El 24 de marzo de 2006 se cumplían 30 años de la última dictadura cívico militar. De paso está decir, no hubo ninguna dictadura en nuestro país o en algún otro país que fuera únicamente “militar”. Ese fue un gran invento de los cómplices del brazo ejecutor que buscaron generar una desvinculación con hechos atroces. Empresarios que pusieron infraestructura y transporte a disposición de lo que las fuerzas armadas consideraran con Blaquier de Ledesma, empresarios que resolvieron conflictos internos de sus fábricas con Massot o los directivos de la Mercedes Benz, empresarios que aprovecharon para quedarse con lo que tenían otros empresarios sospechados por el establishment, como Magnetto, Noble y Mitre. Todos bendecidos por una iglesia que calló y por sectores políticos que apañaron este accionar y entendieron que esa situación conformaría el nuevo tiempo de la política, en donde el modelo económico de la dictadura no podría ser revertido. Hasta que llegó Kirchner y decidió que daría una lucha gigantesca en pos de modificar la herencia económica de la dictadura. Y el camino para comenzar a hacer eso era por el lado de los delitos que habían perpetrado diferentes empresarios que se transformaron en caras visibles de una Argentina entregada al capital financiero. Los que siempre había sido intocables. Ese día de 2006 Kirchner dijo lo que todos sabíamos. No era posible un golpe militar sin apoyo del poder económico. Y ahí comenzamos este duro camino que nos enfrenta con las corporaciones reales de la Argentina: el poder judicial, el poder mediático, el poder agrario. Son años en donde han ido conformando una telaraña en donde plantean que el país que engendraron es el único país posible, el país racista, el país represor, el país ligado al dólar, el país para unos pocos, el país de los shoppings, el país de los apolíticos. Que mejor para esta gente que nadie se involucre en los asuntos de su comunidad. Y si alguien por alguna razón se involucrara entrara con un discurso de extremista que no tuviera asidero y correlato en una Argentina que se iba corriendo socialmente a posiciones de derecha. Una vez dijo Mariano Grondona: periodista representante del vínculo entre dictaduras y sociedad civil: yo no me hice de centro, el país se corrió a la derecha. Fue un triunfo cultural contra el pueblo. El miedo a la violencia y la salida hipócrita de vincularse al dólar, de aferrarse a quienes destruian el país, pero de alguna forma garantizabanseguir viviendo más o menos bien al que no se metiera en nada. Como cambió todo. Falta, pero este fue el mojón. El kirchnerismo vino a poner nombres propios. Creo que además de bajar los cuadros en 2004 y recuperar la ESMA, lo que dio un puntazo de muerte a la Argentina hija de la dictadura fue este día: 24 de marzo de 2006 http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-64719-2006-03-25.html
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es Antonio Cicioni, politólogo y agnotólogo, hincha de Platense y adicto en recuperación a la pizza porteña.
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