendente Giacomino. Como si fuera poco, su candidato a intendente, Estaban Domina, anunció que apoyaba la candidatura presidencial de Cristina Fernández. Algo que explica la ausencia en la campaña de Hermes Binner, el socio político de Juez y candidato a presidente en el Frente Amplio Progresista.
Mientras, en el peronismo se vivía la elección como una interna abierta. Seguiremos trabajando por la ciudad y dentro del peronismo. Está claro que Schiaretti trabajó para que Mestre gane. Nosotros enfrentamos ese acuerdo de la mejor manera posible, pero no alcanzó. Ahora vamos a trabajar para octubre, para que Cristina siga siendo presidenta, dijo Olga Riutort. Sus seguidores se notaban más satisfechos por los resultados. Habían logrado el segundo lugar sin contar con el apoyo del oficialismo partidario. Para Schiaretti, el desenlace fue el menos deseado. Durante el último tramo de la campaña se alzó en el hombro a Campana y trató de capitalizar un amplio plan de obras públicas que la provincia realiza en la ciudad. Vamos a hacer una oposición constructiva y a trabajar desde el Concejo Deliberante. Esperábamos ganar…, afirmó Campana sin ocultar su pesar. Una de las notas que dio el peronismo en esta elección fue la ausencia de De la Sota. Cuando a la candidata Riutort le preguntaron sobre como jugó su ex pareja, fue contundente: De la Sota no jugó ni para Campana, ni para mí. Jugó para De la Sota.
Desde Córdoba
Cuando a las 18 se conoció que las bocas de urnas otorgaban una cómoda diferencia al radical Ramón Mestre sobre la peronista Olga Riutort, en la Casa Radical un puñado de militantes desplegaba una alegría inhabitual y la escena aparecía como infrecuente para un día de elecciones. Es que desde hace doce años el radicalismo no ganaba una elección importante en Córdoba y siempre la postal que presentaba la sede de la UCR era un peregrinaje de lamentos y caras largas. El triunfo de Mestre en la intendencia de Córdoba logró revertir una cadena de fracasos electorales en un partido que marcó la hegemonía política de la ciudad durante muchos años. Con este resultado, el radicalismo vuelve a gobernar una de las ciudades más importantes del país.
Anoche, con el 95 por ciento de los votos escrutados, el candidato de la UCR obtenía el 35 por ciento de los votos, seguido por la candidata de la Fuerza de la Gente, Olga Riutort, con el 27 por ciento. El tercer lugar era para Héctor Pichi Campana, de Unión por Córdoba, con el 21 por ciento, y en el cuarto lugar se ubicaba Esteban Domina, del juecista Frente Cívico, con el 7 por ciento. Después aparecían los siete candidatos restantes, sin chances de entrar al Concejo Deliberante.
Acompañado por su vice, Marcelo Cossar, y el ex intendente Rubén Marti, Mestre habilitó el balcón de la histórica Casa Radical para pronunciar su discurso. La decisión tenía mucho de simbolismo. En los momentos más difíciles de la gobernación de Eduardo Angeloz, la sede fue incendiada por manifestantes. Hacía años que no lucía tan festiva. Para nosotros ha sido muy importante este triunfo, porque se ha forjado en las muchas derrotas que hemos tenido. No subimos a este palco desde 1995. Ganamos porque volvimos a hacer lo que un partido político tiene que hacer: renovar sus cuadros, abrirse a los jóvenes y discutir ideas y proyectos, dijo Mestre.
En un acontecimiento poco usual en la política local, hasta allí se acercaron el gobernador Juan Schiaretti y el candidato justicialista Pichi Campana. La provincia y la ciudad tienen que trabajar juntas, dijo el gobernador, en medio de la algarabía radical. También desembarcaron en el bunker de campaña el candidato presidencial Ricardo Alfonsín, quien no había pisado Córdoba en toda la campaña, y el presidente de la UCR, Ernesto Sanz, necesitados de mostrar un éxito electoral. Este resultado ayuda muchísimo, retempla el espíritu y el ánimo de todos, dijo Alfonsín, quien fue recibido por la militancia como una celebridad, al grito de Volveremos, volveremos, volveremos a ser gobierno como en el 83.
El retorno del radicalismo a la ciudad de Córdoba alumbra las alicaídas perspectivas de la UCR en la provincia. Con este resultado, Mestre se posiciona como el candidato natural para la gobernación en 2015. En los festejos, al intendente electo se lo veía contento y agotado. Durante la jornada, Mestre en persona había monitoreado el escrutinio. Por delante le queda una tarea dura: mejorar la gestión municipal, luego del deslucido paso de Daniel Giacomino. El 10 de diciembre asumirá y prometió cumplir su promesa de orden y firmeza para mejorar la administración pública.
Para Mestre, la buena performance electoral también implicó un ajuste de cuentas con su historia. En su discurso recordó a su padre con lágrimas en los ojos. A lo largo de la campaña había reivindicado la gestión de su padre en las dos primeras intendencias desde el retorno de la democracia. Sin embargo, en muchos radicales aún queda el sabor amargo de la derrota de Mestre ante José Manuel de la Sota en 1998.
La otra elección
En el nuevo mapa electoral que dibujaron las urnas se extraen dos datos clave que ayudan a comprender el triunfo radical: el desplome del Frente Cívico y la división del peronismo.
Tras haber ganado las dos últimas elecciones para la intendencia, el Frente Cívico que encabeza el senador Luis Juez hizo su peor elección en Córdoba. Desorbitado por la reciente derrota para la gobernación, el juecismo no logró remontar la fuga de votos. Entre las causas de la pérdida de su capital político se evidencia un pase de factura del electorado por su pelea con el actual intendente Giacomino. Como si fuera poco, su candidato a intendente, Estaban Domina, anunció que apoyaba la candidatura presidencial de Cristina Fernández. Algo que explica la ausencia en la campaña de Hermes Binner, el socio político de Juez y candidato a presidente en el Frente Amplio Progresista.
Mientras, en el peronismo se vivía la elección como una interna abierta. Seguiremos trabajando por la ciudad y dentro del peronismo. Está claro que Schiaretti trabajó para que Mestre gane. Nosotros enfrentamos ese acuerdo de la mejor manera posible, pero no alcanzó. Ahora vamos a trabajar para octubre, para que Cristina siga siendo presidenta, dijo Olga Riutort. Sus seguidores se notaban más satisfechos por los resultados. Habían logrado el segundo lugar sin contar con el apoyo del oficialismo partidario. Para Schiaretti, el desenlace fue el menos deseado. Durante el último tramo de la campaña se alzó en el hombro a Campana y trató de capitalizar un amplio plan de obras públicas que la provincia realiza en la ciudad. Vamos a hacer una oposición constructiva y a trabajar desde el Concejo Deliberante. Esperábamos ganar…, afirmó Campana sin ocultar su pesar. Una de las notas que dio el peronismo en esta elección fue la ausencia de De la Sota. Cuando a la candidata Riutort le preguntaron sobre como jugó su ex pareja, fue contundente: De la Sota no jugó ni para Campana, ni para mí. Jugó para De la Sota.